La inflaci¨®n, en la encrucijada
La factura de la luz y el pacto t¨¢cito de moderaci¨®n de rentas son determinantes para la recuperaci¨®n
La inflaci¨®n est¨¢ siendo el principal condicionante de la recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Su impacto sobre el poder adquisitivo es ineludible: como el principal factor es el alza de costes importados, mayormente la electricidad, act¨²a como un impuesto que tiene que soportar toda la sociedad (a excepci¨®n del sector el¨¦ctrico). Adem¨¢s, el brote inflacionario refleja los cuellos de botella que limitan el rebote, especialmente en algunos sectores industriales como el automotriz.
Es posible que el brote inflacionario generado por el encarecimiento de la energ¨ªa y de otros suministros est¨¦ tocando techo. Los precios del mercado mayorista de la electricidad apuntan a una estabilizaci¨®n ¡ªsi bien en niveles desorbitados¡ª y los indicadores de costes soportados por las empresas evidencian una cierta relajaci¨®n, en consonancia con la reorganizaci¨®n de las cadenas de suministro. Veremos si la tendencia es inmune a los desajustes provocados por ¨®micron.
Ahora se trata de evitar que se abra otro frente, el de eventuales efectos de segunda ronda, que consistir¨ªan en ajustes de precios y de salarios en una pugna por la recuperaci¨®n del poder adquisitivo perdido como consecuencia de la crisis energ¨¦tica. De momento, se mantiene la moderaci¨®n: si bien el IPC total crece a un ritmo muy superior a la eurozona (6,6% frente al 5%), la inflaci¨®n subyacente se sit¨²a en el 2,1%, cuatro d¨¦cimas menos que la media europea. Es decir, nuestro diferencial desfavorable de IPC se debe exclusivamente a la energ¨ªa, y no a un comportamiento especialmente inflacionista del aparato productivo. Nada que ver con la situaci¨®n en Estados Unidos, donde la inflaci¨®n subyacente escala hasta el 5,5%, algo que preludia una acci¨®n contundente de la Reserva Federal.
Sin embargo, los datos de diciembre apuntan a un mayor traslado de los costes al n¨²cleo central de precios. Prueba de ello, los incrementos de precios empiezan a generalizarse. El sector agroindustrial no aguanta m¨¢s la presi¨®n y se ve abocado a trasladar el encarecimiento de la luz, de los fertilizantes y del transporte a sus precios de venta ¡ªcon un gran peso en el IPC total¡ª.
Los servicios tambi¨¦n revisan sus tarifas, tras meses de aton¨ªa provocada por la pandemia. Bien es cierto que se trataba de una tendencia in¨¦dita, tambi¨¦n registrada en la mayor¨ªa de pa¨ªses avanzados, rara vez observada en ¨¦pocas anteriores: como la productividad industrial crece por encima de la media de la econom¨ªa, los productos industriales tienden a abaratarse en t¨¦rminos relativos (esto explica que, desde la creaci¨®n del euro hasta el estallido de la pandemia, el IPC de bienes no energ¨¦ticos subiera apenas un 13%, frente al 54% en los servicios).
La tendencia es ahora alcista tanto en los sectores m¨¢s afectados por la crisis como el turismo y la restauraci¨®n como en otros servicios menos perjudicados: las comisiones bancarias, el ocio y los seguros de salud, por ejemplo, suben a tasas superiores al 2%. En suma, los servicios ya no desempe?an el papel moderador de meses anteriores.
Ante las crecientes tensiones en los precios internos, los salarios no parecen reaccionar: en 2021 las remuneraciones pactadas crecieron en torno al 1,5% (la mitad que el ¨ªndice de precios al consumo). El resultado fue una p¨¦rdida de capacidad de compra, en un contexto en el que las empresas tambi¨¦n sufrieron un recorte de excedentes. La gran inc¨®gnita es si ese pacto t¨¢cito entre actores sociales se mantendr¨¢ a medida que las empresas elevan sus precios, y as¨ª contienen la disminuci¨®n de sus m¨¢rgenes.
Si ese pacto prevaleciera, y bajo la hip¨®tesis adicional de una estabilizaci¨®n de los precios energ¨¦ticos, el IPC podr¨ªa moderarse tanto en Espa?a como en el resto de la eurozona. De lo contrario, la visi¨®n de transitoriedad del Banco Central Europeo (BCE) se volatilizar¨ªa y dar¨ªa alas a los halcones que preconizan un endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria.
IPC
La senda de inflación, determinante de la intensidad de recuperación de la economía, depende de manera crucial de la evolución de los precios energéticos. Si la cotización de la electricidad descendiera en primavera en línea con los mercados de futuros, las tasas de inflación se mantendrán por encima del 5% en los primeros meses del año antes de comenzar a descender. Ello dejaría el IPC total en el 3,7% en media anual. Pero si el descenso previsto en la primavera no se produjera, la tasa media anual sería al menos un punto más que en el escenario central.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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