En el laberinto pol¨ªtico
Con la convalidaci¨®n de la reforma laboral nos enfrentamos a la tormenta perfecta, por confluencia de m¨²ltiples circunstancias que la est¨¢n situando en un escenario de elevada complejidad
Las muchas convalidaciones de los reales decretos leyes que en el pasado han introducido reformas a resultas de previos acuerdos sociales, casi siempre se han producido con f¨¢cil logro de la necesaria mayor¨ªa parlamentaria. Esta fluidez de las convalidaciones tambi¨¦n se ha conseguido durante la presente legislatura, a pesar de la intensa fragmentaci¨®n del Congreso, as¨ª como de la importancia de las medidas adoptadas. As¨ª ha sucedido con todos los reales decretos de actuaci¨®n frente a la pandemia, pero tambi¨¦n con los que han tenido un car¨¢cter m¨¢s estructural, como los relativos al trabajo a distancia o a la presunci¨®n de laboralidad de los riders.
Sin embargo, con la convalidaci¨®n de la actual reforma laboral parece que nos enfrentamos a la tormenta perfecta, por confluencia de m¨²ltiples circunstancias que la est¨¢n situando en un escenario de elevada complejidad. De un lado, el equilibrio del acuerdo social en esta ocasi¨®n ha sido muy ajustado, entrando en juego no solo lo que resulta objeto de modificaci¨®n, sino tambi¨¦n lo que se acepta mantener inalterable, incluso resultando para algunos lo segundo m¨¢s importante que lo primero.
Esto ¨²ltimo explica que en esta ocasi¨®n el Gobierno se resista a que la convalidaci¨®n parlamentaria venga acompa?ada de la conversi¨®n de la norma de urgencia en un proyecto de ley, porque ello pone en riesgo la alteraci¨®n del equilibrio alcanzado en la concertaci¨®n social, con incertidumbre de hasta d¨®nde pueden llegar las enmiendas, al extremo de trastocar el esp¨ªritu del acuerdo. Se trata de una pr¨¢ctica de conversi¨®n en proyecto de ley muy extendida en nuestra pr¨¢ctica parlamentaria, pero no siempre realizada y ni mucho menos obligada desde la perspectiva constitucional.
Al mismo tiempo, por parad¨®jico que pueda parecer, quienes podr¨ªan dar su apoyo natural a la convalidaci¨®n, se resisten a votar favorablemente o a abstenerse; sin embargo, no manifiestan cr¨ªtica u oposici¨®n a ninguna de las medidas de reforma del real decreto ley, pues su descontento se debe a lo que, a su juicio, deber¨ªa a?adirse al mismo, incluso a razones ajenas al modelo laboral y situadas en el terreno estrictamente pol¨ªtico.
En esta tesitura, aunque parezca que se trata de la cuadratura del c¨ªrculo, la trascendencia de esta reforma es de tal alcance, tanto en t¨¦rminos estrictamente laborales como, sobre todo, m¨¢s ampliamente en clave pol¨ªtica general, que es dif¨ªcil que se produzca un resultado negativo en sede parlamentaria.
Probablemente sea la oportunidad de recordar que el Gobierno de coalici¨®n se comprometi¨® a acometer sucesivamente un proyecto m¨¢s amplio de revisi¨®n de otros aspectos del Estatuto de los Trabajadores, para dise?ar un estatuto del siglo XXI, constituyendo ello la oportunidad de dar satisfacci¨®n pol¨ªtica a expectativas que est¨¢n sobre la mesa como condicionante de la convalidaci¨®n. M¨¢s a¨²n, ello ser¨ªa la ocasi¨®n de abordar otras reformas estructurales, que siempre quedan pendientes por no responder a la habitual urgencia de los tiempos pol¨ªticos. Al final, lo que se presenta como un importante escollo podr¨ªa ser la oportunidad de desembocar en un c¨ªrculo virtuoso.
Jes¨²s Cruz Villal¨®n es catedr¨¢tico en la Universidad de Sevilla
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