Justo Villafa?e, el catedr¨¢tico de la reputaci¨®n
Muere a los 68 a?os el profesor, consultor y empresario fundador de Villafa?e & Asociados
Querido Justo, cuando hace tres a?os me incorpor¨¦ a la consultora de estrategia que ideaste, hace casi un cuarto de siglo, y que lleva tu nombre, no era consciente del enorme aprendizaje que me traer¨ªa tu descomunal bagaje y conocimiento.
Omnipresente por naturaleza, lo has sido todo a la vez: padre, marido, doctor en ciencias de la informaci¨®n; catedr¨¢tico de comunicaci¨®n audiovisual y publicidad de la Universidad Complutense de Madrid. Autor de innumerables libros -todos tan necesarios y perennes como La buena reputaci¨®n o la buena empresa-, o los dos ¨²ltimos que has tenido la oportunidad de dirigir: el diccionario de la reputaci¨®n y la Gu¨ªa de la reputaci¨®n, tu ¨²ltima direcci¨®n y que, a t¨ªtulo p¨®stumo, ver¨¢ pronto la luz.
Se nos ha ido tambi¨¦n, a los 68 a?os, el consultor, el empresario, el emprendedor, el profesor de reputaci¨®n -t¨¦rmino que siempre estar¨¢ asociado a tu memoria-, al igual que el de -inventor -otro de los adjetivos inherentes a un ingenio y talento descomunal. El talento que has impregnado siempre en la ¡°factor¨ªa¡± Villafa?e, donde nacen y se inspiran decenas de metodolog¨ªas que miden y permiten gestionar la reputaci¨®n de centenares de empresas, en todo el espectro iberoamericano; o que se pelean por aparecer en el Monitor Empresarial de Reputaci¨®n Corporativa -m¨¢s conocido como Merco-, que t¨² creaste y que hoy es uno de los instrumentos de evaluaci¨®n reputacional m¨¢s importantes del mundo.
No quiero extenderme aqu¨ª y ahora en la figura del catedr¨¢tico, del escritor o del profesor, porque otros te conocieron mucho mejor que yo en esas realidades, pero si quiero rendir homenaje a la persona que conoc¨ª profesionalmente. Ya sabes Justo que cuando hace 25 a?os asegurabas que la reputaci¨®n pod¨ªa y deb¨ªa medirse, en un mundo de corte eminentemente financiero y con un prop¨®sito, visi¨®n y misi¨®n todav¨ªa por definir, muchos calificaron aquella afirmaci¨®n de entelequia. Solo los a?os la han situado como una de las visiones m¨¢s rotundas para las sociedades, los pa¨ªses, las empresas y las personas del siglo XXI. O se es reputado o no eres respetado, querido o elegido por tus grupos de inter¨¦s y es que, Justo, eres el profesor reputado que invent¨® la reputaci¨®n, o buena parte de su ciencia al menos.
Generoso en la entrega y en el esfuerzo, virtuoso de un trabajo sin mesura y siempre resolutivo, tu legado tiene tambi¨¦n nombres y apellidos: la de decenas de consultores y directivos que se han formado en la consultora que creaste y que replican y agrandan lo aprendido con sus nuevas visiones. Sus nuevas ideas y el talento que siempre ha identificado a la gente que se ha formado y que ha trabajado o sigue trabajando en la ¡°factor¨ªa¡±, auguran que el legado no corre peligro.
Siempre me arrancabas una sonrisa cuando hac¨ªas referencia a tu ¡°p¨¦sima salud de hierro¡± y aunque te haya tra¨ªdo hasta aqu¨ª, nos ha sabido a muy poco Justo, porque eras una persona joven, porque merec¨ªas ver creer a tu hija peque?a y a tus nietos, porque segu¨ªas inmerso en ideas e ilusiones y porque es injusto que el ¡°descanso del guerrero¡± al que t¨² me hac¨ªas referencia con cierta frecuencia, no se fraguara en una de las incre¨ªbles playas de esos pa¨ªses latinoamericanos que tanto amabas, donde viajabas con frecuencia y donde notabas el calor y cari?o de la gente. Un reconocimiento expresado por los cientos de alumnos y profesionales que han aprendido de tu sabidur¨ªa, y de todas las empresas y directivos que han mejorado el mundo en el que vivimos gracias a que han asumido que la reputaci¨®n no solo puede y debe medirse -como dijiste hace 25 a?os- sino que tiene que exigirse.
Doy fe de qu¨¦ hasta el d¨ªa de tu partida, que nos ha llegado con atropello y antes de lo imaginado, mantuviste la misma compostura, el mismo empaque, la misma respetabilidad. Este mismo mes de febrero participaste en un acto p¨²blico en la CEOE, pese a tu delicada situaci¨®n y demostrando una vez m¨¢s tu car¨¢cter. Dejas una realidad enorme y un reconocimiento rotundo en todos tus alumnos, en tus pares acad¨¦micos, en las empresas y directivos para los que trabajaste o no y, por supuesto, en tus competidores, y todo eso Justo, solo est¨¢ al alcance de unos pocos elegidos. Descansa en paz amigo, descansa en paz catedr¨¢tico de la reputaci¨®n.
Sebasti¨¢n Cebri¨¢n es CEO y socio de Villafa?e & Asociados
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