El Gobierno eleva a m¨¢s de 12.000 millones el PERTE de los semiconductores
El Ejecutivo ha aprobado este martes el proyecto, con el que pretende convertir a Espa?a en eje de las inversiones en chips gracias a los fondos comunitarios
El Gobierno ha dado este martes un paso hacia la vieja aspiraci¨®n de reindustrializar Espa?a y reducir as¨ª la dependencia econ¨®mica del turismo. El Consejo de Ministros ha aprobado el nuevo Proyecto Estrat¨¦gico para la Recuperaci¨®n y Transformaci¨®n Econ¨®mica (PERTE) sobre microchips y semiconductores, que estar¨¢ dotado finalmente con hasta 12.250 millones de euros de inversi¨®n p¨²blica hasta 2027 ¡ªgracias al impulso de los fondos europeos¡ª, 1.250 millones m¨¢s de los previstos inicialmente. Eso lo convierte en el mayor de los 11 PERTES contemplados, una muestra de la importancia que concede el Gobierno a esta agenda, s¨ªmbolo de los problemas de Europa para proveerse ante los problemas de las cadenas de suministro durante la pandemia.
La vicepresidenta primera, Nadia Calvi?o, que ha presidido el Consejo de Ministros, lo ha calificado como el proyecto m¨¢s ambicioso del plan de recuperaci¨®n ¡°por su cuant¨ªa, por su impacto transformador y por su contribuci¨®n a la autonom¨ªa estrat¨¦gica de Espa?a y la Uni¨®n Europea¡±. La iniciativa cuenta con cuatro ejes: reforzar la capacidad cient¨ªfica, la de dise?o, la de la industria de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, y la m¨¢s importante, la de construir plantas de fabricaci¨®n de semiconductores de un tama?o superior e inferior a cinco nan¨®metros. Un comisionado especial liderado por el experto en microelectr¨®nica y telecomunicaciones Jaime Martorell Su¨¢rez comandar¨¢ el proyecto.
El movimiento pretende convertir a Espa?a en motor de uno de los grandes prop¨®sitos de la Comisi¨®n Europea: alcanzar en 2030 el 20% de la cuota mundial de fabricaci¨®n de microprocesadores ¡ªactualmente ronda el 10%¡ª gracias a un desembolso conjunto de 43.000 millones de euros. Pese a las enormes cantidades comprometidas, el objetivo no es nada sencillo. Primero porque se trata de una de las industrias m¨¢s complejas tecnol¨®gicamente, y no se levanta de la noche a la ma?ana. Solo poner en marcha una f¨¢brica puede llevar entre dos y cuatro a?os, y suponer un importante gasto, por lo que son casi inviables sin la colaboraci¨®n p¨²blico-privada. Unas ¡°barreras de entrada¡± en capital y sofisticaci¨®n a las que ha hecho alusi¨®n Calvi?o.
Y segundo, porque no solo Europa se ha dado cuenta de su relevancia para la autonom¨ªa estrat¨¦gica. EE UU calcula que su cuota de producci¨®n ha ca¨ªdo del 37% al 12% en los ¨²ltimos 30 a?os, y se ha propuesto recuperar el espacio perdido: cuenta con un plan de 52.000 millones de d¨®lares en inversiones p¨²blicas, y las empresas han comprometido ya otros 80.000 millones hasta 2025, entre ellos 20.000 millones para una planta de Intel en Ohio, la joya de la corona. China est¨¢ en la misma carrera, y algunas de sus principales tecnol¨®gicas, como Baidu y Alibaba, han lanzado sus propios modelos de chip.
La competencia por esas inversiones amenaza con ser ¨¢spera. Mientras en Madrid los ministros daban luz verde al plan, en la ciudad suiza de Davos, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, se re¨²ne este martes con los m¨¢ximos representantes de cuatro empresas clave del sector ¡ªlas estadounidenses Intel, Micron, Cisco y Qualcomm¡ª, y esta noche asiste a un acto organizado por esta ¨²ltima, una de las proveedoras de Apple.
Su intenci¨®n es vender Espa?a como destino ideal donde asentar sus plantas de producci¨®n, como parte de los esfuerzos europeos por romper la actual dependencia de las situadas sobre todo en Taiw¨¢n y Corea del Sur, las dos grandes potencias del sector gracias a los gigantes TSMC y Samsung. ¡°Queremos convertirnos en el mejor socio de la industria y de sus esfuerzos por ampliar y diversificar la fabricaci¨®n de microchips para hacer frente a la creciente demanda y las interrupciones de la cadena de suministros. Espa?a no va a perder la carrera hacia las tecnolog¨ªas m¨¢s avanzadas¡±, ha afirmado S¨¢nchez durante su intervenci¨®n en el Foro Econ¨®mico Mundial.
Las etapas de la concepci¨®n de los semiconductores son muchas, dado que la cadena de suministro es extensa. Incluye procesos de dise?o, fabricaci¨®n, ensamblaje, empaquetado y ensayos en los que se cruzan fronteras una y otra vez hasta llegar a las empresas que los integran en sus productos y los ponen a la venta finalmente al consumidor. Calvi?o ha concretado que el objetivo es abarcar toda la cadena de valor, desde el dise?o a la producci¨®n. En 2021, las ventas de semiconductores movieron en todo el mundo 555.900 millones de d¨®lares (517.900 millones de euros), un 26,2% m¨¢s, seg¨²n la Asociaci¨®n de la Industria de Semiconductores (SIA). Y sus previsiones para 2022 auguran un crecimiento del 8,8%.
Una crisis de suministro global
La pandemia ha alterado el paradigma, pr¨¢cticamente inamovible en las ¨²ltimas d¨¦cadas, de que la globalizaci¨®n y sus cadenas de suministro bastaban para proveer de recursos a todo el planeta de forma segura, r¨¢pida y barata. T¨¦rminos como desglobalizaci¨®n y relocalizaci¨®n han entrado con fuerza en el vocabulario de pol¨ªticos y expertos, m¨¢s conscientes ahora de que ceder soberan¨ªa tecnol¨®gica a cambio de un producto m¨¢s asequible puede salir caro a la larga.
La falta de semiconductores derivada de los cierres de f¨¢bricas en Asia por la pandemia, y sobre todo de la alta demanda de dispositivos electr¨®nicos por el teletrabajo, ha provocado parones en las f¨¢bricas de autom¨®viles espa?olas, escasez de productos como videoconsolas o electrodom¨¦sticos, y ha destruido empleo y crecimiento. En Europa, el retraso en la producci¨®n se cuenta en cientos de miles de veh¨ªculos, lo que ha propiciado largas esperas por parte de los usuarios, o que estos se decanten por coches de segunda mano, que adem¨¢s son m¨¢s contaminantes que los nuevos. En EE UU, ese mismo problema ha disparado los precios de los coches usados.
Es cierto que el autom¨®vil, con la irrupci¨®n de los modelos el¨¦ctricos y aut¨®nomos, necesitan de cada vez m¨¢s semiconductores, pero esta industria es solo una de las muchas que los emplean: tel¨¦fonos m¨®viles, ordenadores, videojuegos, equipos m¨¦dicos, aspiradoras, neveras o lavadoras, entre otros muchos, se valen de estos min¨²sculos componentes inteligentes para funcionar. ¡°Raro es el utensilio de nuestra vida cotidiana que no tiene dentro un chip¡±, ha se?alado Calvi?o. De hecho, los que se utilizan en la automoci¨®n est¨¢n entre los menos sofisticados, porque no se necesitan tama?os tan peque?os, lo que ha facilitado que haya algunas empresas europeas que s¨ª sean capaces de fabricarlos. En otros ¨¢mbitos, como los m¨®viles y ordenadores, sin embargo, hay una feroz competencia que se mide en nan¨®metros: las grandes compa?¨ªas libran una batalla continua por la innovaci¨®n que gana quien es capaz de reducir el tama?o del chip, cuyo techo ronda ahora los tres nan¨®metros, aunque con medidas a¨²n menores en el horizonte.
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