Las ¡®riders¡¯ de la limpieza se levantan contra las plataformas: ¡°Juegan con la necesidad de la gente¡±
M¨¢s de 500 trabajadoras en Espa?a est¨¢n pendientes de un macrojuicio para determinar su relaci¨®n laboral con una empresa de labores a domicilio
¡ª ?Cu¨¢ndo empez¨® a trabajar con Clintu?
¡ª En el 2017.
Mar¨ªa (nombre ficticio) todav¨ªa mantiene una relaci¨®n laboral con Clintu, la plataforma para contactar con trabajadoras de la limpieza fundada en 2015, y prefiere guardar el anonimato. Es latinoamericana, como la mayor¨ªa de mujeres que encuentran trabajo por esta v¨ªa: tiene unos cuarenta a?os, una edad que tambi¨¦n es habitual entre estas empleadas. Pronto reconoce que la plataforma, que la ha sacado de alg¨²n apuro en el pasado, le resulta ahora perjudicial. ¡°Clintu le dice a sus clientes que nos paga la Seguridad Social, por eso prefieren contactarme a trav¨¦s de la plataforma, se sienten m¨¢s tranquilos por si nos pasa algo, pero yo les comento que no, que no estoy contratada. Cobro en negro y no cotizo¡±, critica, mientras su voz se pierde al otro lado del tel¨¦fono.
No es la ¨²nica. ¡°Hablamos de un colectivo completamente feminizado, hist¨®ricamente poco valorado, donde las trabajadoras son en su mayor¨ªa migrantes y no disponen de una red social y econ¨®mica, lo que las hace muy vulnerables¡±, afirma Irene Gal¨ª, responsable de un informe reciente de Comisiones Obreras (CC OO) que ha recogido testimonios de afectadas. El estudio, titulado Precarizar lo precario. Trabajadoras de cuidados y limpieza a domicilio en plataformas digitales. Los casos de Clintu, MyPoppins y Cuideo, aboga porque se reconozca la relaci¨®n laboral entre las trabajadoras de la limpieza y las dos primeras plataformas a las que hace referencia el documento.
Estas plataformas permiten contratar limpiadoras por horas con un funcionamiento muy parecido al de webs de reparto de comida a domicilio o de transporte. El precio lo fija la empresa, as¨ª como el horario y el tipo de servicio, pero evita establecer una relaci¨®n laboral con las limpiadoras. La comisi¨®n que recibe la plataforma sobre el pago total del cliente puede llegar al 50%.
¡ª?Cu¨¢nto cobra habitualmente?
¡ª Entre siete y ocho euros la hora. Depende de si es limpieza superficial o a fondo. Antes ganaba m¨¢s: al mes pod¨ªa hacer entre 800 y 900 euros. Clintu tambi¨¦n se queda con una comisi¨®n.
Mar¨ªa responde ahora por WhatsApp. No tiene tiempo para m¨¢s llamadas. En los mensajes tambi¨¦n expone que la plataforma le daba un extra de dos euros si el cliente no ten¨ªa los productos necesarios, aunque estos cuesten m¨¢s; o que el desplazamiento no se pagaba. Este diario ha contactado con la plataforma, pero no ha obtenido respuesta.
En las primeras p¨¢ginas del estudio de CC OO se hace una distinci¨®n importante: ¡°El marco legal de las trabajadoras de limpieza y cuidados a domicilio no depende del tipo de trabajo que desarrollen, sino de qui¨¦n las contrate¡±. Si una persona es contratada por una familia para realizar tareas a domicilio, entonces pasar¨¢ a formar parte del Sistema Especial de Trabajadores del Hogar (SETH), que no est¨¢ plenamente integrado en el R¨¦gimen General de la Seguridad Social (RGSS), un reclamo hist¨®rico entre los sindicatos.
Esta excepcionalidad, que seg¨²n el estudio le permite a las plataformas presentarse como ¡°intermediarias¡± entre la trabajadora y la persona que recibe el servicio, tambi¨¦n supone carencias en materia de despido, salud, prevenci¨®n de riesgos o protocolos contra el acoso, entre otros.
Con todo, sindicatos y afectadas defienden que, en el caso de las plataformas de limpieza, estas deber¨ªan contratar a las trabajadoras, con lo cual pasar¨ªan a formar parte del R¨¦gimen General de la Seguridad Social, con la protecci¨®n social que esto supone. ¡°No hacerlo constituye un fraude¡±, sentencia Gal¨ª.
El estudio defiende que hay numerosos indicios para justificar la relaci¨®n laboral. Por ejemplo, las empresas canalizan los pagos y determinan la periodicidad con que las trabajadoras reciben su retribuci¨®n; o bien que los precios est¨¢n fijados por estas plataformas, que tambi¨¦n sirven como veh¨ªculo de comunicaci¨®n obligatorio con los clientes (no hacerlo puede suponer una sanci¨®n de hasta 150 euros).
¡°La constancia de una relaci¨®n laboral es tan clara como la que se comprob¨® en el caso de la sentencia de los riders, los repartidores de comida¡±, mantiene Epifanio Aloc¨¦n, abogado laboralista de Pardo Abogados. El fallo del Tribunal Supremo de 2020 a favor de los riders, seg¨²n Aloc¨¦n, se podr¨ªa aplicar en este caso; como tambi¨¦n ¡ªagrega¡ª las sentencias de la UE que defienden a los trabajadores subcontratados.
Por lo pronto, el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE) dictamin¨® a principios de este a?o que el marco jur¨ªdico especial que rige a las trabajadoras de la limpieza en Espa?a es discriminatorio por razones de sexo, al tratarse de un colectivo constituido mayoritariamente por mujeres. Las consecuencias son m¨¢s acuciantes en el limbo laboral de las trabajadoras de plataformas.
¡°Ellas se sienten solas. Muchas veces tienen miedo a hablar. Antes se conoc¨ªa a los empleadores por el boca a boca. Ahora no saben ad¨®nde van¡±, mantiene Gal¨ª. La falta de protocolos en estos casos puede derivar en indefensi¨®n ante situaciones extremas como el acoso sexual por parte de clientes. El informe de CC OO hace referencia a ello, y as¨ª ha sido denunciado por una v¨ªctima, extrabajadora de Clintu, hace unas semanas en R¨¤dio Barcelona.
500 trabajadoras pendientes de un macrojuicio
M¨¢s de 500 trabajadoras en toda Espa?a est¨¢n pendientes de un macrojuicio, pospuesto hasta enero de 2023, para determinar la relaci¨®n laboral entre ellas y la plataforma Clintu. Se trata de una demanda de oficio de la Tesorer¨ªa de la Seguridad Social tras una inspecci¨®n de trabajo que ha detectado un v¨ªnculo laboral entre las partes, y que no ha sido reconocido por la plataforma, seg¨²n describe Montse Arcos, abogada de CC OO y representante de algunas afectadas. Fuentes sindicales recuerdan que Clintu no es la primera plataforma de limpieza sometida a una inspecci¨®n desfavorable: MyPoppins tuvo que dar de alta retroactivamente a trabajadoras tras una inspecci¨®n laboral, seg¨²n una resoluci¨®n a la que ha tenido acceso EL PA?S. Seg¨²n Arcos, ambos casos son ¡°iguales¡±, porque se reclamaba la existencia de una relaci¨®n laboral cuyos indicios son ¡°claros¡±.
¡ª MyPoppins es como una empresa fantasma: No tienen oficinas f¨ªsicas. Y cuando he querido contactar con ellos para quejarme me aparece un bot, no puedes hablar con una persona. Se llevan la mitad de tu suelo y no se involucran en el servicio.
Es la voz de Lucia C., una espa?ola de 31 a?os que empez¨® a trabajar con MyPoppins en 2019 y que explica experiencias similares a las de Mar¨ªa. En su caso, adem¨¢s, tuvo otro problema. La empresa le dio de alta debido a la inspecci¨®n, aunque ella no fue notificada y se enter¨® posteriormente. Lucia se?ala que el documento de alta registra que ha trabajado para la plataforma ¡°mucho m¨¢s tiempo¡± del que realmente lo hizo. Esto, seg¨²n afirma, la ha perjudicado.
¡°Me embargaron lo poquito que ten¨ªa, que eran unos 400 euros¡±, dice esta madre en referencia a la ayuda de los servicios sociales que recib¨ªa entonces. MyPoppins tampoco ha respondido a las consultas de este diario. Por su parte, Lucia, que ahora ha vuelto a su antiguo trabajo como comercial, regresa con frecuencia a una idea: ¡°Estas plataformas juegan con la necesidad de la gente¡±.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, hay unos 542.600 trabajadores del hogar en Espa?a, de las que casi el 90% son mujeres (487.100). En abril la Seguridad Social registr¨® unos 378.349 empleados. ¡°?C¨®mo las sacamos de la precariedad?¡±, se pregunta Irene Gal¨ª, que reconoce que no hay una coacci¨®n para trabajar con estas empresas. Y luego reflexiona: ¡°En un contexto de restricci¨®n laboral y de vida, deber¨ªamos preguntarnos realmente hasta qu¨¦ punto estas mujeres pueden tomar una decisi¨®n voluntaria¡±.
Cuideo, un caso "especial"
El informe de CC OO también recoge el caso de Cuideo, una plataforma de cuidados a personas mayores o dependientes que opera como “una agencia de colocación digital”. Su caso, según el estudio, es “diferente” porque sí hay una relación laboral reconocida: las trabajadoras están contratadas en el marco del Sistema Especial de Trabajadores del Hogar. “No podemos hablar categóricamente de fraude ya que, a pesar de ser un sistema deficiente e injusto con las trabajadoras, es aparentemente legal”, expone el documento. Irene Galí, la autora del estudio, señala que “los hallazgos no son tan contundentes como en las otras plataformas”, aunque aboga por que la relación laboral sea con la plataforma y no con las familias.
Carmen, que ha preferido identificarse con este nombre para mantener su anonimato, trabaja con Cuideo desde 2015. La cuidadora, una centroamericana de unos cincuenta años que trabaja en el sector en España desde 2010, relata que antes de entrar en la plataforma estaba a cargo de una persona mayor por 24.000 euros al año, además de vacaciones y pagas extra. “Desde que las plataformas se han convertido en un monopolio, yo ya no puedo seguir trabajando por el boca a boca, la gente tiene más confianza en estas empresas, y ya no puedo negociar ni los horarios ni los precios de mi trabajo”, lamenta Carmen.
La trabajadora critica la falta de seguimiento por parte de Cuideo una vez ha sido asignada a una familia. En este sentido, recuerda las “amenazas” que recibió durante meses en un servicio, del que se pudo librar, subraya, “gracias” a que se contagió de coronavirus: “La clienta quería que estuviera hasta las tres de la madrugada con ella, me gritaba, me decía que si no lo hacía me iba a denunciar a la plataforma”. Según recuerda Carmen, la posibilidad de acceder a nuevos trabajos depende en gran medida de los comentarios positivos.
Consultados por este diario, Cuideo defiende que una coordinadora con formación en psicología se encarga de dar “seguimiento continuado” a familias y cuidadoras, que representan el 80% de los trabajadores de cuidados de esta empresa. En caso de que ambas partes no encajen, agregan, “ofrecemos mediación y soluciones”, que puede consistir en la sustitución de la cuidadora.
La plataforma de cuidados, que cuenta con 100.000 profesionales validados y una plantilla propia de 50 cuidadores, mantiene que “es la familia quien paga una cuota mensual a Cuideo por encargarse de todos los trámites de contratación” de las trabajadoras. La facturación anual de la empresa, según afirman, es de 35 millones de euros.
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