El bucle virtuoso de Wall Street
El mercado estadounidense vale m¨¢s de 51 billones de d¨®lares, lo que equivale al 45% de la capitalizaci¨®n global
Seg¨²n el ¨ªndice de Bloomberg que engloba la totalidad de acciones cotizadas, la capitalizaci¨®n del mercado burs¨¢til de EE UU ha vuelto a superar los 51 billones de d¨®lares. Con ello, su cuota sobre el total mundial se ha situado en el 45%, frente al 25% que supone el PIB de ese pa¨ªs o el reducido 5% de su poblaci¨®n. Los tres datos constatan el claro mayor desarrollo, tanto en t¨¦rminos absolutos como relativos, de su mercado burs¨¢til (su capitalizaci¨®n equivale al 130% del PIB de EE UU, frente al 95% del total mundial y apenas el 60% en la zona euro).
Junto con el mayor dinamismo econ¨®mico del PIB y el desarrollo diferencial del mercado de capitales, hay una tercera raz¨®n que explica la desproporci¨®n en la cuota de la capitalizaci¨®n burs¨¢til de EE UU: la mayor presencia de compa?¨ªas tecnol¨®gicas y, en especial, de las denominadas siete magn¨ªficas (7M). Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Nvidia, Tesla y Meta tienen ya un valor de mercado total de 12,5 billones, lo que supone un m¨¢ximo hist¨®rico. Es decir, apenas siete firmas representan un 11% de total de la capitalizaci¨®n de la Bolsa mundial y un 50% de los 25 billones de d¨®lares del valor de mercado del total de empresas cotizadas en el Nasdaq. De ah¨ª que desde julio del pasado a?o est¨¦n vigentes medidas extraordinarias para reducir las ponderaciones de estos siete t¨ªtulos.
La capitalizaci¨®n de estas compa?¨ªas ha superado, y por mucho, a los estandartes de otros momentos, como las entidades crediticias en 2007 (justo antes del inicio de la crisis financiera), las petroleras o General Electric a mediados de los ochenta, iconos tecnol¨®gicos de los setenta y ochenta como AT&T e IBM, o General Motors, el peso pesado indiscutible del ¨ªndice S&P 500 entre mediados de los 50 y el inicio de la primera crisis del petr¨®leo.
Pero nunca una compa?¨ªa hab¨ªa tenido una capitalizaci¨®n tan elevada como la que ahora registran Apple (3,02 billones de d¨®lares), Microsoft (2,96 billones), Alphabet (1,85 billones), Amazon (1,61 billones), Nvidia (1,48 billones), Meta (989.000 millones) o Tesla (664.000 millones). Las siete magn¨ªficas se han convertido en emblema del ¨¦xito de un modelo de negocio con elementos diferenciales. Entre ellos, la capacidad de escalar a nivel global su mercado objetivo, con una oferta relativamente reducida de productos y una menor inversi¨®n en capital fijo que dispara la rentabilidad. Y un dato que los principales expertos en gesti¨®n empresarial hace apenas unos pocos a?os descartaban con rotundidad: la cifra alcanzada por los beneficios, que han vencido cualquier ley de gravedad. Porque, ?cu¨¢nto es el m¨¢ximo beneficio que puede generar una compa?¨ªa antes de entrar en rendimientos decrecientes, en dificultades de gesti¨®n, en agotamiento, desmotivaci¨®n o en cualquier otro factor limitante del crecimiento? Parec¨ªa imposible que una compa?¨ªa pudiera ganar anualmente lo que consiguen Alphabet (65.000 millones), Microsoft, (75.000 millones) o Apple (95.000 millones).
Existe, por lo tanto, un factor fundamental y diferencial tras el valor de mercado de las siete magn¨ªficas: los beneficios. En 2001 se pod¨ªa vislumbrar el futuro desarrollo de la tecnolog¨ªa, pero todav¨ªa era una expectativa. El mercado, como suele suceder, se anticip¨®, pero de forma excesiva (Exuberancia irracional, del Nobel Robert Shiller, fue el t¨¦rmino m¨¢s utilizado). Hoy, la disrupci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas es una realidad que se plasma en enormes beneficios para los principales innovadores. En 2001, apenas consegu¨ªan cubrir costes ante un volumen de negocio muy reducido.
El debate es si se ha llegado al l¨ªmite del beneficio o queda margen de crecimiento. El mercado apuesta por lo segundo, y de ah¨ª que pague unos mayores m¨²ltiplos de valoraci¨®n de lo habitual. En el caso del ratio que pone en relaci¨®n el precio de la acci¨®n y los beneficios (PER), paga 30 veces las ganancias, frente a la media del mercado (16 veces), en Apple, Microsoft y Alphabet. Mayores son los ratios en otras compa?¨ªas como Amazon, Tesla y Nvidia (en la zona de 80 veces), que estar¨ªan soportados por una expectativa de alza del beneficio hasta 50.000 y 75.000 millones de d¨®lares anuales (frente a los 10.000 y 20.000 millones que ganan en la actualidad).
Pero ahondando en los elementos singulares que eran inimaginables hace unos a?os, otras de las palancas de la valoraci¨®n son los intangibles, es decir, activos que no reconocidos contablemente en el balance tienen un elevado valor por su capacidad de generaci¨®n de beneficios o por constituir fosos defensivos y/o barreras de entrada.
M¨¢s debate puede generarse en torno a si es contraproducente para la innovaci¨®n, si es un riesgo sist¨¦mico, un fallo de mercado o un monopolio de facto contar con compa?¨ªas tan grandes. Nunca un grupo tan reducido de empresas hab¨ªa tenido tanto valor de mercado. Nunca un grupo tan reducido de empresas ganaba tanto dinero. Estas compa?¨ªas han alcanzado en sus respectivos mercados un liderazgo tal que muchos advierten de la necesidad de ¡°trocearlas¡± para fomentar la innovaci¨®n y la competencia, para esquivar un ¡°too big to fail¡±, como ya pas¨® con los grandes bancos en la crisis de 2008-2012 o para que no atesoren un enorme poder no solo econ¨®mico sino geoestrat¨¦gico. Por desgracia, ese debate no lo tenemos en Europa, donde apenas existen compa?¨ªas tecnol¨®gicas cotizadas de tama?o relevante (?somos tecno-dependientes?). Entre ellas, ASML, que capitaliza 308.000 millones de euros respaldada por unos beneficios del orden de 8.200 millones. Otro caso ser¨ªa SAP, compa?¨ªa que capitaliza 200.000 millones de euros y que gana del orden de 4.000 millones. Pero poco m¨¢s. Que el ¨¢rea euro se ha quedado atr¨¢s en el desarrollo tecnol¨®gico de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se confirma con muchos indicadores. Entre ellos, el valor de mercado de las principales big tech.
Un mercado de capitales m¨¢s din¨¢mico permite el desarrollo de las empresas, lo que a su vez dinamiza el mercado burs¨¢til y el de renta fija, reduciendo el coste de financiaci¨®n, aportando una ventaja competitiva a las compa?¨ªas cotizadas. Y ello a pesar de las evidentes se?ales de minoraci¨®n de las salidas a Bolsa que se est¨¢n acumulando en los ¨²ltimos a?os (los fondos de capital riesgo y las propias siete magn¨ªficas adquieren las empresas que en otros momentos habr¨ªan salido a cotizar).
Un bucle virtuoso, no exento de riesgos, claro, pero que explica la clara mejor evoluci¨®n de la econom¨ªa de EE UU en los ¨²ltimos a?os respecto al resto de bloques.
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