¡°???Ojo techo!!!¡±: la alerta que nunca lleg¨® a los tres ge¨®logos aplastados en la mina de S¨²ria
Los Mossos d¡¯Esquadra y la Generalitat constatan una cadena de errores y negligencias en el siniestro de Iberpotash, seg¨²n la investigaci¨®n judicial a la que ha accedido EL PA?S
Cuando una piedra de 20 kilos ¡°como una mochila de deporte¡± cae del techo, David P. decide que es el momento de parar. Lleva 17 a?os en Iberpotash como jefe de equipo de minador, la m¨¢quina que abre paso en las galer¨ªas de la mina de S¨²ria (Barcelona) para extraer la preciada potasa. ¡°Tito, sacamos la m¨¢quina que esto est¨¢ abierto, me ha ca¨ªdo una piedra y no quiero que me caigan m¨¢s¡±, le dice a un compa?ero. Durante la noche, el minador 30 ha avanzado con seguridad. Ahora son las 6.15. Es jueves, 9 de marzo. A David le quedan menos de dos horas para acabar el turno. Aparta la m¨¢quina a una zona segura y se dirige al comedor, donde cuenta el incidente al vigilante de explotaci¨®n, figura que vela por la seguridad de los operarios: ¡°El techo no me da buenas sensaciones, no me f¨ªo¡±. Como es costumbre, lo deja por escrito en el parte: ¡°???Ojo techo!!!¡±.
El aviso nunca llegar¨¢ a o¨ªdos de ?scar Molina, Victoriano Pineda y Daniel ?lvarez, que para entonces han iniciado su jornada. Est¨¢n a 850 metros de profundidad. Tras visitar dos galer¨ªas, llegan al minador 30, que est¨¢ arrimado a la pared. Aprovechan un estrecho pasillo para sortearlo. La temperatura es de 47 grados. Su tarea principal es analizar la veta de mineral para decidir por d¨®nde conviene seguir excavando. No saben que han ca¨ªdo en una trampa. Tras unas comprobaciones, se juntan en c¨ªrculo. Un liso de carnalita ¡ªuna losa del techo¡ª de 1,9 toneladas, m¨¢s grande que la roca de David, les cae encima hacia las 7.35. Encontrar¨¢n sus cad¨¢veres, por casualidad, un rato despu¨¦s. Son las v¨ªctimas mortales de uno de los accidentes m¨¢s graves de Cabanasses, la ¨²nica mina activa de Catalu?a, que explota la empresa Iberpotash, perteneciente al grupo israel¨ª ICL.
EL PA?S ha accedido al sumario de la causa abierta por un juez de Manresa para aclarar las causas y responsabilidades del siniestro. Los Mossos d¡¯Esquadra constatan una cadena de negligencias en la gesti¨®n de la comunicaci¨®n y las medidas de seguridad adoptadas tras el primer incidente; la Generalitat y la empresa tambi¨¦n admiten fallos graves, aunque de manera m¨¢s limitada. La gran inc¨®gnita, que deber¨¢ despejar la investigaci¨®n, es si la excavaci¨®n de una parte no planificada ¡ªtarea en la que estaba trabajando el equipo de David cuando a las 6.15 cay¨® la primera roca¡ª desestabiliz¨® el techo y fue la causa directa del accidente mortal, ocurrido apenas una hora despu¨¦s y en el mismo lugar. Los Mossos sospechan que s¨ª, la Generalitat dice que no se puede ¡°garantizar¡± e Iberpotash habla de accidente ¡°imprevisible¡±.
Los ge¨®logos, a ciegas
La polic¨ªa catalana ha interrogado, como testigos, a una decena de trabajadores de Iberpotash. Entre ellos, Jos¨¦ Luis S., el vigilante que recibi¨® la informaci¨®n sobre el mal estado del techo antes de las 7.00. Admiti¨® que, tras el aviso, no fue a comprobar la zona ¡ª¡±ten¨ªa que recoger partes, herramientas¡¡±¡ª, que no llam¨® a oficinas porque ¡°a veces te cogen y a veces no¡± y, en fin, que no transmiti¨® lo ocurrido porque los operarios ya se iban y ¡°el minador estaba en zona segura¡±. Tampoco adopt¨® medidas adicionales para evitar que alguien entrara en la zona: ¡°Era una piedra como han ca¨ªdo muchas, pens¨¦ que no era necesario¡±. En su declaraci¨®n, Jos¨¦ Luis insisti¨® en que el equipo dej¨® el minador en una posici¨®n que alertaba de que no se deb¨ªa pasar por ah¨ª ¡ªuna se?al de alerta com¨²n entre los mineros, pero que no contempla ning¨²n protocolo¡ª, y que eso deb¨ªa haber sido suficiente: ¡°Son cosas que no est¨¢n escritas, pero que se saben, especialmente los veteranos (¡) Lo que no es normal es que encuentres el minador as¨ª y saltes por encima de la m¨¢quina¡±.
Pero ?scar, de 28 a?os; Victoriano, de 29; y Daniel, de 31, ni eran veteranos ni ten¨ªan por qu¨¦ conocer esas pr¨¢cticas: llevaban, respectivamente, tres a?os, tres meses y 11 d¨ªas en la empresa, el ¨²ltimo con un contrato de pr¨¢cticas. En su atestado, los Mossos concluyen que el vigilante ¡°incumpli¨®¡± sus obligaciones: debi¨® haber comunicado al turno entrante el ¡°riesgo percibido¡± y debi¨® haber tomado ¡°medidas preventivas¡± sobre el terreno. Sus acciones influyeron en el ¡°grado de percepci¨®n de riesgo¡± de los ge¨®logos al bajar al frente de trabajo. El infortunio tambi¨¦n jug¨® su papel. David, el jefe de minador, coment¨® sus malas sensaciones a un top¨®grafo al que se encontr¨® por casualidad en el skip (el ascensor de la mina). Pero eso fue a las 7.10, con los ge¨®logos ya en las profundidades de la mina. El solapamiento de turnos de trabajo, pues, jug¨® en su contra: los j¨®venes ge¨®logos entraron a ciegas, sin saber que, como hab¨ªa indicado David, ¡°el techo estaba en mal estado¡±.
Un ¡°bocado¡± a la roca
Para entender por qu¨¦ la estabilidad del techo pod¨ªa estar comprometida hay que retroceder unas horas. En el turno de noche, el equipo de cuatro hombres dirigido por David ten¨ªa una tarea asignada: avanzar 10 metros hasta conectar la galer¨ªa que estaban abriendo con otra ya afianzada. A las 3.00 la hab¨ªan completado. No ten¨ªan tiempo suficiente para dirigirse a otra zona planificada, pero s¨ª para hacer lo que en argot minero se llama ¡°bocado¡± o ¡°pinchazo¡±: abrir un ¨¢rea o ¡°emboquilla secundaria¡± en la pared para extraer m¨¢s potasa. Es una pr¨¢ctica com¨²n e incentivada. El sueldo de los mineros depende, en parte, de su productividad. Y los beneficios de la empresa tambi¨¦n, sobre todo en un contexto de precios altos de la potasa por las sanciones a Bielorrusia, uno de los principales productores mundiales.
David pidi¨® permiso para abrir esa galer¨ªa secundaria y el jefe de relevo, Adri¨¢n L., lo autoriz¨® verbalmente. Como se?alan los Mossos en su informe, quer¨ªan ¡°maximizar la extracci¨®n de mineral¡±, lo que iba a suponer ¡°un aumento de las retribuciones para el equipo del minador 30¡å. El jefe de relevo declar¨® m¨¢s tarde que limit¨® el ¡°bocado¡± a unas dimensiones concretas: tres por tres metros, en forma triangular. La polic¨ªa auton¨®mica lo pone en duda porque el cabezal del minador es m¨¢s grande y constata, en cualquier caso, que la dentellada acab¨® siendo de 7x8 metros.
El atestado, en manos del juez, se?ala otra anomal¨ªa: por normativa, los pilares a lado y lado de esta emboquilla secundaria y no planificada han de tener ¡°un m¨ªnimo de tres metros¡±, seg¨²n corrobor¨® la responsable de seguridad de Iberpotash, que colabor¨® en las tareas de rescate de los tres ge¨®logos. El pilar izquierdo se qued¨® en escasos 1,5 metros. Mientras el equipo de David recoge el mineral, hacia las 6.15, es cuando cae la primera roca de la esquina derecha del techo, sobre la parte posterior del minador, donde est¨¢n los ventiladores de la m¨¢quina.
David consider¨®, y as¨ª lo declar¨®, que la ca¨ªda pod¨ªa indicar que hab¨ªan cambiado las presiones del techo. Pero, ?fue esa apertura, fruto del hambre de productividad, la que provoc¨® tambi¨¦n la ca¨ªda del liso que mat¨® a los j¨®venes ge¨®logos? La investigaci¨®n no ha ofrecido por ahora una respuesta contundente, pero los Mossos dan a entender que puede ser. ¡°No se puede descartar que [el hecho de no respetar las medidas m¨ªnimas de los pilares] pudiese haber comprometido la estabilidad del techo en el lugar del accidente¡±, concluyen. Los informes de la Subdirecci¨®n General de Energ¨ªa y Minas y el de Iberpotash admiten fallos, pero son m¨¢s prudentes, en especial el de la Generalitat, que en un ejercicio ret¨®rico de cautela expone: ¡°Tampoco se puede garantizar que la ca¨ªda del otro liso tenga relaci¨®n con la posterior ca¨ªda del liso¡±.
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