La atenci¨®n de los alumnos es la clave
Todos los profesores han notado que a los estudiantes cada vez les resulta m¨¢s dif¨ªcil concentrarse
Todos los profesores lo han notado. Cada vez les resulta m¨¢s dif¨ªcil a los alumnos concentrarse, prestar atenci¨®n. La cuesti¨®n es central, porque ha llegado un momento en que ni adultos ni j¨®venes parecen ser capaces de analizar sus propios impulsos, de separar lo que es ¡°estr¨¦s¡± de lo que es actividad mental, y la atenci¨®n es la clave de la crisis en la ense?anza por la sencilla raz¨®n de que si en un aula pr¨¢cticamente nadie presta atenci¨®n, no podremos mejorar nuestras propuestas pedag¨®gicas.
Dicho de otro modo: ya podemos rompernos la cabeza imaginando mejores modos de ense?ar o evaluar, porque nada surtir¨¢ efecto si no resolvemos antes esta cuesti¨®n central: la sociedad ha cambiado, los adultos hemos cambiado, y los j¨®venes nos imitan. Si nos cuesta concentrarnos, m¨¢s les costar¨¢ a ellos.
Por esta raz¨®n me lanc¨¦ como un halc¨®n sobre el libro Educar la atenci¨®n. C¨®mo entrenar esta habilidad en ni?os y adultos (Plataforma Actual), de Luis L¨®pez Gonz¨¢lez, de reciente aparici¨®n. Pocos libros pueden ser m¨¢s oportunos en plena efervescencia de iniciativas pedag¨®gicas. Como estudio de los mecanismos de la atenci¨®n humana, el libro es claro y ameno, aunque a veces le perjudique el formato autoayuda. Pero si el objetivo era proponer actividades concretas para el desarrollo de la atenci¨®n en estudiantes y p¨²blico menos joven, el enfoque es el acertado.
El autor se pregunta, en la p¨¢gina inicial: ¡°?Es la falta de atenci¨®n una moda, un drama o una epidemia?¡±, y lo mejor es que lo hace con naturalidad, sin palabras apocal¨ªpticas. Hay que tomar nota de lo que escribe L¨®pez, bas¨¢ndose en investigaciones diversas: ¡°Se graba con m¨¢s fuerza lo que m¨¢s atrae la atenci¨®n, y esto puede ser una vivencia positiva, pero no necesariamente. Las cosas que cuestan y que piden autoexigencia, incluso los sentimientos contradictorios de abandono u obligatoriedad, tambi¨¦n se anclan en la memoria¡±, lo cual indica que el esfuerzo sirve para avanzar, como comprobamos cada d¨ªa los profesores, contra algunas teor¨ªas absurdas y caprichosas que se nos obliga a consumir.
Afirma el autor que ¡°existe una funci¨®n moral y ¨¦tica en la llama de la atenci¨®n¡±. Atendernos entre nosotros es cuesti¨®n de voluntad y de apetito de mejoramiento, humano y t¨¦cnico. Y un poco antes: ¡°La multitarea fue propuesta en un principio como soluci¨®n a un problema productivo, pero ha acabado convirti¨¦ndose en una aut¨¦ntica patolog¨ªa¡±. Lo que los docentes sospech¨¢bamos, lo confirma L¨®pez. Se pregunta el autor si existen planes y propuestas relacionadas con el entrenamiento de la atenci¨®n. Me consta que alg¨²n centro lo est¨¢ intentando. Aunque, como ha demostrado Gregorio Luri en su ¨²ltimo libro, La escuela no es un parque de atracciones, la atenci¨®n no puede entrenarse o estimularse flotando en la nada, sino que necesita un contexto espec¨ªfico ligado a los datos de alguna asignatura.
No hace falta indicar hasta qu¨¦ punto, si ponemos el acento sobre el problema fundamental de la atenci¨®n, se evaporan muchos discursos facilistas y bonistas hoy hegem¨®nicos, lo cual nos permite localizar hacia d¨®nde tiene que dirigirse la innovaci¨®n aut¨¦ntica.
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