¡°Echo en falta una respuesta universitaria m¨¢s activa¡±
El catedr¨¢tico forma parte de un movimiento que pretende regenerar la pol¨ªtica y avivar el pensamiento cr¨ªtico
¡°Somos radicales de pensamiento, no de forma de vida. Ya s¨¦ que un tipo con corbata en el lobby de un hotel de cinco estrellas no parece que pueda ser alguien comprometido socialmente. Pero, en fin, yo ten¨ªa una reuni¨®n aqu¨ª al lado, y eso no significa que no sea radical, porque hay que serlo¡±. Quien habla casi disculp¨¢ndose de su indumentaria en el vest¨ªbulo del hotel Intercontinental de Madrid es Justo Villafa?e, componente del Movimiento por la Dignidad (MPD) que ech¨® a andar hace 10 meses. Agrupa a un centenar de personas ¡ªprofesores universitarios, m¨¦dicos o abogados¡ª que pretenden regenerar la pol¨ªtica. No tienen que ver con ning¨²n partido, ni van a convertirse en uno. Son un grupo de reflexi¨®n intelectual, pues est¨¢n convencidos de que con el pensamiento y la pluma se puede ser m¨¢s incisivo que con una acci¨®n puntual.
¡°Los que tenemos una edad provecta, todav¨ªa recordamos los movimientos sectoriales en la Sanidad, la Educaci¨®n, la Justicia, los movimientos vecinales¡¡±, rememora con nostalgia este catedr¨¢tico de Ciencias de la Informaci¨®n. ¡°La Transici¨®n nos devolvi¨® los partidos, pero estos, que jugaron un papel decisivo en los primeros a?os, han desmovilizado a la sociedad civil¡±. Villafa?e, abrumado por los efectos de la crisis, volvi¨® a la Agrupaci¨®n Universitaria Socialista de Madrid tras d¨¦cada y media de inactividad, pero pronto se le qued¨® peque?a y, con otros decidi¨® dar forma al MPD.
¡°La participaci¨®n en una causa noble, ennoblece. Yo, que soy muy dado a la farmacopea, necesito ahora menos ansiol¨ªticos y menos antidepresivos. Esto influye un poco¡±. Vive ¡°bien instalado¡±, pero en esta causa ha encontrado ¡°un mayor sentido a la vida¡±. ¡°Si tiras de historia, ves que en las ¨¦pocas muy cr¨ªticas de nuestro pa¨ªs ¡ªfinales del franquismo o la ¨¦poca la anterior a la Guerra Civil¡ª hubo un pensamiento cr¨ªtico que en estos momentos no hay¡±.
Se considera nervioso y es que no para de un sitio a otro y con mil ideas bullendo. Es socio de una empresa que mide la reputaci¨®n de las instituciones y ense?a en la Universidad Complutense, de la que fue vicerrector. Un campus que ha llenado p¨¢ginas en la prensa estos d¨ªas por los disturbios durante la huelga estudiantil. ?l no cree que haya suficientes protestas entre la comunidad universitaria porque ¡°hay muchos recortes en presupuesto, becas o profesorado¡±. Sostiene que en los ochenta, el debilitamiento de la sociedad civil trajo consigo el individualismo. No hay el suficiente tejido conjuntivo en la Universidad ¡ªni entre los estudiantes ni entre profesores¡ª como ha habido en la Sanidad. Echo en falta una respuesta m¨¢s activa¡±. M¨¢s all¨¢ de la huelga, propone ¡°dar clases de noche o huelgas a la japonesa, que sean m¨¢s largas¡±.
Ayer, su movimiento se present¨® en su facultad. Son conscientes de que necesitan reclutar j¨®venes. Pero estos quieren cambiar el mundo ya y ellos realizan propuestas largoplacistas. Por ejemplo, pensando en la Espa?a de 2050, aunque emiten informes para que inspiren hoy a los partidos socialdem¨®cratas. ¡°El compromiso con el MPD hay que traducirlo en tres horas de trabajo a la semana. Ni m¨¢s, ni menos. Y la libertad individual es decisiva. No somos un movimiento asambleario, somos radicales en t¨¦rminos de pensamiento, no en praxis pol¨ªtica¡±. Eso no significa que no persigan una sociedad basada en la ayuda. Por eso organizar¨¢n un encuentro c¨ªvico de asociaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.