Cuando la salud es una cuesti¨®n de dinero: por qu¨¦ la sanidad privada corre el riesgo de morir de ¨¦xito
La crisis del sistema p¨²blico, con largas listas de espera, dispar¨® la demanda de los servicios sanitarios particulares. El bum de los seguros ¡®low cost¡¯ y la falta de m¨¦dicos, sin embargo, est¨¢n empeorando la calidad de la atenci¨®n y la rapidez de respuesta a los pacientes
Nunca es buen momento para enfermar, pero este quiz¨¢ sea especialmente peligroso¡ y caro. Las listas de espera para operaciones en Espa?a siguen alcanzando m¨¢ximos hist¨®ricos y a?aden gasolina a la hoguera de problemas del sistema de salud. La sanidad privada, que siempre se ha presentado como un complemento de la prestaci¨®n p¨²blica y no un sustituto, crece imparable ante la explosi¨®n de los seguros, pero lo hace con tensiones y poniendo a prueba su propia capacidad de respuesta. A la vez, proliferan las cadenas de cl¨ªnicas de todo tipo y los movimientos corporativos, tras a?os fren¨¦ticos de compras, fusiones y absorciones, parecen haber tocado techo: apenas hay activos atractivos en venta y toca abrir nuevos hospitales desde cero, algo que est¨¢ ocurriendo, y de qu¨¦ manera, en ciudades con rentas m¨¢s altas, con Madrid y Barcelona como imanes.
En Espa?a hay 12,4 millones de habitantes con seguro m¨¦dico (incluidos los que est¨¢n en mutuas). Son uno de cada cuatro ciudadanos, cuando hace una d¨¦cada eran uno de cada cinco. En Madrid, un 40% de la poblaci¨®n cuenta con uno; en Catalu?a y Baleares el porcentaje supera el 30%, seg¨²n los datos de la Uni¨®n Espa?ola de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa). En los ¨²ltimos 10 a?os, las aseguradoras han ganado casi 3,5 millones de nuevos clientes, un crecimiento que se potenci¨® durante la pandemia, con casi medio mill¨®n de nuevos asegurados cada a?o.
La fundaci¨®n Idis cuantifica que el gasto privado en servicios de salud en 2021 (¨²ltimos datos disponibles) ascendi¨® a la cifra r¨¦cord de 36.800 millones de euros, un 14% m¨¢s que en 2020. Solo las tres primeras aseguradoras (SegurCaixa Adeslas, Sanitas y Asisa) tienen juntas ingresos de 6.534 millones en primas y poseen el 57% del mercado. ¡°En los ¨²ltimos a?os hay un crecimiento muy fuerte por dos v¨ªas: por parte de particulares y a trav¨¦s de empresas que los ofrecen a sus empleados como beneficios sociales, desgravando adem¨¢s impuestos con ello¡±, contextualiza Juan Oliva, profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico en la Universidad de Castilla-La Mancha.
El sistema funciona con vasos comunicantes entre el sistema p¨²blico y la prestaci¨®n pagada directamente de su bolsillo por los ciudadanos. Y crecen las razones para que ese trasvase se acent¨²e porque son muchos los indicadores que apuntan hacia el deterioro de la sanidad p¨²blica. Como indica Anna Garc¨ªa-Alt¨¦s, presidenta de la Asociaci¨®n de Econom¨ªa de la Salud (AES), ¡°seguramente el principal motivo son las listas de espera¡± en la p¨²blica. No existe una medici¨®n de los tiempos de demora en los centros de salud, pero el bar¨®metro sanitario del CIS indica que se han disparado tras la covid: siete de cada 10 pacientes que utilizaron su centro de salud tuvo que esperar m¨¢s de 24 horas para ser atendido. Este grupo tuvo que aguardar una media de 9,12 d¨ªas para ser ver a un m¨¦dico que deber¨ªa tener la funci¨®n de atender casos en las 24 o 48 horas desde que el paciente pide cita.
S¨ª est¨¢ medido el retraso en los quir¨®fanos y en las primeras citas de las especialidades. Con todas las imperfecciones que tienen estas estad¨ªsticas, el n¨²mero de ciudadanos que espera una intervenci¨®n quir¨²rgica no para de crecer, semestre a semestre, desde 2020. En diciembre pasado, ¨²ltimo dato publicado, hab¨ªa 849.535 pacientes aguardando operaci¨®n, con un tiempo medio de 128 d¨ªas. Se trata de una espera que si bien ha bajado desde lo peor de la pandemia, sigue en cifras muy altas, sobre todo si se mira la letra peque?a: una cuarta parte de los pacientes tiene que esperar m¨¢s de seis meses para su intervenci¨®n.
¡°Con la contrataci¨®n de seguros, los pacientes est¨¢n votando con los pies. Las esperas en el sector p¨²blico son insoportables¡±, abunda F¨¦lix Lobo, director de econom¨ªa y pol¨ªticas de la salud en Funcas. Un reciente informe del Consejo Econ¨®mico y Social (CES) sobre el sistema sanitario a?ade que el fen¨®meno tambi¨¦n est¨¢ relacionado con el crecimiento de la poblaci¨®n (con su consecuente envejecimiento y la aparici¨®n de enfermedades cr¨®nicas); el aumento del nivel educativo y de renta; las mayores expectativas del paciente; la concentraci¨®n poblacional en ciudades o las pol¨ªticas de gasto p¨²blico regional.
El sistema p¨²blico, que se sol¨ªa presentar como uno de los m¨¢s robustos del mundo, sufre sin embargo un gasto sanitario que es bastante inferior al promedio de los 27 pa¨ªses de la UE, ¡°y m¨¢s si se compara con pa¨ªses que tambi¨¦n tienen un gran tama?o, como Francia o Alemania¡±, se?ala el documento del CES. Paralelamente, el peso del gasto sanitario privado, los llamados gastos de bolsillo y la inversi¨®n en seguros, es diferencialmente alto en Espa?a (equivale al 3,1% del PIB) y tiene una importancia creciente en los presupuestos de los hogares, ¡°lo que en buena medida responde a la muy insuficiente cobertura p¨²blica de algunas prestaciones de primera necesidad, como determinados aparatos terap¨¦uticos o los servicios de salud bucodental y mental¡±.
Grupos beneficiados
Al otro lado del r¨ªo hay dos grandes grupos de proveedores que est¨¢n recogiendo esa ganancia de pescadores. Por una parte est¨¢n las mencionadas aseguradoras, y por otra, los grupos hospitalarios ¡ªQuir¨®nsalud, HM, Vithas, HLA, San Juan de Dios, Ribera Salud y Hospiten son los principales¡ª. Hay algunas aseguradoras integradas verticalmente ¡ªcon centros m¨¦dicos propios¡ª mientras que la mayor¨ªa pagan o contratan a proveedores externos, lo que genera tensiones como las que se vivieron en Sevilla el a?o pasado, cuando 400 m¨¦dicos privados comenzaron a rechazar pacientes para denunciar que sus tarifas llevaban congeladas 25 a?os. Los seguros low cost cada vez m¨¢s asequibles ¡ªy con coberturas limitadas¡ª est¨¢n en buena medida detr¨¢s de este crecimiento de la sanidad privada, que tambi¨¦n corre el riesgo de morir de ¨¦xito.
Como recuerda Juan Abarca, presidente del Grupo HM y de la fundaci¨®n Idis, el lobby que protege los intereses del sector, la funci¨®n de la sanidad privada no es una asistencia cuasi universal, sino un complemento a la p¨²blica. Sostiene, en contra de lo que podr¨ªa decir la intuici¨®n, que la mala salud de la p¨²blica no es una buena noticia para la privada: ¡°Desde el punto de vista empresarial nos hace perder nuestro sentido, que es una funci¨®n complementaria para aquel que quiere una experiencia diferente. La gente viene al sector privado como v¨ªa de entrada y esa no es nuestra misi¨®n¡±.
Carlos Rus, presidente de la Alianza de la Sanidad Privada Espa?ola (ASPE), explica adem¨¢s que hay un efecto perverso con el tema de los seguros: no est¨¢n cubriendo un posible evento adverso, sino que se contratan con la intenci¨®n de usarse, y eso genera un conflicto entre aseguradoras y grupos sanitarios. ¡°El concepto empieza a desdibujarse, porque ante la sobrecarga del sector p¨²blico se traslada [el problema] al sector privado¡±. A Oliva le parece arriesgada la oferta de seguros a bajo coste. ¡°Estamos hablando de servicios altamente especializados que son caros de dotar y de prestar. No resulta congruente que con un seguro por el que pagues 10, 20 o 30 euros al mes, la gente piense que si necesita una prueba diagn¨®stica cara o tiene un riesgo importante para la salud, le van a dar un buen servicio, porque no es factible¡±.
Esa experiencia diferente, que se caracteriza entre otras cosas por servicios de hosteler¨ªa m¨¢s cuidados y menos esperas, est¨¢ empezando a renquear. La atenci¨®n, especialmente en determinadas especialidades de la privada, no es ni mucho menos inmediata. Aqu¨ª las listas de espera no est¨¢n auditadas, pero son frecuentes casos de meses de demora para consultas. El caso extremo es la dermatolog¨ªa, que las aseguradoras tienen realmente dif¨ªcil cubrir.
Como los sevillanos, muchos m¨¦dicos privados est¨¢n diciendo ¡°basta¡± a lo que consideran tarifas ¡°abusivas¡± por parte de las aseguradoras. Llevan a?os en pie de guerra y son muchos los que ya se niegan a trabajar para ellas por menos de 10 euros por una consulta del m¨¦dico general o menos de 20 por la de un especialista. Esto est¨¢ pensado para que los profesionales vayan ¡°a volumen¡± y solo consigan buenos sueldos atendiendo a una gran cantidad de pacientes al d¨ªa, lo que tambi¨¦n repercute en una asistencia con menos tiempo y dedicaci¨®n.
En casos como los dermat¨®logos, con una alta demanda, pueden cobrar cinco veces m¨¢s en consultas realmente privadas, por lo que son muy pocos los que est¨¢n dispuestos a pasar por ese aro que, seg¨²n Ignacio Guerrero, presidente de la Uni¨®n M¨¦dica Profesional (Unipromel), imponen las grandes aseguradoras. Seg¨²n su pron¨®stico, esta situaci¨®n va a ir a m¨¢s. Cada vez habr¨¢ un mayor n¨²mero de profesionales que no presten su servicio a las aseguradoras, por lo que cree que el mercado ¡°va a cambiar¡±. Duda que esas tarifas que se pagan a los seguros puedan cubrir pr¨¢cticamente nada, y pronostica que dejar¨¢n de ser una barra libre, y que los pacientes tendr¨¢n que acabar pagando, adem¨¢s de la cuota, un precio por las intervenciones que permitan ¡°una retribuci¨®n digna a los m¨¦dicos¡±.
El m¨¦dico y consejero delegado de Asisa Enrique de Porres Ortiz, contrapone que las aseguradoras, adem¨¢s de cobrar por los seguros, son un cortafuegos para evitar que se disparen los precios, porque en Espa?a, recuerda, adem¨¢s se encargan de la prestaci¨®n asistencial (Asisa es una entidad colaboradora en Muface) y no son un mero gestor de las primas. ¡°Somos capaces de dar calidad y garantizar que los costes sanitarios no crecen desmesuradamente, a diferencia de lo que pasa en Estados Unidos u otros pa¨ªses con el modelo de reembolso¡±.
Pedro Rico, director general de Vithas, (que ingresa m¨¢s de 700 millones de euros), reconoce que tras los intensos procesos de consolidaci¨®n de la d¨¦cada pasada en la parte hospitalaria, la interlocuci¨®n entre centros m¨¦dicos y aseguradoras se ha vuelto m¨¢s equilibrada. Antes, recuerda, no consegu¨ªan negociar subidas al ritmo en que crec¨ªa el IPC y lo compensaban porque la contrataci¨®n de seguros cada vez mayor hac¨ªa crecer su negocio, que incluso avanz¨® durante la Gran Recesi¨®n. Pero ahora, en estos a?os de inflaci¨®n desbocada, ve insostenible que los m¨¦dicos o el personal de enfermer¨ªa, cada vez m¨¢s escaso, vea congelados sus salarios sine die al tiempo que se a?ade medio mill¨®n de nuevos asegurados cada a?o. ¡°De alguna forma los proveedores tenemos que trasladarle esa subida a las aseguradoras. A su vez estas creo que est¨¢n empezando a cambiar las din¨¢micas de vender muchos seguros cada vez m¨¢s baratos¡±, valora.
Un d¨¦ficit preocupante
M¨¢s all¨¢ de la mayor demanda, detr¨¢s hay otro problema que estira las costuras de ambos modelos: la carencia de m¨¦dicos. El ¨²ltimo informe encargado por el Ministerio de Sanidad pon¨ªa cifras a esta realidad: har¨ªan falta 5.874 doctores para cubrir todas las necesidades del sistema p¨²blico. Es un problema que trae de cabeza a las autoridades sanitarias de medio mundo, como reconoc¨ªa en una reciente entrevista a EL PA?S el director de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud en Europa, Hans Kluge. Y es un d¨¦ficit que amenaza la cobertura de la asistencia este verano, cuando la mitad de los profesionales se va de vacaciones.
Es un c¨ªrculo vicioso: faltan m¨¦dicos, aumentan las demoras en la p¨²blica, se van a la privada, que tiene cada vez m¨¢s demanda, pero tampoco suficientes facultativos, con lo que tambi¨¦n ah¨ª el servicio se deteriora. Y en el fondo flota ese miedo a una sanidad de doble velocidad. ¡°Es el gran temor. Que el sistema p¨²blico universal que aspiramos a tener y que es un objetivo excelente se convierta en un sistema dual con una especie de beneficencia para personas de menor renta o que viven en el ¨¢mbito rural. Ese riesgo existe, y llama la atenc¨®n que desde el sistema p¨²blico no se tomen medidas. Hay una rigidez de gesti¨®n que no se est¨¢ abordando¡±, se?ala Lobo, que defiende un sistema p¨²blico ¡°eficiente y equitativo. Pero eso no excluye la colaboraci¨®n p¨²blico-privada, sino todo lo contrario¡±.
Juan Oliva ve claramente un desequilibrio: ¡°Estamos en un punto de inflexi¨®n donde las desigualdades en el acceso a los servicios est¨¢ creciendo. Quien puede pagarse un seguro m¨¦dico acorta los tiempos de espera para visitar a un especialista o para pruebas diagn¨®sticas¡±. Sin embargo, recuerda que todav¨ªa en Espa?a, acorde con datos de la OMS, el porcentaje de familias con gasto excesivo en servicios sanitarios (cuando sus pagos directos superan el 40% de su renta) es de los m¨¢s bajos de Europa Occidental.
Para Fernando I. S¨¢nchez, del departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Murcia, las consecuencias detr¨¢s de ese cambio de mentalidad para buscar tratamientos fuera del sistema p¨²blico pueden poner en peligro su propia legitimidad. Pero no est¨¢ tan seguro de ese sentimiento de fragilidad. ¡°Si alg¨²n valor tiene el sistema de salud es su accesibilidad y la escasa tendencia a generar desigualdades¡±, a?ade. La privada, en cambio, ofrece rapidez y, en su opini¨®n, hace fortuna en un contexto social como el actual, con un paciente presuntamente m¨¢s informado, con m¨¢s urgencia en que le resuelvan su problema. ¡°Pero eso no se traduce necesariamente en desigualdades de salud atendiendo a indicadores de morbimortalidad. Tampoco es verdad que [la privada] sea m¨¢s eficiente. En ese eterno debate no hay una respuesta ¨²nica. B¨¢sicamente lo que ocurre es que la gesti¨®n privada es mucho m¨¢s flexible en t¨¦rminos de compras, contrataci¨®n y gesti¨®n de recursos humanos¡±, a?ade S¨¢nchez.
Decisiones pol¨ªticas
La convivencia de ambos modelos depender¨¢, tambi¨¦n, de decisiones pol¨ªticas, y aqu¨ª hay casi unanimidad entre los empresarios. ¡°La colaboraci¨®n es imprescindible para garantizar una sanidad de calidad y sostenible en el tiempo. Lo vemos en Portugal, donde es una pol¨ªtica de Estado, y tanto un gobierno socialista como uno conservador han comprendido que es clave colaborar con la iniciativa privada e integrar todas las ¨¢reas asistenciales¡±, valora Alberto de la Rosa, presidente de Ribera Salud, que con 13 hospitales factura 910 millones de euros. Del mismo modo cree que va a tener que modificarse la relaci¨®n entre el sector asegurador y el que presta los servicios y caminar hacia ¡°un modelo a largo plazo, de partenariado, con una alianza estrat¨¦gica entre aseguradores y grupos hospitalarios¡±.
Pero el Ministerio de Sanidad quiere poner coto a esta colaboraci¨®n p¨²blico-privada. El departamento de M¨®nica Garc¨ªa prepara una ley de equidad que quiere frenar las privatizaciones de los servicios. ¡°Lo que queremos desincentivar es que se busque la gesti¨®n indirecta de servicios que ya se realizan en el sistema sanitario. No tiene que ver con la sanidad privada¡±, dijo Garc¨ªa cuando la present¨®. Es decir, se trata de poner coto a la concertaci¨®n, que supone solo un 6,6% del gasto sanitario en Espa?a, pero que en comunidades como Catalu?a roza el 24% y que supone un enorme negocio: 9.521 millones de euros en 2021 (¨²ltimo dato disponible), m¨¢s de una cuarta parte del gasto sanitario privado de Espa?a.
De lo que acuerden unos y otros depender¨¢ el cuidado de la salud de 47 millones de personas. Mientras, las empresas seguir¨¢n cortando cintas inaugurales.
La carrera para abrir hospitales m¨¢s tecnol¨®gicos y caros
En Zaragoza las excavadoras apuran las obras del nuevo hospital del grupo Quir¨®n que, si todo va bien, abrir¨¢ sus puertas este a?o. Costar¨¢ unos 120 millones y se sumar¨¢ a la lista de 870 hospitales que operan en Espa?a (datos de Idis), m¨¢s de la mitad en manos del sector privado. En Madrid hay un enorme crecimiento: HM Hospitales tiene dos proyectos que abrir¨¢n este a?o, a los que se sumar¨¢n el de Sanitas en Valdebebas y Hospiten en Boadilla del Monte, en el oeste de la regi¨®n. En Barcelona ocurre otro tanto, con proyectos como el de Vithas en Esplugues de Llobregat, que abrir¨¢ a mediados de 2025 y costar¨¢ cien millones, o el de Sanitas, cuya apertura est¨¢ prevista a finales de este a?o.
Quir¨®n, empresa cuestionada estos meses por los contratos con la Comunidad de Madrid, es el l¨ªder absoluto con 57 hospitales, 131 centros y 8.132 camas. Entre otras muchas cosas, el grupo propiedad de la alemana Fresenius se gast¨® 40 millones para inaugurar hace cinco a?os uno de los dos centros nacionales, ambos privados, que proporcionan terapia de protones (el otro lo tiene en la Cl¨ªnica Universidad de Navarra). Viene a ser como un F¨®rmula 1 de la medicina, quiz¨¢ por eso nadie m¨¢s se ha atrevido a seguir sus pasos. ¡°Inversiones semejantes no creo que se puedan amortizar ni en los pr¨®ximos 15 a?os. La tecnolog¨ªa aporta eficiencias operativas, pero no siempre se invierte pensando en la rentabilidad. Lo hacen para dar un mensaje de posicionamiento frente al resto, para atraer a mejores profesionales, porque los m¨¦dicos tienen una extra?a fascinaci¨®n por la tecnolog¨ªa¡±, valora un directivo del sector.
La salud, explica el consejero delegado de Asisa, Enrique de Porres, tiene cada vez m¨¢s relaci¨®n con la innovaci¨®n y, en definitiva, con el dinero. ¡°Hace poco estuve en un foro sobre gen¨®mica y un compa?ero hablaba de que ya ha nacido la generaci¨®n que vivir¨¢ de media 140 a?os por los avances que van a desarrollarse. Estamos a las puertas de primeras vacunas contra los c¨¢nceres. La innovaci¨®n tecnol¨®gica est¨¢ elevando la capacidad de respuesta y la precisi¨®n de lo que se hace a cotas que no hemos visto. La nanotecnolog¨ªa, por ejemplo, va a permitir que con una p¨ªldora sepamos lo que pasa en el intestino de una persona. El problema es que todo eso hay que pagarlo, es una carrera sin fin¡±. El consejero delegado de Sanitas, I?aki Peralta, cifra en 100 millones lo que se gastar¨¢n en el hospital que albergar¨¢ su futuro centro de investigaci¨®n en Valdebebas (Madrid). ¡°Va a ser m¨¢s digital y conectado y un catalizador para nuestros investigadores¡±, valora. Quiz¨¢ su nuevo r¨¦cord de asegurados les permita pensar en gastos con ocho ceros, pero los accionistas detr¨¢s de las empresas esperan, por encima de todo, resultados.
Aunque los grandes fondos de inversi¨®n m¨¢s oportunistas han ido replegando posiciones en el sector, los operadores actuales no pierden de vista hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo, creciendo en lugares donde aumenta la renta de los ciudadanos y en los negocios con m¨¢s r¨¦ditos, que hist¨®ricamente est¨¢n en la traumatolog¨ªa, el ¨¢rea de la mujer, la pediatr¨ªa, las urgencias y los servicios bucodentales y oftalmol¨®gicos. ¡°Hay mucho margen de mejorar la eficiencia, pero no es gratis¡±, explica el responsable de Vithas, Pedro Rico. La empresa, propiedad de la familia Gallardo, no ha repartido dividendos desde su constituci¨®n y ha tenido que poner dinero para financiar el crecimiento. Otros, como los canarios Hospiten, han optado por crecer fuera de Espa?a y se han especializado en el cliente internacional (tienen centros en Canc¨²n, Riviera Maya, Santo Domingo o Punta Cana, y en Espa?a cuentan con la exclusiva cl¨ªnica Anderson de Madrid). ¡°Ahora mismo estamos centrados en nuestro nuevo hospital de Boadilla que, con unos 200 millones, va a ser la mayor inversi¨®n de nuestra historia¡±, se?ala su presidente, Juan Jos¨¦ Hern¨¢ndez.
El proceso de consolidaci¨®n parece que se ha detenido, pero este nuevo ciclo inversor podr¨ªa empujar nuevos movimientos en el medio plazo que diesen lugar a empresas a¨²n m¨¢s grandes con m¨²sculo financiero suficiente para afrontar estas onerosas inversiones. ¡°Algo pasar¨¢, no s¨¦ decir cu¨¢ndo. Hay actores internacionales que podr¨ªan querer vender. Los grupos m¨¢s fuertes despu¨¦s de Quir¨®n son empresas familiares con voluntad de permanencia. Cualquier ecuaci¨®n tendr¨ªa que contar con ellos para dar un vuelco¡±, analiza un directivo que pide anonimato.
Mutuas de la administraci¨®n? al l¨ªmite
Una parte importante del negocio privado de la sanidad española libra una dura batalla. El Gobierno está a punto de terminar el pliego que regulará la contratación a partir del año que viene de las mutuas de los funcionarios (Muface, Mugeju e Isfas). Las aseguradoras se temen una financiación deficitaria que haga imposible que opten a dar el servicio, y algunas ya han anunciado que quizá se retiren de la puja. El mes pasado la dirección de Muface presentó datos que reflejan un descenso en el número de personas adscritas al concierto sanitario a lo largo de los últimos cinco años: las que optan por Muface son 1.746 menos, mientras que los que eligen la Seguridad Social pasaron de 242.690 en 2020 a 335.427 este año, según datos recogidos por el sindicato CSIF. Desde el ministerio responden que el montante de retribución de los servicios que se presten por las entidades que finalmente sean adjudicatarias se tendrá en cuenta “la experiencia habida, los precios del mercado y el análisis predictivo de la evolución de colectivo y contexto que pueda haber en el periodo de vigencia del concierto, como en cualquier otro contrato público”. Las aseguradoras, por su parte, amenazan con dejar morir el servicio porque, aseguran, con los precios actuales y la siniestralidad del colectivo de funcionarios al alza, pierden dinero. “Ningún gobierno se ha atrevido a quitarle, durante más de 40 años, porque, aun estando mal financiada, el 85% de los funcionarios eligen, de media, el servicio de las compañías privadas que estamos”, argumentan.
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