La inflaci¨®n real y su percepci¨®n social
Los vaticinios tranquilizadores del BCE contrastan con las anticipaciones alcistas de los hogares
La reciente decisi¨®n del banco central de prolongar la expansi¨®n monetaria (si bien con matices y precauciones ret¨®ricas), y as¨ª aligerar los costes de nuestra deuda p¨²blica, se fundamenta en una apuesta a un solo n¨²mero: la inflaci¨®n volver¨¢ a su cauce en los pr¨®ximos meses. Seg¨²n los expertos de Fr¨¢ncfort, el IPC bajar¨¢ del 3% actual al 1,7% en 2022 y 1,5% en 2023 para el conjunto de la eurozona. Esta hip¨®tesis justifica el mantenimiento de tipos de inter¨¦s nulos, y promete una financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico en condiciones de gran comodidad.
El vaticinio del gur¨² monetario est¨¢ avalado por analistas independientes que recalcan que el actual episodio de alza de precios es transitorio, ya que refleja su brusco ajuste tras la disrupci¨®n de las cadenas productivas provocada por la pandemia. Es un hecho que la inflaci¨®n subyacente, que descuenta los productos energ¨¦ticos y los alimentos no elaborados, se sit¨²a en niveles reducidos, inferiores al objetivo del 2%. El legado de la crisis tambi¨¦n respalda la visi¨®n de moderaci¨®n. Cada empresa fija sus tarifas mirando de reojo a sus competidores. Y el mundo del trabajo, tras dos recesiones en solo 15 a?os (tres en el caso de Espa?a), no est¨¢ en condiciones de reivindicar fuertes mejoras retributivas.
Bien es cierto que algunos sectores, caso de la construcci¨®n en Espa?a, la restauraci¨®n en Francia o el transporte en Alemania y el Reino Unido, se enfrentan a una escasez de mano de obra, augurando incrementos salariales. Pero se trata de fen¨®menos puntuales, que podr¨ªan solventarse a medida que las personas en ERTE o en el paro cubren las vacantes, y que los trabajadores desanimados por la crisis se reincorporan al mercado laboral. La movilidad requiere de pol¨ªticas activas y de formaci¨®n, pero los Gobiernos que quieran esforzarse disponen de un amplio abanico de experiencias que funcionan.
El c¨¢lculo parece s¨®lido, pero su validez depende de que la econom¨ªa se lo crea, es decir, de que cada agente anticipe una evoluci¨®n globalmente moderada de los precios. Este es un factor psicol¨®gico, arraigado en parte en la observaci¨®n del pasado. Pero la experiencia muestra que las expectativas pueden desanclarse, cuando empresas y trabajadores acumulan sorpresas negativas, es decir, pierden capacidad de compra como consecuencia de una infravaloraci¨®n recurrente de la evoluci¨®n general de los precios.
En el caso de Espa?a, el fuerte repunte del IPC registrado en los ¨²ltimos meses coincide con mermas en las remuneraciones del trabajo. Los datos divulgados esta semana muestran una reducci¨®n de los costes salariales del 0,4% en el segundo trimestre, tras un estancamiento en el primero. Asimismo, los m¨¢rgenes empresariales se estrechan por el encarecimiento de los suministros, un 14,9% en lo que va de a?o. De momento, el comportamiento de moderaci¨®n prevalece, pero las expectativas empiezan a cambiar: el 49% de consumidores anticipan la persistencia de las actuales tasas de crecimiento de los precios, o incluso una aceleraci¨®n durante el pr¨®ximo a?o (11 puntos m¨¢s que en enero), contra solo 4,8% que esperan una reducci¨®n de los precios (un punto menos). La tendencia es todav¨ªa m¨¢s pronunciada para el conjunto de la eurozona, especialmente en pa¨ªses que se van acercando al pleno empleo.
En suma, la previsi¨®n de inflaci¨®n est¨¢ rodeada de gran incertidumbre: la brecha no para de crecer entre la observaci¨®n objetiva del pasado, evidenciada por la moderaci¨®n del n¨²cleo central de precios y salarios, y las percepciones sociales cada vez m¨¢s alcistas. La evoluci¨®n del bucle precios-salarios en EE UU, donde las tensiones son m¨¢s patentes, ser¨¢ un indicador adelantado a vigilar. Entre tanto, es imprescindible reducir nuestra propia vulnerabilidad ante un posible desanclaje, que abocar¨ªa a un endurecimiento inesperado de la pol¨ªtica monetaria. De ah¨ª la importancia de favorecer pactos con los interlocutores sociales y de quebrar la escalada de aquellos costes sobre los que incide directamente la pol¨ªtica econ¨®mica, como la electricidad.
Industria
La industria se enfrenta a una situaci¨®n parad¨®jica. Por una parte, los pedidos siguen al alza (el ¨ªndice PMI de gestores encadena seis meses en terreno netamente positivo, por encima del nivel 55). Por otra parte, la actividad se desacelera: el ¨ªndice de producci¨®n industrial (IPI) se redujo un 1,1% en julio, tras una ca¨ªda de igual magnitud en junio. La explicaci¨®n radica en la falta de suministros, que provoca retrasos en la producci¨®n. El sector del autom¨®vil es uno de los m¨¢s afectados, como consecuencia de la escasez de chips.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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