Si quiere ascender, mejor no teletrabaje mucho
Las empresas siguen primado el presentismo. El empleo a distancia complica que los empleados puedan asumir puestos de responsabilidad en el futuro
Antonio Garrigues Walker es uno de los juristas m¨¢s prestigiosos de Espa?a. Pero menos personas saben que tambi¨¦n es un gran dramaturgo. Estas tardes se pelea con las frases de su obra Volveremos a morir. El t¨ªtulo encaja con la trama de esta pieza: el teletrabajo se ha vuelto cotidiano, ?pero se pueden alcanzar puestos directivos sin pasar los cinco d¨ªas y sus infinitas horas tras los cristales de la oficina? ?Volveremos a la vida pasada?
La mayor¨ªa de los expertos que ocupan estas l¨ªneas tienen una ¨²nica respuesta y, a veces, alg¨²n matiz: un ¡°no¡± sincero, o bien ¡°exige un enorme esfuerzo¡±. Todo se debe a la naturaleza del ser humano. ¡°La cercan¨ªa personal, los detalles, los matices, el conocimiento de la firma resultan irremplazables¡±, sostiene el abogado. ¡°Quiz¨¢ la inteligencia artificial y las nuevas tecnolog¨ªas cambien (aunque no sabr¨ªa decir cu¨¢ndo) las cosas¡±. El teletrabajo sugiere el principio del comienzo y del fin de quien quiera desempe?ar una alta carrera ejecutiva.
A los residentes en Espa?a les gusta trabajar en casa. El Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) ha efectuado un c¨¢lculo sencillo. Ha medido sobre 20 jornadas laborales al mes cu¨¢ntas personas trabajaron 11 o m¨¢s d¨ªas en su domicilio. Comparando el segundo trimestre del a?o pasado y el mismo periodo del actual ejercicio, un 7,1% m¨¢s de trabajadores sumaron hogar y empleo. Pasaron de 1.532.100 a 1.641.000 personas. Prefieren, dir¨ªase, mirar a un paisaje de monta?a tras la ventana (el afortunado que tenga esas vistas), que a un ajedrez de rascacielos de cristal.
Pese a todo, hay quien persigue grietas, matices, espacios por donde se filtre la luz. Phil Libin es una instituci¨®n en Silicon Valley. De origen ruso y reconocido experto en computaci¨®n fue el responsable entre 2007 y 2015 de la compa?¨ªa de software Evernote, una de las primeras que atisb¨® un horizonte h¨ªbrido. ¡°Resulta posible construir una carrera en torno al trabajo a distancia pero es m¨¢s duro¡±, avisa. ¡°Se pierden algunas cosas que la oficina te da gratis¡±. Debes comunicar mejor, percibir cu¨¢ndo un compa?ero tiene problemas y falta la figura del mentor. Adem¨¢s, hay que aprender a ser aut¨®nomo. ¡°Resulta desalentador¡±, concluye. Es La condici¨®n humana (1933), del franc¨¦s Andr¨¦ Malraux. O El factor humano (1978), del brit¨¢nico Graham Green. Cualquiera de los dos nombres revela d¨®nde reside la fractura de trabajar en remoto.
En Espa?a, la empresa de recursos humanos ManpowerGroup asegura que los ¨²nicos perfiles de alta direcci¨®n que sus clientes les encargan buscar, y que exigen trabajo a distancia, son empresas emergentes, compa?¨ªas medianas o peque?as. ¡°Nunca hemos recibido esa petici¨®n h¨ªbrida en una firma del Ibex, cotizada o en una gran organizaci¨®n¡±, revela Xavier Michel, responsable de contrataci¨®n profesional en la compa?¨ªa. ¡°Un consejero delegado debe viajar y tener una confianza exquisita en su equipo¡±, recalca. Encomendar es mirarse a los ojos sin una pantalla digital guiando la imagen. ¡°Solo con el teletrabajo no se llega a un comit¨¦ directivo¡±, subraya Alberto Andreu, director ejecutivo del M¨¢ster Executive en Recursos Humanos y Digitalizaci¨®n de la Universidad de Navarra. Y sentencia: ¡°Alcanzas uno intermedio. A un alto cargo le pagan por gestionar la empresa y la confianza¡±. Tambi¨¦n arraiga un cambio generacional. Michel ha dado clase en el IESE y recuerda que cuando preguntaba qui¨¦n quer¨ªa llegar a consejero delegado, se levantaban el 95% de las manos. Ahora, en un mundo global, esta ambici¨®n pertenece a los estudiantes asi¨¢ticos o latinoamericanos.
El factor humano
No s¨®lo se ha perdido el anhelo sino incluso la cocina. En ese lenguaje que utilizan los expertos en recursos humanos advierten de la hendidura entre la presencia y un espacio remoto. Las interacciones formales, las reuniones, las presentaciones, los descansos compartidos o las charlas frente al microondas y la cafetera ¡ªdetalla, por correo electr¨®nico, Alberto Gavil¨¢n, director de Talento de The Adecco Group¡ª permiten observar din¨¢micas de liderazgo natural. A distancia quedan los correos electr¨®nicos, mensajes instant¨¢neos y reuniones virtuales. Ni con dados cargados acertar¨ªan a escoger bien un comit¨¦ ejecutivo.
Discurre un murmullo por la city de Madrid o Barcelona que susurra que en las ¨²ltimas plantas no son entusiastas del trabajo h¨ªbrido. Pero es la exigencia de una joven generaci¨®n de ingenieros, analistas de datos, matem¨¢ticos, programadores o f¨ªsicos, y nadie quiere perder este escaso polvo de oro laboral. BBVA, por ejemplo, analiza cada a?o los resultados de sus empleados. El rendimiento lo mide un m¨¢nager a quien la instituci¨®n ¡°pide que viva los valores del banco, asegure cumplir con los objetivos establecidos y fomente el crecimiento profesional del grupo¡±, relata por email un portavoz. Pero es un viento de lebeche que arrastra arena consigo. Se siente un aire de tensi¨®n entre ambas formas de trabajar. ¡°La clave reside en encontrar el equilibrio entre el teletrabajo y la presencialidad¡±, propone Laura Ezquer, responsable de Cultura de Cepsa. Sus empleados pueden trabajar dos d¨ªas a la semana (el 40% de la jornada) a distancia y tambi¨¦n existen ¡°d¨ªas de coincidencia¡± para favorecer ¡°esos caf¨¦s tan necesarios para hablar de otros temas entre amigos¡±, precisa.
Bastante cerca de las oficinas madrile?as de la energ¨¦tica, en una de las famosas Cuatro Torres, la que ocupa KPMG, las luces tardan en desvanecerse durante la noche. Conocen bien ¡ªporque las asesoran¡ª infinidad de grandes empresas. ¡°Una promoci¨®n exige confianza, compromiso, liderazgo y cualidades t¨¦cnicas¡±, resume Cristina Hebrero, socia de People & Change de la consultora. Sin embargo, la certeza es ese aire de lebeche que llega de cara. Molesta. Pero resulta sincero. ¡°Quiz¨¢ de manera involuntaria o inconsciente y en igualdad de cualidades y desempe?o del candidato, se tiende a apoyar m¨¢s a quien est¨¢ en la oficina. Sobre todo porque es con quien se interact¨²a en mayor medida o se mantiene relaciones informales¡±, concluye.
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