Cuatro d¨¦cadas de reformas laborales
El pacto alcanzado este jueves es el primero de largo alcance pactado con todos los agentes sociales desde 1980
La legislaci¨®n laboral espa?ola es como un tomo de f¨ªsica cu¨¢ntica. Aunque los pol¨ªticos, empresarios y trabajadores tienen claros los principios que regulan, la letra peque?a y los sucesivos cambios la han convertido en una amalgama de art¨ªculos repletos de excepciones, casu¨ªsticas diferentes, a veces ininteligibles, que solo entienden los juristas laborales. Quiz¨¢ esa acumulaci¨®n de remiendos contribuye a alimentar los males del mercado de trabajo espa?ol: aquejado de m¨¢s paro que los pa¨ªses de nuestro entorno, m¨¢s temporalidad y, en los ¨²ltimos a?os, con una precariedad que se ha ido extendiendo por las empresas como un agujero negro en el espacio.
Por eso, el mercado laboral es uno de los asuntos que m¨¢s ha preocupado a todos los Gobiernos desde la Transici¨®n. Desde el principio de la democracia ha sufrido casi medio centenar de retoques. Unos m¨¢s cosm¨¦ticos y otros m¨¢s profundos. El acuerdo alcanzado el pasado jueves por el Gobierno, la patronal y los sindicatos constituye la primera reforma laboral de envergadura que se aprobar¨¢ con consenso en m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Fuentes del Ministerio de Trabajo explican que en Espa?a se han aprobado cuatro grandes reformas. La de 1980, en la que sali¨® adelante el Estatuto de los Trabajadores, que sigue siendo la columna vertebral de nuestro sistema laboral. Cuatro a?os despu¨¦s, en 1984, se introdujo la temporalidad en una reforma redactada por el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, que condicion¨® desde entonces las relaciones laborales. A principio de 1994, los socialistas aprobaron otro cambio que afectaba a los despidos, la movilidad y la negociaci¨®n colectiva. Hubo que esperar casi dos d¨¦cadas para la reforma laboral del PP. En 2012, solo dos meses despu¨¦s de alcanzar el poder, Mariano Rajoy aprob¨® una profunda reforma laboral, que facilitaba el despido y daba m¨¢s poder a las empresas para negociar las condiciones laborales. Ninguna de estas grandes reformas se aprobaron con acuerdo de los agentes sociales. Hasta ahora, m¨¢s de 40 a?os despu¨¦s de aprobarse el Estatuto de los Trabajadores, cuando se ha logrado redactar un texto local en el que ha participado los sindicatos (CC OO y UGT), la patronal y el Gobierno, liderado por Yolanda D¨ªaz. Como definen los l¨ªderes sindicales: ¡°Por primera vez, una reforma laboral de calado no ser¨¢ para recortar, para precarizar el empleo, para abaratar el despido, sino que rema en la direcci¨®n contraria¡±.
Es verdad que hay otras reformas laborales, que tambi¨¦n han recabado el apoyo de los agentes sociales, pero son de menor calado. La reforma de 1997 naci¨® de una negociaci¨®n bilateral entre empresarios y sindicatos que aprob¨® el Gobierno de Aznar, pero no intervino en la negociaci¨®n hasta el final. La reforma de 2006 tambi¨¦n, pero no entr¨® en los aspectos fundamentales del mercado de trabajo. En general, la evoluci¨®n del marco laboral espa?ol ha estado vinculado a crisis. Los Gobiernos han aprovechado los cambios para introducir conceptos como flexibilidad o temporalidad o abaratar el despido. En la mayor¨ªa de los casos se aprobaron sin un acuerdo social. Las siguientes son los principales cambios que han afectado al mercado laboral durante los ¨²ltimos 40 a?os:
1980. Estatuto de los trabajadores: el origen
El 14 de marzo de 1980, el Bolet¨ªn Oficial del Estado public¨® la primera gran norma laboral: El Estatuto de los Trabajadores. La referencia de todas las modificaciones que se han producido hasta la fecha. La patronal, CEOE, y la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT) alcanzaron un acuerdo para apoyar el proyecto de Ley del Gobierno de UCD que establec¨ªa un nuevo marco de relaciones laborales y negociaci¨®n colectiva y dejaba atr¨¢s un escenario laboral heredado del franquismo. La norma, que cont¨® con el rechazo de CC OO, fue intensamente debatida: se revisaron 803 enmiendas antes de aprobar la estructura principal, en la que se desarrollan los principales derechos y obligaciones de los trabajadores.
1984. Puerta abierta a la temporalidad
En octubre de 1984, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez aprueba con el apoyo de la CEOE y de UGT el Acuerdo Econ¨®mico y Social, que desarrollaba diferentes aspectos de la negociaci¨®n colectiva e introduc¨ªa aspectos novedosos para la ¨¦poca, como incentivos fiscales a la inversi¨®n, protecci¨®n a los desempleados, revalorizaci¨®n de pensiones, formaci¨®n profesional y, sobre todo, tra¨ªa nuevas modalidades de contrataci¨®n temporal. Este conjunto de reformas sociales trajo un fen¨®meno contra el que, posteriormente, todos los Gobiernos han luchado: la flexibilizaci¨®n de la temporalidad. La norma fue aprobada durante una ¨¦poca convulsa en el que el paro se situaba por encima del 20%. El mecanismo de la temporalidad propici¨® dos millones de contratos en los nueve a?os siguientes, pero Espa?a logr¨® la tasa de temporalidad m¨¢s alta de Europa.
1992. El plan de convergencia trae m¨¢s temporalidad
Este a?o fue el del escaparate para Espa?a. Se mostr¨® orgullosa como organizadora de la Expo de Sevilla y los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, pero durante los fastos el ministro de Econom¨ªa de la ¨¦poca, el socialista Carlos Solchaga, puso en marcha una serie de reformas para que Espa?a pusiera el rumbo a la Uni¨®n Europea. Bajo el t¨ªtulo de plan de convergencia, el ejecutivo de Felipe Gonz¨¢lez aprob¨® un decretazo que soliviant¨® a los sindicatos porque recortaba las prestaciones por desempleo y tambi¨¦n establec¨ªa nuevos incentivos para la temporalidad. Tras una sonada huelga general, celebrada el 28 de mayo, Solchaga emprendi¨® la reforma del Instituto Nacional de Empleo (Inem) y del sistema de Formaci¨®n Profesional. Un a?o despu¨¦s se autorizaron las empresas de trabajo temporal.
1994. La llegada de las ETT y la ¡°soluci¨®n¡± del despido colectivo
En 1993 el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez ya acusaba el desgaste tras 12 a?os de Gobierno. Tras ganar sus cuartas elecciones aprob¨® un paquete de recorte de gasto para reducir el d¨¦ficit y puso en marcha una reforma laboral. Los sindicatos convocaron una huelga general el 27 de enero de 1994, una de las m¨¢s importantes de la democracia, porque no estaban de acuerdo con los planes del Ejecutivo socialista para cambiar el mercado laboral. Seis meses despu¨¦s del paro sindical, el entonces ministro de Trabajo, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, aprob¨® una nueva reforma laboral que afectaba a los despidos, la movilidad y la negociaci¨®n colectiva. El malestar sindical se acentu¨® porque la reforma ampliaba las causas objetivas del despido, que hasta entonces se limitaban a cuestiones econ¨®micas y tecnol¨®gicas. A partir de entonces se tienen en cuenta las causas organizativas, que prev¨¦ en algunos casos una indemnizaci¨®n de 20 d¨ªas por a?o. Adem¨¢s, se permit¨ªa a las empresas despedir sin autorizaci¨®n al 10% de la plantilla y se legalizaron las empresas de trabajo temporal. Con esta reforma se ampliaron las posibilidades del despido colectivo y se popularizaron los contratos en pr¨¢cticas.
1997. El contrato de 33 d¨ªas para j¨®venes y mujeres
La primera reforma laboral del Gobierno del PP de Aznar fue dise?ada por patronal y sindicatos. El expol¨ªtico popular Javier Arenas ocupaba la cartera de Trabajo y asumi¨® el acuerdo al que llegaron los agentes sociales. Aunque es verdad que hubo acuerdo, no hubo negociaciones tripartitas y el cambio no ten¨ªa el alcance de los de 1980, 1984 y 1994. El objetivo de esta nueva reforma, que entr¨® en vigor el 17 de mayo de 1997, consist¨ªa en reducir la temporalidad, que en aquel momento afectaba al 35% de los trabajadores. El punto central de este acuerdo fue la creaci¨®n del contrato laboral de car¨¢cter indefinido con un coste por despido de 33 d¨ªas por a?o trabajado, frente a los 45 de aquel momento, dirigido a j¨®venes, mujeres y mayores de 45 a?os.
2001. Se limitan los contratos eventuales
En marzo de 2001, el Gobierno del PP aprob¨® por decreto la reforma laboral, con una amplia oposici¨®n de los sindicatos. Eso le oblig¨®, cuatro meses despu¨¦s, el 10 de julio, a tramitarla como ley. A pesar de eso, la reforma se vendi¨® como una ampliaci¨®n de la anterior para alargar el plazo de los contratos de fomento de empleo que venc¨ªan ese a?o. De hecho, el objetivo era el de extender el contrato fijo de fomento del empleo a nuevos colectivos, manteniendo la indemnizaci¨®n de 33 d¨ªas por a?o. Adem¨¢s, se encarecieron los contratos temporales al aplicarles una indemnizaci¨®n de ocho d¨ªas y se flexibiliz¨® el contrato a tiempo parcial. Tambi¨¦n se redujo la duraci¨®n m¨¢xima del contrato eventual desde 13,5 meses a 12 meses. Otras novedades de este nuevo cambio normativo fueron los contratos de relevo para trabajadores mayores de 65 a?os. Se introdujeron los permisos de maternidad y paternidad y se penalizaron las cotizaciones para los contratos temporales de menos de siete d¨ªas (se sub¨ªa un 36% la cuota empresarial a la Seguridad Social por contingencias comunes).
2006. Lucha contra la precariedad
El Ejecutivo socialista de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero recuper¨® el di¨¢logo social para emprender una nueva reforma laboral. Eran los a?os del optimismo econ¨®mico impulsado por el sector inmobiliario. El principal problema del mercado laboral espa?ol era la precariedad y el principal objetivo de esta reforma era poner coto a la temporalidad. As¨ª, este cambio normativo limit¨® el encadenamiento abusivo de contratos. Se obligaba a las empresas a hacer fijos a los trabajadores con dos o m¨¢s contratos temporales. La medida afectaba tambi¨¦n a los contratos suscritos con empresas de trabajo temporal. Se subvencionaba la conversi¨®n de contratos temporales en indefinidos y se permit¨ªa que los contratos eventuales firmados antes de 2008 pasasen a fijos mediante una reducci¨®n del despido a 33 d¨ªas por a?o. La reforma se tramit¨® por decreto ley para agilizar su puesta en marcha.
2010. El cambio que abri¨® la puerta al despido barato
En plena crisis econ¨®mica y acosado por los mercados, el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero aprob¨® su segunda reforma laboral, cuyo principal objetivo consisti¨® en abaratar el despido y agilizar la contrataci¨®n. Cuando fue aprobada el 17 de junio de 2010, fue calificada como la reforma de m¨¢s calado de los ¨²ltimos 20 a?os por el Ejecutivo socialista. La reforma provoc¨® una respuesta airada de los sindicatos, que convocaron una huelga general tres meses m¨¢s tarde. Con la norma se permiti¨® que las empresas que justificasen una situaci¨®n econ¨®mica negativa pod¨ªan indemnizar con 20 d¨ªas por a?o, frente a los 45 d¨ªas del despido improcedente. Se universalizaba el contrato de fijo con una indemnizaci¨®n de 33 d¨ªas. Se permit¨ªa que las empresas con apuros econ¨®micos pudiesen cambiar las condiciones de trabajo de los empleados. Como contrapartida, se puso coto al contrato eventual por obra o servicio.
2012. La reforma del PP: abarat¨® el despido y dio m¨¢s poder a las empresas
En plena crisis financiera y nada m¨¢s llegar a La Moncloa, el presidente popular Mariano Rajoy aprob¨® una de las reformas laborales m¨¢s profundas desde que se aprobara el Estatuto de los Trabajadores. Acuciado por los mercados, con el d¨¦ficit p¨²blico disparado, y tutelado por Bruselas, el PP abarat¨® el despido de 45 a 33 d¨ªas por a?o trabajado y a 20 d¨ªas en algunos casos. Flexibiliz¨® los despidos colectivos (ERE) simplificando los tr¨¢mites, otorg¨® m¨¢s poder a las empresas en la negociaci¨®n de los convenios colectivos, elimin¨® la ultraactividad... En definitiva, buscaba un marco para contener los salarios en la b¨²squeda de una devaluaci¨®n salarial con la que ganar la competitividad perdida durante los a?os del bum inmobiliario. Las consecuencias de esta reforma ha sido discutibles: aunque ha permitido crear trabajo con m¨¢s facilidad, tambi¨¦n ha contribuido a extender la precariedad y a empeorar las condiciones laborales de los trabajadores, porque las empresas han tenido m¨¢s margen para negociar.
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