Verdades inveros¨ªmiles
Si se avanza en la reducci¨®n del balance del Eurosistema se reducir¨ªan los saldos de los dep¨®sitos de la banca en los bancos centrales reduciendo en consecuencia los millonarios pagos por intereses
Este a?o el Eurosistema, los bancos centrales de la zona euro, que son entidades p¨²blicas, pagar¨¢n aproximadamente 140.000 millones de euros a la banca privada europea. De estos, a la banca espa?ola le corresponder¨ªan cerca de 10.000 millones, que pagar¨¢ el Banco de Espa?a. Esta enorme cifra solo se refiere al pago de intereses por los dep¨®sitos que la banca mantiene en su banco central, en el Banco de Espa?a para la banca nacional. Equivale aproximadamente al 1% del PIB de la zona euro.
?C¨®mo se obtiene esa cantidad?
No se puede hacer un c¨¢lculo exacto de la cifra final que abonaran los bancos centrales de la eurozona a la banca. Depender¨¢ de la evoluci¨®n de los tipos de inter¨¦s y del nivel de dep¨®sitos de los bancos en el Eurosistema. Pero no es dif¨ªcil hacer un c¨¢lculo razonable.
A cierre de marzo, los bancos ten¨ªan depositados 4.035.917 millones de euros en el Eurosistema. M¨¢s de cuatro billones, s¨ª. Suponiendo que esa cifra se reduzca algo este a?o, y un tipo medio del 3,50% para este 2023 (mayor si los tipos siguen subiendo) obtenemos la cifra de 140.000 millones.
Estos dep¨®sitos son en gran parte consecuencia de las compras de bonos que el Banco Central Europeo (BCE) realiz¨® en la ¨²ltima d¨¦cada, enmarcadas en las pol¨ªticas monetarias extraordinarias (la llamada quantitative easing o QE). Pero hasta hace poco m¨¢s de un a?o los bancos centrales no pagaban nada por esos dep¨®sitos (en la jerga, ¡°facilidad de dep¨®sito¡±, sic) pues los tipos estaban al 0% e ?incluso negativos! Pero la inflaci¨®n apareci¨®, lo que no es sorprendente, y empezaron a subir los tipos de inter¨¦s. A cierre de 2022 estaban al 2,5%, ahora al 4%.
?Producir¨¢ p¨¦rdidas en los bancos centrales?
Si, y cuantiosas, porque lo que pagar¨¢n a la banca por sus dep¨®sitos es mucho, y no podr¨¢n neutralizarlo con el rendimiento de sus inversiones. Buena parte de la cartera de bonos de los bancos centrales tiene tipos de inter¨¦s muy bajos, nulos e incluso negativos. El impacto neto de ambos efectos se traducir¨¢ en importantes p¨¦rdidas en las cuentas de resultados de los bancos centrales.
Por ejemplo, es probable que el Bundesbank tenga que recibir una inyecci¨®n de capital p¨²blico (un rescate), c¨®mo ha informado la agencia que audita a los organismos p¨²blicos alemanes.
?Es importante todo esto?
Muy importante. Todo esto supone una redistribuci¨®n de rentas desde el Estado al sector privado. Desde los Tesoros nacionales, a trav¨¦s de sus bancos centrales, hacia la banca. Con ese dinero los Estados podr¨ªan afrontar muchas necesidades de sus ciudadanos.
De seguir as¨ª, el Eurosistema tendr¨¢ que suprimir o reducir sus transferencias por dividendos a los gobiernos nacionales. Seg¨²n una estimaci¨®n de Paul de Grauwe, esta p¨¦rdida de ingresos de los gobiernos nacionales ser¨¢ del orden del 1% del PIB de la zona del euro y, de no hacer nada, dar¨¢ lugar a un aumento del d¨¦ficit p¨²blico equivalente, lo que requerir¨¢ una austeridad fiscal adicional en el futuro.
?Tiene que ser as¨ª?
Rotundamente no. Sigamos haciendo preguntas: ?por qu¨¦ debe remunerarse a la banca por mantener reservas l¨ªquidas en el banco central? ?Es necesaria esta remuneraci¨®n para realizar la pol¨ªtica monetaria? ?Existen procedimientos de pol¨ªtica alternativos que eviten realizar grandes pagos de intereses a la banca?
Muchos economistas dan por sentado que los dep¨®sitos de los bancos en su banco central deben ser remunerados. Pero esto es un fen¨®meno reciente. Antes del inicio del euro en 1999, la mayor¨ªa de los bancos centrales europeos, con excepci¨®n del Bundesbank, no remuneraban los saldos que exced¨ªan el coeficiente de caja obligatorio de la banca. Presionado por el Bundesbank, el BCE inici¨® esta pr¨¢ctica en 1999. La Reserva Federal de EE UU no introdujo la remuneraci¨®n hasta 2008, en plena crisis.
Es decir, hasta antes de 2000, la pr¨¢ctica general era no remunerar los saldos de la banca. Esto ten¨ªa sentido: la banca no remuneraba los dep¨®sitos a la vista de sus clientes, y facilitaba liquidez a la econom¨ªa real, a las empresas y hogares. Es dif¨ªcil encontrar una justificaci¨®n econ¨®mica racional por la que la banca deba ser remunerada por el Estado por mantener su dinero en el banco central mientras que las empresas y hogares deben aceptar no ser remunerados.
El pago de intereses sobre los dep¨®sitos a la banca tiene otra consecuencia desafortunada. Transforma la deuda p¨²blica a largo plazo en deuda a corto plazo. La mayor¨ªa de los bonos del Estado en manos del Eurosistema se han emitido a tipos de inter¨¦s muy bajos, incluso nulos o negativos. Esto implica que los gobiernos que los emitieron est¨¢n protegidos durante alg¨²n tiempo de las subidas de los tipos de inter¨¦s. Al pagar un tipo de inter¨¦s del orden del 4% por las reservas bancarias, y reducir as¨ª los ingresos p¨²blicos, el banco central transforma ahora esta deuda a largo plazo en deuda a muy corto plazo, lo que obliga a un aumento inmediato del pago de intereses sobre la deuda consolidada del gobierno y el banco central. No veo ninguna buena raz¨®n econ¨®mica para que un banco central haga esto.
Hay alternativas planteadas por algunos economistas. Por ejemplo, una pol¨ªtica mejor ser¨ªa combinar la venta sostenida de bonos del Estado con el aumento coeficiente de caja obligatorio a los bancos en el banco central. Si los saldos de los bancos no se remuneraran muchos comprar¨ªan deuda p¨²blica u otros activos. El actual coeficiente de caja obligatorio est¨¢ en m¨ªnimos hist¨®ricos, solo un 1%, y podr¨ªa subirse claramente.
Adem¨¢s, si se avanza en la reducci¨®n del enorme balance del Eurosistema, vendiendo parte de los bonos que poseen los bancos centrales, es cierto que se materializar¨¢n p¨¦rdidas hasta ahora latentes, pero se reducir¨ªan los saldos de los dep¨®sitos de la banca en los bancos centrales reduciendo en consecuencia los pagos por intereses.
Concluyo. La situaci¨®n actual, que no tiene precedentes hist¨®ricos, adem¨¢s de injusta, indica problemas de competencia en el sector bancario, problemas en la estructura financiera de Europa, y problemas en la gesti¨®n e instrumentaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria. Por el bien de todos, los silentes bancos centrales deben enfrentar la situaci¨®n actual y corregirla. Pero, sobre todo, son los pol¨ªticos quienes deben reaccionar: esto es un asunto pol¨ªtico de primer orden que no debe dejarse solo en manos de los t¨¦cnicos.
¡°Hay verdades m¨¢s inveros¨ªmiles que las mentiras¡± dec¨ªa recientemente un pol¨ªtico portugu¨¦s. Y, a?ado, pero no por ello dejan de ser verdad. Y la aqu¨ª expuesta lo es, casi incre¨ªble y muy inc¨®moda.
Carlos Arenillas es economista y fue vicepresidente de la CNMV.
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