Una transici¨®n hacia valores ecol¨®gicos
A pesar de los proyectos en materia clim¨¢tica, econom¨ªa circular y biodiversidad, los datos muestran, en el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, que las emisiones de CO2 han aumentado, la cantidad de residuos generados es mayor y seguimos perdiendo biodiversidad y capital natural
En el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), podemos ver con optimismo la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo de Par¨ªs y la apuesta junto con China de abordar con seriedad y urgencia la crisis clim¨¢tica. Estamos dando un paso adelante y ya no nos dedicamos solo a hacer sesudas reflexiones sobre los distintos impactos que el estilo de vida del Primer Mundo est¨¢ causando en el medio ambiente, sino que estamos planificando y legislando para mantener el Estado del Bienestar dentro de los l¨ªmites del planeta. Pero son pasos muy peque?os y sin la velocidad que se necesita. Si miramos los datos, aun cuando en los ¨²ltimos diez a?os hemos asistido a un desarrollo prolijo de normativas, estrategias, planes y proyectos, tanto en materia clim¨¢tica como de econom¨ªa circular y de biodiversidad, los datos nos muestran que, en vez de disminuir, las emisiones de CO2 han aumentado, la cantidad de residuos generados es mayor y seguimos perdiendo biodiversidad y capital natural.
Tras muchas cumbres mundiales y muchos d¨ªas mundiales del medio ambiente, los problemas sociales y ambientales, lejos de solucionarse, se han agravado. Y as¨ª vemos c¨®mo el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), en su ¨²ltimo informe de 2020, concluye que ¡°el bienestar de los j¨®venes de hoy y de las generaciones futuras depende de una ruptura urgente y clara con las tendencias actuales de deterioro ambiental. La pr¨®xima d¨¦cada es crucial. La sociedad debe alcanzar cero emisiones de CO2 para 2050, y al mismo tiempo conservar y restaurar la biodiversidad y minimizar la contaminaci¨®n y los desechos¡±. M¨¢s all¨¢ de planes y proyectos, debemos conseguir impregnar nuestra sociedad y a nuestros ciudadanos y empresas de valores ¨¦ticos ambientales. S¨®lo cuando la ¨¦tica ambiental forme parte del ADN de la sociedad, conseguiremos hacer las cosas de otra forma y dejaremos de poner parches tecnol¨®gicos que, a la larga, terminar¨¢n por manifestarse insuficientes.
Quiz¨¢s en ese momento, en el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente celebraremos los ¨¦xitos que estamos logrando, en vez lamentar lo malas que son las empresas, la p¨¦rdida de biodiversidad y la injusticia ambiental que reina en el planeta. No debemos olvidar que muchos de los que se lamentan son parte del problema, y que mientras sigamos mirando los problemas socioecon¨®micos dando la espalda a los ecosistemas en los que se sustentan las poblaciones, solamente avanzaremos por un camino equivocado. Existe consenso de que la ¨¦poca actual exige maneras distintas de pensar. Al menos nos obliga a dirigir nuestra atenci¨®n hacia hechos que, o bien siempre han estado ah¨ª, pero pasaban desapercibidos para nosotros, o son novedosos por ser consecuencia inevitable de los recientes avances de la tecnolog¨ªa.
En el centro de los cambios transformadores, necesarios para un futuro sostenible, se encuentran los sistemas de gobernanza informados, justos y participativos
Debemos ser conscientes de que, al hablar de medio ambiente, establecemos v¨ªnculos entre los elementos naturales y otras ¨¢reas del conocimiento. A mediados del siglo pasado, Aldo Leopold se refer¨ªa a este hecho como una ¡®?tica para la Tierra¡¯, entendiendo esta como un estadio evolutivo de la filosof¨ªa moral, que incluyera el tratamiento de la relaci¨®n entre el ser humano y la naturaleza. Setenta y tres a?os despu¨¦s la ¨¦tica ambiental no se ha integrado en los valores comunes ciudadanos. Urge redefinir nuestra actitud hacia el medio ambiente, lo cual implica un cambio profundo en nosotros mismos, en nuestras creencias y estilos de vida. Preguntas antes irrelevantes como cuestiones relacionadas con nuestros h¨¢bitos alimenticios, medios de producci¨®n y sistemas de consumo entre otras, pueden considerarse ahora de una fuerte incumbencia moral. Fue el m¨¦dico, te¨®logo y premio Nobel Albert Schweitzer quien expuso que ¡°el gran error de toda ¨¦tica ha sido, hasta ahora, el de creer que debe ocuparse s¨®lo de la relaci¨®n de los seres humanos con otros humanos¡±, y comenz¨® a marcar la necesidad de desarrollar una ¨¦tica ambiental para el ciudadano.
Entramos en una era en la que debemos tener una nueva forma de ver el mundo. Las emergencias ambientales y el bienestar humano deben abordarse juntos para lograr la sostenibilidad. Los sistemas econ¨®micos, financieros y productivos pueden y deben transformarse para liderar e impulsar el cambio. La sociedad debe incluir el capital natural en la toma de decisiones, eliminar las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente e invertir en la transici¨®n hacia un futuro sostenible. Toda la sociedad tiene un papel que desempe?ar en la nueva relaci¨®n de la Humanidad con la naturaleza. La gobernanza es clave para empoderar a las personas para que se expresen y act¨²en de manera responsable con el medio ambiente, sin dificultades indebidas ni abnegaci¨®n. En el centro de los cambios transformadores, necesarios para un futuro sostenible, se encuentran los sistemas de gobernanza informados, justos y participativos, en los que todas las partes interesadas relevantes tengan voz.
La era posterior al Covid-19 puede brindar una oportunidad para estimular el desarrollo de una nueva gobernanza que haga trascender los l¨ªmites de la responsabilidad y la autoridad entre individuos, as¨ª como entre organizaciones y gobiernos, haciendo crecer en el ciudadano una ¨¦tica para la tierra, tal y como hacer setenta y tres a?os nos propuso Aldo Leopold, que nos permita desarrollar un Estado del Bienestar en armon¨ªa con los ecosistemas y un sistema de productivo respetando los l¨ªmites del planeta.
*Jos¨¦ Luis de la Cruz Leiva es coordinador de Sostenibilidad de la Fundaci¨®n Alternativas
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