¡°Para fomentar el pensamiento cr¨ªtico, garanticemos que todos salen de la ESO sabiendo leer y escribir¡±
El fil¨®sofo Gregorio Luri reflexiona en esta entrevista sobre los desaf¨ªos de la educaci¨®n en Espa?a y las prioridades que deber¨ªan marcar el futuro de nuestras escuelas


El ¨²ltimo medio siglo ha visto nacer siete leyes educativas en Espa?a. Desde la Ley General de Educaci¨®n, de 1970, a la LOGSE, la LOE o la pol¨¦mica Ley Wert (LOMCE), entre otras. Normas que sin embargo jam¨¢s consiguieron (y en alg¨²n caso puede que ni lo intentaran) establecer un consenso pol¨ªtico y educativo capaz de resistir el paso del tiempo y de abordar exitosamente las necesidades de todos sus alumnos. Gregorio Luri, doctor en Filosof¨ªa por la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y experto en pedagog¨ªa, sostiene que el debate educativo est¨¢ lleno de acritud, y se hace notar m¨¢s por sus enfrentamientos ideol¨®gicos que por un enfoque que aborde las aut¨¦nticas prioridades de nuestro sistema escolar. Hablamos con ¨¦l de estas urgencias, de la escuela p¨²blica ideal y de c¨®mo debiera ser ese debate p¨²blico sobre un asunto tan sensible como la educaci¨®n de los m¨¢s peque?os.
PREGUNTA. ?Cu¨¢les son los mayores desaf¨ªos de la escuela p¨²blica?
RESPUESTA. Hay una serie de comunidades, como Castilla y Le¨®n, Navarra o La Rioja que est¨¢n por encima de la media de los resultados de la OCDE. Soria, por ejemplo, ha estado sistem¨¢ticamente por encima de Finlandia, pero nuestros pol¨ªticos han visto m¨¢s glamuroso visitar Finlandia que Soria. Si analizamos nuestras leyes educativas seg¨²n los resultados de estas regiones, tendr¨ªamos unas leyes buenas. Pero si las vemos seg¨²n los resultados de otras como Andaluc¨ªa, Canarias, Extremadura o Castilla La Mancha, dir¨ªamos que no funcionan. La pregunta que me hago es, ?cu¨¢l es la incidencia real de nuestras leyes educativas en la realidad escolar? Parece que poca. No tenemos un diagn¨®stico claro de la situaci¨®n.
Deber¨ªamos plantearnos un diagn¨®stico riguroso de la realidad, partiendo de un libro blanco de la profesi¨®n docente, donde los profesionales de la ense?anza expresaran su an¨¢lisis objetivo de la realidad pr¨¢ctica de la profesi¨®n docente. Nos llevar¨ªamos muchas sorpresas. Cuando voy a los centros educativos, lo que me encuentro es mucho escepticismo hacia otra reforma; hay un abismo real entre nuestros discursos y las pr¨¢cticas docentes.
Luis Lisasoain, un investigador de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, ha demostrado de manera incuestionable que hay centros educativos que rinden de una manera superior a lo que el medio cultural en el que se encuentran permitir¨ªa prever (y tambi¨¦n al contrario). Entonces, ?por qu¨¦ no identificamos esos centros educativos y analizamos sus buenas pr¨¢cticas, para ver lo que tienen en com¨²n e intentar generalizarlas? La eficiencia escolar no tiene que ver tanto con los resultados como con las diferencias en la situaci¨®n de los alumnos al acceder y salir del centro. Imag¨ªnate que, en un centro de ¨¦lite, la media de los alumnos es de nueve; pero que esos estudiantes llegaron ya de sus casas con un nivel de ocho, por lo que la intervenci¨®n del centro se cuantifica en un punto. Ahora piensa en un centro donde salen con un siete, pero llegaron con un dos... Este segundo centro tiene una mayor eficiencia y valor a?adido. Si sabemos que la FP de Guip¨²zcoa es excelente, vamos a hacer todo lo posible para que esas pr¨¢cticas puedan generalizarse; si el absentismo escolar es mucho m¨¢s bajo en el Pa¨ªs Vasco que en Andaluc¨ªa, ?a qu¨¦ se debe esta diferencia?
P. ?Qu¨¦ problemas puede ocasionar la implantaci¨®n del llamado veto parental en algunas comunidades?
R. Cuando en una clase el maestro dice algo que sea contrario a lo que piensa ideol¨®gicamente un padre, para el ni?o la p¨¦rdida de credibilidad no va a ser la del padre, sino la del maestro, la de la escuela. Yo me planteo esta cuesti¨®n independientemente de lo que yo crea o pueda creer. En una sociedad donde se considera que el pluralismo es uno de sus valores constitucionales supremos, si una familia cree (por ejemplo) que la virginidad antes del matrimonio es un valor, a m¨ª me puede parecer una opini¨®n exc¨¦ntrica, pero la escuela deber¨ªa ense?arnos a convivir con personas con valores diferentes a los nuestros. Si no hace esto, no est¨¢ cumpliendo con el mandato de una escuela democr¨¢tica. Si la escuela p¨²blica, que dice y repite que quiere ser inclusiva, cierra las puertas a padres con determinados sistemas de valores, que son legales, entonces les est¨¢ diciendo a esos padres que vayan a la escuela privada, que no hay lugar en la escuela p¨²blica para ellos.
Con respecto al pensamiento cr¨ªtico, hay un ejercicio de cinismo extraordinario. Si queremos fomentarlo de verdad, garanticemos que todos nuestros alumnos salen de la ESO sabiendo leer y escribir. Y si no, estamos diciendo tonter¨ªas. Uno de cada cuatro alumnos termina su escolaridad sin poder entender un texto m¨ªnimamente complejo. Si resulta que, como dice el ¨²ltimo estudio de PISA, nueve de cada diez alumnos son incapaces de distinguir un hecho de una opini¨®n, ?de qu¨¦ estamos hablando aqu¨ª al referirnos al pensamiento cr¨ªtico? Una escuela democr¨¢tica tiene que asumir unos valores liberales en su seno, y saber que dentro de la escuela han de convivir ideolog¨ªas que son igualmente leg¨ªtimas. Hay una deriva en la que cada vez hay un menor peso del conocimiento y m¨¢s de la ideolog¨ªa en las escuelas; ideolog¨ªa con la que a lo mejor estoy yo de acuerdo. Pero no me parece que la escuela p¨²blica tenga por misi¨®n fomentar mis creencias, sino la convivencia entre distintos valores. Si adem¨¢s lanzo el insulto cotidiano de ¡°fascista¡± a cualquiera que ponga en duda mi visi¨®n del mundo, es algo demencial y un retroceso extraordinario.

Si hemos aceptado que nadie tiene el derecho a decirme en qu¨¦ religi¨®n creer, o si creer en una; que nadie puede decirme a qui¨¦n votar, a qui¨¦n amar o tan siquiera cu¨¢l es mi g¨¦nero, ?por qu¨¦ la escuela ha de otorgarse el derecho a educarme moralmente? Por ejemplo, la ideolog¨ªa de g¨¦nero genera suspicacias en algunas familias. Si queremos llevarla a las escuelas, ?estamos dando solo informaci¨®n objetiva y cient¨ªfica (y por tanto pol¨¦mica), o tenemos que llevarla con un inter¨¦s adoctrinador? Si este es el caso, es l¨®gico que padres con distintos valores se consideren agredidos. La cuesti¨®n de fondo es que nos sobran estridencias y nos falta serenidad al hablar de la escuela. Si analizamos cualquier sistema educativo de ¨¦xito, vemos que siempre hay un c¨ªrculo virtuoso de confianza, en el que las administraciones conf¨ªan en los centros, los centros en las familias, estas en los profesores... Todos los actores se refuerzan mutuamente. Cuando intervenimos en los debates con la acritud que nos caracteriza, lo que hacemos es debilitar ese c¨ªrculo de confianza.
P. ?C¨®mo puede abordarse el fracaso escolar?
R. Nuestro esc¨¢ndalo no est¨¢ en el fracaso escolar, sino en que el fracaso escolar de los ni?os de 16 ya se puede intuir en los de nueve o diez a?os, en tercero o cuarto de Primaria. Es entonces cuando se produce una verdadera revoluci¨®n intelectual en los ni?os, que pasan de aprender a leer a aprender leyendo. Para leer bien, una condici¨®n esencial es tener un vocabulario amplio. Hasta tercero, no vemos muchas diferencias en los ni?os, pero a partir de entonces las trayectorias se diferencian claramente. Nuestro fracaso escolar es un fracaso ling¨¹¨ªstico. El ni?o que tiene m¨¢s vocabulario lee mejor, y cuanto m¨¢s lee, mayor vocabulario adquiere. El ni?o con un vocabulario pobre se cansa pronto y deja de leer; y la escuela ha de compensar esto. El problema fundamental es c¨®mo detectar el fracaso escolar de manera temprana y c¨®mo corregirlo.
P. ?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil llegar a un pacto de Estado por la Educaci¨®n?
R. Porque en el momento en que se llega a los contenidos, aparecen las diferencias morales e ideol¨®gicas. Hay que entender que esas diferencias son perfectamente leg¨ªtimas; y lo que es legal dentro de nuestro ordenamiento jur¨ªdico ha de ser legal tambi¨¦n en nuestras escuelas.
P. ?C¨®mo ser¨ªa su escuela p¨²blica ideal?
R. Una escuela que valore el conocimiento, que hoy est¨¢ denigrado en Espa?a. Donde todo el mundo sepa leer y escribir, y no tenga miedo a las matem¨¢ticas. Ser¨ªa una escuela capaz de compensar los d¨¦ficits que los ni?os traen de las familias e inserta en un sistema meritocr¨¢tico, porque en Espa?a siguen siendo m¨¢s importantes, para encontrar trabajo, tus relaciones que tu curr¨ªculum. Adem¨¢s, estar¨ªa siempre analizando cr¨ªticamente sus propias pr¨¢cticas, que tendr¨ªan un soporte cient¨ªfico detr¨¢s, y aprendiendo de ellas.
Nuestra sociedad es una sociedad de capitalismo cognitivo, en la que el conocimiento es fuente de riqueza. Estamos asistiendo a la formaci¨®n de una ¨¦lite cognitiva, y si lo dejamos as¨ª obtendremos una sociedad muy fragmentada.
P. El director de PISA, el alem¨¢n Andreas Schleicher, recomend¨® el a?o pasado a Espa?a trabajar menos la memoria y m¨¢s otras capacidades como la creatividad, la capacidad cr¨ªtica y el trabajo en equipo. ?Qu¨¦ opina?
R. ?Por qu¨¦ cuando viene aqu¨ª dice una cosa y cuando va a China afirma lo contrario? Me parece una aberraci¨®n y una enorme tonter¨ªa, que adem¨¢s perjudica seriamente a los m¨¢s desfavorecidos cultural y econ¨®micamente. Si lo que aprendemos no se almacena en la memoria, ?podemos decir que se ha aprendido? Para pensar, hay que pensar en algo, y si no, el pensamiento no existe. Por tanto, cuantos m¨¢s contenidos tengas, m¨¢s posibilidades tienes de pensamiento.
En mi pr¨®ximo libro, La escuela no es un parque de atracciones, que sale en marzo, hago una defensa de lo que yo llamo el conocimiento poderoso: el riguroso, el de la ciencia, el que deber¨ªa darse en la escuela, y que se manifiesta en una memoria muy bien amueblada y muy rica. Si estudi¨¢semos m¨¢s ciencias, ser¨ªamos menos dogm¨¢ticos, porque la ciencia es esencialmente antidogm¨¢tica. Si quieres crear consensos, hay que basarse m¨¢s en los contenidos cient¨ªficos, en el conocimiento que va a empoderar a los alumnos, y menos en los contenidos ideol¨®gicos.
P. Entonces, ?memoria por encima de creatividad?
R. Si quieres construir una casa, podr¨¢s hacer muchos planos y dise?os, pero como no tengas materiales de construcci¨®n no podr¨¢s levantar nada. Ser creativo quiere decir ser capaz de ver un problema desde un ¨¢ngulo nuevo, pero primero tienes que conocer el problema. Los ignorantes no pueden ser creativos ni tener un conocimiento riguroso. Yo defiendo el deber moral de ser inteligente. La imagen de la memoria que tienen algunos como una especia de archivo en el que se almacenan cosas no tiene nada que ver con la realidad... La memoria es muy, muy activa.
Los ni?os pobres, especialmente, no pueden prescindir de los codos, del esfuerzo del aprendizaje, de memorizar y repasar lo memorizado; son una herramienta did¨¢ctica esencial que parece que quisi¨¦ramos quit¨¢rsela a los ni?os.
P. ?Falta quiz¨¢ sentido com¨²n?
R. Hay demasiado dogmatismo, demasiadas personas blindadas tras sus propios principios, que se dedican a lanzarse ideas como armas arrojadizas, y pocas personas viendo lo que deber¨ªa verse: el valor de la escuela, o de un sistema educativo, no est¨¢ en las leyes ni en su ideario, sino en lo que los alumnos se llevan consigo cuando terminan la escolaridad. Me da la sensaci¨®n de que nuestro sistema educativo se valora m¨¢s a s¨ª mismo por la altura de sus ideales que por la de sus resultados.
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