Desaf¨ªos del mercado ¨²nico
Si la pol¨ªtica industrial recae en las capacidades de cada pa¨ªs, la distorsi¨®n del sistema europeo es cuesti¨®n de tiempo
El pasado d¨ªa 27 de diciembre muri¨® Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea entre 1985 y 1995, e impulsor del mercado ¨²nico europeo. El destino ha querido que su fallecimiento se produzca justo en el momento en el que m¨¢s desaf¨ªos se ciernen sobre el funcionamiento de su principal aportaci¨®n a la construcci¨®n europea, am¨¦n del Tratado de Maastricht y el dise?o de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. En efecto, Delors puso en marcha el paquete de medidas que consolid¨® el antiguo mercado com¨²n en un sistema con vocaci¨®n de hacer efectivas las libertades de circulaci¨®n de mercanc¨ªas, capitales, servicios y personas. Casi 40 a?os despu¨¦s, el mercado ¨²nico se enfrenta a numerosos desaf¨ªos que deben ser afrontados con audacia y determinaci¨®n.
El nuevo escenario internacional, que apunta a una quiebra t¨¢cita de las reglas que hab¨ªan regido la gobernanza econ¨®mica internacional en materia de comercio de bienes y servicios, ha hecho que las econom¨ªas apuesten por su soberan¨ªa por delante de la integraci¨®n. El flujo comercial internacional no ha sufrido de momento ca¨ªdas, pero su ritmo de crecimiento se ha moderado notablemente en los ¨²ltimos a?os. La pol¨ªtica industrial de la Uni¨®n Europea, materializada en el green deal industrial, se desarrolla sin el respaldo de instrumentos propios m¨¢s all¨¢ de los ya comprometidos fondos de cohesi¨®n y de recuperaci¨®n, de manera que la mayor¨ªa del apoyo p¨²blico a las industrias nacionales ¡ªhoy de nuevo un lugar com¨²n de la pol¨ªtica econ¨®mica¡ª se desarrolla con instrumentos nacionales, favoreciendo a los pa¨ªses con mayor capacidad fiscal frente a los que tienen menos espacio para el gasto y la inversi¨®n p¨²blica. As¨ª, Alemania acumula la mitad de las ayudas de Estado concedidas bajo el nuevo r¨¦gimen, mientras que pa¨ªses como Espa?a ejecutan seis veces menos ayudas. Si la pol¨ªtica industrial descansa en las capacidades internas de cada pa¨ªs, la distorsi¨®n del mercado ¨²nico es cuesti¨®n de tiempo.
No es el ¨²nico desaf¨ªo al que se enfrenta el mercado ¨²nico: la competencia fiscal entre los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n se impone como otro vector de relevancia a la hora de inclinar la balanza hacia unos pa¨ªses u otros. De acuerdo con el European Tax Observatory, la agresiva pol¨ªtica tributaria de Pa¨ªses Bajos o Luxemburgo les cuesta a sus socios entre 10.000 y 12.000 millones de euros al a?o, por desv¨ªo de bases tributarias de compa?¨ªas multinacionales. Las empresas computan all¨ª sus beneficios y, en el caso de Irlanda, el efecto es tal que sus cifras de producto interior bruto, inflado por estos beneficios, han dejado de ser fiables para comprender el nivel de vida del pa¨ªs.
El tercer elemento que amenaza la integridad del mercado ¨²nico es la ausencia de convergencia y cohesi¨®n, particularmente en los pa¨ªses del sur. Desde la ampliaci¨®n al este, la convergencia del sur de Europa se ha detenido, algo que en absoluto se puede explicar ¨²nicamente por la ausencia de reformas estructurales. De acuerdo con un informe publicado por la oficina de an¨¢lisis econ¨®mico de Pa¨ªses Bajos en 2022, Hungr¨ªa se beneficia cinco veces m¨¢s que Espa?a del mercado ¨²nico, y seis veces m¨¢s que Italia.
Con estos desaf¨ªos sin resolver, a los que habr¨ªa que sumar la creciente complejidad de la gobernanza y de la integraci¨®n de reglas y normas de mercado que hoy siguen siendo patrimonio nacional ¡ªcomo la ausencia de una ley europea de sociedades mercantiles¡ª, la futura ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea puede terminar con la disoluci¨®n del experimento europeo. Fue precisamente Delors el que, junto con Felipe Gonz¨¢lez, apost¨® por la cohesi¨®n interna de la UE antes de forzar una ampliaci¨®n precipitada. Fue ese su ¨²ltimo legado antes de dejar la Comisi¨®n, una lecci¨®n que deber¨ªamos asimilar antes de cometer el grave error de ampliar a 40 Estados sin profundizar lo suficiente en nuestros lazos compartidos. Una Uni¨®n Europea sin un mercado ¨²nico s¨®lido ser¨¢ un mu?eco inerme en manos de otras potencias econ¨®micas. En septiembre, la Comisi¨®n y el Consejo de la Uni¨®n encomendaron al ex primer ministro Enrico Letta, uno de los grandes europe¨ªstas que ha dado Italia, un informe clave sobre el futuro de este mercado ¨²nico. Sus conclusiones, sin duda, ser¨¢n esenciales para evitar este camino equivocado.
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