Muere a los 78 a?os el expresidente de Telef¨®nica y Tabacalera, C¨¦sar Alierta
El aragon¨¦s, uno de los ¨²ltimos empresarios de la Transici¨®n y de la era de las privatizaciones, compatibiliz¨® la gesti¨®n profesional con su habilidad para ganarse el favor pol¨ªtico
C¨¦sar Alierta (Zaragoza, 5 de mayo de 1945) ha muerto este mi¨¦rcoles a los 78 a?os en un hospital de Zaragoza, donde llevaba ingresado desde las pasadas Navidades aquejado de problemas respiratorios que se agravaron esta ma?ana hasta su fatal desenlace. Alierta era uno de los ¨²ltimos grandes empresarios que quedaban de la Transici¨®n, aquellos que protagonizaron la etapa fren¨¦tica de las privatizaciones de empresas p¨²blicas como Tabacalera y Telef¨®nica, que presidi¨® sucesivamente.
Se forj¨® en la empresa privada, en particular en el Banco Urquijo, aunque comenz¨® a brillar profesionalmente como socio fundador de la sociedad inversora Beta Capital, desde la que afront¨® operaciones millonarias ¡ªcomo la entrada en el capital del grupo KIO¡ª, en la que fue su mayor y m¨¢s rentable pasi¨®n: jugar a Bolsa.
Su salto a la fama empresarial le lleg¨® cuando en el a?o 2000, tras su paso por Tabacalera (1996-2000), Rodrigo Rato, entonces ministro de Econom¨ªa del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, lo eligi¨® para enderezar Telef¨®nica, escandalizado por el rumbo que estaba tomando la compa?¨ªa con la singular gesti¨®n de Juan Villalonga, que estuvo a punto de quebrarla con operaciones ruinosas como la compra de Lycos o la frustrada fusi¨®n con la min¨²scula operadora holandesa KPN.
Sin restarle m¨¦ritos a su profesionalidad en la gesti¨®n, Alierta siempre cuid¨® las buenas relaciones con el poder pol¨ªtico. En los m¨¢s de tres lustros que ocup¨® la presidencia de la operadora de telecomunicaciones, convivi¨® con tres presidentes del Gobierno (Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy), y pese a las frecuentes presiones dirigidas desde ese ¨¢mbito, nunca fue cuestionado en su puesto.
Esa habilidad para llevarse bien con el poder le granje¨® muchas cr¨ªticas por los numerosos fichajes que realiz¨® de directivos que ven¨ªan del mundo de la pol¨ªtica, como Eduardo Zaplana, Rodrigo Rato, Narc¨ªs Serra o I?aki Urdangarin, entre otros, y cuya labor profesional en la compa?¨ªa, si es que la hubo, es m¨¢s que discutible. En su haber, Alierta nunca reneg¨® de sus amigos, como Rato, su benefactor y padrino pol¨ªtico, con quien comparti¨® hasta negocios (un hotel de Berl¨ªn), y fue de los pocos que lo visit¨® en la c¨¢rcel de Soto del Real.
Una sombra que pesa sobre su biograf¨ªa como gestor fue la condena en 2009 por un delito de abuso de informaci¨®n privilegiada que cometi¨® cuando dirig¨ªa Tabacalera, entonces en manos p¨²blicas, aunque el Tribunal Supremo lo absolver¨ªa dos a?os m¨¢s tarde por prescripci¨®n del delito. Alierta fue juzgado por una operaci¨®n de compraventa de acciones de la compa?¨ªa que realiz¨® en 1997 a trav¨¦s de su sobrino, Luis Javier Placer, y en la que aprovech¨® para su propio beneficio el conocimiento que ten¨ªa como presidente de la empresa sobre la compra de la estadounidense Havatampa. Cuando se cerr¨® la operaci¨®n y se hizo p¨²blica, las acciones se revalorizaron y Alierta vendi¨® sus t¨ªtulos con una plusval¨ªa de 1,8 millones de euros.
En Telef¨®nica, la gesti¨®n de Alierta fue muy personalista, y no dud¨® en darle la vuelta varias veces al organigrama directivo cuando no estaba satisfecho con la trayectoria del grupo. Eligi¨® como su delf¨ªn a Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez-Pallete (en Tabacalera hab¨ªa designado a Pablo Isla, posteriormente consejero delegado de Inditex), y en abril de 2016 le cedi¨® la presidencia de la multinacional y se retir¨® a la Fundaci¨®n Telef¨®nica, tras recibir una jugosa indemnizaci¨®n y planes de pensiones por m¨¢s de 50 millones de euros. Cort¨® su relaci¨®n con Telef¨®nica abandonando primero su consejo en 2017 y, posteriormente, la presidencia de la Fundaci¨®n, en 2022. Desde entonces, y dada su mala salud (en agosto de 2020 ya se le someti¨® a un coma inducido tras complicarse su estado de salud a ra¨ªz de un infarto) desapareci¨® de la escena p¨²blica para gestionar su fortuna personal.
En los 16 a?os que ocup¨® la presidencia, supo convertir a la vieja Telef¨®nica anal¨®gica que se encontr¨® a principios de este siglo al ecosistema digital. Pilot¨® la etapa de mayor expansi¨®n de la compa?¨ªa, no solo en su ¨¢mbito natural (Espa?a y Latinoam¨¦rica), sino en mercados maduros europeos como Alemania, Reino Unido, Rep¨²blica Checa o Irlanda, aunque luego sali¨® de algunos de ellos. Para ello, acometi¨® las mayores operaciones de la historia del grupo, como la adjudicaci¨®n de licencias UMTS (con p¨¦rdidas multimillonarias), la compra de las filiales latinoamericanas de BellSouth, la adquisici¨®n de O2, o la toma de control total de Vivo, la mayor operadora brasile?a. ¡°Es un d¨ªa amargo para la familia Telef¨®nica. A fuerza de latir y de querer nos deja C¨¦sar, un coraz¨®n abierto de par en par. Muchas gracias, querido amigo¡±, ha dicho su sucesor al frente de la compa?¨ªa, ?lvarez-Pallete.
A diferencia de los ejecutivos de nuevo cu?o, Alierta huy¨® de la correcci¨®n pol¨ªtica. Pese a contar con un m¨¢ster en Administraci¨®n de Empresas por la Universidad de Columbia (Nueva York), ten¨ªa una peculiar forma de hablar ingl¨¦s de la que nunca se avergonz¨® porque consideraba que los ejecutivos espa?oles eran mucho m¨¢s intuitivos que los anglosajones. No es de extra?ar que atizara a los grandes popes de internet, como los jefes de Google o de Facebook, a los que acusaba de parasitar las redes de Telef¨®nica y de quedarse con los datos personales de los clientes.
En lo personal, Alierta estuvo casado con Ana Cristina Placer, cuyo fallecimiento en 2015 fue un duro golpe del que nunca se recuper¨®. Sin hijos, se volc¨® con su sobrino Javier Placer, a quien fich¨® para dirigir el ¨¢rea de innovaci¨®n de Telef¨®nica. Su principal pasi¨®n era el Real Zaragoza, club del que era accionista y furibundo seguidor, tanto es as¨ª que no dudaba en conectarse en medio de cualquier reuni¨®n para conocer el minuto a minuto del equipo si en ese momento estaba jugando.
La fotograf¨ªa de 2011 ¡ªque se hizo viral¡ª en la que se ve¨ªa a Alierta obsequiando a un limpiabotas con un billete de 100 euros, mientras fumaba un puro en una terraza de la calle Serrano de Madrid, es un icono de un tipo de empresario en v¨ªas de extinci¨®n, en el que la personalidad y las relaciones sociales eran m¨¢s importantes que los informes de los bancos de inversi¨®n a la hora de hacer negocios. Una ¨¦poca a la que tambi¨¦n pertenecen Emilio Bot¨ªn, Isidoro ?lvarez, Jos¨¦ Manuel Lara o Leopoldo Rod¨¦s que, junto a Alierta, fundaron en 2011 ese extra?o lobby llamado Consejo Empresarial para la Competitividad, que funcionaba como una especie de CEOE selecta, y que tanto dio que hablar por sus opiniones pol¨ªticas. Con Alierta, en fin, se va una forma de entender la empresa que ya no volver¨¢.
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