Huir de la gran ciudad para vivir en un pueblo, ?por qu¨¦ cuesta cumplir ese deseo?
Gracias al teletrabajo, muchos se han planteado mudarse a zonas rurales para mejorar su calidad de vida, pero la mayor¨ªa de veces se queda en una mera intenci¨®n. Prescindir del abanico de actividades y la oferta de ocio es una de las razones que m¨¢s pesa para los j¨®venes, aunque esta prioridad salga cara
?Qui¨¦n no ha fantaseado alguna vez con la idea de dejar atr¨¢s la gran ciudad para irse a vivir a un pueblo? Durante los tres meses y ocho d¨ªas que dur¨® el confinamiento en Espa?a en 2020 como consecuencia de la pandemia, muchos reflexionaron sobre la idea de apostar por una vida aparentemente m¨¢s sencilla, lejos del ajetreo de la gran ciudad. Ese momento fue propiciado por el importante cambio que sufrieron aquellas empresas que desarrollaban su actividad en un entorno digital y que, tras ver que sus negocios siguieron funcionando con normalidad sin la presencialidad de sus trabajadores, apostaron por ofrecer un sistema de teletrabajo de manera permanente. Con el paso del tiempo y la consolidaci¨®n de esta forma de trabajar, se ha demostrado que esta medida no solo fomenta la productividad, sino que tambi¨¦n mejora considerablemente la conciliaci¨®n entre la vida familiar y laboral de los trabajadores al promover la flexibilidad horaria y eliminar los tiempos que se pierden en los desplazamientos de casa al trabajo y viceversa.
Cuatro a?os despu¨¦s, y aunque el teletrabajo absoluto no se ha establecido como norma general (todav¨ªa quedan muchas compa?¨ªas que apuestan por sistemas h¨ªbridos o presenciales), hay miles de empleados en Espa?a que viven con la posibilidad de trabajar desde cualquier parte del pa¨ªs, e incluso desde fuera. Cabe pensar entonces que aquellos que en su d¨ªa se desplazaron desde sus peque?as ciudades o entornos rurales hacia las grandes urbes, y cuyo ¨²nico objetivo era encontrar mejores opciones en el ¨¢mbito laboral, hoy hayan regresado a sus puntos de origen con el pretexto de poder trabajar en remoto en aquello que pretend¨ªan. En este ¨¦xodo urbano tambi¨¦n entran aquellos nacidos en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona que, ante el exponencial aumento del precio de la vivienda de los ¨²ltimos a?os y la consolidaci¨®n de unos sueldos que resultan precarios, hubieran apostado por reducir gastos y vivir en un entorno m¨¢s tranquilo y menos asfixiante econ¨®micamente. Sin embargo, dejar la ciudad y marcharse a repoblar lo que, ¨²ltimamente, se ha dado a conocer como la Espa?a vaciada es algo que no termina de cuajar.
Durante los primeros a?os de la pandemia, s¨ª se notaron leves cambios en los flujos migratorios en Espa?a. Seg¨²n los datos reflejados en un estudio publicado en junio de 2022 sobre los patrones de migraci¨®n interna, los desplazamientos hacia municipios rurales aumentaron ligeramente, sobre todo hacia aquellos situados a una distancia intermedia de los grandes n¨²cleos urbanos; es decir, con buenas comunicaciones respecto a las grandes ciudades. Estos desplazamientos responden principalmente a los de aquellas familias que durante los primeros meses pospand¨¦micos, cuando las restricciones eran m¨¢s severas y el atractivo urbano se paraliz¨®, se trasladaron de manera temporal a sus segundas residencias. Ahora bien, cuando todo volvi¨® a la normalidad, acabaron regresando a la gran ciudad. Tampoco se prolong¨® mucho m¨¢s la estancia de aquellas personas con precedente migrante que se trasladaron de forma provisional a las casas familiares de sus lugares de procedencia: tambi¨¦n volvieron.
Seg¨²n Miguel Gonz¨¢lez-Leonardo, Doctor Cum Laude en Demograf¨ªa y uno de los autores del estudio, en la migraci¨®n hay dos tipos de factores que provocan los desplazamientos. ¡°Por un lado, est¨¢n los que se conocen como factores duros, los relacionados con el empleo y con las posibilidades de desarrollar actividades profesionales que en los entornos rurales no son posibles. Por otro, est¨¢n los factores blandos, aquellos relacionados con el estilo de vida, en este caso, con la existencia del tipo de actividades que tienen que ver con el ocio que ofrece una ciudad grande ¡ªla diversidad de museos, bares, cines, teatros¡¡ª y que no existe en los n¨²cleos de poblaci¨®n m¨¢s peque?os¡±, explica en declaraciones a EL PA?S.
El profesor e investigador del Centro de Estudios Demogr¨¢ficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA) de El Colegio de M¨¦xico, a?ade: ¡°Generalmente, los factores duros influyen m¨¢s a la hora de tomar decisiones migratorias, pero, en la pr¨¢ctica, los blandos tienen un peso muy importante sobre todo entre los adultos j¨®venes con un nivel de estudios superior, que son los que m¨¢s valoran el ocio y la variedad de oferta en actividades culturales¡±. Coincide que, mayoritariamente, es este grupo de poblaci¨®n el que en la actualidad posee aquellos empleos con posibilidad de trabajar en remoto al 100%. El hecho de trasladarse a los entornos rurales o a las ciudades m¨¢s peque?as, que son ahora las que sufren mayores niveles de migraci¨®n ¡ª seg¨²n un art¨ªculo de la Revista cient¨ªfica Ager¡ª, supone para estos adultos j¨®venes renunciar al abanico de actividades que ofrece vivir en las grandes ciudades.
Desde el punto de vista del entorno rural, se ha hablado mucho de las iniciativas de los peque?os ayuntamientos o juntas de gobierno para atraer a nuevos pobladores. Tambi¨¦n existen plataformas como Vente A Vivir A Un Pueblo que hacen de escaparate a peque?os n¨²cleos de poblaci¨®n para visibilizar las ventajas que brindan esos lugares que, cada a?o, van perdiendo habitantes. No obstante, tambi¨¦n hay que considerar que Espa?a es un pa¨ªs que, por su propio desarrollo y configuraci¨®n territorial, ha propiciado esa distribuci¨®n de poblaci¨®n tan poco uniforme que en otros pa¨ªses no se da tan exageradamente. En este sentido, Gonz¨¢lez-Leonardo explica: ¡°En Espa?a, el proceso de industrializaci¨®n que hubo durante el desarrollismo fue muy apresurado y muy masivo ¡ªdur¨® apenas 25 a?os¡ª. En ese tiempo hubo un crecimiento enorme de la industria en las grandes ciudades y paralelamente se mecaniz¨® el campo. Por tanto, en un lapso muy corto de tiempo, se hizo innecesaria la excesiva mano de obra agr¨ªcola que exist¨ªa¡±. Adem¨¢s, apunta que tambi¨¦n hay que tener en cuenta que, ya desde la Edad Media, siempre han existido n¨²cleos de poblaci¨®n peque?os y dispersos en Espa?a por las limitaciones que ten¨ªa el cultivo de la tierra. ¡°Evitar los grandes asentamientos en pro de los pueblos peque?os aseguraba el autoabastecimiento¡±, recuerda.
Siempre han existido pueblos peque?os y poco poblados cuyo atractivo actual para el visitante urbanita es precisamente esa condici¨®n de turista o de residente temporal que ofrecen. Vivir en las grandes ciudades conecta con los deseos m¨¢s fr¨ªvolos, pero a la vez m¨¢s humanos: los que tienen que ver no solo con c¨®mo disfrutar del tiempo libre sino, tambi¨¦n, con qui¨¦n. Para muchas de las personas que tienen la posibilidad de trabajar en remoto desde cualquier lugar existe una especie de hilo invisible que las une a las grandes ciudades por su relaci¨®n afectiva con otras personas que no gozan de esa condici¨®n de teletrabajadores y que, sin embargo, son con las que desean estar tras apagar el ordenador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.