El endiablado dilema monetario
Nuevas subidas de tipos del BCE podr¨ªan restar m¨¢s fuelle a la econom¨ªa que a la inflaci¨®n
Tras la nueva subida de tipos de inter¨¦s decidida por el Banco Central Europeo (BCE) ¡ª?un 0,25%, en l¨ªnea con lo anticipado¡ª nos acercamos al umbral a partir del cual los riesgos inhe?rentes al arma monetaria se intensifican. Como ya ocurri¨® en el periodo anterior a la gran recesi¨®n, el impacto de los ajustes parece inocuo en las primeras fases del ciclo restrictivo, pero se aceleran posteriormente con la aparici¨®n de un episodio de inestabilidad financiera. Por supuesto, los responsables monetarios conocen esa ¡°no linearidad¡±, si bien en el caso del BCE el objetivo cuasi exclusivo de eliminar la inflaci¨®n en un plazo corto complica la tarea.
El principal argumento esgrimido para respaldar la vuelta de tuerca es que la inflaci¨®n es persistente: pese al abaratamiento de la energ¨ªa, la inflaci¨®n subyacente se sit¨²a todav¨ªa en cotas demasiado altas. Por otra parte, la econom¨ªa europea ¡ªy singularmente la espa?ola¡ª evoluciona mejor de lo previsto pese a la subida de tipos, con un crecimiento escueto pero positivo del 0,1% en el primer trimestre. La extraordinaria resistencia del mercado laboral act¨²a como dique de contenci¨®n ante la p¨¦rdida de poder adquisitivo a la vez que aten¨²a el riesgo de impago de los hogares endeudados. En todo caso, los niveles de deuda privada son muy inferiores a los observados antes de la gran recesi¨®n. En Espa?a, los hogares han conseguido aligerar sus pasivos en m¨¢s de un tercio, en relaci¨®n con su renta disponible. En el caso de las empresas no financieras, el recorte alcanza el 40%, fruto de un proceso de desendeudamiento que no ha concluido.
Seg¨²n esta visi¨®n, la cascada de ca¨ªdas de bancos regionales en EE UU y el colapso de Credit Suisse en Europa se interpretan como episodios puntuales, poco probables bajo el paraguas regulatorio que prevalece en la zona euro y con un impacto limitado habida cuenta del tir¨®n de la econom¨ªa. Si bien los halcones han aceptado relajar el ritmo de ajuste de tipos de inter¨¦s, tambi¨¦n han obtenido una decisi¨®n importante para Espa?a: el fin a partir del verano de la reinversi¨®n por parte del BCE de todos los bonos p¨²blicos que lleguen a vencimiento. Esto se asemeja a un ¨®rdago dirigido a los Estados, para que arrimen el hombro en la lucha contra la inflaci¨®n, corrigiendo sus desequilibrios presupuestarios. A partir de julio, habr¨¢ que colocar en el mercado toda la deuda amortizada en el banco central, adem¨¢s de las necesidades de financiaci¨®n ya anticipadas seg¨²n el d¨¦ficit y los vencimientos de t¨ªtulos en manos del sector privado.
Frente a este escenario de reducci¨®n de la inflaci¨®n con aterrizaje suave de la econom¨ªa, existe otro menos amable. En primer lugar, la resiliencia de la econom¨ªa se sustenta en buena parte en el fen¨®meno de ahorro embalsado, un factor que est¨¢ perdiendo fuerza a tenor de la ca¨ªda del consumo de los hogares registrado en los dos ¨²ltimos trimestres. La tendencia es similar en la eurozona, seg¨²n los malos datos de ventas minoristas (-1,2% en marzo). Los salarios siguen perdiendo capacidad de compra, a la vez que los costes financieros se disparan. Por otra parte, la experiencia pasada muestra que la inflaci¨®n responde con retraso a la restricci¨®n monetaria, de modo que no resulta f¨¢cil para el BCE calibrar su pol¨ªtica. Se puede pasar si la tendencia de fondo es ya consistente con una convergencia hacia el objetivo.
En cuanto a la inmunidad del sistema financiero europeo, el propio supervisor reconoce vulnerabilidades como las posibles conexiones entre las entidades que operan bajo su normativa y la banca en la sombra. Otro foco de atenci¨®n ata?e a las p¨¦rdidas latentes generadas por la depreciaci¨®n de activos adquiridos a tipo fijo. Todo ello sin contar con el impacto de eventuales brotes aislados de estr¨¦s financiero. Conseguir a la vez una r¨¢pida vuelta a la estabilidad de los precios, y un crecimiento sostenido, es un dilema endiablado.
Manufacturas
El índice de producción manufacturera registró en marzo un crecimiento mensual del 2,6%. Sin embargo, habida cuenta de la debilidad del inicio del año, el índice muestra un estancamiento para el conjunto del trimestre. En cuanto a las perspectivas, el indicador PMI de gestores de compra de manufacturas para abril ha descendido por debajo del nivel de 50, algo que apunta a una contracción de la actividad —aunque en menor medida que en las otras grandes economías europeas—. Asimismo, la utilización de la capacidad productiva manufacturera anticipa un retroceso en el segundo trimestre.
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