Draghi pide a Europa que conteste a la agon¨ªa de la globalizaci¨®n con m¨¢s intervencionismo
El expresidente del BCE ultima el informe que la UE le ha encargado sobre la competitividad europea. Avisa de que la transici¨®n verde y tecnol¨®gica ser¨¢ costosa y que har¨¢ falta tolerar m¨¢s inflaci¨®n para financiarla
La econom¨ªa europea surca aguas procelosas. Afronta serios problemas de competitividad por los mayores costes de la energ¨ªa, ha quedado rezagada en el campo de la innovaci¨®n y la tecnolog¨ªa, y padece una crisis de modelo industrial. El horizonte puede incluso empeorar si Donald Trump gana las elecciones, impone medidas proteccionistas y deja a Europa desasistida en Ucrania. En este contexto pre?ado de malos presagios, la UE ha encargado al expresidente del BCE y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, que elabore un informe sobre la competitividad europea. Esta es la cuesti¨®n que preocupa ahora a las autoridades del continente.
Draghi ya ha avanzado algunas l¨ªneas de su trabajo, que se publicar¨¢n en junio, a los ministros de Finanzas de la UE. Y ha desarrollado sus argumentos en una intervenci¨®n que hizo hace unos d¨ªas en Estados Unidos ante la asociaci¨®n de economistas de empresas. El discurso es rompedor en tanto que deja entrever la agon¨ªa de la globalizaci¨®n como se hab¨ªa entendido en las ¨²ltimas d¨¦cadas; defiende un mayor intervencionismo con ayudas a las empresas y una relajaci¨®n de las reglas de competencia; prev¨¦ una mayor tolerancia con la inflaci¨®n para financiar, por una parte, la transici¨®n verde y tecnol¨®gica y, por otra, hacer frente a los futuros shocks que se van a generar en un mundo sin los colchones de la globalizaci¨®n y en el que ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil salir de las crisis exportando. Aunque a largo plazo mejorar¨¢n la productividad, las inversiones verdes se hacen en general para sustituir fuentes de energ¨ªa y no para mejorar el rendimiento de la econom¨ªa. Estas son algunas pinceladas del diagn¨®stico que dibuja Draghi.
Los bancos centrales, la Comisi¨®n o los servicios de Competencia no podr¨¢n estar separados de los objetivos de la pol¨ªtica europea. Aunque mantengan su independencia, tendr¨¢n que unir fuerzas con los gobiernos para servir los prop¨®sitos de esta. Subyace, por tanto, una cierta idea de que la pol¨ªtica monetaria tendr¨¢ que flexibilizarse para que la fiscal pueda invertir. Har¨¢ falta mucho dinero y una capacidad fiscal com¨²n, advierte Draghi.
En todo caso, est¨¢ por ver c¨®mo reaccionan ante este discurso en los pa¨ªses halcones y en qu¨¦ manera priman luego los intereses nacionales. La solidaridad de la pandemia puede haber sido una excepci¨®n, por m¨¢s que Draghi alerte en contra.
Las expectativas sobre la globalizaci¨®n no se han cumplido, sostiene Draghi. Aunque s¨ª que se ha sacado a mucha gente de la pobreza en los pa¨ªses emergentes, el modelo ten¨ªa, a juicio del expresidente del BCE, una debilidad fundamental: para sostenerse deber¨ªa haber tenido reglas e instituciones que aseguraran el cumplimiento. Pero el compromiso de algunos de los mayores pa¨ªses ha sido ambiguo desde el comienzo y cualquier Estado pod¨ªa decidir que no le interesaba ce?irse a las normas. Por ejemplo, China nunca notific¨® a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio los subsidios de sus gobiernos regionales y locales.
Desequilibrios comerciales
Draghi recuerda que la globalizaci¨®n ha llevado a desequilibrios comerciales. En los pa¨ªses pobres trataron de proteger sus industrias en desarrollo. Asia intent¨®, tras la crisis de 1997, acumular super¨¢vits para disponer de reservas y evitar nuevas fugas de capital. China ha buscado independizarse de la tecnolog¨ªa y el capital de Occidente. Y para salir de la crisis del euro tambi¨¦n se persigui¨® la acumulaci¨®n de super¨¢vits comerciales. ¡°En este caso a trav¨¦s de pol¨ªticas fiscales proc¨ªclicas y equivocadas consagradas en nuestras normas que deprimieron la demanda dom¨¦stica y los costes laborales¡±, subraya el ex primer ministro italiano. En una situaci¨®n donde los mecanismos de solidaridad de la UE eran limitados, Draghi concede que ten¨ªa l¨®gica exportar. Pero el problema era que hasta Alemania lo hac¨ªa.
Estos super¨¢vits crearon a su vez unos excesos de ahorro que no se vieron igualados por una demanda mayor de capitales para invertir. La demanda de dinero era escasa y contribuy¨® a que los tipos de inter¨¦s fueran muy bajos. Aun as¨ª, a trav¨¦s de pol¨ªticas no convencionales, comprando deuda, los bancos centrales lograron activar la econom¨ªa y el empleo. Pero la situaci¨®n del mercado laboral no mejor¨® del todo. Los trabajadores perdieron capacidad de negociaci¨®n, expone Draghi. Entre principios de los ochenta y el inicio de la crisis financiera, en las econom¨ªas del G7 las exportaciones e importaciones de bienes aumentaron nueve puntos porcentuales, mientras que la participaci¨®n de los salarios cay¨® seis.
Hasta el extremo de que una parte de la ciudadan¨ªa se ha quedado atr¨¢s en la globalizaci¨®n con importantes consecuencias pol¨ªticas: ¡°La globalizaci¨®n no solo fall¨® a la hora de extender los valores liberales, [...] tambi¨¦n ha debilitado a los pa¨ªses que han sido sus mayores defensores y ha alimentado las fuerzas proteccionistas. [...] La percepci¨®n en Occidente es que los ciudadanos estaban participando en un juego defectuoso, uno que deslocaliz¨® millones de puestos de trabajo mientras los gobiernos y las empresas se mostraron indiferentes¡±, afirma Draghi. Y a?ade que ahora se reclama una distribuci¨®n de los beneficios de la globalizaci¨®n y un mayor foco en la seguridad econ¨®mica. Para conseguirlo, se espera un mayor activismo de los Estados aumentando el proteccionismo y la redistribuci¨®n. Esta tendencia se ha visto reforzada por la pandemia y la guerra de Ucrania. Hemos asistido al resurgimiento de los bloques de naciones y a una relocalizaci¨®n de la producci¨®n buscando la seguridad de suministro.
Al mismo tiempo, la urgencia para responder al cambio clim¨¢tico ha llevado a iniciativas como la Inflation Reduction Act aprobada por Estados Unidos o la propuesta europea de un mecanismo de ajuste del carbono en frontera. Las dos dan prioridad a los objetivos clim¨¢ticos a pesar de distorsionar el comercio, recalca Draghi.
Cambios a futuro
Y todo esto va a cambiar el escenario econ¨®mico. Durante 30 a?os, explica Draghi, la globalizaci¨®n supon¨ªa un continuo shock positivo en la oferta, al incorporarse m¨¢s trabajadores a la econom¨ªas de mercado. Pero con China movi¨¦ndose hacia arriba en la cadena de valor, ya no habr¨¢ un proveedor global de mano de obra barata y masiva. En consecuencia, habr¨¢ m¨¢s shocks negativos de oferta. No solo por conflictos geopol¨ªticos. Tambi¨¦n por la necesidad de reestructurar las cadenas de suministro y descarbonizar las econom¨ªas. El stock de inversiones se va a destruir m¨¢s r¨¢pido de lo que se reemplaza con las nuevas inversiones porque estas son para sustituir las fuentes de energ¨ªa contaminantes y parte del suministro que proporcionaba la globalizaci¨®n, no para mejorar a corto plazo la econom¨ªa, dice. Si bien a largo plazo mejorar¨¢n la productividad, temporalmente se ver¨¢ reducida la oferta agregada mientras los recursos se redirigen de unas actividades a otras.
A su vez, la pol¨ªtica fiscal tendr¨¢ que desempe?ar un papel m¨¢s importante para redistribuir, hacer las inversiones y estabilizar la actividad ante shocks, tal y como ya se ha visto en la crisis energ¨¦tica con las ayudas que se han dado a los colectivos m¨¢s afectados. Sobre todo porque la pol¨ªtica monetaria tarda y es demasiado generalizada, recuerda el expresidente del BCE.
Todos estos factores llevar¨¢n a un entorno de crecimientos m¨¢s bajos mientras se completa la transici¨®n y en un contexto de mayor inflaci¨®n por los costes de dicha transici¨®n y los d¨¦ficits fiscales persistentes. Y ello sin que se puedan sostener grandes super¨¢vits comerciales como antes. En consecuencia, los ahorros globales bajar¨¢n, habr¨¢ menos dinero en circulaci¨®n y el cr¨¦dito se encarecer¨¢. Es decir, se acabar¨¢ la era de presiones a la baja en los tipos de inter¨¦s.
Si persiste un crecimiento bajo y una deuda en niveles r¨¦cord, la sostenibilidad de las finanzas p¨²blicas se ver¨¢ afectada a la vez que aumentan las necesidades de inversi¨®n. En opini¨®n de Draghi, semejante escenario requiere un cambio en la estrategia. Hace falta adelantar el gasto en inversi¨®n, una regulaci¨®n financiera que apoye la relocalizaci¨®n de recursos y la innovaci¨®n, y una pol¨ªtica de competencia que facilite las ayudas de Estado. ¡°Que la pol¨ªtica fiscal tenga espacio suficiente como para cumplir con sus objetivos depender¨¢ de c¨®mo reaccionan los bancos centrales. [...] Independencia no significa separaci¨®n y las autoridades pueden unir fuerzas para aumentar el espacio para las pol¨ªticas sin comprometer sus mandatos, lo vimos durante la pandemia: las autoridades monetarias, fiscales y de supervisi¨®n bancaria se unieron para limitar el da?o de los confinamientos¡±, dice.
Pero para ello Draghi pone dos condiciones: una, que haya una senda cre¨ªble de las cuentas p¨²blicas combinada con el foco en las inversiones y en preservar los valores sociales. Esta debe acompa?arse de una capacidad fiscal europea, que emita deuda propia y que aumente la inversi¨®n conjunta aliviando las presiones sobre los presupuestos nacionales. Aumentar la capacidad de suministro llevar¨ªa a menos inflaci¨®n. Y en tanto que se invierta a nivel europeo, habr¨ªa una senda de consolidaci¨®n m¨¢s comprometida y esta estrategia no ser¨ªa inflacionaria, argumenta.
La segunda condici¨®n es que en la medida en que las autoridades establezcan sendas fiscales cre¨ªbles, los bancos centrales deber¨ªan guiarse por las expectativas de inflaci¨®n y distinguir entre subidas de precios permanentes y temporales. Es la mejor v¨ªa para asegurar que los bancos centrales pueden contribuir a la estrategia sin comprometer su independencia. ¡°Necesitamos espacio para invertir en las transiciones y elevar la productividad¡±, concluye Draghi. En definitiva, el expresidente del eurobanco reclama una situaci¨®n de excepcionalidad para atajar la transici¨®n verde y el retraso tecnol¨®gico. Su informe generar¨¢ debate en un momento en el que adem¨¢s las cuentas p¨²blicas francesas e italianas presentan importantes n¨²meros rojos.
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