Credit Suisse, el ocaso de un s¨ªmbolo del poder financiero
La entidad toca fondo tras a?os de esc¨¢ndalos y mala gesti¨®n: hundida en Bolsa y rescatada por el banco central, negocia su venta a su rival UBS
El alcohol corre en La Stanza, un coqueto local de la zona financiera de Z¨²rich donde durante el d¨ªa los parroquianos toman caf¨¦ pac¨ªficamente mientras leen el Financial Times, y cada jueves noche ve arrastrarse hasta su puerta a una legi¨®n de banqueros ¨¢vidos de relajaci¨®n y desahogo tras una de esas agotadoras jornadas de trabajo frente al ordenador. La de este jueves no es una noche cualquiera. No han pasado ni 24 horas desde que Credit Suisse, la segunda entidad del pa¨ªs, ha anunciado que pedir¨¢ prestados hasta 50.000 millones de euros al Banco Nacional de Suiza tras sufrir un desplome en Bolsa que pone en peligro su misma existencia.
El mundo de oficinas acristaladas, altos salarios y eficiencia helv¨¦tica construido durante m¨¢s de un siglo se vuelve por momentos m¨¢s fr¨¢gil que nunca. Pero en el exterior de La Stanza, a solo 200 metros de las sedes de UBS y Credit Suisse, apilados sobre la acera y el asfalto, los c¨®cteles de alta graduaci¨®n cambian de manos a toda velocidad entre conversaciones en alem¨¢n, franc¨¦s, italiano o ingl¨¦s. Tambi¨¦n en espa?ol. ¡°No creo que se los deje caer¡±, afirma sobre Credit Suisse un empleado de banca que se fue de Espa?a atra¨ªdo por los 80.000 euros de remuneraci¨®n anual que perciben quienes apenas est¨¢n empezando su carrera en la banca suiza. ¡°Hoy he ganado tres clientes que vienen de Credit Suisse. Pero, si te soy sincero, me da pena que sea por el mal ajeno¡±, dice copa en mano, traje impecable, un ejecutivo latinoamericano que lleva m¨¢s de una d¨¦cada en UBS, el mayor banco del pa¨ªs.
UBS lleva a?os creciendo con cada nueva crisis de su rival ¡ªen 2022 gan¨® m¨¢s de 7.000 millones, casi los mismos que perdi¨® su competidor¡ª. Y ese proceso, el de recibir con los brazos abiertos a todos esos clientes de Credit Suisse preocupados por la acumulaci¨®n de esc¨¢ndalos, malos resultados, cambios en la c¨²pula y, en definitiva, noticias negativas, no ha hecho m¨¢s que acelerarse. Pero esas tres letras, siglas de la Uni¨®n de Bancos Suizos, pueden dejar de ser el destino del dinero nervioso para pasar ahora a ser parte de la soluci¨®n.
El multimillonario rescate del banco central no ha conseguido el objetivo de aplacar a los inversores, que el viernes volvieron a hundir las acciones de Credit Suisse un 8% ¡ªsus t¨ªtulos se dejan un 26% en la semana, con un mi¨¦rcoles negro por la negativa de su principal accionista, el SNB saud¨ª, a aportar m¨¢s dinero¡ª. As¨ª que un nuevo plan auspiciado por las autoridades, el de su venta total o parcial a UBS, se negocia de urgencia este fin de semana para cerrarlo antes de la apertura del mercado el lunes.
Un acuerdo entre los dos gigantes de la banca suiza ¡ªahora muy desigual, UBS tiene un valor en Bolsa de 56.000 millones de euros, frente a los 8.000 millones de Credit Suisse, siete veces menos¡ª, se presenta como el cortafuegos perfecto para la crisis. Pondr¨ªa fin a la especulaci¨®n sobre una posible quiebra, contendr¨ªa la fuga de dep¨®sitos y mantendr¨ªa la bandera helv¨¦tica, pero la creaci¨®n de un nuevo campe¨®n nacional est¨¢ plagada de obst¨¢culos. Por su elevado tama?o ¡ªacaparar¨ªa casi la mitad del mercado interno suizo, algo que no gusta a las autoridades de Competencia¡ª, y porque absorber una entidad en ca¨ªda libre tiene tantos riesgos como coger un cuchillo al vuelo.
¡°UBS tiene miedo de encontrar muertos en el armario¡±, advierte Marc Chesney, profesor de Finanzas en la Universidad de Z¨²rich. ¡°Imagino que en la negociaci¨®n presionar¨¢n para tratar de conseguir muchas ventajas a cambio de la compra¡±, a?ade. El economista lleva a?os convertido en una de las voces m¨¢s cr¨ªticas sobre la deriva de Credit Suisse. Llega a su despacho regadera en mano y, tras dar de beber a las plantas, insiste en mantener la charla en espa?ol, el idioma que ha aprendido en sus muchas visitas a Barcelona, y al que se ha traducido uno de sus libros, La crisis permanente (Bellaterra Edicions). ¡°Credit Suisse es peor que un casino, porque cuando funcionaba bien se quedaba con las ganancias, y ahora que va mal el contribuyente lo paga. Dicen que son liberales, pero un principio b¨¢sico del liberalismo es que los que asumen los riesgos pagan los riesgos¡±, dispara.
Cofundado en 1856 por Alfred Escher, Credit Suisse empez¨® financiando l¨ªneas de ferrocarril como la que atraviesa los Alpes por el t¨²nel de San Gotardo. Escher ve¨ªa con impotencia c¨®mo se constru¨ªan m¨¢s y m¨¢s kil¨®metros de v¨ªas rodeando Suiza, y su pa¨ªs perd¨ªa el tren de la modernidad para quedar relegado a ser ¡°un triste ermita?o en medio de Europa¡±, seg¨²n sus propias palabras. Credit Suisse contribuy¨® a llenar ese vac¨ªo. ¡°Ha participado de la mitolog¨ªa del crecimiento de Suiza en los siglos XIX y XX¡±, dice al tel¨¦fono desde Ginebra Yves Genier, periodista y autor del libro Scandales chez Credit Suisse.
Inestabilidad
Su evoluci¨®n en el siglo XXI, sin embargo, deja mucho que desear. Empezando por su equipo directivo, sometido a constantes cambios que no han contribuido a dar estabilidad. En 2020, su consejero delegado, Tidjane Thiam, dimiti¨® por un caso de espionaje a Iqbal Khan, un antiguo banquero de la compa?¨ªa que se march¨® a UBS. Contrataron a una agencia de detectives porque tem¨ªan que se llevara consigo a otros empleados del grupo, pero todo sali¨® mal. Al descubrir Khan a sus perseguidores, se enfrent¨® a ellos en plena calle y present¨® una denuncia. Thomas Gottstein, sucesor de Thiam, fue relevado tras dos a?os en el cargo debido a las cuantiosas p¨¦rdidas que sufri¨® el banco.
En cuanto a la presidencia, Urs R?hner agot¨® su mandato de 12 a?os en 2021, pero no se puede decir que su legado fuera brillante: en ese periodo las acciones cayeron m¨¢s de un 70%. Su sustituto, el portugu¨¦s, Antonio Horta-Osorio, dur¨® mucho menos, solo nueve meses, tras descubrirse que se salt¨® la cuarentena de la covid. Todos ellos cobraron millones en bonus suculentos, algo obsceno para el profesor Chesney. ¡°Dicen que les pagan as¨ª para retener el talento, pero no han demostrado ser los mejor capacitados, sino los peores. Hablan a menudo de resultados, y aqu¨ª han sido negativos. No se puede justificar que cobren ese dinero¡±.
La lista de esc¨¢ndalos en los que se ha visto involucrado en tiempos recientes es larga. Incluye numerosas multas de los reguladores en Suiza, la UE y EE UU por asuntos tan turbios como su implicaci¨®n en sobornos en Mozambique, la manipulaci¨®n del mercado de divisas o permitir el blanqueo de dinero de miembros del crimen organizado a sabiendas de que lo eran.
Uno de los m¨¢s sonados, y seguramente el m¨¢s da?ino para sus cuentas, fue el caso Archegos. Le supuso al banco unas p¨¦rdidas de m¨¢s de 4.000 millones de euros por los pr¨¦stamos que hizo a un fondo que us¨® el dinero para hacer inversiones de alto riesgo en un peque?o grupo de valores de EE UU y China, utilizando adem¨¢s derivados para multiplicar sus apuestas. Cuando el banco se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Genier explica as¨ª esa cadena de errores: ¡°La cultura de gesti¨®n de riesgos ha estado totalmente descuidada, claramente desplazada por la b¨²squeda de m¨¢s negocio. Hubo una acumulaci¨®n de negligencias, mala gesti¨®n y mucha arrogancia por parte de los antiguos dirigentes¡±.
La regulaci¨®n se ha endurecido en los ¨²ltimos a?os, pero no ha evitado los excesos. ¡°El Estado hace que los bancos sean m¨¢s seguros; los banqueros responden haciendo que los bancos sean m¨¢s arriesgados¡±, escribe el analista del Financial Times Mart¨ªn Wolf en su libro La gran crisis (Deusto). Para el profesor Chesney, los antiguos valores de Credit Suisse han quedado completamente desdibujados. ¡°Escher, su fundador, ten¨ªa esp¨ªritu industrial. Era un emprendedor que tuvo la inteligencia de entender lo que necesitaba Suiza: los trenes. Hoy en d¨ªa, ?qu¨¦ es imprescindible para el mundo? Invertir en la transici¨®n energ¨¦tica. ?Lo est¨¢n haciendo? No. Juegan al casino¡±.
En esas apuestas peligrosas, esta vez la banca no est¨¢ ganando. O al menos no Credit Suisse. ?Es este un punto de inflexi¨®n para la imagen del pa¨ªs? El d¨ªa de su rescate por el banco central, Suiza sigue siendo ese lugar silencioso y discreto donde los tranv¨ªas funcionan, los precios est¨¢n por las nubes y es dif¨ªcil encontrar un papel tirado en el suelo. Solo dos cosas no encajan: la primavera anticipada que deja en el armario los abrigos y saca a los suizos a terrazas y plazas, y la idea, ya irrebatible, de que uno de sus s¨ªmbolos, el banco que lleva el nombre del pa¨ªs, est¨¢ al borde del precipicio. Esa misma sensaci¨®n de sorpresa produce leer los titulares de la prensa local. ¡°?Hay que retirar el dinero?¡±, pregunta un diario. La misma cuesti¨®n que le han planteado algunos amigos a Genier porque saben que escribe de econom¨ªa y public¨® un libro sobre Credit Suisse. ¡°La gente empieza a estar preocupada¡±, reconoce.
El banco contaba con unos activos a cierre de 2022 de 574.000 millones ¡ªUBS tiene 1,1 billones¡ª, y su grado de interconexi¨®n es grande, por lo que una eventual ca¨ªda ser¨ªa dram¨¢tica, como recuerda Genier. ¡°?Te acuerdas de Lehman Brothers? Ser¨ªa a¨²n peor porque el banco es m¨¢s grande. Un cataclismo. Y Suiza no es EE UU ni la UE para reaccionar¡±.
Ese escenario, el del colapso, ha perdido algo de fuerza ahora que UBS aparece como candidato a comprarlo. Para Genier, en juego hay mucho m¨¢s que la supervivencia de un banco. ¡°Suiza perder¨ªa mucha credibilidad. Su postura en negociaciones internacionales se debilitar¨ªa, y ahora estamos en discusiones con la UE y nos est¨¢n atacando por nuestra posici¨®n de neutralidad sobre la guerra en Ucrania. Perder¨ªamos mucho peso. Es un asunto econ¨®mico y financiero, pero tambi¨¦n pol¨ªtico, diplom¨¢tico y simb¨®lico para la imagen de Suiza y su desarrollo¡±.
En medio de las turbulencias, la Asociaci¨®n de Banqueros Suizos (SBA) responde a este diario que los 50.000 millones en liquidez de emergencia del Banco Nacional de Suiza a Credit Suisse ser¨¢n suficientes. ¡°El centro financiero suizo sigue siendo estable a pesar del desafiante entorno actual. Los bancos cumplen con requisitos muy altos de capital y liquidez¡±, a?aden. La apresurada operaci¨®n de venta del banco lleva la contraria a ese discurso.
Suiza, ?futuro accionista?
A casi una hora en tren de Z¨²rich, en Berna, la capital del pa¨ªs, aunque solo la quinta ciudad en tama?o ¡ª133.000 habitantes¡ª, el diputado y vicepresidente del Partido Socialista, Samuel Bendahan, bebe zumo de uva sentado en la cafeter¨ªa del Parlamento. ¡°No sabemos si habr¨¢ una compra externa o de otro banco suizo, pero si esto va a peor debe ser el Estado quien entre en el capital de Credit Suisse¡±, opina. Cada cierto tiempo echa un vistazo r¨¢pido a la pantalla donde se puede seguir la actividad de sus compa?eros en la C¨¢mara y, cuando le toca votar ¡ªlo que suceder¨¢ en tres ocasiones durante los 20 minutos de entrevista¡ª, pide disculpas y sale corriendo a pulsar el bot¨®n de s¨ª, no o abstenci¨®n.
Su partido se mueve en un delicado equilibrio sobre el banco. Por un lado, critican que el dinero p¨²blico haya salido veloz a rescatarlo. ¡°Es injusto que el contribuyente pague los riesgos tomados por los accionistas. Los t¨ªtulos de Credit Suisse se revalorizaron 2.000 millones el d¨ªa del anuncio de la ayuda del Banco Nacional de Suiza, un dinero que fue al bolsillo de los accionistas¡±, alega Bendahan.
Por otro, son totalmente contrarios a dejar caer la entidad. ¡°Hay gente a la que le molesta que se ayude a la banca, pero no intervenir ser¨ªa una negligencia. Cuando se les explica que no podemos dejar que se hunda la reputaci¨®n de Suiza y que es un problema sist¨¦mico, muchos lo entienden¡±. Su postura pasa por asegurarse de que el dinero p¨²blico no acaba alimentando los cuantiosos bonus de los ejecutivos, y en su lugar revierte de alg¨²n modo en el inter¨¦s general. ¡°El espect¨¢culo que este banco nos ha ofrecido en los ¨²ltimos a?os es impresionante¡±, carg¨® en rueda de prensa el jueves Cedric Vermuth, copresidente de los socialistas.
La sensaci¨®n general es que la crisis de los bancos regionales en Estados Unidos, aunque de caracter¨ªsticas muy distintas, ha despertado a la bestia durmiente de la desconfianza, y no ha hecho falta escarbar demasiado para que los inversores apunten con el dedo al que lleva a?os haciendo m¨¦ritos para ser el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil del sistema financiero europeo. ¡°La banca es la banca. Si pierdes la confianza te quedas sin banco tambi¨¦n¡±, resume Genier.
Algunos c¨¢lculos cifran en m¨¢s de un 9% del PIB la contribuci¨®n del sistema financiero a la econom¨ªa suiza. Como en la Alemania potencia industrial del autom¨®vil que lidia a marchas forzadas con el cambio al coche el¨¦ctrico, o los petroestados del Golfo, que observan c¨®mo buena parte del planeta vira hacia las renovables, Suiza afronta algo parecido a un cambio de paradigma, y se resiste a perder su posici¨®n.
Menos suizo que nunca
El socialista Bendahan cree que no se puede generalizar. ¡°Es un asunto interno de Credit Suisse. Es cierto que llevan la palabra Suiza en su nombre, pero tenemos a UBS, Pictet y muchos bancos extremadamente s¨®lidos y muy, muy bien gestionados. Somos un pa¨ªs de banca que todav¨ªa preserva su reputaci¨®n, aunque est¨¢ claro que si Credit Suisse cae y no hacemos nada ser¨ªa muy peligroso para nuestra imagen¡±.
Credit Suisse ya es menos suizo que nunca. Sus inversores del Golfo poseen conjuntamente m¨¢s del 20%, encabezados por el Saudi National Bank, due?o del 9,8% del banco, el Fondo Soberano de Qatar (casi el 7%), y el 3% de la familia saud¨ª Olayan. Su sede, eso s¨ª, sigue estando en Z¨²rich, la ciudad m¨¢s poblada ¡ª400.000 habitantes¡ª, capital econ¨®mica y financiera del pa¨ªs. All¨ª, una espa?ola empleada de Credit Suisse que el jueves se confund¨ªa entre sus colegas de otros bancos a las puertas de La Stanza, elud¨ªa hablar sobre el estado de ¨¢nimo de la plantilla de puertas para adentro, y confiaba en que el pr¨¦stamo del Banco Nacional de Suiza bastara para cerrar la crisis de confianza. Tal vez, cuando regrese la semana pr¨®xima a por su c¨®ctel, el banco ya tenga nuevo due?o.
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