?Hasta qu¨¦ punto es grave el l¨ªo de los bancos?
El riesgo de recesi¨®n ha aumentado y el de inflaci¨®n ha disminuido: tiene sentido que la Fed vire un poco a la izquierda
Estoy de vacaciones e intento pasar unas semanas sin pensar en lo de siempre, pero al final no puedo mantenerme al margen del debate sobre la repentina oleada de crisis bancarias y su efecto en las perspectivas econ¨®micas. Como todo el mundo sabe, el Silicon Valley Bank (SVB) ha sido intervenido por la Corporaci¨®n Federal de Seguros de Dep¨®sitos tras enfrentarse a un cl¨¢sico caso de p¨¢nico bancario. Pronto lo sigui¨® el Signature Bank, y el First Republic Bank est¨¢ sometido a fuertes presiones. Las autoridades suizas han organizado la absorci¨®n de Credit Suisse, uno de los principales bancos, por parte de su rival UBS. Y todo el mundo se pregunta qu¨¦ otras minas terrestres est¨¢n a punto de estallar.
Va a haber muchas indagaciones sobre por qu¨¦ estos bancos se han metido en semejante l¨ªo y c¨®mo han conseguido hacerlo. En el caso del SVB, parece que los reguladores sab¨ªan desde hac¨ªa tiempo que se trataba de un caso problem¨¢tico, pero por alguna raz¨®n no lo frenaron o no pudieron hacerlo. Sin embargo, las cuestiones m¨¢s acuciantes tienen que ver con el futuro. ?Hasta qu¨¦ punto el desastre bancario cambia las condiciones de la econom¨ªa? ?En qu¨¦ medida deber¨ªa cambiar la pol¨ªtica econ¨®mica? Algunos analistas lanzan advertencias apocal¨ªpticas sobre la hiperinflaci¨®n y el colapso inminente del d¨®lar. Pero, casi con toda seguridad, esto es lo contrario de la verdad. Cuando los depositantes retiran su dinero de los bancos, el efecto es desinflacionario, incluso deflacionario. Eso fue, desde luego, lo que ocurri¨® en los primeros a?os de la Gran Depresi¨®n.
La crisis de ahorros y pr¨¦stamos de la d¨¦cada de 1980 no alcanz¨® el nivel del crac de 1929, en gran medida porque, por lo general, los depositantes estaban asegurados, de manera que se les reembols¨® la totalidad de sus fondos (a enorme costa de los contribuyentes) a pesar de las grand¨ªsimas p¨¦rdidas del sector. Aun as¨ª, la crisis posiblemente fren¨® los pr¨¦stamos a las empresas, especialmente en el sector inmobiliario comercial, lo cual contribuy¨® a la recesi¨®n de 1990-1991. Y la crisis financiera de 2008 tambi¨¦n fue desinflacionaria y contribuy¨® a provocar la peor recesi¨®n econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n.
?En qu¨¦ se diferencia de ellas el caos actual? No cabe duda de que supondr¨¢ un lastre para la econom¨ªa. Pero, ?de qu¨¦ magnitud? ?Y en qu¨¦ medida deber¨ªa cambiar la pol¨ªtica econ¨®mica, en particular las decisiones de la Reserva Federal sobre los tipos de inter¨¦s? La respuesta es sencilla: nadie lo sabe. Esto es lo que s¨ª sabemos: no parece que los depositantes est¨¦n pidiendo dinero en efectivo y guard¨¢ndolo debajo del colch¨®n. Sin embargo, s¨ª que est¨¢n transfiriendo fondos de los bancos peque?os y medianos, en parte a bancos grandes, y en parte a fondos del mercado monetario.
Es probable que ambos tipos de entidades concedan menos pr¨¦stamos a las empresas que los bancos peque?os que ahora est¨¢n bajo presi¨®n. Los grandes bancos est¨¢n sometidos a una regulaci¨®n m¨¢s estricta que los peque?os, ya que se les exige que dispongan de m¨¢s capital (exceso de activos sobre pasivos) y de m¨¢s liquidez (una proporci¨®n m¨¢s alta de sus activos dedicada a inversiones que puedan convertirse f¨¢cilmente en dinero contante y sonante). Los fondos del mercado monetario tambi¨¦n tienen que cumplir unos requisitos de liquidez bastante severos. Si a?adimos la probabilidad de que incluso los bancos que no han sufrido una retirada masiva de dep¨®sitos se vuelvan mucho m¨¢s cautelosos, es probable que nos encontremos ante una grave reducci¨®n del cr¨¦dito. De hecho, las turbulencias bancarias tendr¨¢n un efecto muy parecido a una subida de tipos de inter¨¦s.
Hace un par de semanas escrib¨ª que la Reserva Federal navega a trav¨¦s de una densa niebla de datos, tratando de atravesar el estrecho entre Escila, el monstruo de la inflaci¨®n, si se queda corta apretando, y Caribdis, el monstruo de la recesi¨®n, si se excede (o tal vez sea al rev¨¦s; las aportaciones de los expertos en Homero son bienvenidas). Pues bien, la niebla se ha vuelto a¨²n m¨¢s espesa. Pero est¨¢ claro que el riesgo de recesi¨®n ha aumentado y el de inflaci¨®n ha disminuido, as¨ª que tiene sentido que la Reserva Federal vire un poco a la izquierda.
Probablemente lo que esto signifique en la pr¨¢ctica sea que la Reserva deber¨ªa suspender sus subidas de tipos hasta que se despejen algo m¨¢s el panorama de la inflaci¨®n y los efectos del l¨ªo bancario, y deber¨ªa dejar claro que eso es lo que est¨¢ haciendo. No parece existir mucho peligro de que el banco central de Estados Unidos pierda su credibilidad en la lucha contra la inflaci¨®n si se da un tiempo para orientarse. Las previsiones de inflaci¨®n parecen muy bien ancladas. ?Deber¨ªa la instituci¨®n ir m¨¢s all¨¢ y rebajar los tipos? Aunque por lo general soy una paloma monetaria, yo no pedir¨ªa una rebaja real, al menos no de momento. Entre otras cosas, eso podr¨ªa transmitir una sensaci¨®n de p¨¢nico.
Y aunque la oleada de problemas bancarios ha conmocionado a casi todo el mundo, el p¨¢nico no parece la respuesta adecuada.
Por otro lado, que la Reserva Federal siga con las subidas de tipos precisamente ahora podr¨ªa enviar la se?al contraria: una sensaci¨®n de desorientaci¨®n. Parece que es el momento de decir: no act¨²en por actuar; qu¨¦dense quietos. Por si sirve de algo, la verdad es que me tranquiliza un poco la forma en que los responsables pol¨ªticos est¨¢n respondiendo a la actual oleada de problemas bancarios. Algunos de nosotros recordamos los amargos debates de 2008-2009 sobre c¨®mo estabilizar el sistema financiero. Las instituciones con problemas eran complejas y opacas, y nadie en el poder parec¨ªa dispuesto a intervenirlas para poder rescatarlas sin rescatar tambi¨¦n a los accionistas. Esta vez estamos hablando de bancos convencionales que pueden ser y han sido intervenidos, protegiendo a los depositantes sin que los accionistas se vayan de rositas.
La conclusi¨®n es que, de momento, esto no parece una crisis financiera en toda regla. Pero permanezcan atentos.
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