Lo que pasa (y lo que puede pasar) en Brasil

El martes 29 de marzo de 2021 fue un d¨ªa tenso en Brasil. Por la ma?ana, el canciller Ernesto Ara¨²jo, defensor de una pol¨ªtica exterior basada en valores ultraconservadores, dej¨® su puesto tras semanas de presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica y del Senado. Horas despu¨¦s, el ministro de Defensa, general Azevedo e Silva, present¨® una carta de renuncia en la que dec¨ªa, enigm¨¢ticamente, que hab¨ªa ¡°preservado el rol constitucional de las Fuerzas Armadas¡±. A continuaci¨®n, empezaron a circular rumores de que los tres comandantes de las Fuerzas Armadas seguir¨ªan al ministro.

La prensa difundi¨® la informaci¨®n de que Azevedo e Silva hab¨ªa dejado el puesto tras un fuerte desencuentro con el presidente, Jair Bolsonaro. Sin embargo, ninguna nota sobre el caso fue presentada por la oficina de Bolsonaro o por el Ministerio de Defensa. Los comandantes siguieron reunidos hasta avanzadas horas de la noche, mientras el presidente cambiaba a seis ministros y al abogado general de la Naci¨®n, Jos¨¦ Levi. Uno de los cambios fue la designaci¨®n del general Braga Netto para el puesto de ministro de Defensa. Por las redes sociales y por la prensa circulaban sospechas de que Bolsonaro armaba un autogolpe. El mi¨¦rcoles por la ma?ana, Braga Netto y los comandantes militares tuvieron una exaltada reuni¨®n que termin¨® con la renuncia colectiva de los tres jefes de las Fuerzas Armadas. La falta de explicaci¨®n oficial de parte de Bolsonaro o de miembros del Gobierno mantuvo la agitaci¨®n y los temores de golpe de Estado. Pero, ?qu¨¦ ha pasado?

Hasta el momento, lo ¨²nico que se puede levantar son hip¨®tesis. En primer lugar, hay que tomar en cuenta la crisis del covid, que se encuentra descontrolada en el pa¨ªs. Brasil se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia, con nuevas variantes del virus y con m¨¢s de 360.000 muertos en un a?o. Ante el agravamiento de la situaci¨®n, la presi¨®n sobre el negacionista Bolsonaro ha crecido desde la ciudadan¨ªa, desde los principales sectores econ¨®micos, desde la oposici¨®n pol¨ªtica e, incluso, desde su base de apoyo. El presidente ha intentado cambiar su discurso hacia la pandemia, pero lo ha hecho de modo contradictorio y poco convincente.

En este contexto, varios gobernadores tomaron decisiones locales sobre el cierre de actividades econ¨®micas durante la Semana Santa, como forma de contener la pandemia. Bolsonaro quiso derribar esos decretos apelando a la Corte Suprema. El abogado general, no obstante, se neg¨® a firmar el documento, hecho que habr¨ªa sido el motivo para que Bolsonaro despidiera a Levi. Se especula con que el presidente habr¨ªa ordenado al ministro de Defensa que presionase a los jueces de la Corte Suprema en tres cuestiones.

La primera ser¨ªa, precisamente, el asunto de los decretos de los gobernadores; y la segunda, de gran relevancia, estar¨ªa relacionada con la decisi¨®n de la Corte de considerar al ex juez Sergio Moro como parcial en el juicio que conden¨®, en 2017, al ex presidente Lula da Silva por corrupci¨®n y lavado de dinero. Esta decisi¨®n anul¨® todo el proceso y, por ende, Lula volver¨¢ a poder presentarse a la presidencia en 2022. Encuestas recientes indican un empate t¨¦cnico entre Lula y Bolsonaro, con tendencia creciente para Lula. Igualmente, los ¨ªndices de aprobaci¨®n del actual Gobierno se han desplomado. Finalmente, el tercer tema radica en que el presidente tendr¨ªa la intensi¨®n de decretar el estado de sitio para enfrentar, presuntamente, a la pandemia, pero, secretamente, estar¨ªa buscando ampliar los poderes presidenciales. Al parecer, la c¨²pula militar estar¨ªa en contra de las tres cuestiones.

En dicho contexto, analistas pol¨ªticos sugieren que Bolsonaro intentar¨¢ el autogolpe por dos v¨ªas: la ¡°venezolana¡± o la ¡°boliviana¡±. La primera hace referencia a la militarizaci¨®n del Estado con el fin de garantizar el apoyo de las Fuerzas Armadas. As¨ª, los militares ¡°legalistas¡± ser¨ªan sustituidos por otros m¨¢s interesados en cambiar su apoyo por puestos, salarios e influencia pol¨ªtica. Es importante subrayar que, hoy en d¨ªa, son ya m¨¢s de 6.000 los militares que ocupan puestos en el Gobierno federal, un n¨²mero mayor que el registrado durante la dictadura militar (1964-1985).

Si las experiencias pasadas nos ense?an algo, es que un Bolsonaro acorralado suele reaccionar de modo histri¨®nico y contradictorio

La ¡°v¨ªa boliviana¡± alude a la influencia del bolsonarismo sobre las polic¨ªas militares. Los bajos y medianos rangos en estas fuerzas de orden han sido uno de los principales apoyos al mandatario y sus hijos, que, actualmente, ocupan puestos en el Senado, en la C¨¢mara de Diputados, en la Asamblea del Estado de R¨ªo de Janeiro y en la Consejer¨ªa de San Pablo. Las polic¨ªas militares, en especial la de R¨ªo, est¨¢n ¨ªntimamente relacionadas con grupos del crimen organizado llamados ¡°milicias¡±. Estos grupos est¨¢n formados por polic¨ªas o ex polic¨ªas, y act¨²an en un largo abanico de actividades il¨ªcitas. Mientras, los Bolsonaro est¨¢n siendo investigados en varios procesos relacionados con milicianos.

En Brasil, cada Estado cuenta con un cuerpo de polic¨ªa militar, de tipo gendarmer¨ªa, bajo la autoridad de los gobernadores. Sin embargo, la Constituci¨®n autoriza que las polic¨ªas militares queden bajo mando del Ej¨¦rcito en situaciones de convulsi¨®n social, de guerra o de amenaza a las instituciones. En casos as¨ª, el texto constitucional tambi¨¦n autoriza que las Fuerzas Armadas sean empleadas en funciones de seguridad p¨²blica.

De hecho, en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas ha aumentado el despliegue de militares en actividades contra el crimen organizado. Una de las m¨¢s importantes fue la intervenci¨®n federal en la seguridad p¨²blica del Estado de R¨ªo de Janeiro en 2018. Dicha operaci¨®n fue comandada precisamente por Braga Netto. La ¡°hip¨®tesis boliviana¡± conllevar¨ªa la posibilidad de que, ante una derrota electoral en 2022 o ante un proceso de impeachment, Bolsonaro impulsar¨ªa una sublevaci¨®n de polic¨ªas militares (y de las milicias), justificando una intervenci¨®n militar ¨Capoyada por el ministro de Defensa¨C que le confiriera poderes extraordinarios en nombre del orden p¨²blico.

Estas son, no obstante, conjeturas. La desafecci¨®n de los mandos militares indica que Bolsonaro no cuenta con total soporte de las ¨¦lites de las Fuerzas Armadas. Las decisiones de la Corte Suprema, la ampliaci¨®n de la insatisfacci¨®n popular y el creciente aislamiento internacional de Brasil muestran que el mandatario se encuentra bajo presi¨®n. Sin el apoyo de la prensa y de la mayor¨ªa de los brasile?os ¨Cy la p¨¦rdida de credibilidad entre el sector financiero y productivo¨C, Bolsonaro est¨¢ debilitado. Pero si las experiencias pasadas nos ense?an algo, es que un Jair Bolsonaro acorralado suele reaccionar de modo histri¨®nico y contradictorio. Ahora mismo, cualquier afirmaci¨®n perentoria sobre el futuro inmediato de Brasil ser¨ªa solamente una apuesta al azar.

*Thiago Rodrigues es polit¨®logo (Universidad Federal Fluminense, Brasil)

?