Los defensores del biling¨¹ismo: ¡°Es un error pensar que los ni?os hablar¨¢n el ingl¨¦s como el espa?ol¡±
Profesores de la red p¨²blica y expertos defienden los avances en el nivel de ingl¨¦s de las nuevas generaciones y se?alan que el objetivo es que se defiendan en esa lengua en el ¨¢mbito laboral, no que la dominen a la perfecci¨®n
En los ¨²ltimos a?os ha tomado fuerza una corriente pedag¨®gica que defiende que el acento brit¨¢nico puro, el llamado Queen¡¯s English (en referencia al de la reina de Inglaterra, Isabel II), ya no tiene que ser el que impere. Esa corriente, conocida como ELF (English as a lingua franca, en sus siglas en ingl¨¦s), relega la pronunciaci¨®n est¨¢ndar brit¨¢nica a otras m¨¢s neutras en las que el objetivo es hacerse entender. ¡°Lo importante ahora es poder comunicarse, la pureza del acento es cosa del pasado¡±, sostiene Mar¨ªa Luisa P¨¦rez, catedr¨¢tica de filolog¨ªa inglesa de la Universidad de Ja¨¦n y una de las investigadoras de referencia. Esa corriente tiene cierta relaci¨®n con el debate sobre si el modelo de biling¨¹ismo en ingl¨¦s en las escuelas p¨²blicas espa?olas est¨¢ o no a la altura, ya que en algunas autonom¨ªas se exige un B2 (nivel intermedio) a los docentes para poder dar clase y en otras un C1 (superior), y en los ¨²ltimos a?os casi 90 centros han abandonado ese sistema por considerarlo ineficiente. P¨¦rez alerta, igual que otros expertos en la materia, de que hay una concepci¨®n err¨®nea de lo que es el modelo biling¨¹e. ¡°Es un error pensar que los ni?os hablar¨¢n el ingl¨¦s igual que el espa?ol; lo que se persigue es que tengan un nivel funcional con el que poder comunicarse y trabajar en el futuro¡±, explica.
El primer programa de biling¨¹ismo en ingl¨¦s que se puso en marcha en Espa?a en los centros p¨²blicos se impuls¨® en 1996 de la mano del Ministerio de Educaci¨®n y del British Council ¨Dinstituto cultural p¨²blico del Reino Unido cuya misi¨®n es difundir el conocimiento de la lengua inglesa, como el Instituto Cervantes en Espa?a¨D con el objetivo de que los estudiantes se desenvolvieran ¡°con fluidez¡± en ese idioma, ¡°decisivo para favorecer la empleabilidad y las ambiciones profesionales¡±.
Aunque ni en ese momento ni a partir del a?o 2000, cuando las comunidades aut¨®nomas empezaron a lanzar sus programas biling¨¹es ¨Del n¨²mero de alumnos matriculados ha aumentado un 498% en 10 a?os¨D se dio a entender que los ni?os dominar¨ªan a la perfecci¨®n esa segunda lengua, esa es la idea que persiguen muchas familias al matricular a sus hijos en esos centros. As¨ª lo considera David Marsh, que en la d¨¦cada de los noventa (antes de que se implantase el biling¨¹ismo) coordin¨® un equipo integrado por psic¨®logos, pedagogos y cient¨ªficos para analizar por qu¨¦ tras ocho a?os estudiando ingl¨¦s en colegios de diferentes pa¨ªses europeos, los alumnos abandonaban las aulas sin apenas poder pronunciar una frase en ese idioma.
Falsas expectativas
Marsh y su equipo detectaron que el gran problema era la metodolog¨ªa de los centros, basada en la memorizaci¨®n de la teor¨ªa y en la repetici¨®n, y el papel secundario que los profesores daban al pensamiento cr¨ªtico. Para solucionarlo crearon el sistema CLIL (Content and Language Integrated Learning), que se incluy¨® en el plan de acci¨®n para promover la diversidad ling¨¹¨ªstica lanzado entre 2004 y 2006 por la Comisi¨®n Europea. CLIL ¨Dque es la esencia del modelo biling¨¹e actual¨D defend¨ªa el aprendizaje de un nuevo idioma a trav¨¦s de otras asignaturas como Matem¨¢ticas, Geograf¨ªa o Historia. Siempre con un l¨ªmite: el alumno no dominar¨ªa el nuevo idioma como su lengua materna. ¡°La palabra biling¨¹e es peligrosa y genera falsas expectativas. Las familias creen que si llevan a su hijo a un colegio biling¨¹e adquirir¨¢ otra lengua a corto plazo, pero la intenci¨®n es que los europeos puedan mantener una comunicaci¨®n b¨¢sica¡±, aclara Marsh.
En el instituto Isaac Alb¨¦niz, en Legan¨¦s (Madrid), son defensores del modelo biling¨¹e y est¨¢n satisfechos con los resultados. ¡°Conseguir un ingl¨¦s perfecto en los alumnos es imposible, los docentes no somos native like, que es como se llama a [quienes tienen el nivel de] los nativos, pero para dar clase a criaturas de secundaria estamos capacitados¡±, comenta Inmaculada Alonso, jefa de estudios del centro y profesora de Ingl¨¦s. Ella form¨® parte de los tribunales de habilitaci¨®n de la Comunidad de Madrid para acceder al C1 y poder dar clase en la biling¨¹e. ¡°En la prueba oral, de unos 15 minutos, les hac¨ªamos hablar sobre su vida, sus pel¨ªculas de referencia... no dej¨¢bamos pasar a cualquiera¡±, cuenta. Su compa?ero ?scar Garc¨ªa, tambi¨¦n del equipo directivo, es un convencido del rol secundario que debe jugar el acento. ¡°Algunos pronuncian mejor que otros, pero lo que m¨¢s ha evolucionado es la comprensi¨®n, c¨®mo siguen las clases... vamos en el buen camino¡±, zanja.
Aunque muchos docentes espa?oles creen que con el actual sistema los ni?os ni aprenden bien el ingl¨¦s ni las asignaturas que reciben en ese idioma ¨Den primaria, Ciencias naturales, Ciencias sociales y Educaci¨®n Pl¨¢stica, y en secundaria el 40% del horario lectivo con asignaturas como Geograf¨ªa e Historia, F¨ªsica y Qu¨ªmica y Biolog¨ªa, entre otras¨D, existen estudios que demuestran que el nivel de ingl¨¦s ha mejorado y el del resto de asignaturas no ha empeorado. El informe Mon-CLIL, publicado en 2018 por la Universidad de Ja¨¦n y la Universidad de C¨®rdoba, en el que participaron 2.245 alumnos de 43 centros p¨²blicos, tres privados y ocho concertados de Andaluc¨ªa, Extremadura y Canarias, mostr¨® que en la asignatura de Ingl¨¦s los alumnos de primaria de la biling¨¹e obtienen 1,23 puntos m¨¢s (sobre 10) que los de la no biling¨¹e, y 2,4 en secundaria. En espa?ol su rendimiento tambi¨¦n es mayor: 0,46 puntos m¨¢s en primaria y un punto en secundaria. Y en las asignaturas que reciben en ingl¨¦s, en 4? de ESO obtienen 0,50 puntos m¨¢s.
Ese mismo informe pon¨ªa de manifiesto los problemas de formaci¨®n del profesorado en la biling¨¹e, entre ellos la falta de familiaridad con el t¨¦rmino CLIL, en teor¨ªa la clave de la nueva metodolog¨ªa que deben usar en el aula. Tambi¨¦n se detect¨® falta de formaci¨®n para la creaci¨®n de nuevos materiales y para el dise?o del curr¨ªculo integrado (que a?ade a los criterios de evaluaci¨®n nuevos elementos relacionados con el aprendizaje del ingl¨¦s). Otro de los puntos flacos es la escasa competencia ling¨¹¨ªstica de los docentes para comunicarse en el aula biling¨¹e de forma efectiva con los alumnos.
¡°S¨¢lvese quien pueda¡±
Pedro, de 36 a?os, interino en un instituto biling¨¹e de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) desde hace tres a?os, nunca ha o¨ªdo hablar de CLIL. ¡°Nadie me ha dicho c¨®mo tengo que dar mi clase, entiendo que lo dejan dentro de la libertad de c¨¢tedra. Lo ¨²nico que me dejaron claro es que las clases tienen que ser 100% en ingl¨¦s y los ex¨¢menes tambi¨¦n¡±, cuenta. Para ¨¦l esto es un ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±. ?l se sac¨® el certificado C1 durante un a?o que vivi¨® en Oxford y no tiene problemas para dar la clase en ingl¨¦s, pero no ha recibido ninguna formaci¨®n espec¨ªfica en metodolog¨ªas. Ninguna comunidad aut¨®noma lo exige para dar clase en la biling¨¹e.
El profesor Enrique Lafuente, del m¨¢ster en formaci¨®n del profesorado de la Universidad de Zaragoza y fil¨®logo de lengua inglesa, cree que el gran problema es que el biling¨¹ismo se puso en marcha sin haber formado lo suficiente y de forma masiva a los docentes. ¡°No se trata de traducir un libro de texto al ingl¨¦s y dar la clase igual que en castellano, el CLIL implica un cambio metodol¨®gico concreto¡±, apunta. Entre esas t¨¦cnicas est¨¢n, por ejemplo, las actividades de activaci¨®n previas. ¡°Antes de plantear un tema, se lanzan preguntas al alumno sobre lo que ya sabe para que lo comparta en voz alta con sus compa?eros. Eso genera una reflexi¨®n previa y una motivaci¨®n¡±, indica. El docente debe tener nociones b¨¢sicas de c¨®mo se aprende una nueva lengua y ayudar al alumno con la producci¨®n tanto de textos como de conversaciones. ¡°Tiene que darle los andamiajes, estructuras de texto que pueda imitar para producir piezas de cierta calidad... el docente de ciencias tiene que ser consciente de las necesidades ling¨¹¨ªsticas del estudiante¡±.
En el programa del Ministerio de Educaci¨®n y el British Council, en el que participan 147 centros p¨²blicos espa?oles de 10 autonom¨ªas, existe la figura del asesor ling¨¹¨ªstico, una especie de coordinador al que se exige experiencia en el sistema educativo anglosaj¨®n, preferiblemente sobre el terreno en Reino Unido. Este se encarga de trasladar al profesorado estrategias did¨¢cticas y planificar el curr¨ªculo integrado, que combina el nacional con algunos puntos del brit¨¢nico. Ese rol no existe en la red de centros biling¨¹es p¨²blicos de las autonom¨ªas. En su lugar hay un coordinador que normalmente suele ser el docente experto en ingl¨¦s del colegio o instituto.
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