El laberinto en el tel¨¦fono m¨®vil para cargar el coche el¨¦ctrico
La falta de acuerdos entre operadores condena a los conductores a utilizar infinidad de plataformas para recargar
Miguel Zarzuela ha tenido que formatear estos d¨ªas el tel¨¦fono m¨®vil y no puede asegurar cu¨¢ntas aplicaciones ten¨ªa instaladas para poder cargar las bater¨ªas de su moto y su coche el¨¦ctricos. Pero apunta a m¨¢s de una veintena para moverse por Espa?a y parte de Francia. Solo para cubrir su zona m¨¢s habitual, los 390 kil¨®metros entre Huesca y Madrid, tiene que usar cuatro. Nada que ver con la libertad de la que gozan los conductores de veh¨ªculos di¨¦sel o de gasolina, para quienes una tarjeta bancaria basta para pagar el combustible que consumen.
Espa?a cuenta actualmente con una red de entre 12.000 (seg¨²n los datos de la patronal de fabricantes Anfac) y 25.000 (seg¨²n la plataforma Electromaps) puntos de recarga p¨²blicos. La falta de un registro oficial, en cuya puesta en marcha trabaja el Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica ¡ªprev¨¦ tenerlo en mayo¡ª, impide tener datos m¨¢s concretos, pero la realidad es que el n¨²mero contin¨²a alejado de los 100.000 que se marc¨® como objetivo el Gobierno para 2023. Uno de los problemas de esa red, sin embargo, es la profusi¨®n de operadores repartidos entre administraciones, empresas p¨²blicas, plataformas independientes, fabricantes de autom¨®viles o grandes grupos energ¨¦ticos, que en la mayor¨ªa de casos mantienen sus redes aisladas del resto.
Con apenas excepciones, cada cual juega su partida por separado, obligando a los usuarios a registrarse en cada una de las distintas aplicaciones de m¨®vil para poder utilizar las electrolineras. En algunos casos, cuando una empresa cede un punto de recarga a otra compa?¨ªa, las condiciones para el usuario cambian, b¨¢sicamente con unos precios que pueden llegar a duplicarse, por lo que merece la pena usar la aplicaci¨®n propia de cada punto. Y gran parte de estos enchufes no permiten pagar con tarjeta de cr¨¦dito, sino solo a trav¨¦s de la aplicaci¨®n m¨®vil.
Es una situaci¨®n que se suma a la ausencia general de puntos de recarga o las limitadas autonom¨ªas de los veh¨ªculos para complicar todav¨ªa m¨¢s el arranque de las ventas del coche el¨¦ctrico. Lo advierte la Comisi¨®n Europea en el borrador de su nuevo reglamento para el despliegue de infraestructuras que suministren energ¨ªas alternativas al transporte: ¡°Es probable que esta ausencia de infraestructura de recarga y repostaje interoperable y f¨¢cil de utilizar se convierta en un obst¨¢culo para el necesario crecimiento del mercado de los veh¨ªculos [...] de emisi¨®n cero y de baja emisi¨®n¡±.
Zarzuela, delegado de Arag¨®n de la Asociaci¨®n de Usuarios de Veh¨ªculos El¨¦ctricos, asume que la experiencia es un grado en el complejo arte de navegar entre las distintas aplicaciones: ¡°En mi caso, si tienes m¨¢s de 20 aplicaciones tienes cierta flexibilidad, pero empezar en esto es un dolor de muelas. Y a veces sientes la frustraci¨®n de estar perdiendo el tiempo, llegar a un punto y tener que esperar 25 minutos antes de cargar porque te has de registrar o porque algo no funciona¡±.
¡°Llevamos hablando de la interoperabilidad desde 2014, cuando se formul¨® la directiva de la UE. La tecnolog¨ªa lo permite, pero no se puede obligar a las compa?¨ªas porque el mercado est¨¢ liberalizado, aunque s¨ª que podemos velar por ella¡±, explica Isabel del Olmo, responsable del departamento de Movilidad Sostenible del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE). En su opini¨®n, uno de los principales obst¨¢culos son los recelos de los grupos que han realizado una mayor inversi¨®n en instalar puntos de recarga. Del Olmo asegura que el Gobierno est¨¢ trabajando para incentivar la colaboraci¨®n entre operadores.
El Plan Moves III, que subvenciona la adquisici¨®n de veh¨ªculos el¨¦ctricos y financia la construcci¨®n de puntos de recarga, ha introducido una condici¨®n que obliga a instalar en las infraestructuras subvencionadas lectores de tarjetas de cr¨¦dito para no obligar al usuario a la firma de un contrato con las compa?¨ªas propietarias a trav¨¦s de sus aplicaciones. Y en el pr¨®ximo decreto se prev¨¦ avanzar en la interoperabilidad, aprovechando la aprobaci¨®n antes en Bruselas del nuevo reglamento comunitario, que perseguir¨¢ la colaboraci¨®n entre compa?¨ªas en el conjunto de la Uni¨®n Europea.
¡°En Espa?a llevamos cinco a?os de retraso, mientras que en otros pa¨ªses de nuestro entorno la interoperabilidad est¨¢ regulada. Y hay que decir que en aquellos pa¨ªses donde la interoperabilidad no est¨¢ condicionada, la tasa de penetraci¨®n del veh¨ªculo el¨¦ctrico es mucho m¨¢s elevada¡±, explica Javier Julve, responsable de desarrollo de negocio de Electromaps. Su plataforma es la que dispone de mayor informaci¨®n sobre unos 25.000 puntos de recarga (desde la potencia de cada uno a comentarios de usuarios sobre si est¨¢n en funcionamiento o no), y desde la que se puede operar un mayor n¨²mero de infraestructuras, unas 4.000.
Los operadores, sobre todo los energ¨¦ticos, han iniciado una intensa carrera para acelerar la implantaci¨®n de puntos y aprovechar, de paso, las subvenciones espa?olas y comunitarias que buscan descarbonizar el parque de autom¨®viles. El problema, defienden, es que la instalaci¨®n de este tipo de infraestructuras puede no bajar de los 40.000 euros y, dado su escaso uso por la poca penetraci¨®n del veh¨ªculo el¨¦ctrico (unos 140.000 circulan por Espa?a), acaban siendo deficitarios. Con esos guarismos, es dif¨ªcil incluso que salgan los n¨²meros para incluir un dat¨¢fono que permita el pago con tarjeta. ¡°El desarrollo de red lo tenemos que hacer de forma inteligente y sostenible, pero tambi¨¦n acompa?ando al mercado. El parque de veh¨ªculos el¨¦ctricos es el que es y tenemos que ofrecer una red adaptada a ese uso, porque la infraestructura tiene obsolescencia tecnol¨®gica y nos podemos encontrar que tengamos que modernizar puntos o sustituir materiales sin que se hayan hecho servir suficientemente¡±, explica Carlos Berm¨²dez, gerente de movilidad el¨¦ctrica de Repsol, defensor de que al usuario ¡°hay que pon¨¦rselo f¨¢cil¡±.
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