La ¨²ltima (y larga) vida de las calderas de gasoil
La sustituci¨®n por soluciones menos contaminantes avanza, pero la alta inversi¨®n inicial y el desconocimiento de los beneficios a largo plazo ralentizan el proceso
Para entender la transici¨®n energ¨¦tica basta con tener buen olfato y algo de memoria. Milagros L¨®pez, de 50 a?os, convivi¨® con una caldera de carb¨®n durante su infancia y recuerda que, cuando el carbonero llegaba a casa, su madre retiraba los muebles para que nada se impregnase de hulla; lo inevitable, relata, era el olor a ¡°humo encerrado¡±. Ahora los recuerdos ¡ªy los olores¡ª son otros. Para calentar su casa en Manzanares el Real (en la sierra de Madrid), ahora utiliza una caldera de gas¨®leo que solo emana el peculiar aroma del gasoil cuando llena el dep¨®sito. Uno que no le gusta nada, aclara.
Como L¨®pez, dos de los 15 millones de hogares espa?oles tienen una caldera de petr¨®leo o derivados (fuel¨®leo, gasolina o, sobre todo, gas¨®leo), frente a los m¨¢s de 6,1 que optan por el gas natural y los casi 5,2 que cuentan con una caldera el¨¦ctrica. El gasoil, que contamina hasta tres veces m¨¢s que el gas, tiene los d¨ªas contados: como el resto de combustibles f¨®siles, pasar¨¢ a mejor vida en los hogares en 2035. A m¨¢s tardar. Sin embargo, muchos hogares se resisten a decirle adi¨®s, en gran medida por lo costoso del cambio a la aerotermia, la tecnolog¨ªa llamada a dominar el mercado y que sirve tanto para calefactar como para refrigerar.
Carlos Cobi¨¢n, de 72 a?os y vecino de Collado Mediano, lleva tres d¨¦cadas con una caldera de gas¨®leo. Este a?o, el largo verano clim¨¢tico ha retrasado su encendido ¡ªhabitualmente, a mediados de octubre¡ª, pero ya tiene a medio llenar los 900 litros de dep¨®sito. ¡°Tal como est¨¢ el precio, ya no podemos llenarlo entero, como anta?o¡±, lamenta. El gas¨®leo de calefacci¨®n promedia hoy 1,09 euros por litro, algo menos que el de automoci¨®n, pero Cobi¨¢n recuerda los tiempos en los que lleg¨® a pagar la mitad. Si no ha dado el paso hacia otras formas de calefacci¨®n menos contaminantes, dice, es solo porque no dispone del capital para hacerlo.
¡°Las calderas de gas natural tienen un rendimiento un poco mejor que las de gas¨®leo, as¨ª que consumen menos energ¨ªa primaria para producir el mismo calor¡±, apunta Juan Manuel de Andr¨¦s, profesor de Ingenier¨ªa Qu¨ªmica Industrial y del Medio Ambiente de la UPM. ¡°Adem¨¢s, desde el punto de vista de emisiones de CO? y de part¨ªculas finas, son mucho mejores¡±. La diferencia es abismal: del 35% en el primer caso y del 95% en el segundo, seg¨²n sus datos. El salto es a¨²n mayor si el cambio es a bombas de calor, la tecnolog¨ªa llamada a dominar el panorama de la climatizaci¨®n dom¨¦stica en los pr¨®ximos a?os: ah¨ª, ¡°la ganancia en t¨¦rminos de emisiones es enorme¡±.
Pese a todo, hay quien se resiste a cruzar de orilla. En el pueblo zamorano de Codesal, Lucio Gil, de 67 a?os, defiende sin fisuras este combustible pese a tener otras dos viviendas con calefacciones menos contaminantes: ¡°Ojal¨¢ en las tres tuviera gasoil¡±. Su principal argumento es el precio: aunque ha subido, lo ha hecho en menor medida que el gas y ¡ªen seg¨²n qu¨¦ contratos¡ª la electricidad. Agust¨ªn Berzal, de la empresa de instalaciones energ¨¦ticas Remica, a?ade otro factor que frena el paso hacia calefacciones m¨¢s eficientes: la falta de informaci¨®n. ¡°Hay un desconocimiento sobre sus ventajas: revalorizan las viviendas, mejoran la calificaci¨®n energ¨¦tica y, sobre todo, contaminan menos¡±.
¡°El de las calderas di¨¦sel es un asunto urgente que tiene una soluci¨®n sencilla: hay que eliminar todas las ayudas a las energ¨ªas f¨®siles y redirigir esos fondos al despliegue de energ¨ªas renovables¡±, apunta Mariangiola Fabbri, jefa de an¨¢lisis del grupo de expertos bruselense BPIE, que estudia el desempe?o energ¨¦tico de los edificios p¨²blicos y privados. En Espa?a, el gas¨®leo de calefacci¨®n ¡ªcomo el de automoci¨®n¡ª se benefici¨® de la subvenci¨®n de 20 c¨¦ntimos por litro que el Gobierno activ¨® en lo peor de la crisis energ¨¦tica.
La abrupta tendencia a la baja en su uso parece, con todo, haberse atenuado desde la invasi¨®n rusa de Ucrania, que desimant¨® la br¨²jula de los precios. Seg¨²n los datos oficiales, en los nueve primeros meses de 2023, el consumo de gas¨®leo de calefacci¨®n es algo mayor que en 2022. E incluso que en 2021, antes de la fase m¨¢s aguada de la crisis energ¨¦tica. Unas fluctuaciones que fuentes del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico vinculan directamente con la evoluci¨®n de los precios.
¡°Hasta hace un par de a?os, la ca¨ªda era fuerte. Ahora, en cambio, hay una tendencia a mantener este tipo de calderas¡±, apunta un portavoz de Cepsa, el segundo distribuidor espa?ol de carburantes. ¡°Mientras favorecemos la transici¨®n, invirtiendo en nuevos combustibles renovables, mantenemos el suministro para que los que no tienen otras alternativas puedan seguir calentando sus casas¡±. En su caso, como en el de Repsol ¡ªla mayor comercializadora de gas¨®leo C, con 2.000 camiones cisterna¡ª, el principal nicho de mercado son las viviendas unifamiliares.
La mayor¨ªa de clientes viven en zonas fr¨ªas ¡ªsobre todo en el centro y el norte de la Pen¨ªnsula¡ª, en muchos casos de sierra, a las que no llega el gas canalizado. El tr¨¢nsito m¨¢s l¨®gico, por tanto, ser¨ªa hacia las bombas de calor, que funcionan con electricidad. ¡°Es dif¨ªcil de saber hasta cu¨¢ndo seguir¨¢ habiendo demanda de gas¨®leo de calefacci¨®n, pero creemos haber entrado en una zona de estabilidad tras la ca¨ªda de a?os anteriores. A medida que vayan quedando obsoletas las calderas, habr¨¢ un goteo, pero la sensaci¨®n es que el mercado se ha estabilizado¡±, enfatizan desde Cepsa.
Lidia Abell¨¢n, gerente de la Asociaci¨®n del Gasoil, una empresa que intermedia entre distribuidores y clientes para ofrecer un precio m¨¢s bajo, cree que a este tipo de calefacci¨®n no le quedan m¨¢s de 10 a?os. Las calderas que se estropeen, dice, no se repondr¨¢n. La propia distribuci¨®n de combustible est¨¢ de capa ca¨ªda: ¡°Si antes se llenaba el tanque antes de que llegara el invierno, ahora se hacen tres repostajes de menor cantidad¡±, asegura.
Milagros L¨®pez, entretanto, comparte el uso de su caldera de gas¨®leo con una chimenea que calienta el sal¨®n de su casa. Varios de sus vecinos, admite, ya han dado el paso hacia las bombas de calor con placas fotovoltaicas. En su caso, con una hipoteca en su tramo final ¡ªque se ha encarecido en el ¨²ltimo a?o, por el aumento de tipos de inter¨¦s¡ª, ha decidido esperar antes de invertir en el cambio.
La mitad de los usuarios de gas¨®leo para calefacci¨®n tiene m¨¢s de 50 a?os, la edad L¨®pez. Ella, en cambio, tiene planeado pasarse pronto ¡ª¡±en un par de a?os¡±¡ª a un sistema de aerotermia alimentada con paneles solares. Es el precio ¡ªunos 10.000 euros, seg¨²n los presupuestos que ha pedido¡ª lo ¨²nico que le echa para atr¨¢s. ¡°Espero que, como pas¨® con los m¨®viles, bajen de precio con el paso del tiempo¡±. De momento, aprovecha que el invierno no desata toda su fuerza sobre la sierra de Madrid. Mientras el fr¨ªo no se cierna en su hogar, seguir¨¢ alternando entre su caldera de gas y la chimenea. ¡°El olor de la le?a, adem¨¢s, es m¨¢s agradable que el de la gasolina¡±, zanja.
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