No hay alternativa para la estrategia industrial verde
La transici¨®n de la energ¨ªa renovable solo tendr¨¢ ¨¦xito si tambi¨¦n es una transici¨®n lo m¨¢s justa posible
Ahora que la cumbre clim¨¢tica COP28 ha concluido, el foco sigue firmemente depositado en la brecha de financiaci¨®n global. Se calcula que alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) exigir¨¢ entre cinco y siete billones de d¨®lares por a?o. Pero no solo debemos asegurar con urgencia el capital necesario; tambi¨¦n debemos garantizar que las inversiones de largo plazo est¨¦n dirigidas estrat¨¦gicamente a objetivos ambiciosos. Eso implica coordinar respuestas intersectoriales en las diferentes cadenas de suministro, lo que a su vez exige una estrategia industrial robusta.
En todo el mundo, hay pa¨ªses que est¨¢n duplicando los planes para revitalizar sus sectores industriales. Es clave que el Reino Unido no pierda terreno en este sentido. A comienzos de este a?o, el ministro de Hacienda brit¨¢nico, Jeremy Hunt, dise?¨® un plan ambicioso para posicionar a las industrias verdes como los motores de crecimiento de largo plazo. Hunt alent¨® vigorosamente a las empresas verdes a aumentar sus inversiones, marcando un tono optimista. Los conservadores y los laboristas deben tomar medidas para garantizar la confianza de los inversores en la estabilidad de las pol¨ªticas del Reino Unido, para que los proyectos con varias d¨¦cadas de vida no sean vulnerables a la incertidumbre.
El Reino Unido necesitar¨¢ una visi¨®n clara e integral para un desarrollo industrial sostenible si pretende aprovechar las oportunidades econ¨®micas que presenta un mundo cada vez m¨¢s comprometido con alcanzar cero emisiones netas. Como advierte el organismo denominado Revisi¨®n Independiente de Cero Emisiones Netas, las estrategias pol¨ªticas inconsistentes son malas, no solo para el planeta, sino tambi¨¦n para las empresas. Despu¨¦s de todo, las industrias verdes podr¨ªan tener un valor superior a los 10 billones de d¨®lares a escala global para 2050.
La estrategia industrial, por lo tanto, conlleva una doble promesa: ayudar a abordar el cambio clim¨¢tico y revitalizar la industria para que pueda competir en el siglo XXI. No tenemos que aceptar la protecci¨®n ambiental como una compensaci¨®n por el progreso econ¨®mico. Ambos pueden ir de la mano si se implementan pol¨ªticas verdes para alimentar el crecimiento y la innovaci¨®n, y si se entrelazan pr¨¢cticas sostenibles en el entramado de c¨®mo consumimos, nos desplazamos, invertimos y construimos.
Tuvimos el honor de trabajar en conjunto en un proyecto de estrategia industrial del Reino Unido en 2018, cuando uno de nosotros (Clark) era secretario de Estado y la otra (Mazzucato) copresid¨ªa la Comisi¨®n para la Innovaci¨®n y la Estrategia Industrial Orientada por Misi¨®n, del University College London. Ese trabajo tom¨® una estrategia basada en sectores (centrada en los autom¨®viles, el espacio a¨¦reo, las finanzas, las ciencias biol¨®gicas y las industrias creativas) y la aplic¨® a resultados como el crecimiento limpio, el envejecimiento saludable, la movilidad sostenible y una econom¨ªa de datos inclusiva.
El tema no es solo escoger a los ganadores o reparar los fallos del mercado, sino trabajar con las empresas (no importa de qu¨¦ sector) que est¨¦n dispuestas a sumar fuerzas para resolver problemas y crear y forjar nuevos mercados. De la misma manera que el alunizaje original exig¨ªa innovaci¨®n en terrenos que iban del espacio a¨¦reo a la alimentaci¨®n, la electr¨®nica, los materiales y el software, los desaf¨ªos relacionados con el clima de hoy instan a la innovaci¨®n en m¨²ltiples sectores, no solo la energ¨ªa renovable.
Una estrategia orientada por misi¨®n implica algo m¨¢s que simplemente completar la misi¨®n. Las innovaciones que ¨¦sta cataliza pueden generar un efecto multiplicador ¡ªcon inversiones iniciales que atraen la inversi¨®n privada y generan efectos indirectos que amplifican el impacto en el PIB¡ª. En el proceso de resoluci¨®n de problemas m¨¢s peque?os camino a la llegada a la luna, creamos las tecnolog¨ªas para los tel¨¦fonos con c¨¢maras, las mantas t¨¦rmicas, la f¨®rmula para beb¨¦s y un amplio rango de aplicaciones de software de hoy.
Los actores p¨²blicos y privados tienen que trabajar bien juntos. Reorientar a las agencias p¨²blicas en torno a misiones ambiciosas exige una m¨¦trica de evaluaci¨®n para captar los efectos indirectos din¨¢micos en la econom¨ªa. No servir¨¢ de nada seguir obsesion¨¢ndose con c¨¢lculos de coste-beneficio muchas veces falazmente precisos (algo que habr¨ªa impedido que la misi¨®n lunar alguna vez hubiera despegado del suelo).
De igual importancia es el hecho de que las alianzas entre el sector p¨²blico y privado deber¨ªan ser simbi¨®ticas, mientras que el financiamiento p¨²blico deber¨ªa estar asociado a condiciones destinadas a maximizar el valor p¨²blico, al encaminar a las inversiones en una direcci¨®n inclusiva y sostenible. Por ejemplo, las condicionalidades pueden exigir que los receptores reduzcan el contenido material de sus productos y creen cadenas de suministro m¨¢s ecol¨®gicas.
Sabemos que ese tipo de medidas funcionan. El progreso de la industria del acero alemana a la hora de adoptar un modelo de econom¨ªa circular sensible al clima le debe mucho a la estrategia industrial de ese pa¨ªs. Las pol¨ªticas p¨²blicas alentaron procesos de bajo consumo de carbono entre los fabricantes de acero y crearon mercados para el acero, los materiales y el hidr¨®geno verde que son eficientes en el consumo de carbono. Todos los pa¨ªses necesitan planes amplios y coherentes para alinear las inversiones p¨²blicas con los compromisos para descarbonizar el transporte y las cadenas de suministro en toda la econom¨ªa.
Igualmente importante es el hecho de que la transici¨®n verde tendr¨¢ ¨¦xito solo si tambi¨¦n es una transici¨®n justa. Para respaldar el cambio necesario de los trabajadores de empleos marrones a empleos verdes, los gobiernos deben exigir que las empresas que reciben beneficios p¨²blicos alineen sus operaciones con los objetivos clim¨¢ticos, adopten pol¨ªticas laborales justas y reinviertan las ganancias en capacitaci¨®n de los trabajadores y en investigaci¨®n y desarrollo. Asimismo, los responsables de las pol¨ªticas deber¨ªan incentivar a los sectores m¨¢s contaminantes a reducir su huella ambiental y mitigar el riesgo de activos bloqueados.
Las estrategias industriales verdes inclusivas no pertenecen ni a la izquierda ni a la derecha. Tienen que ver con crear una econom¨ªa que funciona en beneficio de las personas y conserva el mundo natural del que todos dependemos. El interrogante no es si podemos afrontar o no la implementaci¨®n de ese tipo de pol¨ªticas. El punto es si podemos permitirnos no hacerlo. Los l¨ªderes pol¨ªticos brit¨¢nicos
¡ªconservadores y laboristas por igual¡ª deben reconocer el profundo potencial que conlleva este tipo de estrategias.
Mariana Mazzucato, directora fundadora del Instituto para la Innovaci¨®n y el Prop¨®sito P¨²blico de UCL, es presidenta del Consejo sobre la Econom¨ªa de la Salud para Todos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Greg Clark, exsecretario de Estado para los Negocios del Reino Unido, es miembro del Parlamento por Turnbridge Wells y presidente del Comit¨¦ Selecto de Ciencia y Tecnolog¨ªa.
? Project Syndicate 1995¨C2023
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