Un terremoto sacude el club de las ¡®big four¡¯
Los planes de EY han abierto un debate de calado: ?tiene sentido que las grandes firmas de servicios profesionales separen sus negocios de consultor¨ªa y auditor¨ªa?


Michael West es un periodista australiano que publica una p¨¢gina web. Algo normal. Menos habitual es que la informaci¨®n de un blog sacuda el mundo de los negocios y se convierta en primera p¨¢gina de medios financieros internacionales. West lo ha hecho al publicar que EY, una de las cuatro grandes firmas internacionales de servicios profesionales (conocidas como las big four), planea dividir la compa?¨ªa para separar las actividades de auditor¨ªa y de consultor¨ªa. Un plan que puede arrastrar a sus tres competidoras, KPMG, PwC y Deloitte. De hecho, esta ¨²ltima tambi¨¦n estudia un plan similar, seg¨²n The Wall Street Journal (aunque la firma ha negado a este diario esta operaci¨®n). En Espa?a, las cuatro firmas auditan todo el Ibex 35: KPMG controla a 13 sociedades; PwC, 9; EY, otras 9, y Deloitte, 4.
El plan de EY, en esencia, consistir¨ªa en aprobar una ruptura hist¨®rica del negocio para solucionar conflictos de inter¨¦s que han alertado a los reguladores. Las opciones bajo revisi¨®n incluyen una posible oferta en Bolsa o la venta de una participaci¨®n en el negocio de asesor¨ªa. Goldman Sachs y JPMorgan asesoran a la firma. EY ni confirma ni desmiente. La declaraci¨®n oficial de EY Global tras la filtraci¨®n fue escueta. ¡°Cualquier cambio significativo en nuestra estructura solo ocurrir¨ªa previa consulta con los reguladores y despu¨¦s de los votos de los socios de EY. Estamos en las primeras etapas de esta evaluaci¨®n y no se han tomado decisiones¡±. Sus tres competidoras se ponen de perfil. Coinciden en que los planes de EY no les incumben. Las tres contemplan mantener sus negocios tal y como est¨¢n, con la auditor¨ªa como manantial de ingresos seguros y la consultor¨ªa ¡ªDeloitte est¨¢ m¨¢s volcada en esta actividad que el resto¡ª como palanca de crecimiento.
Fuentes del sector admiten que el plan de EY obliga a reflexionar sobre qu¨¦ quieren los clientes. Porque las rupturas pueden brindar a estos una mayor variedad de asesores y auditores, al reducir el riesgo de conflictos de intereses, pero existe la duda de si los grandes clientes, la base del negocio, quieren realmente eso.
El revuelo creado tras la filtraci¨®n del plan se entiende mejor con n¨²meros. Las cuatro grandes son las supervivientes de las fusiones que transformaron el sector en el siglo XX. Un salto desde las big eight (Arthur Andersen; Arthur Young; Coopers & Lybrand; Ernst & Whinney; Deloitte Haskins & Sells; Peat Marwick Mitchell; Price Waterhouse, y Touche Ross) a las big four. Menos para repartir. Las cuatro ganaron 155.000 millones de euros en 2021 por su actividad en 150 pa¨ªses. El mejor resultado desde que el esc¨¢ndalo de la el¨¦ctrica Enron en 2002 calcin¨® a la auditora Arthur Andersen e hizo surgir a Accenture, especializada en consultor¨ªa. En Espa?a, la facturaci¨®n de las cuatro grandes en 2021 alcanz¨® los 2.659 millones, un 4,1% m¨¢s.
El aldabonazo de West no solo ha conmocionado a los 312.000 empleados de EY. Los empleados de las big four ¡ªun ej¨¦rcito de 900.000 trabajadores¡ª temen la ola. La agitaci¨®n ya se ha cobrado una pieza en EY: la directora de la compa?¨ªa en EE UU, Kelly Grier, enfrentada al jefe global Carmine Di Sibio. La salida de Grier revela las tensiones entre los feudos del grupo que compiten entre s¨ª. Un asunto delicado para la compa?¨ªa que ¡°confiesa¡± a lo m¨¢s granado de Silicon Valley: Amazon, Google, Oracle, Salesforce y Workday.
Las tensiones obedecen al funcionamiento interno. Las big four se estructuran como redes de firmas nacionales legalmente separadas que pagan una tarifa cada a?o por la marca, los sistemas y la tecnolog¨ªa que comparten. Un sistema entre la concesi¨®n y la franquicia. No es extra?o que el anuncio de divisi¨®n inquiete a los 13.000 asociados de EY. Encaran un proceso complejo que, de llevarse a cabo, requerir¨ªa la aprobaci¨®n de cientos de reguladores a nivel mundial y llevar¨ªa a?os, seg¨²n fuentes del sector.
Para los m¨¢s veteranos la m¨²sica no es nueva. Al comienzo de siglo, las grandes tambi¨¦n liquidaron las actividades de consultor¨ªa. PwC vendi¨® su divisi¨®n consultora a IBM; KPMG reparti¨® sus asesores entre Bearing Point y Atos, mientras que EY vendi¨® a Cap Gemini. El ¨²nico reticente fue Deloit?te, que continu¨® expandiendo su empresa de consultor¨ªa.
Ahora, el runr¨²n se extiende pese a la resistencia de las empresas a repetir la jugada. La pregunta es por qu¨¦. Las firmas se mueven en el filo de la navaja. A un lado, la reputaci¨®n; al otro, la ¨¦tica. Una sanci¨®n m¨ªnima puede hacer perder millones. Quiz¨¢ por eso, en los planes de EY pesan los efectos de la quiebra fraudulenta de la fintech alemana Wirecard, en la que se cuestion¨® su papel supervisor. Pero el obituario empresarial que jalona la fina l¨ªnea del negocio de las grandes firmas abarca esc¨¢ndalos como Enron, Parmalat, Carillion, BHS, Thomas Cook, Wirecard o Pescanova, por mencionar los m¨¢s conocidos.
Los casos de Wirecard en Alemania y de la constructora Carillion en el Reino Unido han subido la presi¨®n. En el Reino Unido, el Consejo de Reportes Financieros (FRC) impulsa una reforma para que las big four separen sus actividades antes de 2024. En el Parlamento Europeo, los europarlamentarios Luis Garicano y Sven Giegold tambi¨¦n piden m¨¢s altura para las murallas chinas y revisar la normativa comunitaria.
Rotaci¨®n obligatoria
Espa?a encara el debate con una normativa (2015) aprobada para trasponer la legislaci¨®n comunitaria y prevenir esc¨¢ndalos tipo Enron. La ley impuso medidas como la rotaci¨®n obligatoria de firmas a los diez a?os. La decisi¨®n, al menos en las empresas grandes, no parece haber dado resultados positivos en cuanto a la apertura del mercado a otras firmas, seg¨²n apuntan las fuentes consultadas. Por resumir: quienes controlaban, controlan. Aparentemente, la normativa basta para poner coto a las malas pr¨¢cticas. En los tres ¨²ltimos a?os, seg¨²n las memorias del Instituto de Contabilidad y Auditor¨ªa de Cuentas (ICAC), organismo que depende del Ministerio de Asuntos Econ¨®micos, solo se han abierto 147 expedientes sancionadores. Una gota en un mar de m¨¢s de 65.000 auditor¨ªas cada a?o. ICAC no ha querido participar en este reportaje.
Ferr¨¢n Rodr¨ªguez, presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de Espa?a, lo tiene claro. ¡°Nuestro r¨¦gimen de incompatibilidades¡±, asegura, ¡°es el m¨¢s estricto y severo de cualquier profesi¨®n. Nuestra normativa en materia de independencia es una de las m¨¢s exigentes del mundo. A pesar de ello, en nuestro pa¨ªs apenas ha habido sanciones en este ¨¢mbito. Habi¨¦ndose realizado unos 120.000 informes de auditor¨ªa en Espa?a, en los dos ¨²ltimos a?os se han resuelto solo cuatro expedientes sancionadores por faltas de independencia¡±.
EY Espa?a coincide. ¡°En el proceso de adaptaci¨®n a la normativa europea, el regulador espa?ol, en lo que se refiere a independencia y servicios, decidi¨®, dentro de las opciones que planteaba la regulaci¨®n, adoptar est¨¢ndares de entre los m¨¢s restrictivos ¡ªy de los finalmente implantados¡ª, tanto a nivel europeo como global¡±, asegura. Fuentes de otra de las grandes a?aden un matiz: los pol¨ªticos reformaron, pero sin escuchar a los t¨¦cnicos, algo delicado en un negocio ¡°complejo¡±. La conclusi¨®n m¨¢s simple de la situaci¨®n en Espa?a desde el punto de vista del sector podr¨ªa ser esta; basta con la regulaci¨®n actual porque el sistema funciona. Lo que no contesta por completo la pregunta del romano Juvenal: ?qui¨¦n vigilar¨¢ a los vigilantes? Unos 2.000 a?os tienen la cuesti¨®n.
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