La preocupante brecha de inflaci¨®n con Europa
La intensidad energ¨¦tica de nuestra econom¨ªa amplifica el desbocado precio de la electricidad
Una de las principales preocupaciones que surgen a ra¨ªz del episodio de inflaci¨®n en nuestra econom¨ªa es su virulencia en relaci¨®n con los principales pa¨ªses vecinos. El crecimiento del IPC, un alarmante 9,8%, supera en m¨¢s de dos d¨¦cimas la media europea, y se compara desfavorablemente con Alemania (7,6%), Francia (5,1%), Italia (7%) o Portugal (5,5%). Solo los pa¨ªses b¨¢lticos y Holanda tienen peores cifras.
La escala de los precios puede echar al traste el rebote esperado del consumo, porque erosiona el poder adquisitivo de las familias y desinfla la bolsa de sobreahorro generado por la pandemia ¡ªalgo que garantizaba la expansi¨®n¡ª. Otro riesgo: nos jugamos la viabilidad de parte del tejido empresarial, que no puede seguir indefinidamente comprimiendo m¨¢rgenes para amortiguar el encarecimiento de los costes de producci¨®n. Y si los traslada a los precios finales, se arriesga a una p¨¦rdida de competitividad internacional. En 2021, los beneficios se situaban todav¨ªa un 8,6% por debajo del nivel prepandemia, y en el caso de las empresas no energ¨¦ticas la brecha es mucho mayor. Finalmente, la pugna que se est¨¢ desatando por la recuperaci¨®n del poder adquisitivo provoca malestar social ¡ªevidenciado por la fuerte contracci¨®n del ¨ªndice de confianza del consumidor de marzo¡ª y exacerba la vulnerabilidad de los colectivos desfavorecidos.
Urge, por tanto, atajar los factores que explican el diferencial de inflaci¨®n, entre los que destaca, como ya es sabido, nuestra factura de la luz. El IPC de la electricidad est¨¢ desbocado, incluso con respecto a Portugal, que sin embargo, comparte el mismo mercado mayorista ¡ªsin duda, la predominancia de contratos a largo plazo en el pa¨ªs vecino garantiza una relativa estabilidad ante los altibajos del mercado¡ª.
El elevado peso de la energ¨ªa en nuestro aparato productivo es otro factor importante (y menos comentado), ya que amplifica el incremento de los precios. Los hogares espa?oles gastan proporcionalmente m¨¢s en productos energ¨¦ticos que la mayor¨ªa de sus hom¨®logos europeos (solo Alemania nos supera, pero en ese pa¨ªs los precios crecen la mitad que en Espa?a). Y las empresas espa?olas son tambi¨¦n relativamente intensivas en suministros energ¨¦ticos. Todo ello explica, por ejemplo, que en Italia el alza de precios energ¨¦ticos, pese a superar los registros de nuestro pa¨ªs, tenga una menor repercusi¨®n en el IPC total.
El tercer determinante del diferencial de precios ata?e a la inflaci¨®n subyacente. Las presiones de costes en las cadenas productivas se van trasladando poco a poco a los precios finales. Excluyendo la energ¨ªa y los alimentos frescos, el IPC subi¨® en marzo hasta el 3,4%, superando la media de la eurozona por segundo mes. La brecha se ampl¨ªa, y de perdurar esa tendencia, es una amenaza seria para la posici¨®n competitiva de las empresas y el empleo.
El plan de choque aprobado en fechas recientes incorpora medidas fiscales susceptibles de rebajar la presi¨®n, y ayudas tanto a colectivos vulnerables como a sectores electrointensivos. La m¨¢s efectiva, entre las que se han anunciado, podr¨ªa ser, sin embargo, otra: la imposici¨®n de un tope al precio del gas que entra en la generaci¨®n de electricidad, todav¨ªa en proceso de negociaci¨®n con Bruselas.
Conviene adem¨¢s tener en cuenta los da?os colaterales de algunas de las medidas, como la rebaja de los carburantes: una iniciativa que, si bien sigue la senda de otros pa¨ªses, no atiende las necesidades de la adaptaci¨®n a la crisis energ¨¦tica. Esta exige a la vez focalizaci¨®n y un esfuerzo inversor para reducir la elevada intensidad energ¨¦tica de nuestra econom¨ªa. El plan reconoce la necesidad de tales medidas de eficiencia, pero no aporta cuantificaci¨®n ni calendario.
Sin embargo, es crucial emprender r¨¢pidamente una desescalada del IPC, por muy gradual que sea, para evitar un desanclaje de las expectativas y abrir el paso a un pacto del conjunto de rentas. Esa es sin duda la mejor manera de contener la pugna inflacionista y afrontar una geopol¨ªtica cargada de incertidumbres.
Precios
Las tensiones en los mercados internacionales de materias primas se han agudizado desde la invasión de Ucrania, con un encarecimiento del 5% del barril de Brent, del 48% del precio del gas (mercado Mibgas) y del 29% de la cotización del trigo. Las subidas se han trasladado a los precios finales al consumo de los productos energéticos y a ciertos productos alimenticios, en el conjunto de la eurozona y en especial en España. Los mercados anticipan una subida de tipos de interés del Banco Central Europeo, como lo evidencia el alza del euríbor a un año.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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