La batalla de las propinas: empresarios contra empleados
El aumento del pago con tarjeta genera fricciones en bares y restaurantes sobre el destino de la gratificaci¨®n
La previsi¨®n del sector tur¨ªstico calcula que 54,7 millones de extranjeros visitar¨¢n Espa?a este verano. Esta avalancha supondr¨¢ una inyecci¨®n de miles de millones para la econom¨ªa espa?ola. Las proyecciones del Gobierno apuntan a un verano r¨¦cord de viajeros internacionales, y con este pron¨®stico, es previsible que la campana de las propinas suene con fuerza en muchos bares y restaurantes del pa¨ªs. En especial en aquellos que reciban clientela de lugares como Estados Unidos y M¨¦xico, donde la norma no escrita dice que hay que dejar un extra de entre el 10% y el 25% de la cuenta.
En este contexto, los abogados laboralistas lanzan una advertencia: la gesti¨®n de estas cantidades puede ser un nicho de problemas. El aumento de los pagos con tarjeta, lo que engloba las gratificaciones para la plantilla, habr¨ªa avivado los roces entre empleados y empresarios por c¨®mo se reparte este dinero. ¡°El auge del pago telem¨¢tico ha aumentado el n¨²mero de conflictos relativos al reparto de la propina, sobre todo en la peque?a hosteler¨ªa. De hecho, muchos trabajadores dan por perdida aquella propina que no se paga en efectivo¡±, asegura Carlos Manrique de Torres, abogado laboralista con experiencia en conflictos en el sector hostelero.
El de las propinas es un terreno pantanoso, pues toca dos variables siempre sensibles, dinero y trabajo, y adem¨¢s es una cuesti¨®n llena de grises, porque en Espa?a no hay una ley que las regule. Y ello hace que afloren las dudas. ?Puede el empresario quedarse una parte de este fondo? ?Existe la obligaci¨®n de repartirlas? ?Son o no son salario? A falta de regulaci¨®n, muchas de estas preguntas las responden los reglamentos internos de los negocios. ¡°La pol¨ªtica de la empresa puede determinar la naturaleza del concepto propina y regular su sistema de generaci¨®n, reparto y liquidaci¨®n¡±, subraya Silvia Palacios, abogada responsable de ¨¢rea laboral de la firma Selier Abogados.
Ahora bien, que la empresa pueda aplicar unas directrices no significa que los empresarios tengan el control total de este dinero. Los tribunales han dibujado varias l¨ªneas rojas. Por ejemplo, en una relevante sentencia de 2021, el Tribunal Supremo dej¨® claro que los jefes no pueden prohibir que los empleados acepten el dinero de los clientes, si bien este no debe considerarse salario.
Directrices
Citando al Supremo, el empresario debe ¡°limitarse a pagar con una mano lo que previamente ha percibido del cliente con la otra como muestra de satisfacci¨®n de los servicios recibidos¡±. Es decir, su papel es de mero facilitador. Lo contrario puede dar pie a que estas aportaciones dinerarias sean consideradas salario, lo cual no es balad¨ª, pues de ello dependen variables importantes, como el deber de cotizaci¨®n, o si este dinero debe tomarse en cuenta para el c¨¢lculo de una indemnizaci¨®n por despido.
¡°Si la propina la abona el cliente al establecimiento y es el empresario quien la gestiona y decide su reparto, entonces estamos ante una transacci¨®n econ¨®mica en el marco de la relaci¨®n laboral y, por tanto, ante un concepto salarial¡±, explica Palacios. En ello coincide Mar¨ªa Royo, abogada laboralista de Maroy Legal, que recuerda la importancia de que el jefe no tome partido: ¡°La propina debe ser destinada ¨²nica y exclusivamente al personal que sea parte de la cadena de servicios y el empresario no se la puede quedar. Si la empresa entrase a regularlas, las propinas se convertir¨ªan en salario¡±.
Pero la opacidad en la gesti¨®n de estas gratificaciones abre la puerta a los abusos. Utilizar las propinas para recortar salario y evitar cotizar a la Seguridad Social, como una suerte de n¨®mina en B, es un ejemplo. Sin ir m¨¢s lejos, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, en enero de este a?o, dio la raz¨®n a una ayudante de camarero que todas las semanas cobraba entre 150 y 250 euros desde la cuenta personal de su jefe en concepto de propina. Ante la periodicidad del ingreso y su elevada cuant¨ªa ¡ªsobre todo en comparaci¨®n con lo que se cobraba en n¨®mina, que no llegaba a los 3,5 euros la hora¡ª, los magistrados concluyeron que este concepto era en realidad un salario disfrazado.
Fuentes sindicales corroboran que las peloteras por el bote no son extra?as. Un problema com¨²n, se?alan expertos de UGT, es el reparto de las propinas entre empleados que no se ponen de acuerdo (los de cocina pueden verse apartados respecto a los de sala, por ejemplo); o ¡°que el due?o del local utilice el bote para cuadrar un error de caja¡±. ¡°El reparto es lo que m¨¢s conflicto genera¡±, coincide el abogado Carlos Manrique de Torres. Y enumera casos que conoce de primera mano: ¡°Que los due?os de la empresa entren en la divisi¨®n sin haber participado en el servicio; o que se asuma con el bote el pago de p¨¦rdidas de material o cuentas de clientes que abandonan el local sin pagar¡±. Acciones que rebosar¨ªan la legalidad.
Cuesti¨®n peliaguda es si el camarero puede negarse a repartir una gratificaci¨®n. Sobre el asunto, el Tribunal Superior de Justicia de Pa¨ªs Vasco entr¨® en la cuesti¨®n en 2017 y neg¨® esta posibilidad. Los magistrados entendieron que la gratificaci¨®n del cliente est¨¢ dirigida hacia el conjunto de los empleados, no a una persona. Por tanto, no se puede excluir del reparto a los cocineros o a los limpiadores, por ejemplo. Una sencilla norma del derecho civil, mencionada en el fallo, pone blanco sobre negro en el asunto, y dicta que, cuando una donaci¨®n se realiza a un conjunto de personas, debe entenderse que todos reciben la misma porci¨®n de pastel.
Programas de gesti¨®n de pagos
El auge de los pagos con tarjeta bancaria que ha habido en los últimos años en España plantea un importante dilema: cómo distinguir lo que es precio —es decir, lo cobra el empresario— de lo que es propina —que va al bolsillo del dueño, pero que en realidad es de los trabajadores—. María Royo, letrada laboralista de Maroy Legal, reconoce que, en estos casos de pagos con tarjeta, los empleados tienen pocos medios para controlar el flujo de propina. Y es fácil “que surjan irregularidades”. Su recomendación para evitar problemas es dejar claro en el tique el desglose de los conceptos “como se hace en Estados Unidos, para facilitar su trazabilidad y contabilidad”. Hay programas de gestión de pagos que permiten a los camareros distinguir en el TPV entre un concepto y otro.
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