Lola Solana, presidenta del Instituto Espa?ol de Analistas: ¡°No tengo intuici¨®n, tengo experiencia, algo que se infravalora¡±
Su brillante trayectoria y las rentabilidades m¨¢s altas del mercado la avalan como una de las figuras m¨¢s relevantes en las finanzas espa?olas. Aqu¨ª abre su universo personal
De ni?a quer¨ªa ser periodista, aunque su padre le quit¨® la idea de la cabeza. Despu¨¦s quiso ser m¨¦dico. ¡°Para ayudar a los dem¨¢s¡± Cuando acab¨® derecho so?aba con ser juez pero entonces una amiga le dijo que una entidad financiera buscaba reci¨¦n licenciados ¡°para vender un producto¡±. ¡°Era el a?o 88, se estaban creando las primeras empresas de asesor¨ªa burs¨¢til de Espa?a y ah¨ª estaban hombres brillantes como C¨¦sar Alierta o Francisco Gonz¨¢lez. Fue la ¨¦poca en que empezaron a pasar al mercado las empresas que eran del Estado y todo el mundo quer¨ªa invertir en Espa?a, no como ahora, que nos cuesta much¨ªsimo atraer capital¡±, explica Lola Solana (Madrid, 60 a?os) sentada en una de las salas del Instituto Espa?ol de Analistas, entidad que preside a la vez que capitanea el fondo de peque?as compa?¨ªas de bolsa espa?ola del Santander. Solana es una de las analistas mejor valoradas de Europa y una de las mujeres que m¨¢s lejos ha llegado en el sector financiero espa?ol. Y como ella misma, no ha sido f¨¢cil: ¡°A mi primer jefe le dije: yo no quiero vender, no quiero gestionar. Me dijo que no y me llev¨¦ un disgusto tremendo¡±. Pero se acab¨® saliendo con la suya (incluso con su vocaci¨®n de escritora: en 2018 escribi¨® una novela).
Pregunta. ?Era raro para una mujer entonces gestionar fondos?
Respuesta. Mucho, muy raro. Era un mundo muy masculino. Y claro, yo, una chica con 23 a?os, diciendo: ¡°Quiero ser gestora¡±. No era lo habitual.
P. ?Por qu¨¦ cree que no llegan m¨¢s mujeres a esas posiciones?
R. En general, mucha gente, hombres y mujeres, no soportan la presi¨®n que supone. Con algunas decisiones, si te equivocas, puedes perder miles de millones y esa es una responsabilidad muy grande. Y en el caso concreto de las mujeres, se trata de un trabajo con unos horarios muy exigentes para compaginarlos con una familia. Ten cuenta que el mercado espa?ol abre a las nueve y cierra a las cinco y media, pero luego abre el de Estados Unidos y cuando cierra ese viene Jap¨®n. Es muy sacrificado. Y tambi¨¦n muy adictivo.
P. Su vocaci¨®n primera era ayudar a los dem¨¢s, pero la reputaci¨®n de los financieros no es precisamente esa, ?qu¨¦ se puede decir para mejorar su imagen?
R. Es que es todo lo contrario. Al final tambi¨¦n te das a los dem¨¢s. Hoy he estado en un debate sobre estrategias de inversi¨®n y al salir se me acerc¨® una se?ora que me dijo: ¡°Soy clienta suya, llevo muchos a?os en su fondo con mucho dinero invertido y quiero que sepa que tengo plena confianza en su gesti¨®n y para m¨ª es un orgullo estar ah¨ª¡±. Es una satisfacci¨®n enorme y lo est¨¢s haciendo por los dem¨¢s. Estoy gestionando un dinero ajeno en fondos donde est¨¢n mis mejores amigas, los padres de mis amigos, compa?eros. Y adem¨¢s invirtiendo en empresas que crees que Espa?a necesita.
P. En Espa?a ha habido grandes financieros que al final estafaron a la gente. ?Qu¨¦ siente cuando conoce casos as¨ª?
R. Siempre han existido el bien y el mal, ahora, hace diez a?os y hace quinientos. Siempre habr¨¢ gente que haga mal uso de su profesi¨®n y no lo puedes evitar porque siempre va a haber una peque?a fracci¨®n de seres humanos a los que les venza su parte mala. Pasa con las empresas: el 90% son honestas y transparentes. Te dan la informaci¨®n tal y como es. Pero hay una parte de las empresas que miente y no hace buen uso del capital.
P. Su novela, La cruz de madera, narra la historia de una traici¨®n vivida por su abuelo. ?Responde ese ajuste de cuenta a su vocaci¨®n de juez?
R. En absoluto. Se dice mucho eso de: ¡°La vida pone a todo el mundo en su sitio¡± pero no es verdad. A veces s¨ª, pero la suerte influye mucho y a lo mejor las cosas se colocan cuando ya no est¨¢s vivo pero en general la vida no es justa. La novela me sirvi¨® m¨¢s bien para reconectar con mi madre despu¨¦s de que falleciera y con mi abuela. La escribimos a seis manos, aunque ellas ya no estuvieran.
P. ?Existe el sexto sentido en su trabajo?
R. No es brujer¨ªa. A m¨ª cuando me dicen cuanta intuici¨®n tienes pienso: no tengo intuici¨®n. Lo que tengo son muchos a?os de experiencia. Eso es lo que te da la intuici¨®n. Y es algo que infravaloramos. En general, tendemos a valorar m¨¢s la juventud, el empuje, que la experiencia. No valoramos lo suficiente a la gente mayor.
P. Y en instituciones como esta es donde los mayores aconsejan a los j¨®venes¡
R. Aqu¨ª los analistas juniors y se encuentran con los seniors. En la cercan¨ªa es cuando m¨¢s se aprende porque ah¨ª hay contacto emocional y a trav¨¦s de la emoci¨®n y las vivencias es como m¨¢s se aprende.
P. ?Eran m¨¢s soberbios los j¨®venes de finales de los ochenta o los de ahora?
R. Ni entonces ni ahora. Todo esto es cuesti¨®n de caracteres. Soberbios y humildes los hay siempre. S¨ª veo que los j¨®venes ahora tienen menos esp¨ªritu de sacrificio, quieren que todo sea m¨¢s inmediato, m¨¢s r¨¢pido. No se dan cuenta de que la vida es muy larga y hay que tener paciencia.
P. ?Cree que aquel jefe que no le dej¨® ser gestora pens¨® lo mismo de usted?
R. Puede ser. Y me puso en mi sitio. Y gracias a ¨¦l pas¨¦ a otra empresa, aprend¨ª contabilidad, ingl¨¦s, an¨¢lisis, gesti¨®n de carteras y finalmente pude llegar a donde quer¨ªa. Si hubiera ido m¨¢s deprisa, quiz¨¢ me hubiera dado un buen tortazo y me hubiera ido de la industria como tantas otras mujeres a las que he visto irse.
P. ?Y usted c¨®mo lo ha conseguido?
R. Si te lo propones, lo consigues. Aunque no solo importa el esfuerzo, tambi¨¦n est¨¢ la suerte. No lo puedes tener todo, sacrificas unas cosas por otras. No es un camino de rosas. Te tiene que gustar lo que haces y tienes que tener la necesidad de trabajar. Yo no ten¨ªa las espaldas cubiertas. Recuerdo el sentimiento de culpa porque ten¨ªa que trabajar de nueve a siete y dejar a mi hija con tres meses, que casi no la conoc¨ªa, en la guarder¨ªa. Pero ahora les veo y me siento muy orgullosa. La mayor es gestora en Renta4. El otro es analista en otra entidad, el otro, el peque?o, est¨¢ en un departamento de inversiones. Ahora, cuando miro atr¨¢s, me doy cuenta de que mi familia es lo mejor que tengo.
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