Las gasistas se resisten a perder el millonario negocio de las calefacciones del futuro
La aerotermia, que opera con electricidad, se postula como la alternativa m¨¢s barata y eficiente. El sector f¨®sil pone en valor el biometano, una alternativa que no obligar¨ªa a cambiar las calderas
Las calefacciones europeas del futuro encierran una certeza y un pu?ado de incertidumbres. Se sabe, a ciencia cierta, que no ser¨¢n de gas f¨®sil, el combustible que hoy domina ¡ªa gran distancia del resto¡ª en pa¨ªses como Espa?a pero que pasar¨¢ a mejor vida en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Por el bien de todos. Lo que se ignora, y es la pregunta del mill¨®n, es c¨®mo se alimentar¨¢n: si el mercado, como parece, se encaminar¨¢ a las llamadas bombas de calor ¡ªsistemas de climatizaci¨®n ultraeficientes y alimentados con electricidad¡ª; o si, por el contrario, se impone el biometano para alimentar las calderas actuales. Una disyuntiva que deja en disputa un jugoso pastel, valorado en miles de millones de euros, entre compa?¨ªas el¨¦ctricas y gasistas.
La pugna apenas comienza ahora, pero el partido parece claramente decantado a favor de las bombas de calor, tambi¨¦n conocidas como aerotermia. No solo porque son entre tres y cinco veces m¨¢s eficientes que sus competidores f¨®siles, seg¨²n las cifras de la Agencia Internacional de las Energ¨ªas Renovables (Irena, por sus siglas en ingl¨¦s), sino porque tambi¨¦n ofrecen la posibilidad de enfriar el ambiente ¡ªuna necesidad cada vez m¨¢s imperiosa en los meses de verano¡ª. Y porque el camino hacia la generaci¨®n de electricidad renovable est¨¢ bien pavimentado: la fotovoltaica m¨¢s que triplicar¨¢ su potencia instalada de aqu¨ª a 2030 y la e¨®lica se duplicar¨¢, seg¨²n las proyecciones oficiales. Aprovechar toda esa nueva capacidad de esa producci¨®n depende, en gran medida, del despliegue masivo del coche el¨¦ctrico y de esta nueva alternativa de climatizaci¨®n.
Tambi¨¦n porque el propio mercado europeo rema en esa direcci¨®n: la invasi¨®n rusa de Ucrania, y el consecuente cortocircuito sobre las importaciones comunitarias de gas natural, ha sido el argumento definitivo para m¨¢s de tres millones de hogares hayan dado el paso definitivo hacia las bombas de calor, un 40% m¨¢s que un a?o antes. En muchos casos, completando la instalaci¨®n con paneles solares en el tejado para abaratar a¨²n m¨¢s la factura el¨¦ctrica.
La din¨¢mica es particularmente acusada en los pa¨ªses del centro y del norte del continente, donde el porcentaje de viviendas unifamiliares es mayor y la electrificaci¨®n navega ya a ritmo de crucero. ¡°Todo parece indicar que las bombas de calor son el futuro de las calefacciones en Europa, aunque la solar t¨¦rmica y la bioenerg¨ªa [una categor¨ªa en la que entra el gas renovable] tambi¨¦n aportar¨¢n¡±, proyecta Michael Taylor, de Irena.
Cero emisiones en 2050
Es mucho lo que est¨¢ en juego. La Uni¨®n Europea tiene que descarbonizarse por completo en 2050. Y, hoy por hoy, los sistemas de calefacci¨®n y refrigeraci¨®n siguen suponiendo la mitad del consumo total de energ¨ªa de los hogares, y los combustibles f¨®siles siguen aportando el 80% de esa energ¨ªa. Unas cifras que explican la f¨¦rrea resistencia del sector gasista a perder los estribos de un mercado tan jugoso como este, en el que hasta ahora han ejercido un monopolio incontestable y en el que ha descansado una parte sustancial de sus ganancias.
Reemplazar todo el parque actual de calderas dom¨¦sticas por bombas de calor ¡°no ser¨¢ posible en Espa?a¡±, rechazaba hace unos d¨ªas la patronal gasista Sedigas en un evento dedicado casi ¨ªntegramente a glosar las bondades del biometano en el sistema de calefacciones del futuro. Su principal argumento es el coste: un equipo de aerotermia (alrededor de 15.000 euros) es mucho m¨¢s costoso que una caldera de condensaci¨®n. Y la alternativa que plantean es reemplazar el gas natural (f¨®sil) que fluye hoy por el sistema espa?ol por el generado con residuos, de producci¨®n end¨®gena y en el que el potencial espa?ol ¡ªde momento, inaprovechado¡ª es sencillamente gigantesco.
Que las calefacciones del futuro sean o no renovables, argumenta el presidente de la asociaci¨®n gasista, Joan Batalla, no tiene tanto que ver con los equipos que se empleen (calderas modernas o bombas de calor) sino con el tipo de energ¨ªa que utilizan: si el gas es renovable, la calefacci¨®n, sea cual sea, tambi¨¦n lo ser¨¢. Seg¨²n los c¨¢lculos de Sedigas, la producci¨®n de biometano en Espa?a tiene potencial suficiente para cubrir con holgura el 100% de la demanda dom¨¦stica sin necesidad de invertir en nuevas redes de transmisi¨®n y sin tener que cambiar las calderas.
¡°Las bombas de calor son la ¨²nica manera probada de lograr la descarbonizaci¨®n¡±, contrapone Sarah Azau, de la European Heat Pump Association, una suerte de patronal sectorial radicada en Bruselas. La biomasa ¡ªcomo el p¨¦let¡ª, aduce, no es escalable a todo un pa¨ªs o un continente y tiene una ¡°dudosa huella de carbono¡±; la solar t¨¦rmica ¡°no es suficiente para calefactar¡± en climas fr¨ªos; y los gases renovables ¡°no se producen a un volumen siquiera cercano para reemplazar la energ¨ªa f¨®sil¡±.
El gran problema de las bombas de calor es, seg¨²n todas las fuentes consultadas, su coste, sustancialmente m¨¢s alto que el de sustituci¨®n de una caldera atmosf¨¦rica por una de condensaci¨®n. ¡°Ahora, con las subvenciones p¨²blicas, y a pesar de la ausencia de una verdadera fiscalizaci¨®n de los combustibles f¨®siles que se utilizan en calefacciones, es un problema menor de lo que fue¡±, argumenta Taylor. ¡°Adem¨¢s, en paralelo, la industria est¨¢ elevando su producci¨®n. Y una mayor competencia y escala deber¨ªa llevar a precios m¨¢s competitivos¡±.
El segundo frente abierto es fiscal: de media, dice el t¨¦cnico de Irena, los Gobiernos europeos siguen gravando m¨¢s la electricidad que los combustibles f¨®siles, lo que encarece artificialmente una fuente de energ¨ªa mucho m¨¢s econ¨®mica. Y el tercero es el espacio: en casas unifamiliares, hacer hueco para un aparato de aerotermia es relativamente sencillo; pero en pa¨ªses como Espa?a, donde casi las dos terceras partes de la poblaci¨®n vive en pisos, es un reto adicional. Los retos son importantes, pero en la millonaria partida de cartas que se libra por el futuro de las calefacciones, las bombas de calor parten con varios cuerpos de ventaja.
Miguel Jim¨¦nez, granadino de 33 a?os, es uno de los que ya ha dado el salto del gas a la aerotermia al mudarse justo antes de la pandemia a una casa de nueva construcci¨®n. Su experiencia general es positiva: ¡°La tenemos puesta todo el a?o, tanto para calor como para fr¨ªo, y es bastante m¨¢s barato que una caldera convencional y un aparato de aire acondicionado juntos¡±, relata por tel¨¦fono. ¡°El ¨²nico problema es que tard¨® en remontar la temperatura al principio, pero una vez la tenemos en marcha, y a pesar de no tener paneles solares, los consumos son bajos y el mantenimiento m¨ªnimo¡±.
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