El delito no es la homosexualidad, es el odio: tus derechos ante discriminaciones
Expertos explican cu¨¢ndo la libertad de expresi¨®n se convierte en insulto o c¨®mo actuar frente a la exclusi¨®n laboral o las terapias de conversi¨®n
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de empezar el curso, Leia se encontr¨® a su hijo de nueve a?os muerto. El cr¨ªo hab¨ªa tenido la valent¨ªa de confesarle a sus compa?eros que no le gustaban las ni?as. Era 2018 y aunque estaba asustado, se sent¨ªa bien consigo mismo. Pero el acoso que sufri¨® en su escuela de Colorado (EE. UU.) lo llev¨® al suicidio.
Las burlas tambi¨¦n empujaron a Riley a acabar con sus doce a?os de vida. A esa edad en la que empiezan los sue?os, su existencia se hab¨ªa convertido en un infierno. Tras ser pateado, injuriado y acosado en reiteradas ocasiones, no pudo con un insulto m¨¢s y se ahorc¨® el pasado mes de mayo en Reino Unido.
Hace un a?o Nerea tambi¨¦n se quit¨® de en medio en Galicia. El motivo, ser bisexual en una localidad peque?a donde todo el mundo se conoce, pero nadie se planta ante el acoso. En su caso, adem¨¢s, avivado por las redes sociales. A sus 17 a?os tampoco ten¨ªa la culpa de tanto odio.
En 2021, los casos m¨¢s graves de LGTBIfobia siguen siendo causa de muerte en los cinco continentes, a pesar de todos los avances que ha conseguido la comunidad, singularmente en Espa?a. Las estad¨ªsticas del Ministerio del Interior sobre delitos de odio por la orientaci¨®n sexual o identidad de g¨¦nero se?alan que estos il¨ªcitos crecieron en nuestro pa¨ªs un 8,6 % entre 2018 y 2019 (¨²ltimo a?o del que ofrece datos).
En concreto, los ataques pasaron de 256 a 278 en ese periodo. Aunque los casos que se registran son solo la punta del iceberg ya que distan mucho de la realidad que se vive en las calles. A modo de ejemplo, solo en lo que va de a?o, y en plena pandemia, 80 personas han sido v¨ªctimas de ataques hom¨®fobos en Catalu?a, seg¨²n su Observatorio contra la Homofobia (OCH). Su an¨¢logo madrile?o se?ala que en 2019 se registraron 321 incidentes, lo que pr¨¢cticamente equivale a una agresi¨®n al d¨ªa solo en la Comunidad de Madrid.
Desde insultos como ¡°maric¨®n¡±, ¡°tortillera¡± o ¡°travelo¡± hasta persecuciones, lanzamientos de objetos o palizas, las personas LGTBI siguen siendo agredidas por el simple hecho de su orientaci¨®n sexual o identidad de g¨¦nero. Son v¨ªctimas de los conocidos como ¡°delitos de odio¡±, aunque esta expresi¨®n no aparece recogida en el C¨®digo Penal.
Rechazo al diferente
Carlos Viader, juez de lo Penal, explica que estos delitos se basan en el rechazo al que es diferente, a grupos que tradicionalmente han sido discriminados, y buscan que sientan verg¨¹enza, que se escondan y no formen parte de la sociedad. Por eso, tambi¨¦n pueden dirigirse contra otras personas por su color de piel, creencias o lugar de nacimiento, entre otros prejuicios.
El C¨®digo Penal tipifica en el art¨ªculo 510 y siguientes dos grandes grupos de conductas: por un lado, y con m¨¢s pena, las acciones de incitaci¨®n al odio o la violencia; y de otra parte, los actos de humillaci¨®n o menosprecio y el enaltecimiento o justificaci¨®n de los delitos cometidos.
En el ¨¢mbito LGTBI, ¡°no es necesario que el ataque se dirija contra toda la comunidad, siendo suficiente con que la v¨ªctima particular haya sido elegida precisamente por su pertenencia, real o aparente, al colectivo¡±. Adem¨¢s, basta con que la acci¨®n ¡°suponga una humillaci¨®n para dicho colectivo¡±, sin necesidad de un ¡°resultado concreto¡±. Y tampoco se necesita un ¨¢nimo espec¨ªfico de humillar, es suficiente con conocer el car¨¢cter vejatorio de las expresiones, independientemente de que el emisor no las considere as¨ª, desarrolla Viader en el libro Homosexualidad y Derecho (2020).
Por ejemplo, la Audiencia Provincial de Madrid en la sentencia 762/2017, de 29 de diciembre, que se puede consultar aqu¨ª, delimit¨® el discurso del odio de la libertad de expresi¨®n. El acusado, fundador de un medio digital, ampar¨¢ndose en este derecho, hab¨ªa acusado a los homosexuales ¡°de ser los autores de la inmensa mayor¨ªa de los casos de pederastia¡±. En un v¨ªdeo difundido en YouTube dijo que ¡°homosexualidad, es decir, sodom¨ªa y pedofilia o pederastia, son dos ramas del mismo tronco¡±.
La Audiencia Provincial de Madrid, citando jurisprudencia del Tribunal Supremo, argument¨® que ¡°una expresi¨®n es injuriosa cuando, pese a lo que pueda afirmar el autor, las palabras merecen la consideraci¨®n de afrentosas en el concepto p¨²blico¡±. Por eso, rechaz¨® los argumentos del recurrente, que hab¨ªa alegado que con el v¨ªdeo no ten¨ªa intenci¨®n de ofender a la comunidad homosexual. Pero ¡°nada de esto puede predicarse con relaci¨®n a las personas homosexuales si no es desde la m¨¢s palmaria intenci¨®n de humillarles¡±, respondi¨® el tribunal.
Cortar las alas
Aunque se trata de descalificar a los hombres homosexuales apelando a la ¡°pluma¡±, no se suele reparar en todas las veces que les han intentado cortar las alas. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos tambi¨¦n ha dado cuenta de ello, como hizo en la hist¨®rica sentencia del caso Vejdeland y otros contra Suecia, que se puede consultar aqu¨ª. Los hechos se remontan a 2004, cuando cuatro sujetos distribuyeron en un centro de educaci¨®n secundaria aproximadamente un centenar de? folletos donde se afirmaba que la homosexualidad era una tendencia sexual anormal, ten¨ªa un efecto moralmente destructivo en la sociedad, era responsable de la transmisi¨®n del VIH y del sida y promov¨ªa la pederastia.
El tribunal, ampar¨¢ndose en la doctrina del caso F¨¦ret contra B¨¦lgica, los conden¨® y dijo que la incitaci¨®n al odio no incluye solo los llamamientos a la comisi¨®n de actos delictivos violentos concretos, sino tambi¨¦n los insultos, la ridiculizaci¨®n y la difamaci¨®n de un grupo concreto.
Isaac Guijarro, director jur¨ªdico del despacho Olympe abogados, explica que en estos delitos el bien que se protege es la dignidad de las personas y el principio de no discriminaci¨®n. Por eso, considera que ser¨ªa delito de odio decir que las personas LGTBI ¡°est¨¢n enfermas por el hecho de serlo o que no deber¨ªan poder adoptar porque est¨¢n incapacitadas para cuidar de los ni?os¡±. A?ade que estos delitos tambi¨¦n los pueden cometer personas jur¨ªdicas, como son los partidos pol¨ªticos.
El letrado recomienda que se denuncien las agresiones LGTBI, haciendo constar no solo la agresi¨®n f¨ªsica o verbal, sino tambi¨¦n que traen causa en el odio hacia las personas de esta comunidad. ¡°M¨¢s all¨¢ del delito evidente de lesiones o amenazas, debe reflejarse que te han llamado maric¨®n de mierda, por ejemplo, para que el juzgado vea que es un delito de odio¡±, explica.
Adem¨¢s, dice que hace falta una mayor ¡°sensibilizaci¨®n¡± por parte de algunos funcionarios, sobre todo al recoger las denuncias. ¡°Saben qu¨¦ es un gay o una lesbiana¡±, pero se ¡°pierden¡± con otros conceptos como queer, transg¨¦nero o g¨¦nero no binario.
Terapias de conversi¨®n
Esta semana se ha dado luz verde al anteproyecto de la conocida como ley trans, que contempla, entre otras cuestiones, la prohibici¨®n de las terapias de conversi¨®n. Estas suponen que las personas LGTBI tienen un problema que solucionar desde el punto de vista m¨¦dico, como si pertenecer a esta comunidad fuese una enfermedad que debe ser sanada.
Paz Lloria, profesora de Derecho Penal de la Universidad de Valencia, dice que estas terapias violan derechos como el de la salud o la no discriminaci¨®n. ¡°Son una barbaridad desde el punto de vista m¨¦dico¡±, pues la homosexualidad, la bisexualidad o la transexualidad no son trastornos mentales, seg¨²n ha declarado la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Pero, adem¨¢s, en este tipo de terapias se ha empleado la t¨¦cnica del electrochoque, exorcismos o internamientos forzados. ¡°Ponen en riesgo la salud f¨ªsica, pero tambi¨¦n la ps¨ªquica¡±, advierte la jurista. Incluso cuando la persona se somete voluntariamente, habr¨ªa que valorar ¡°c¨®mo se ha prestado ese consentimiento¡± porque podr¨ªa estar viciada la ¡°libertad¡±.
LLoria tambi¨¦n pone el foco sobre la discriminaci¨®n que pueden sufrir las personas LGTBI en el ¨¢mbito laboral. Seg¨²n el Proyecto ADIM, desarrollado en 2020 por el Gobierno de Espa?a y de Portugal y la Universidad Complutense de Madrid, bajo la batuta del antrop¨®logo Ignacio Pichardo, siete de cada diez homosexuales vuelven cada d¨ªa al armario en su trabajo. Y lo hacen para evitar comentarios negativos, burlas o insultos. Pero tambi¨¦n para que su condici¨®n sexual o identidad de g¨¦nero no impida ascensos o subidas salariales y, en el peor de los casos, para no ser despedidos.
A este respecto, la jurista dice que este tipo de acciones pueden ser constitutivas del delito contra los derechos de los trabajadores previsto en el art¨ªculo 314 del C¨®digo Penal, que castiga con la pena de prisi¨®n de seis meses a dos a?os a ¡°quienes produzcan una grave discriminaci¨®n¡±. Adem¨¢s, anima a denunciar ante la Inspecci¨®n de Trabajo a todas aquellas entidades que reh¨²sen contratar a personas LGTBI por el simple hecho de serlo, pues se trata de una ¡°discriminaci¨®n¡±.
No a la transfobia
Antonella, por ejemplo, lleva en Espa?a 24 a?os y a pesar de contar con estudios universitarios, no consigue encontrar trabajo. ¡°?Y sabes por qu¨¦? Porque soy mujer, transexual, latina y mayor de 40 a?os. Por eso me he visto obligada a ejercer la prostituci¨®n. Pero tengo las mismas necesidades que t¨²¡±, explica.
Licenciada en Publicidad y Marketing, en Espa?a ha cursado estudios de caja y reposici¨®n o limpieza de grandes superficies. Pero a pesar de todos los certificados que dan muestra de su val¨ªa, nadie le ha dado una oportunidad. "Mi techo profesional es tu suelo", lamenta.
Desde hace varios a?os, la red profesional myGwork ayuda a las personas LGTBI a encontrar empleo. La crearon dos hermanos tras sufrir discriminaci¨®n en sus respectivos trabajos debido a su orientaci¨®n sexual. Miguel Garz¨®n, director en Espa?a y Am¨¦rica Latina, dice que las empresas deben recoger ¡°la pluralidad que existe en la sociedad. Pueden incorporarse antes o m¨¢s tarde a desarrollar pol¨ªticas de inclusi¨®n. Pero las nuevas generaciones buscan cada vez m¨¢s encontrarse en espacios laborales donde puedan desarrollarse como son, sin miedo ni discriminaci¨®n¡±.
Y es que, como dispone la exposici¨®n de motivos de la ley por la que se aprob¨® el matrimonio homosexual en Espa?a, ¡°la Historia evidencia una larga trayectoria de discriminaci¨®n basada en la orientaci¨®n sexual, discriminaci¨®n que el legislador ha decidido remover. El establecimiento de un marco de realizaci¨®n personal que permita que aquellos que libremente adoptan una opci¨®n sexual y afectiva por personas de su mismo sexo puedan desarrollar su personalidad y sus derechos en condiciones de igualdad se ha convertido en exigencia de los ciudadanos de nuestro tiempo¡±.
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