FP = Futuro presente
El anuncio de una nueva Ley de Formaci¨®n Profesional requiere un modelo renovado, si pretende dar respuesta a las transformaciones de la Revoluci¨®n 4.0
Inmersos en la pandemia, el presidente del Gobierno anunciaba una nueva Ley de Formaci¨®n Profesional, para ¡°unir los sistemas de Formaci¨®n Profesional (¡) que est¨¢ absolutamente infradesarrollada (¡), d¨¢ndole la calidad, excelencia y reputaci¨®n que necesita¡± (Pedro S¨¢nchez, 20.11.2020). Tres d¨ªas despu¨¦s, la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo y Econom¨ªa Social ¨DYolanda D¨ªaz¨D notificaba una posible reforma de la Ley 30/2015, reguladora del sistema de Formaci¨®n Profesional para el Empleo.
Sirva como muestra este detalle del intrincado camino que ha de recorrer la nueva Ley de Ordenaci¨®n del Sistema ¨²nico de Formaci¨®n Profesional (FP), para dar respuesta a los retos planteados por la Revoluci¨®n 4.0, tras la Covid-19, que exigen implementar al menos seis componentes esenciales del nuevo paradigma.
Necesitamos, en primer lugar, un sistema completo, comprensivo de todos los subsistemas de FP, ya requerido por la LOCFP (2002, Art.9), para propiciar el necesario desarrollo permanente de las competencias profesionales en las mejores condiciones posibles.
Este desarrollo se asienta sobre la base de una educaci¨®n polivalente, siendo la mejor FP una buena educaci¨®n general. Se especifica en programas instructivos de diferentes familias profesionales agrupadas por afinidad formativa ¨DFP Inicial¨D, conectando el mundo educativo con el laboral, sobre todo mediante la Formaci¨®n Dual. Se concreta, reconvierte, adapta y perfecciona en funci¨®n de los requerimientos laborales, necesidades y aspiraciones personales ¨DFP Continua¨D, donde se integra nuestra ¡°Formaci¨®n para el Empleo¡±.
Es ineludible organizar estos subsistemas como un todo y no como la suma de partes fraccionadas, con frecuentes desacuerdos entre ministerios, consejer¨ªas, concejal¨ªas, etc. de Educaci¨®n versuss Trabajo. Como tal sistema requiere una estructura integrada de entidades p¨²blicas y privadas, que elaboren y desarrollen planes formativos, financien y presten los servicios pertinentes, seg¨²n pol¨ªticas estatales.
En segundo lugar, este sistema ha de ser la flexible, acorde a un modelo educativo combinatorio de ense?anza y trabajo, que exige responder con rapidez a las demandas de cualificaciones profesionales de las grandes transformaciones del siglo XXI, renovando continuamente estructuras, ofertas formativas, metodolog¨ªas de ense?anza/aprendizaje, etc.
M¨¢s que establecer asignaturas a cursar, el sistema ha de asumir plenamente la verdadera esencia del dise?o modular de la formaci¨®n basada en competencias, que estructura objetivos, contenidos y actividades en torno a problemas de la pr¨¢ctica profesional. Es decir, learning by doing, puesto que las competencias se aprehenden en gerundio.
Es la mejor forma de propiciar procesos formativos donde las personas puedan situarse en diferentes trayectorias de aprendizaje, facilitando entradas y salidas en el viaje de la formaci¨®n a lo largo de la vida, que cada vez van a ser m¨¢s frecuentes en una sociedad vol¨¢til, incierta, compleja y ambigua como la nuestra.
Adem¨¢s, es la mejor oportunidad para que a casi la mitad de nuestra poblaci¨®n activa (48%) se les reconozca formalmente las competencias profesionales, que desempe?an en su actividad laboral diaria, mediante la evaluaci¨®n y acreditaci¨®n de las mismas (RD 143/2021), ampliando as¨ª sus posibilidades formativas y laborales.
Tan primordial como la flexibilidad es que el sistema sea motivador. Es decir, capaz de incentivar cuantos procesos de aprendizaje permitan a las personas aprovechar y utilizar durante toda la vida cada oportunidad que encuentren de actualizar, profundizar y enriquecer su formaci¨®n.
La sociedad espa?ola no puede continuar considerando la FP B¨¢sica como el reducto de quienes ¡°no valen¡±, la FP Inicial como ¡°pariente pobre¡± del sistema educativo y la FP Continua exclusivamente para ¡°desempleados¡±. Es preciso incrementar tanto la demanda de aprendizaje, como la oferta y su atractivo, especialmente entre quienes menos se han podido beneficiar de la educaci¨®n y la formaci¨®n o han errado en la elecci¨®n de sus itinerarios formativos.
Pero no solo para los colectivos m¨¢s desfavorecidos, sino para la poblaci¨®n en general, a la que cada vez m¨¢s se demanda constante reciclaje profesional, bien mediante capacitaci¨®n adicional que contribuya a desempe?ar mejor las funciones habituales (upskilling), o bien con la adquisici¨®n de nuevas competencias que permitan adaptarse a los cambios y afrontar situaciones de crisis e incertidumbre (reskilling), como la pandemia actual.
Es esencial, ya que solo uno de cada diez (10,5%) espa?oles entre 25 y 64 a?os contin¨²an form¨¢ndose durante toda su vida laboral.
El cuarto componente sustancial del sistema es su car¨¢cter integrador, para propiciar la confluencia de intereses de los beneficiarios de la formaci¨®n, de sus proveedores y de los agentes sociales que la promueven.
Si se aspira a llegar lejos en este intento de renovaci¨®n de la FP, ha de ser mediante un ecosistema colaborativo, que incorpore a las empresas de distintos sectores y tama?os, conectado a su vez con la sociedad en general, el alumnado, los centros formativos y el profesorado en particular.
Especialmente importante es el compromiso de este ¨²ltimo colectivo, cuya funci¨®n en el sistema no siempre est¨¢ convenientemente valorada. El rol de profesores, formadores, tutores, etc. es crucial para lograr aprendizajes de calidad conectados con el entorno laboral, en los centros formativos, empresas etc., independientemente del lugar donde desarrollen su labor.
Por de pronto, habr¨¢ de resolverse la discriminaci¨®n derivada de la disposici¨®n adicional und¨¦cima de la LOMLOE (2020) entre profesores de ¡°teor¨ªa¡± y ¡°pr¨¢cticas¡± de los ciclos formativos. Igualmente, habr¨¢ de mejorar la situaci¨®n de los docentes de certificados de profesionalidad, a quienes se les exige unos requisitos para impartirlas que poco tienen que ver con las condiciones laborales y salariales en las que desarrollan su labor.
Para asentar los anteriores componentes del sistema, se necesita uno m¨¢s que dinamice su funci¨®n. Este es el rol de la orientaci¨®n profesional, que act¨²a como lubricante para desarrollar y fomentar el talento humano, tal como reconoce el informe Investing in Career Guidance (2020), patrocinado por la UNESCO, OIT, OCDE, CEDEFOP, ETF y Comisi¨®n Europea.
En ¨¦l se afirma textualmente que la orientaci¨®n profesional eficaz ¡°ayuda a las personas a alcanzar su potencial, a que las econom¨ªas sean m¨¢s eficientes y las sociedades m¨¢s justas¡±. La intervenci¨®n orientadora que preconiza nada tiene que ver con ¡°consejos de confesionario¡±. No es encaminamiento cierto, ni imposici¨®n de puntos de vista, ni proporcionar informaciones definitivas, ni llevar la carga de los dem¨¢s.
Su funci¨®n es m¨¢s bien la de potenciar el esclarecimiento de posibilidades personales con sentido, mediante la identificaci¨®n, elecci¨®n y/o reconducci¨®n de alternativas formativas, profesionales y personales, acordes al potencial y proyecto vital de cada persona y contrastadas con las ofertadas por los entornos formativos, laborales y sociales.
No es una tarea f¨¢cil y requiere profesionales especializados, dotados de competencias espec¨ªficas, que nada que ver con la imagen deteriorada de apaga-fuegos, o magos sin magia, que a veces se tiene de ellos.
Estos cinco pilares del sistema se han de sustentar sobre la base de la investigaci¨®n e innovaci¨®n, sexto componente esencial del nuevo paradigma de la FP, ya que todo lo que no se conoce, no se investiga, no existe.
Nuestro Diagn¨®stico de la investigaci¨®n sobre la FPI en Espa?a (2019) evidencia que hoy d¨ªa ¨¦sta es escasa, discontinua, dispersa temporal y geogr¨¢ficamente, con fuentes de financiaci¨®n insignificantes y poca implicaci¨®n en su desarrollo por parte de las universidades y entidades afines.
Para iniciar el abordaje de los Retos y estrategias de acci¨®n en torno a la investigaci¨®n sobre FP en Espa?a (2020), identificados por nuestros investigadores y agentes sociales, convendr¨¢ seguir la reciente Recomendaci¨®n del Consejo (24.11.2020) sobre la educaci¨®n y formaci¨®n profesional para la competitividad sostenible, equidad social y resiliencia. Los diez indicadores de su Marco EQAVET, estructurados por fases del ciclo de calidad ¨Dplanificaci¨®n, implantaci¨®n, evaluaci¨®n, revisi¨®n¨D, contribuir¨¢n a la evaluaci¨®n y mejora de nuestro sistema ¨²nico de FP, al ser aplicables a todos sus niveles, a todos los entornos de aprendizaje y a los diferentes proveedores.
La FP es la formaci¨®n del futuro presente y ha de actuar de forma proactiva, contribuyendo a configurar el incierto futuro de nuestro pa¨ªs. La investigaci¨®n e innovaci¨®n tienen que seducir a la FP, ir m¨¢s all¨¢ de su d¨ªa a d¨ªa y redimensionar su funci¨®n. En s¨ªntesis, apostemos por a?adir ciencia al arte de formar aprendices.
Benito Echeverr¨ªa Samanes es catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad de Barcelona y Pilar Mart¨ªnez Clares es profesora titular de la Universidad de Murcia.
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