Una multinacional llamada Taylor Swift: as¨ª ha conseguido la cantante ser millonaria e impulsar la econom¨ªa estadounidense
La compositora, de 33 a?os, ha amasado una fortuna valorada en 1.100 millones de d¨®lares convirti¨¦ndose en la quinta mujer m¨¢s poderosa del mundo. La gira ¡®The Eras Tour¡¯ inyectar¨¢ alrededor de 5.000 millones en la econom¨ªa de EE UU
El fen¨®meno, de tan arrollador, resulta casi inexplicable. ?C¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ una cantante de country estadounidense de treinta y pocos a?os se ha convertido en la m¨¢quina de hacer dinero m¨¢s grande del planeta? ?En qu¨¦ momento, despu¨¦s de ser vista por m¨¢s de tres millones de fans en el ¨²ltimo a?o, ha colocado 1.100 millones de d¨®lares ¡ª1.020 millones de euros¡ª ...
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El fen¨®meno, de tan arrollador, resulta casi inexplicable. ?C¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ una cantante de country estadounidense de treinta y pocos a?os se ha convertido en la m¨¢quina de hacer dinero m¨¢s grande del planeta? ?En qu¨¦ momento, despu¨¦s de ser vista por m¨¢s de tres millones de fans en el ¨²ltimo a?o, ha colocado 1.100 millones de d¨®lares ¡ª1.020 millones de euros¡ª en su cuenta bancaria? ?C¨®mo ha levantado, palabra de la Reserva Federal, la econom¨ªa estadounidense y buena parte de la global? Taylor Swift (Pensilvania, EE UU, 33 a?os) no va a desvelar el secreto. Es herm¨¦tica. A excepci¨®n de con la revista Time, que acaba de nombrarla personaje del a?o, hace a?os que no concede entrevistas, no charla con la prensa, no env¨ªa comunicados. Por ella hablan sus casi 250 canciones, que ella misma ha compuesto y cantado durante 17 a?os de carrera y ha colocado en 10 discos; tambi¨¦n algunas publicaciones, escasas, en sus redes sociales, con 475 millones de seguidores. Pero para comprender por qu¨¦ este 2023 se ha convertido en su a?o hay que ir a los hechos y a los datos. En estos meses Swift ha demostrado que es mucho m¨¢s que una cantante: es una artista de las cifras.
Si se hacen las cuentas y solo con Spotify, es como si cada habitante del mundo entero hubiera escuchado tres canciones suyas. La plataforma, donde destrona a Bad Bunny como la artista m¨¢s escuchada ¡ªpor primera en vez una d¨¦cada una mujer ocupa el trono¡ª le asigna 26.100 millones de escuchas. Amazon y Apple (donde ha doblado sus cifras de 2022; la plataforma la nombra artista del a?o) tambi¨¦n la colocan como la m¨¢s o¨ªda de 2023. Una inabarcable ola que se explica con dos argumentos: la m¨²sica que la artista ha compuesto y cantado durante 17 a?os, de la que ha regrabado varios discos antiguos; y su exitosa gira The Eras Tour, que empez¨® en marzo y acaba de terminar, y que retomar¨¢ en febrero de 2024 hasta, en principio, noviembre. Todo sostenido por una fidel¨ªsima base de fans, que todo lo observan, analizan y, por supuesto, compran, porque ella les trata como si fueran de la familia.
Esta inmensa gira, con la que ha dado 66 conciertos (y le quedan 85), ha provocado terremotos, econ¨®micos y reales: ha recaudado 1.300 millones de d¨®lares y generado alrededor de 5.500, pero adem¨¢s en julio, en Seattle, EE UU, un medidor de actividad s¨ªsmica calcul¨® que sus fans hab¨ªan provocado un sismo de 2,3 grados. ¡°En Chicago rompi¨® el r¨¦cord de ocupaci¨®n hotelera de la historia del Estado [Illinois], con 44.000 habitaciones¡±, repasa el doctor Alfredo Valadez, profesor e investigador de negocios de la universidad Cetys de Tijuana, al norte de M¨¦xico, en un peque?o resumen sobre la actividad econ¨®mica de la artista realizado para este art¨ªculo que titula Swiftconomics: una potencia econ¨®micomusical. Porque s¨ª, tambi¨¦n las universidades estudian a Swift. Berkeley, Stanford y Harvard impartir¨¢n clases sobre ella el a?o pr¨®ximo, donde repasar¨¢n sus letras, su literatura o su impacto cultural.
No hay semana sin un r¨¦cord o un logro de Swift. Es la primera persona del mundo del entretenimiento, de cualquier categor¨ªa, en ocupar la prestigiosa portada de la revista Time desde su creaci¨®n en 1927, y por la que han pasado 14 presidentes de EE UU o tres papas. Afirman que ella es ¡°el narrador y el h¨¦roe de su propia historia¡±. Forbes, que al igual que Bloomberg le estima una fortuna de 1.100 millones de d¨®lares (el doble que en 2022), la sit¨²a como la quinta mujer m¨¢s poderosa del mundo, tambi¨¦n la primera mujer de la industria del entretenimiento en entrar en ese ranking. People la nombra persona m¨¢s emocionante del a?o.
250 canciones en 10 eras
Buena parte de la culpa la tiene su imponente gira, The Eras Tour, un despliegue musical, art¨ªstico, t¨¦cnico y log¨ªstico sin parang¨®n que la ha llevado por EE UU (con 53 conciertos en 20 ciudades), y, por primera vez, por Am¨¦rica Latina: M¨¦xico, Argentina y Brasil (con 13 conciertos en cuatro ciudades). Con una media de 60.000 espectadores por ciudad, eso implica que la han visto alrededor de cuatro millones de personas. En el llamado por la publicaci¨®n especializada Pollstar ¡°el show m¨¢s grande de la Tierra¡±, cada concierto, cada noche, es ¨²nico... e igual que el anterior. Canta 44 canciones exactamente en el mismo orden, a excepci¨®n de dos temas sorpresa de los otros 200 que ha publicado durante su carrera. Ella se dedica en cuerpo y alma, porque sabe lo caro y complejo que es conseguir entradas: se prepar¨® para la gira cantando el setlist sobre una cinta de correr y, tras la actuaci¨®n, se queda en la cama, sin apenas hablar, hasta la siguiente. ¡°Me subo a ese escenario enferma, herida, con el coraz¨®n roto, inc¨®moda o estresada. Ahora mismo es parte de mi identidad como ser humano. Si alguien ha comprado una entrada para verme, tocar¨¦ excepto por causa de fuerza mayor¡±, ha relatado en Time.
Con ese show, Swift ha querido volver a los estadios tras la pandemia. En sus inicios, cada disco nuevo implicaba una gira hasta que lleg¨® la covid. En verano de 2019 lanz¨® su ¨¢lbum Lover, que promocionar¨ªa en verano de 2020 (por ejemplo, en Espa?a era la estrella del festival Mad Cool). Con el par¨®n, cambi¨® el paso: sac¨® dos discos por sorpresa y muy seguidos (Folklore en julio de 2020; en diciembre, Evermore) y un tercero en octubre de 2022, Midnights, con un sonido mucho m¨¢s personal ¡ªes una maga de los g¨¦neros, que cambia sin parar, otro de los motivos de su ¨¦xito¡ª. Se convirtieron en superventas. ¡°Creo que eso le dio una credibilidad que no ten¨ªa¡±, afirma la experta en marketing editorial brit¨¢nica Kat McKenna, autora del libro sobre la artista y el fen¨®meno fan Look what you made me do (Mira lo que me hiciste hacer, t¨ªtulo de una canci¨®n de Swift), que se publicar¨¢ en primavera. ¡°Siempre hab¨ªa alguien que dec¨ªa: ¡®Pero si solo es una cantante pop¡¯. Y creo que sac¨® esos dos discos sin obligaciones. Escribi¨® esos dos ¨¢lbumes, francamente perfectos, y de repente entr¨® una nueva oleada de gente¡±.
En pandemia le dio nueva m¨²sica a sus encerrados oyentes; en la apertura, les ha dado 150 conciertos de tres horas y media por todo el mundo en los que escuchar esas canciones, las que quedaron pendientes de Lover, las de los tres nuevos ¨¢lbumes y las de los seis primeros. Ella misma cuenta en sus conciertos de The Eras Tour que cuando lo propuso pareci¨® una locura, pero quer¨ªa repasar as¨ª sus 10 ¨¢lbumes de estudio, sus 17 a?os en la m¨²sica. El triple salto mortal no le pod¨ªa haber salido mejor. Las entradas desaparecen como caramelos a la puerta de un colegio; solo el primer d¨ªa de venta en EE UU, en noviembre de 2022, coloc¨® m¨¢s de 2,4 millones. El precio medio es, seg¨²n Pollstar, de 253 d¨®lares; en la reventa, seg¨²n Fortune, de casi 2.200 d¨®lares. Cada noche Swift se mete en el bolsillo unos 13 millones de d¨®lares, estima Bloomberg, lo que le ha reportado 700 millones, superando predicciones como las de Billboard (que le daba 590 millones de d¨®lares) y Forbes (620 millones). A ella le quedar¨¢n limpios alrededor de 350. De ah¨ª que ya sea, oficialmente, milmillonaria. Y lo que le queda: el Washington Post, de la mano del profesor Peter Cohan, del Babson College de Massachusetts, calcula que, si se queda con el 85% de las ganancias del tour, el porcentaje habitual, puede superar los 4.000 millones de d¨®lares.
No es solo lo que logra la cantante, es el impacto que tiene all¨¢ donde va, donde todo lo que toca lo convierte en oro. Alan Gin, profesor asociado de la escuela de negocios de la Universidad de San Diego, en California, ha calculado que, si cada entrada cuesta alrededor de 300 d¨®lares, cada asistente tiene un gasto medio que sube hasta los 1.300, ya que el viaje, el alojamiento, la comida y la ropa se llevan otros mil d¨®lares con facilidad. Porque uno no es un buen fan de Taylor si no va vestido inspir¨¢ndose en una de sus eras o de sus looks, y lleva un buen pu?ado de friendship bracelets, pulseras caseras confeccionadas con cuentas, que tambi¨¦n han tenido un bum de ventas, de hasta un 500%, seg¨²n Time. ¡°Swift ayuda a la econom¨ªa local y apoya mucho a los negocios de la zona¡±, asegura el profesor por videoconferencia, y afirma que la ¨²nica artista a la que ahora mismo podr¨ªa compararse es a Beyonc¨¦ con su gira Renaissance, que seg¨²n la promotora Live Nation ha recaudado unos 579 millones de d¨®lares en su medio centenar de conciertos. ¡°En pandemia, hubo oportunidad de generar ingresos, pero no de gastarlos¡±, remacha Gin, que tambi¨¦n advierte de este a veces demasiado alegre dispendio en ocio. ¡°La gente joven est¨¢ menos concienciada sobre el gasto y el ahorro¡±.
Lo cierto es que cada vez que la vocalista pisa una ciudad hay asegurada una lluvia de millones. El organismo que monitoriza la econom¨ªa en California estima que sus seis conciertos en agosto aportaron 320 millones de d¨®lares al Estado. Incluso la Reserva Federal ha reconocido que su actividad inyectar¨¢ alrededor de 5.000 millones de d¨®lares en la econom¨ªa estadounidense. En julio su presidente, Jerome Powell, afirm¨® que el fen¨®meno de Swift, as¨ª como el de la pel¨ªcula Barbie, con m¨¢s de 1.400 millones recaudados, eran dignos de observaci¨®n. En junio, el premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman lleg¨® a sorprenderse de que Swift no ganara incluso m¨¢s dinero. Pero entonces no era a¨²n milmillonaria ni hab¨ªa a?adido a su agenda m¨¢s y m¨¢s conciertos (y los que quedan, probablemente. Solo ella lo sabe).
Su salto global, al que est¨¢ poco acostumbrada, le va a dar muchas alegr¨ªas. Hasta ahora sus incursiones m¨¢s all¨¢ de EE UU y Canad¨¢ eran limitadas: sobre todo al Reino Unido, Australia o Jap¨®n. Su primera vez en Am¨¦rica Latina ha sido todo un ¨¦xito. Arturo Vega, presidente de la C¨¢mara de Comercio, Servicios y Turismo en Peque?o de la Ciudad de M¨¦xico, explica por tel¨¦fono que la artista ¡°dej¨® una huella muy positiva, de unos 1.010 o 1.012 millones de pesos¡±, alrededor de 60 millones de d¨®lares, en sus cuatro conciertos de agosto. Fue un 25% m¨¢s de lo previsto. ¡°Impact¨® no solamente en el sector de consumo local, que es lo que habitualmente ocurre con estos conciertos, sino tambi¨¦n en el sector turismo¡±, afirma, puesto que a la capital mexicana acudieron seguidores de todo el pa¨ªs y de otros. ¡°Fue un evento ¨²nico en la ¨²ltima d¨¦cada. Tiene una audiencia muy grande y muy activa; eso se dej¨® ver, tanto en hoteles como restaurantes o comercios locales que antes, durante y despu¨¦s del evento estuvieron a todo lo que daban de capacidad¡±.
Para Vega, el paso de Swift por la capital fue muy positivo. ¡°Este tipo de espect¨¢culos nos ayudan no solo a dar solidez al ecosistema econ¨®mico, sino tambi¨¦n a nivel cultural, social, tur¨ªstico. Y siento que le dan otra identidad a las ciudades en las que ocurren. Empiezan a verlo no solo como un lugar lleno de edificios, sino donde compartir una experiencia¡±, dice. Normal que las ciudades, como en Arizona, se rebauticen temporalmente con el nombre de la artista; o que incluso algunos gobernantes le pidan que pase por sus municipios o pa¨ªses. En julio, Justin Trudeau le rog¨® a Swift que no le sometiera a ¡°otro verano cruel¡± (Cruel Summer es una de sus canciones m¨¢s c¨¦lebres) y pasara por Canad¨¢. Ella ha cumplido con, por ahora, nueve conciertos. En alguno de los seis de Toronto, donde hab¨ªa unos 250.000 asientos disponibles, se registraron m¨¢s de 30 millones de personas para conseguir entradas. Los muchos que no las lograron, en todo el globo, parecen haberse lanzado al cine para ver a la estrella. Su The Eras Tour lleg¨® a las salas en octubre y ya se ha convertido en el mejor estreno de un concierto en cines en EE UU y en los 94 pa¨ªses donde se ha estrenado. Con un coste de producci¨®n de entre 10 y 20 millones (sin plataformas ni productoras detr¨¢s: es todo cosa de la cantante), lleva recaudados 250 millones, solo por detr¨¢s de los 261 de This is it de Michael Jackson en 2009, seg¨²n el medio especializado en cine Variety.
Swift solo ha tocado una vez en Espa?a: el 19 de marzo de 2011 en el entonces Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Cab¨ªan 15.000 personas; acudieron 4.000. El pr¨®ximo 30 de mayo, la historia ser¨¢ otra. La capital est¨¢ deseando la llegada de Swift, con el estreno del Santiago Bernab¨¦u tras su reforma de 900 millones de euros. ¡°Estamos muy contentos de que haya elegido Madrid¡±, confiesa por tel¨¦fono la responsable de Turismo del Ayuntamiento, Almudena Ma¨ªllo. ¡°Se ponen en valor dos cosas. Lo primero el recinto, porque va a suponer la puesta en marcha del Bernab¨¦u, y va a tener un efecto llamada. Y luego es que Madrid es la puerta de entrada a Europa, la conectividad que tiene es importante, sobre todo con Estados Unidos y Latinoam¨¦rica¡±, desgrana la concejala. ¡°Gracias a la Taylorman¨ªa y al buen momento que pasa la m¨²sica en vivo, a la capacidad hotelera de la ciudad... hace que sea un fen¨®meno por el que estemos muy contentos, apostando por ser un destino capaz de atraer eventos. Somos conscientes de que eventos de la calidad de un concierto de Taylor Swift tienen un retorno important¨ªsimo. No es solo el d¨ªa del concierto, sino el antes, el durante, el despu¨¦s... y el recuerdo¡°.
Discos robados, discos regrabados
Pero los ingresos de Swift no vienen ¨²nicamente de esta gira. Tambi¨¦n est¨¢ su m¨²sica. Es una empresa musical forjada con tiempo, poder y mano izquierda. Si Bloomberg pensaba en octubre que sus reproducciones hab¨ªan aportado 120 millones a su fortuna, ahora Billboard cree que solo este a?o y con Spotify ha ganado 100. Pero eso viene dado, tambi¨¦n, porque ella misma se fue de la plataforma en 2014 quej¨¢ndose de sus pagos injustos. Regres¨® en 2017 cuando los consider¨® v¨¢lidos. Tambi¨¦n en 2015 amag¨® con marcharse de Apple Music por no querer pagarle derechos a los artistas durante el periodo de prueba de tres meses para el usuario. Tras su amenaza, la compa?¨ªa se lo repens¨®. Tambi¨¦n es que su modelo es distinto al de otros cantantes: ingresa m¨¢s, puesto que tiene los m¨¢sters (grabaciones originales) de ocho de sus 10 discos, y tiene m¨¢s derechos, al ser vocalista pero tambi¨¦n compositora. Al firmar con Universal en 2018 negoci¨® mayores royalties. Hay un motivo.
Todo empez¨® en su Pensilvania natal, cuando Taylor Swift comenz¨® a cantar desde bien peque?a con un talento nato que el perfecto t¨¢ndem formado por sus padres, Andrea, responsable de marketing en una agencia de publicidad, y Scott, que lleg¨® a ser vicepresidente de Merrill Lynch, supieron reconocer. La ni?a quer¨ªa country, y a la cuna del country la llevaron. Scott pidi¨® el traslado de su empresa a la oficina de Nashville, Tennessee, y all¨ª, cantando en una cafeter¨ªa la descubri¨® un productor, Scott Borchetta, y en 2006, sin cumplir los 16 a?os, lanz¨® su primer y hom¨®nimo ¨¢lbum junto a su productora, Big Machine. El resto es historia. Aquel debut fue el principio de otros nueve discos que han ido del country al pop o el indie. El escritor brit¨¢nico Michael Francis Taylor es autor de dos biograf¨ªas sobre Taylor Swift, la m¨¢s reciente The Brightest Star (La estrella m¨¢s brillante) de hace solo dos a?os, publicada por New Haven Publishing. Conocedor de la figura de la artista, cree que es ¡°la mejor letrista de las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, como cuenta por tel¨¦fono desde su casa en Suffolk. ¡°Est¨¢ a la altura de Bruce Springsteen y Bob Dylan¡±, afirma. 51 millones de discos vendidos apoyan su teor¨ªa.
Desde esos inicios Andrea y Scott, divorciados desde 2011, han seguido siendo gu¨ªas y compa?eros de negocios de su hija. Taylor Swift S.A. es un inmenso negocio familiar repartido en un conglomerado de empresas que llevan el nombre de la artista, sus iniciales o su n¨²mero favorito (el 13, como su fecha de nacimiento, 13 de diciembre de 1989). De ah¨ª que la decepci¨®n y la tristeza fueran compartidas en familia en el m¨¢s complicado trance de la vida profesional de Swift: en 2018, cuando perdi¨® su m¨²sica. Entonces Borchetta vendi¨® al empresario Scooter Braun, manager (entre otros de Justin Bieber) y archienemigo de Swift todo Big Machine por unos 330 millones de d¨®lares, y el paquete inclu¨ªa esos masters, sus derechos de autor, sus letras, sus v¨ªdeos y m¨¢s material de la cantante. Seg¨²n la versi¨®n de la artista, le rog¨® a Borchetta que se lo vendiera a ella, y que si no lo hac¨ªa no lo pusiera en manos de Braun. No funcion¨®. Adi¨®s a todo lo construido desde 2006.
Swift demostr¨® su ira y su dolor en la plataforma Tumblr, en una larga carta donde hablaba de sus discos ¡°robados¡±, como siempre los denomina, y acusaba a Braun de hacerse con sus temas: ¡°La m¨²sica que escrib¨ª en el suelo de mi habitaci¨®n y los v¨ªdeos con los que so?¨¦, que pagu¨¦ de mi dinero, que gan¨¦ tocando en bares, despu¨¦s en clubes, despu¨¦s en salas, despu¨¦s en estadios¡±. ¡°Scooter me ha despojado del trabajo de toda mi vida, que no me han dado oportunidad de comprar. B¨¢sicamente, mi legado musical est¨¢ a punto de quedarse en las manos de quien lo ha querido desmantelar¡±, afirmaba. ¡°Ni en mis peores pesadillas me imagin¨¦ que el comprador ser¨ªa Scooter. Cada vez que Scott Borchetta ha escuchado su nombre en mi boca, estaba o llorando o intentando no hacerlo. Sab¨ªa lo que estaba haciendo, los dos lo sab¨ªan. Controlar a una mujer que no querr¨ªa asociarse con ¨¦l. A perpetuidad. Eso significa para siempre¡±. No tanto: ¨¦l vendi¨® el cat¨¢logo de la artista apenas a?o y medio despu¨¦s a un grupo de inversi¨®n llamado Shamrock Capital. Le hab¨ªa costado 140 millones. Cobr¨® 405.
Entonces, a trav¨¦s de un vac¨ªo legal, a partir de 2020 Swift logr¨® empezar a regrabar todo ese material, porque no ten¨ªa derechos sobre los discos, pero s¨ª sobre la composici¨®n de los temas. ¡°El proyecto de la regrabaci¨®n es un logro inmenso¡±, afirma Kat McKenna. ¡°Me impresiona su visi¨®n de negocio, para poder pensarlo de nuevo, y tan r¨¢pido; hasta el punto que los sellos discogr¨¢ficos ahora han puesto cl¨¢usulas en sus contratos para que los artistas no puedan hacer eso. Pero ella hace cosas que nadie m¨¢s ha hecho¡±. Por eso luch¨® tanto por sus royalties, y su m¨²sica es el foco. No gana dinero con anuncios, marcas o campa?as publicitarias, porque lleva a?os sin hacerlas.
Swift ya ha regrabado cuatro de esos ¨¢lbumes, a los que ha llamado igual pero con el apellido Taylor¡¯s Version: Fearless y Red, en 2021; y Speak Now y 1989, este 2023. Este ¨²ltimo, lanzado en octubre, logr¨® vender 1,7 millones de copias en una semana, m¨¢s que las 1,3 millones del original de 2014. Es el mejor lanzamiento de un ¨¢lbum, de cualquier artista, desde 2015. Los fans, que atraviesan varias generaciones, los recuperan, los recompran y vuelven a escucharlos con los actuales, logrando resituarlos en las listas de ¨¦xitos y de m¨¢s sonados. Y los esperan en el tour, cerrando el c¨ªrculo.
Con 33 a?os y mil millones de d¨®lares, ?qu¨¦ le queda a Taylor Swift por hacer y por cumplir? ?Hay un techo? Ella misma reconoc¨ªa en Time que, aunque ha sido ¡°alzada y hundida por la opini¨®n p¨²blica muchas veces en los ¨²ltimos 20 a?os¡±, est¨¢ en un momento perfecto. ¡°Esto es lo m¨¢s orgullosa, lo m¨¢s feliz que me he sentido nunca, y lo m¨¢s creativamente realizada y libre que he sido jam¨¢s¡±, contaba en la revista. ¡°En ¨²ltima instancia, podemos darle todas las vueltas que queramos, o intentar complicarlo en exceso, pero s¨®lo hay una pregunta: ?Te divierte?¡±, se pregunta. Y ella divierte y se divierte, haciendo tambalearse los principios de la industria musical.
Ni siquiera eruditos de su figura como Kat McKenna y Michael Francis Taylor lo tienen claro; solo que ella estar¨¢ al tim¨®n. Su vida personal siempre ha influido en sus decisiones musicales y de negocio. Este verano ha empezado una relaci¨®n sentimental con Travis Kelce, uno de los jugadores de la liga de f¨²tbol estadounidense, la NFL, m¨¢s conocidos, poderosos y ricos (gana 14 millones de d¨®lares al a?o, una minucia comparado con Swift). Algo que la coloca a ella en el foco medi¨¢tico de un p¨²blico que no es el suyo. Seg¨²n una encuesta de Morning Consult de marzo, el 53% de los estadounidenses se declara seguidor de Swift. Su fandom, 52% femenino y 48% masculino, en EE UU, ¡°est¨¢ formado en gran parte por mileniales, y se inclina por la raza blanca, los suburbios y los dem¨®cratas¡±. El exprofesional Daniel Devesa, narrador de partidos para la Federaci¨®n de f¨²tbol americano en Espa?a y con dos podcasts, tiene claro que ¡°la NFL aprovecha el tir¨®n medi¨¢tico de Taylor Swift¡±. ¡°La cantidad de swifties que est¨¢n enganch¨¢ndose, o al menos interes¨¢ndose, por la NFL desde la llegada del fen¨®meno de Taylor es impresionante. No hay m¨¢s que ver el caso que le hacen, el bombo que le dan... y la liga lo alimenta, les interesa y saben que les puede traer un mercado muy grande¡±, explica. Las c¨¢maras la enfocan constantemente en los partidos. ¡°Lo que mucha de esta gente desconoce es el poder econ¨®mico que tiene Taylor Swift, lo que arrastra y genera, y aunque el p¨²blico del f¨²tbol lo desconozca, la liga no es idiota y lo aprovecha, de hecho, lo va a provocar¡±. Tanto que hasta las camisetas de Kelce han multiplicado sus ventas hasta en un 400%.
Ella volver¨¢ a los escenarios en febrero en Tokio para seguir por Singapur, Australia, Francia, Suecia, Reino Unido, Alemania, vuelta a Estados Unidos, Canad¨¢... en otros 85 conciertos hasta finales de noviembre. Est¨¢ por ver el millonario impacto de esa gira, y hasta cu¨¢ndo y d¨®nde puede alargarse. En cuanto a lanzar nueva m¨²sica, nada se sabe. Por ahora, le quedan por regrabar dos de sus primeros seis discos: el primero, Taylor Swift (2006), y el ¨²ltimo, el muy esperado Reputation (2017). Le quedan por recuperar su nombre y su reputaci¨®n. De forma simb¨®lica, porque tenerlo, ya lo tiene todo.
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