El recorte del teletrabajo irrita a los funcionarios
Los trabajadores p¨²blicos solo podr¨¢n trabajar a distancia un 20% de su tiempo a partir de este mes
Jes¨²s Dur¨¢n tiene la sensaci¨®n de que le han arrebatado una de las pocas cosas buenas que ha tra¨ªdo la pandemia. Desde septiembre del a?o pasado alterna una semana trabajando en casa con otra acudiendo de forma presencial a su puesto de trabajo en el Servicio P¨²blico de Empleo Estatal (SEPE). Pero esa rutina ha llegado a su fin. El Gobierno ha fijado octubre como el mes de la vuelta a la oficina, y a partir de ahora solo se permitir¨¢ como m¨¢ximo un d¨ªa a la semana en remoto, con la excepci¨®n de los enfermos de c¨¢ncer o inmunodeprimidos. Para Dur¨¢n, de 37 a?os, eso significa tener que recorrer con mucha m¨¢s asiduidad los 39 kil¨®metros que separan su casa de M¨¢laga de la localidad de ?lora, donde ejerce como jefe del ¨¢rea de prestaciones. ¡°Sienta mal. Si no hubi¨¦semos respondido se entender¨ªa, pero no ha sido el caso. Incluso hemos corrido con los gastos del teletrabajo con nuestros medios personales. Espero que m¨¢s adelante, cuando se normalice todo de verdad, se flexibilicen las medidas¡±, afirma al tel¨¦fono mientras conduce hacia casa tras terminar su jornada.
El organismo en el que trabaja ha sufrido especialmente las consecuencias de la pandemia. El auge de los ERTE llev¨® el volumen de trabajo a niveles inasumibles. Esa carencia trat¨® de paliarse con la contrataci¨®n de 1.500 interinos al empezar la crisis sanitaria, pero no ser¨¢n renovados. 500 de ellos ya salieron el 30 de junio, y el resto lo har¨¢ antes de que acabe el a?o. Dur¨¢n lo lamenta porque cree que han hecho un trabajo inmenso, y si algo ha aprendido en los cinco a?os que lleva en el SEPE es que el trabajo nunca se acaba. ¡°No paran de entrar solicitudes online junto a las presenciales. La falta de personal es obvia y ya exist¨ªa antes de que empezara la pandemia. Somos seis mil y pico y los sindicatos estiman que deber¨ªamos ser 10.000¡å. En medio de una labor tan exigente, opina que la distancia, especialmente si tienes hijos a cargo, permite una mejor conciliaci¨®n. ¡°Ante cualquier problema con los ni?os, como tener que ir a recogerlos antes, sabes que puedes ir en cualquier momento y luego ese tiempo lo recuperas por la tarde. Si est¨¢s en la oficina presencial, ese tiempo no lo recuperas. Eres m¨¢s eficiente en casa, incluso regalas horas y resuelves m¨¢s expedientes¡±.
El regreso a la oficina cambiar¨¢ los h¨¢bitos de unos 230.000 empleados p¨²blicos de la Administraci¨®n General del Estado. Carolina Fr¨ªas, secretaria general de CC OO para dicho sector, sostiene que era necesario. ¡°Aunque se pueden hacer por internet tr¨¢mites de extranjer¨ªa, trafico, seguridad social, SEPE o agencia tributaria, no se puede privar a la ciudadan¨ªa de su derecho a que le atienda alguien presencialmente. Tenemos una poblaci¨®n envejecida y se tiene que mantener la presencialidad en estos servicios¡±. Sin embargo, estima que deb¨ªan haberse permitido al menos dos d¨ªas de trabajo a distancia, y censura que se deje al arbitrio de los jefes la decisi¨®n sobre c¨®mo y cu¨¢ndo quedarse en casa. ¡°Puede llevar a desigualdades. A ti s¨ª y a ti no porque yo lo digo. Es uno de los motivos por los que no hemos firmado esta resoluci¨®n¡±.
En organismos como la Tesorer¨ªa de la Seguridad Social, la mayor¨ªa de empleados llevan meses en un sistema de turnos presenciales. Pero hay excepciones. Una de sus trabajadoras, que prefiere permanecer en el anonimato, no ha regresado a la oficina desde que empez¨® la pandemia debido a motivos personales sobre los que no quiere hablar. Ahora se muestra contrariada ante la tesitura de que puedan pedirle volver. Entre otras tareas, se encarga de modificar datos personales, dar de alta a empleadas de hogar y tramitar altas en la Seguridad Social. Y est¨¢ convencida de que con el teletrabajo salen ganando tanto usuarios como funcionarios.
Primero porque no cree que su regreso vaya a redundar en una mejora de la atenci¨®n al p¨²blico. ¡°Es c¨®modo contactar con la Administraci¨®n. Yo resuelvo tr¨¢mites que a veces me env¨ªan el d¨ªa antes a las doce de la noche. Y el usuario se ahorra el tiempo en la sala de espera, el desplazamiento, y tener que pedir permiso en el trabajo¡±. Y segundo por su propio bienestar. ¡°Todos vivimos lo que supone ir al trabajo por la ma?ana. Va todo el mundo acelerado. Tardo casi una hora en metro, con lo que no llego hasta casi dos horas despu¨¦s de haberme levantado. No es lo mismo levantarte fresca con un caf¨¦ que trabajar tras ir en el metro atosigada. Eso sin entrar en cuestiones medioambientales. Nos estamos cargando el planeta¡±, esgrime. Otra de sus compa?eras coincide en que la vuelta es innecesaria. ¡°Casi toda la atenci¨®n es telem¨¢tica. Si se volvieran a abrir las puertas de la oficina lo entender¨ªa, pero ahora no se atiende a nadie sin cita previa. Vamos a hacer exactamente el mismo trabajo¡±.
Isabel Pintado, funcionaria del Ministerio de Agricultura pr¨®xima a jubilarse, dice haber detectado entre sus compa?eros cierta decepci¨®n por el recorte de horas a distancia. ¡°Disponer de un d¨ªa o el equivalente a ocho horas a lo largo de la semana les parece insuficiente. Se han acostumbrado a llevar al ni?o al colegio y a estar en casa cuando llegan paquetes de Amazon¡±, relata. En su caso, no lleva tan mal el cambio. ¡°Estoy encantada de salir de casa, quitarme el ch¨¢ndal y desayunar con mis compa?eros. Supongo que la Administraci¨®n ha estudiado los pros y contras aprendidos durante la pandemia, por ejemplo no descuidar la atenci¨®n presencial a los ciudadanos. Muchos no se llevan bien con internet¡±. Otras, como Lourdes, tienen razones de peso para hacer el trayecto del hogar al trabajo a diario. Hace un mes empez¨® en el Ministerio de Educaci¨®n en un puesto que no tiene nada que ver con el anterior, as¨ª que no ha faltado ni un solo d¨ªa. ¡°Si no est¨¢s all¨ª no te enteras de nada, tienes que preguntar a unos y a otros, hay jornadas de formaci¨®n... ni me he planteado no ir¡±.
Bandazos del Gobierno
Los sindicatos tambi¨¦n han puesto sobre la mesa el argumento sanitario. Miguel ?ngel Rozas, delegado de CSIF en el Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO), ve una excesiva relajaci¨®n. ¡°La pandemia no ha terminado. Parece que con lo del volc¨¢n se han olvidado de que hay un virus. ?D¨®nde ha quedado eso de que el teletrabajo ha llegado para quedarse? Comer aqu¨ª cuesta 13 o 14 euros, la cafeter¨ªa es muy peque?a y el edificio no est¨¢ preparado¡±, critica.
Los bandazos del Ejecutivo no han gustado a los sindicatos, que no han respaldado la medida. Desde UGT se dicen perplejos por la actitud del Gobierno. ¡°Cada d¨ªa nos traslada un planteamiento nuevo. Tenemos firmado un acuerdo con [Miquel] Iceta que permite teletrabajar hasta tres d¨ªas a la semana¡±, recuerdan. En abril, el entonces ministro de Pol¨ªtica Territorial y Funci¨®n P¨²blica, Miquel Iceta, firm¨® ese compromiso que ahora se ha reducido para sorpresa de los representantes sindicales. ¡°La resoluci¨®n no se corresponde con la filosof¨ªa sobre la digitalizaci¨®n, la reducci¨®n de emisiones y el ahorro energ¨¦tico que defiende el Gobierno¡±, lamenta CSIF. Otra cuesti¨®n que solivianta a los sindicatos es que mientras se apuesta por la presencialidad para las plantillas, no sucede lo mismo con sus cursos de formaci¨®n o las mesas de negociaci¨®n que mantiene con el Ejecutivo.
Entre el coro de malestar, Jes¨²s Dur¨¢n ve un lado positivo a su mayor presencia en la oficina de empleo. ¡°Imag¨ªnate c¨®mo se siente la gente cuando la echan de su trabajo. No est¨¢n en una situaci¨®n psicol¨®gica buena y mientras los atiendes te lo van soltando. Muchas veces lloran delante de ti y haces de psic¨®logo¡±.
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