Ll¨¢mame por mi nombre: el reto del cambio de g¨¦nero en el aula
La mayor¨ªa de los colegios y los institutos respaldan el tr¨¢nsito de sus alumnos trans, pero las resistencias perviven


R¨¹diguer Velasco es un alumno transexual de Zaragoza que lo pas¨® mal antes de disfrutar hoy ¨Dcon 14 a?os¨D de un ambiente escolar agradable. ¡°En las Claretianas sufr¨ª acoso y los profes no hicieron nada, la directora incluida¡±, recuerda. ¡°Luego en el instituto Miralbueno tuve un profe supertr¨¢nsfobo y eso daba pie a insultos y a la agresi¨®n f¨ªsica. Le dije igual ocho veces que me llamara por mi nombre, pero lo hac¨ªa aposta¡±. Para los menores transexuales, ser llamados por su nuevo nombre cuando realizan el tr¨¢nsito es un paso decisivo. A Velasco le cost¨® lograr que los docentes le respetaran a pesar de que la normativa le amparaba.
Su caso es cada vez m¨¢s una excepci¨®n, seg¨²n las asociaciones de padres de los menores trans. La inmensa mayor¨ªa de estudiantes son apoyados por sus compa?eros, profesores y directores de colegios e institutos cuando llevan a cabo el cambio de identidad. Pero todav¨ªa queda trabajo pendiente para proteger a estos chavales del acoso y la discriminaci¨®n, y las regulaciones auton¨®micas presentan diferencias. Los protocolos educativos de 14 comunidades obligan a los centros a respetar su deseo de llamarse como quieren. Solo Asturias, La Rioja y Castilla y Le¨®n carecen de norma que les ampare, aunque esta ¨²ltima est¨¢ tramit¨¢ndola.
Andaluc¨ªa tiene un protocolo en su ley de transexualidad desde 2014, pero como algunos centros ignoraban el deseo de los alumnos al interpretar la norma, la Junta (PP y Ciudadanos) cre¨® hace unas semanas una pesta?a en su sistema inform¨¢tico para incluir la ¡°identidad temporal¡± de g¨¦nero y as¨ª zanjar el asunto. Una madre de Almer¨ªa que prefiere permanecer en el anonimato relata el calvario que atraves¨® su hijo. ¡°El nombre es tan importante al principio porque es lo ¨²nico que tienen y les identifica, m¨¢s importante de lo que la gente cree, porque no suelen estar hormonados. Cuando un profesor nuevo nombraba a mi hijo en femenino era una humillaci¨®n y exposici¨®n muy grande, y siempre lo recog¨ªa a la salida del cole hecho un mar de l¨¢grimas¡±. La Junta movi¨® ficha despu¨¦s de que la asociaci¨®n de familias Chrysallis pidiera amparo al Defensor del Menor andaluz, Jes¨²s Maeztu.
En las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, las familias de los menores trans han dado un vuelco al abandono de anta?o para arropar a sus hijos, y solo en la ¨²ltima d¨¦cada las regiones han legislado para protegerles del acoso y respetar su cambio de identidad. A finales del siglo XX, el tr¨¢nsito de identidad se sol¨ªa posponer hasta la edad adulta, lo que implicaba el sufrimiento silente de muchos menores. Ahora el cambio de nombre en la tarjeta sanitaria suele ser un tr¨¢mite sencillo y en el DNI se solicita al juez, que dictamina a favor la mayor¨ªa de las veces.
Jes¨²s Generelo, expresidente de la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), ve ¡°una loter¨ªa¡± el ambiente escolar que pueden vivir los estudiantes trans. ¡°Incluso las autonom¨ªas con ley y protocolo dependen de la buena voluntad del centro escolar, el desarrollo de las normas est¨¢ muy retrasado. Si las familias no se movilizan y exigen, no hay ninguna garant¨ªa de que respeten sus derechos¡±. Generelo dirigi¨® un estudio reciente con 73 menores trans y destaca los ¡°elevad¨ªsimos¡± niveles de acoso que sufren y el riesgo de suicidio, tres veces superior a la media en los adolescentes.
?Se te nombraba en la comunicaci¨®n oral seg¨²n tu nombre elegido? El 27% de los chicos respondi¨® ¡°nunca¡± y el 26% ¡°rara vez¡±. ?Se respetaba tu nombre elegido en los documentos? El 39% contest¨® ¡°nunca¡± y el 27% ¡°rara vez¡±. El 58% de los alumnos sufri¨® transfobia ¨Dconducta negativa hacia ellos¨D, en la mitad de los casos el centro no hizo nada para apoyarles y solo el 57% tuvo asistencia gracias a los protocolos de transici¨®n.
La madre de R¨¹diguer, Nuria V¨¢zquez, a la que apoy¨® la asociaci¨®n Euforia, asegura que su primer colegio, Mar¨ªa Inmaculada Misioneras Claretianas, elabor¨® un informe psicopedag¨®gico sin examinarle. El documento reza: ¡°Es m¨¢s el alumno quien no normaliza su situaci¨®n. Todos lo integran como un chico y es ¨¦l quien siempre resalta que es transexual¡±. La directora del centro y extutora del alumno, Beatriz Tena, niega que no se le entrevistara para el informe. ¡°Fuimos muy comprensivos con R¨¹di y sus compa?eros lo llevaron con absoluta normalidad, excepto alguno que tuvo roces¡±, afirma.
El sex¨®logo y trabajador social Isidro Garc¨ªa, con 16 a?os de experiencia con menores, censura: ¡°Lo sangrante es que no exista un marco regulador en todo el Estado y que haya ni?os trans con diferentes derechos en funci¨®n de donde han nacido, cuando la Constituci¨®n garantiza la igualdad. La protecci¨®n de los menores es una obligaci¨®n del Estado, la ciudadan¨ªa y las familias¡±. Garc¨ªa recuerda que ¡°nadie elige su identidad de g¨¦nero, la descubre, y puede tardar m¨¢s o menos, pero necesita informaci¨®n y si no la tiene, pues se retrasa¡±. ¡°Y si las familias no tienen informaci¨®n, pueden tener prejuicios transf¨®bicos y poner en peligro su salud mental y f¨ªsica¡±, a?ade.
En el caso de Almer¨ªa, la mayor¨ªa de colegios han respetado el deseo de los alumnos y cambiaron sus nombres, pero ciertos inspectores y directores estimaban que antes era necesario el cambio en el registro civil que autoriza un juez. El inspector Manuel Rodr¨ªguez considera que en este y otros casos de esta provincia andaluza se actu¨® conforme a la norma: ¡°Estoy totalmente sensibilizado con el tema, pero los directores de centro que cambian los documentos oficiales del alumnado sin orden judicial no act¨²an conforme al protocolo¡±.
Eider, un menor trans no binario en Sevilla, ejemplifica la mayor¨ªa de casos, con unos compa?eros de aula que normalizan por lo general los cambios de identidad a m¨¢s velocidad que los adultos. Su madre, Mar¨ªa Jes¨²s Dur¨¢n, cuenta: ¡°Empez¨® en el confinamiento a sentir cosas hasta que me elimin¨® de Tik Tok [una red social] para poder expresar lo que sent¨ªa. Ahora ha vuelto a ser simp¨¢tique [sic] y ser la persona que era, no le hace falta hormonarse y acepta su cuerpo. No hay que entender nada, sino respetar y aceptarlo¡±.
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