UBS har¨¢ desaparecer la marca Credit Suisse en 2025 y despedir¨¢ a 3.000 trabajadores

Hace poco m¨¢s de cinco meses, los pasillos del poder pol¨ªtico y econ¨®mico suizo eran un hervidero. La supervivencia de Credit Suisse estaba en juego tras a?os de gesti¨®n desastrosa, y con ella, la reputaci¨®n de todo el sistema bancario helv¨¦tico. Entonces, tras reuniones de madrugada y noches de nervios, se evit¨® lo peor a ¨²ltima hora. UBS absorbi¨® a Credit Suisse. Los ahorros de los clientes estaban salvados, y en un pa¨ªs receloso del desembarco de entidades extranjeras, todo quedaba en casa.

Por si no qued¨® claro entonces, los resultados presentados este jueves por UBS muestran qui¨¦n fue el ganador y qui¨¦n el claro perdedor en ese abrupto final de la bicefalia financiera suiza. UBS gan¨® en el segundo trimestre del a?o 26.459 millones de euros por un apunte contable extraordinario derivado de la absorci¨®n. Credit Suisse, en cambio, perdi¨® en ese tiempo casi 10.000 millones de euros, y aunque finalmente UBS no vender¨¢ el negocio suizo de Credit Suisse, su marca, como ha confirmado su nuevo due?o, desaparecer¨¢ definitivamente en 2025, cuando UBS espera haber terminado la migraci¨®n de los clientes a su sistema.

La decisi¨®n supondr¨¢ el triste final de un banco con 167 a?os de vida e ¨ªntimamente ligado a la historia del pa¨ªs, al que lleva en su nombre, y en cuyo desarrollo fue pieza clave al financiar en sus inicios la construcci¨®n del ferrocarril que vertebr¨® las comunicaciones entre sus ciudades. Ambas entidades compet¨ªan en el mercado suizo, pero cuentan con una importante base de clientes internacionales. En 2008, cuando estall¨® la crisis financiera, Credit Suisse lleg¨® a valer m¨¢s que UBS, que incluso debi¨® ser rescatada por las autoridades. Desde entonces, tal vez por el trauma de ese salvamento p¨²blico in extremis, UBS implant¨® una cultura de riesgos muy conservadora. Nada que ver con el camino de Credit Suisse, asolado por m¨²ltiples casos de corrupci¨®n, manipulaci¨®n del mercado de divisas, malas pr¨¢cticas de sus directivos y riesgos excesivos en su ¨¢rea de banca de inversi¨®n.

Suiza cuenta ahora con un solo gran banco al frente y una constelaci¨®n de peque?as entidades, algo que preocupa a su clase pol¨ªtica por el da?o a la competencia y porque eso supone que ya no hay margen de error. Si el nuevo gigante financiero se equivoca, no habr¨¢ soluci¨®n helv¨¦tica para salvarlo, al menos desde el ¨¢mbito privado.

UBS pudo hacerse con su mayor rival a precio de saldo, por apenas 3.000 millones de euros, y en sus primeros resultados tras la operaci¨®n, el mercado celebraba esta ma?ana sus resultados con subidas en Bolsa cercanas al 5%. Entre los hitos, la entidad destacaba que su unidad UBS Wealth Management registr¨® la mayor entrada de dinero nuevo para un segundo trimestre en alrededor de una d¨¦cada, con casi 15.000 millones de euros a?adidos.

Sin embargo, las cuentas vienen con letra peque?a: sin contar el fondo de comercio negativo que se apunt¨® por la compra y todas las cuestiones relacionadas con la misma, su beneficio neto rond¨® los 1.000 millones de euros. Y a¨²n quedan a?os hasta terminar la digesti¨®n de la compra: este jueves anunci¨® que pondr¨¢ en marcha un plan de ahorro de 10.000 millones de d¨®lares hasta finales de 2026 que supondr¨¢ el despido de 3.000 empleados en Suiza, donde los sindicatos del sector llevan meses intentando evitar los temidos recortes, esperados por las duplicidades derivadas de la integraci¨®n.

El consejero delegado de UBS, Sergio Ermotti, aludi¨® este jueves a esas sinergias, en un mensaje con un gui?o al orgullo herido de Suiza. ¡°Estamos recuperando la confianza de los clientes, reduciendo costes y tomando las acciones necesarias para crear econom¨ªas de escala que nos permitan enfocar mejor nuestros recursos y orientar las inversiones para el crecimiento futuro. Esta combinaci¨®n reforzar¨¢ nuestro estatus como franquicia l¨ªder global, de la que nuestro mercado local, Suiza, puede estar orgullosa. Nos sentimos honrados por esta tarea y por la responsabilidad que se nos ha confiado¡±.

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