Chile: m¨¢s inc¨®gnitas que certezas
En el corto plazo, la inestabilidad, la ca¨ªda de valores y la desconfianza se ciernen como riesgos para la sociedad chilena
La opini¨®n generalizada sobre los resultados de la elecci¨®n constituyente en Chile, realizada los pasados d¨ªas 15 y 16 de mayo, resalta un triunfo de la nueva ¡°izquierda¡± por los apoyos obtenidos por el Partido Comunista y el Frente Amplio, como conjunto de izquierda radical, que igualmente no alcanz¨® a lograr un tercio de los representantes, que es el escal¨®n m¨ªnimo para ejercer el veto de las propuestas en la asamblea cuya aprobaci¨®n requiere al menos 2/3 de los votos positivos de los representantes. El centro izquierda representado en la Concertaci¨®n mayormente por el Partido Socialista, tuvo un caudal menor, pero sigue representando el principal partido pol¨ªtico tradicional que ha conseguido apoyo de los electores. El otro partido integrante destacado de la Concertaci¨®n, la Democracia Cristiana, qued¨® pr¨¢cticamente reducido a una m¨ªnima expresi¨®n.
Ahora bien, en segundo an¨¢lisis encontramos que los as¨ª llamados ¡°independientes¡± s¨ª rozaron el tercio de representaci¨®n y es ¨¦ste un grupo no alienado, que en rigor compone una mistura de orientaciones pol¨ªticas de distinto car¨¢cter, cuyo denominador com¨²n es solo su postura anti-sistema tradicional respecto del sistema binario antes vigente, encarnado por la derecha y la Concertaci¨®n, que gobern¨® alternadamente el pa¨ªs los ¨²ltimos treinta a?os. En palabras del soci¨®logo Manuel Canales ¨Cque hacemos propias- ¡°triunf¨® la otredad y no la oposici¨®n¡±. Es decir, no precisamente la izquierda por s¨ª sola.
Tampoco resulta f¨¢cil desentra?ar c¨®mo las utop¨ªas de la nueva izquierda chilena pueden llegar al terreno de la pr¨¢ctica pol¨ªtica. El analista Noam Timelman[1] busca caracterizarla, y as¨ª nos da algunos indicios, pero sin llegar al fondo de nuestras preocupaciones. Se?ala que es un sector mayoritariamente juvenil y de graduados universitarios, surgido en parte de los reclamos estudiantiles de la d¨¦cada pasada (en tiempos de la presidencia de Michelle Bachelet), con fuertes liderazgos feministas. A su juicio es democr¨¢tica y tiene vocaci¨®n de di¨¢logo, y destaca adem¨¢s su mayor presencia territorial, es decir, su cercan¨ªa a las preocupaciones de los vecinos de las distintas comunidades chilenas. En cambio, nada nos dice sobre los caminos para responder a sus reclamos gen¨¦ricos para satisfacer demandas sociales en materia de salud, educaci¨®n, vivienda, entre otros.
Sin agotar todas las piezas del rompecabezas chileno, cabe advertir otro fen¨®meno destacado de esta ¨²ltima elecci¨®n, que es el elevado ausentismo, con apenas una participaci¨®n de poco m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n en condiciones de votar, un nuevo m¨ªnimo hist¨®rico. La ¨²nica realidad mayoritaria en Chile es as¨ª de ¡°silenciosa¡±, no vot¨®. En situaciones habituales el presentismo electoral en el pa¨ªs andino puede rondar hasta un 60%, aunque con el creciente desenga?o pol¨ªtico se hab¨ªa reducido a apenas un 50%. Igualmente, con una nueva Constituci¨®n en vigor y una futura elecci¨®n presidencial en juego, que suceder¨ªa a un periodo de grandes protestas populares (las mayores de que se registra memoria en el pa¨ªs), cabr¨ªa esperar que se sume al menos un 20% del electorado al piso actual, es decir, que un tercio de esa mayor¨ªa ¡°silenciosa¡± se haga presente. Y es muy incierta su posible inclinaci¨®n electoral.
Mayor incertidumbre se aprecia todav¨ªa cuando se advierte que la primera minor¨ªa en esta ¨²ltima elecci¨®n, los ¡°independientes¡± de la ¡°Lista del Pueblo¡±, se?alan a trav¨¦s de sus principales convocantes que se trata de un movimiento que no dar¨¢ lugar a un partido pol¨ªtico nuevo. Es por ello que puede concluirse que tanto la conformaci¨®n de un gobierno razonablemente estable en las pr¨®ximas elecciones presidenciales, as¨ª como ahora el cumplimiento del mandato de los representantes en la asamblea para redactar una nueva constituci¨®n, exigir¨¢n acuerdos. Y s¨®lo si los mismos son aut¨¦nticos, producto del di¨¢logo, del consenso, de la b¨²squeda de puntos en com¨²n antes de dejar abiertas las disidencias, ser¨¢n fruct¨ªferos. De lo contrario, la gobernanza seguir¨¢ en duda, la inestabilidad primar¨¢, y en cuanto a la Carta Magna chilena, resultar¨ªa un pastiche abierto a interpretaciones variadas y de oportunidad y conveniencia, dando as¨ª lugar a judicializaciones e incertidumbre[2].
Por lo pronto, en el corto plazo, la inestabilidad, la ca¨ªda de valores y la desconfianza se ciernen como riesgos para la econom¨ªa chilena, hasta hace pocos a?os el mejor ejemplo de las reformas pro mercado en Am¨¦rica Latina. Y este temor surge tanto por los derechos que podr¨ªa incluir la constituyente, como por el futuro gobierno que podr¨ªa llegar con las elecciones presidenciales de fin de este a?o. Cabe recordar que el proyecto de nueva Constituci¨®n ser¨¢ sometido en julio pr¨®ximo a su posible aprobaci¨®n por plebiscito.
UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE ABIERTA
La Constituci¨®n a¨²n vigente, aprobada en tiempos de Pinochet, incluye sin duda severos puntos de discordia, en particular la representaci¨®n y poder del Senado en el que en vida el mismo dictador se hab¨ªa asegurado una banca vitalicia por su condici¨®n de ex presidente. Otro cuestionamiento de peso es la falta de presentaci¨®n territorial, am¨¦n de la necesidad de incorporar los ¡°nuevos derechos¡± (protecci¨®n ambiental, paridad de g¨¦nero, etc.). Pero a ello se suman ahora reivindicaciones sectoriales, por caso el reconocimiento de un estado de car¨¢cter ¡°plurinacional¡± por parte de minor¨ªas ¨¦tnicas, o tambi¨¦n nuevos objetivos aspiracionales, como la garant¨ªa de acceso al agua potable y a la vivienda consideradas derechos fundamentales. Por supuesto algunas cuestiones se resuelven en t¨¦rminos pol¨ªticos, pero otras exigen para su vigencia efectiva asumir un costo econ¨®mico para la sociedad.
Por las posiciones extremas parecer¨ªa dif¨ªcil el logro de acuerdos con significado real ante la enorme dispersi¨®n -verdadera atomizaci¨®n- del voto popular, la que como resultado devino en que ning¨²n sector, ya sea la derecha, el centro izquierda tradicional de la Concertaci¨®n, la nueva izquierda del Frente Amplio unida al partido comunista o los ¡°independientes¡± de la ¡°lista del Pueblo¡±, tengan control efectivo sobre la asamblea. Pero quiz¨¢s no tanto, quiz¨¢s puedan aparecer algunos consensos. Al respecto un interesante trabajo de un grupo de analistas chilenos[3] que encuestaron y, de alg¨²n modo, tantearon las opiniones de los futuros asamble¨ªstas, dentro de los cuales los independientes tiene mayor peso relativo con una edad promedio que no supera los 45 a?os, arroja posibles consensos en algunos temas cr¨ªticos. En primer lugar, destacan la voluntad de atenuar el presidencialismo.
Esta atenuaci¨®n puede presentar dos versiones, la m¨¢s probable ser¨ªa la m¨¢s moderada, con un primer ministro a la manera argentina, en la que en definitiva la ¨²ltima palabra la mantiene el presidente y el premier es s¨®lo un colch¨®n (buffer) en situaciones de conflicto. Menos probable a nuestro juicio ser¨ªa la adopci¨®n del modelo parlamentario europeo pleno, como promueven algunos constitucionalistas chilenos, deseosos de encontrar salidas con contenido real. Para ese enfoque el parlamentarismo en la Constituci¨®n es una buena oportunidad ante la atomizaci¨®n partidaria y la necesidad de lograr un nivel sist¨¦mico de gobernanza, de modo que, si un gobierno no logra consenso en una determinada coyuntura, debe ceder y dar lugar a nuevas alternativas, ya sea un cambio de gabinete con premier incluido o bien un llamado a elecciones anticipadas. Es decir que, en situaciones de inestabilidad, el sistema parlamentario puede constituir un mecanismo para canalizar la ausencia de mayor¨ªas.
Otro posible consenso se relacionar¨ªa con el fin del actual Senado, abri¨¦ndose aqu¨ª dos alternativas: una, que los autores ven como m¨¢s probable, que consiste en una nueva c¨¢mara alta con representaci¨®n territorial exclusiva, a la manera de la Constituci¨®n americana (adoptada tambi¨¦n en varios pa¨ªses de la regi¨®n); y la segunda, con menores chances, mediante su supresi¨®n plena para establecer un sistema unicameral. Tambi¨¦n existir¨ªa consenso m¨²ltiple en adoptar la exigencia para determinadas cuestiones que se consideren fundamentales del logro de mayor¨ªas especiales para su aprobaci¨®n, es decir por caso, los mismos dos tercios que exige la asamblea para cada art¨ªculo de la nueva Constituci¨®n.
La inclusi¨®n de cierto nivel de autonom¨ªa regional tambi¨¦n podr¨ªa ser parte del consenso, posiblemente no al punto de la aprobaci¨®n de la condici¨®n plurinacional del Estado chileno, algo que por el contrario una mayor¨ªa podr¨ªa rechazar en la Asamblea. En cuanto a la incorporaci¨®n de las cuestiones de igualdad de g¨¦nero, donde tambi¨¦n habr¨ªa tendencia mayoritaria, se ver¨¢ c¨®mo se la considera efectivamente. Y queda como punto conflictivo la posible inclusi¨®n de los nuevos derechos fundamentales, como el cuidado del medio ambiente y, muy en particular, el acceso al agua y la vivienda garantidos.
Queda como punto conflictivo la posible inclusi¨®n en la Constituci¨®n de los nuevos derechos fundamentales, como el cuidado del medio ambiente y, muy en particular, el acceso al agua y la vivienda
Pero ah¨ª no terminan las reivindicaciones populares abiertas a debate y sin consensos ciertos. En la lista aparecen la reforma de las pasividades (hoy solo privadas), el acceso a la educaci¨®n p¨²blica gratuita y a otros servicios sociales, como la salud, entre los nuevos derechos a considerar. Para un legislador es f¨¢cil ¡°votar el cielo¡±, usando una met¨¢fora que ha circulado en Chile, pero el problema es c¨®mo se instrumenta, c¨®mo se le da realismo al deseo. Desde ya los mercados financieros seg¨²n ya comentamos m¨¢s arriba, leyeron ah¨ª mismo un mayor gasto fiscal y restricciones a las actividades productivas contaminantes y, en consecuencia, riesgos de d¨¦ficit fiscal, inflaci¨®n, menor inversi¨®n privada y dem¨¢s males latinoamericanos, de los que Chile parec¨ªa inmune.
Con respecto al consenso, Jos¨¦ Antonio Viera-Gallo[4] advierte que debe ser muy amplio si se quiere cumplir con el mandato de redactar y acordar una nueva Constituci¨®n, y a la vez que hay un plazo muy corto para el logro de ese objetivo, ya que en julio se llama a plebiscito por la Carta Magna y en noviembre a elecciones generales (presidente y legisladores nacionales). Y siempre recordando los temores de Patricio Nav¨ªn de dar lugar a un texto incierto y abierto a controversia judicial.
UN FUTURO CON ESPERANZA
Pensando s¨®lo desde el campo de las probabilidades, no podr¨ªa cerrase un texto constitucional muy espec¨ªfico en las cuestiones controversiales, es decir, aquellas sobre los nuevos derechos que intenten superar lo meramente declarativo, a menos que los ¡°independientes¡± den una sorpresa superando su distinta extracci¨®n ideol¨®gica y facilitando entonces los acuerdos con alg¨²n otro grupo que les permita conformar la mayor¨ªa sustantiva necesaria. Pero esta nueva realidad chilena plena del ¡°desencanto de la pol¨ªtica¡± (tradicional), para usar un t¨¦rmino acu?ado por el soci¨®logo argentino Juan Jos¨¦ Sebreli -aplicable a todo el continente-, augura la b¨²squeda de nuevas repuestas y propuestas de gobierno por parte de todo el arco ideol¨®gico chileno.
La notable desigualdad que acumula el pa¨ªs entre ricos y pobres a pesar del constante crecimiento econ¨®mico de los ¨²ltimos treinta a?os, s¨®lo interrumpido en 2020 por la pandemia del Covid-19, es un desaf¨ªo real que hasta hoy no tuvo una respuesta plena. Muchos gobiernos de la ¡°Concertaci¨®n¡± de centro-izquierda avanzaron en los derechos sociales, pero no lo suficiente. Las reformas resultaron objetivamente, y a tenor del sentir popular, t¨ªmidas o lentas, seg¨²n se prefiera. Obviamente, los gobiernos de la derecha (Pi?era en dos ocasiones) se movieron en la direcci¨®n contraria. Bien cierto es que el pasado periodo pinochetista determin¨® varias limitaciones para el proceso reformista, limitaciones que la nueva Constituci¨®n podr¨ªa remover. Pero ya es tarde para empezar desde cero, muchas instituciones est¨¢n establecidas y su modificaci¨®n entra?a siempre enormes riesgos; por ejemplo, el r¨¦gimen privado de pasividades que no da lugar a todos (sectores marginales, desocupados, etc.).
El pa¨ªs debiera hacer movimientos ciertos hacia una mayor equidad social y la reducci¨®n del nivel de desigualdad, lo cual redundar¨¢ en mayores recursos disponibles para la pol¨ªtica social
Las elecciones chilenas tienen segunda vuelta y el sistema de ballotage facilita acuerdos frente a una posible atomizaci¨®n del electorado. Del otro lado, es cierto que las experiencias recientes de segunda vuelta en Per¨² y Ecuador, por ejemplo, con sensible dispersi¨®n electoral en la primera, no muestran acuerdos exitosos con los candidatos que van a disputar ¡°la final¡± por parte de los terceros excluidos, que se han limitado a apoyos condicionados o directamente a la abstenci¨®n, sin acuerdos program¨¢ticos ni de participaci¨®n en el nuevo gobierno para el caso de triunfar. Pero Chile ha acumulado una experiencia positiva para dar una respuesta madura alrededor de quienes dirimen la segunda vuelta, si es que tales acuerdos no estuvieran establecidos desde un primer momento. Es cierto que aparecen ahora nuevos actores, que llevar¨ªan a su vez sus propios candidatos. Este hecho al menos ya se anuncia como muy factible en el caso del Frente Amplio, no as¨ª en el grupo independiente ¡°Lista del Pueblo¡±, que no constituye todav¨ªa un partido pol¨ªtico.
Es claro que de entrarse en el terreno del conflicto abierto entre distintas facciones como en Per¨², de modo que todo es incertidumbre a futuro, la econom¨ªa se resentir¨¢ y a¨²n las mejores pol¨ªticas, las mejores propuestas, podr¨¢n verse frustradas por la falta de credibilidad. Habr¨¢ en ese caso tiempos de espera, por aquello de ¡°ver para creer¡±, y hasta que las aguas decanten. Por eso hay voces que ya llaman al di¨¢logo y los acuerdos. Y es de esperar que sean escuchadas, que las ideas afines se encuentren, las discrepancias se aten¨²en. El ex presidente Ricardo Lagos ya abog¨® por establecer la obligatoriedad del voto, hoy voluntario, lo cual podr¨ªa incluirse en la nueva Constituci¨®n. Ese consejo ser¨ªa una forma de forzar la opini¨®n de aquella mayor¨ªa silenciosa que se abstiene de participar, y sin duda es un elemento cr¨ªtico para fortalecer la b¨²squeda de consensos. En efecto, el pensamiento faccioso suele suponer que contiene la verdad que mejor responde al inter¨¦s popular, y para ello la representaci¨®n de los silenciosos se asume como propia, imposible hacerlo si no existiera tal silencio.
No es f¨¢cil aconsejar a qui¨¦nes tengan la responsabilidad de llevar a cabo ese di¨¢logo y esos acuerdos. Desde el pensamiento social-dem¨®crata se puede intentar un esbozo gen¨¦rico, un trazo grueso sin por ello no incurrir en errores, pero lo intentaremos. De modo sint¨¦tico pareciera que muchas de las reivindicaciones de la izquierda, sea nueva o antigua, que apuntan a la vigencia del estado de bienestar, son valederas. La salud y educaci¨®n accesibles a todos, sea con prestaci¨®n p¨²blica o privada, y los programas de vivienda populares para tender a eliminar en una generaci¨®n la existencia de personas ¡°sin techo¡±, resultan objetivos ineludibles en el mundo moderno. Lo que no es tan simple es pasar del objetivo a su materializaci¨®n, que exige disponer de recursos y de tiempo. Y la gradualidad de los alcances, siempre por supuesto cuanto antes mejor, es el principio de racionalidad que puede hacerlos realidad alg¨²n d¨ªa. En tanto Chile tambi¨¦n debiera hacer movimientos ciertos hacia una mayor equidad social y la reducci¨®n del nivel de desigualdad, lo cual redundar¨¢ en mayores recursos disponibles para la pol¨ªtica social y menores desencuentros en la sociedad.
* Mario Alejandro Scholz es analista de Pol¨ªtica Internacional
[1] Noam Timelman, ¡°?Qu¨¦ es y qu¨¦ quiere la nueva izquierda chilena?¡±, Revista digital Nueva Sociedad, Buenos Aires, mayo de 2021.
[2] Ese es el riesgo que advierte el acad¨¦mico chileno Patricio Nav¨ªn. Al respecto v¨¦ase del autor ¡°Chile sue?a con el cielo, pero no ve que abajo est¨¢ el infierno¡±, Diario La Naci¨®n, Buenos Aires, 18 de mayo de 2021.
[3] ¡°Andr¨¦s Mu?oz, Sebasti¨¢n Rivas, Sebasti¨¢n Lasr¨ªn y Juan Manuel Ojeda; ¡°As¨ª piensa la Nueva Convenci¨®n¡±, Diario la Tercera, Internet (Chile), 18 de mayo de 2021.
[4] Jos¨¦ Antonio Viera-Gallo, ¡°Nuevo Escenario, Nuevos Desaf¨ªos¡±, Diario digital El Libero (Chile), mayo de 2021.
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