Sonido de alarma ¡®in crescendo¡¯
La perspectiva ha cambiado y es bastante m¨¢s pesimista, con inflaci¨®n (m¨¢s) elevada y persistente
Menuda semana en la Pen¨ªnsula ib¨¦rica. Madrid con la cumbre de la OTAN y la ciudad portuguesa de Sintra, donde se han reunido los banqueros centrales. Cita trascendente en un contexto de reflexi¨®n monetaria y de inflaci¨®n que se va a dirimir en un terreno dial¨¦ctico muy intenso. En el verano, principalmente entre dos grandes foros pivotales. El comentando de Sintra que va arraigando su tradici¨®n ¡ªorganizado por el Banco Central Europeo¡ª y el que se celebrar¨¢ a finales de agosto en Jackson Hole (Wyoming), a cargo de la Reserva Federal estadounidense. Las autoridades monetarias siguen siendo la referencia, pero su margen de maniobra est¨¢ apretado entre dos torniquetes. Por un lado, su mandato, m¨¢s o menos amplio, pero en el que la inflaci¨®n aprieta. Por otro, el de la realidad de la subida de precios, de los datos que llegan y machacan la realidad, como la de Espa?a publicada el mi¨¦rcoles, de dos d¨ªgitos y con una subyacente del 5,5%. S¨ªntoma de que el sonido de alarma por inflaci¨®n crece y crece. Preocupante nivel (y generalizado en Europa y Estados Unidos) cuando hay a¨²n mucha incertidumbre sobre qu¨¦ pasar¨¢ con los salarios de aqu¨ª a fin de a?o y m¨¢s all¨¢.
Ese mayor volumen de la alarma ha sido evidente con estad¨ªsticas de inflaci¨®n y los mensajes que han dado las autoridades monetarias en junio. La perspectiva ha cambiado y es bastante m¨¢s pesimista, con inflaci¨®n (m¨¢s) elevada y persistente. Lo han reiterado Christine Lagarde y Jerome Powell en Sintra a la vez que recordaban que las pol¨ªticas monetarias pueden y deben moderar la inflaci¨®n, pero no pueden controlar todas las fuentes de su crecimiento. Esto genera credibilidad y temor al mismo tiempo porque se reconoce una efectividad limitada ante un problem¨®n como el que tenemos en estos momentos. Para las autoridades monetarias es importante generar credibilidad, pero, despu¨¦s de 15 a?os de liderazgo pol¨ªtico-econ¨®mico indiscutible, ahora tienen que predicar ineludiblemente su (posible) falibilidad. Creen en su modelo, pero no les queda otra que reconocer que ahora hay serias limitaciones para lograr el ¨¦xito deseado. Implica un riesgo: en su af¨¢n por mantener esa credibilidad, los banqueros centrales pueden tener que redoblar sus acciones, apretar m¨¢s (siguen en eso de ¡°haremos lo que sea preciso¡±) y derivar en una fuerte desaceleraci¨®n y probable recesi¨®n, incluso m¨¢s dura de lo que se piensa, sobre todo en Estados Unidos. Esto nos obliga a distinguir entre una recesi¨®n correctiva y una recesi¨®n con inflaci¨®n. La primera es un mal trago necesario para evitar que el sobrecalentamiento de precios se vaya de las manos. La segunda es un dilema porque implica que se habr¨ªa coartado el crecimiento antes que los precios.
En un contexto estrictamente europeo, la reuni¨®n de Sintra tambi¨¦n recuerda los elementos diferenciales de los problemas de inflaci¨®n y posibles remedios en la zona de la moneda ¨²nica. Adem¨¢s de referirse a los tipos, Lagarde habl¨® sin suficiente detalle del mecanismo de compras de bonos, en el que mencion¨® la palabra ¡°condicionalidad¡±. Habr¨¢ que ver la letra peque?a para que no haya m¨¢s se?ales de alarma.
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