La jornada continua de la discordia: ¡°El colegio no da informaci¨®n sino propaganda¡±
Las madres, que son las m¨¢s afectadas por el horario intensivo en la escuela, explican c¨®mo se est¨¢ implantando el nuevo modelo, sus motivaciones y consecuencias
El colegio de primaria Primer Marqu¨¦s del Turia, un centro p¨²blico de Valencia con buena fama por su proyecto pedag¨®gico, se vio envuelto hace unos a?os en una pol¨¦mica inusual. El hotel de cinco estrellas que tiene al lado llev¨® a los tribunales la ampliaci¨®n de su peque?o patio porque las voces de los ni?os molestar¨ªan a su clientela. Los jueces desestimaron la demanda, el patio creci¨® hasta situarse a 15 pasos del hotel y este jueves, desde la calle peatonal que los separa, pod¨ªa o¨ªrse el alboroto inconfundible del recreo. El colegio vive estos d¨ªas un nuevo enfrentamiento, esta vez interno, por la implantaci¨®n de la jornada continua. El cambio ha dividido al centro y resume varios de los elementos que caracterizan la nueva ola expansiva de este tipo de horario, que concentra las clases de 9.00 a 14.00, sin apenas descanso. La jornada intensiva ya es hegem¨®nica en la mayor¨ªa de comunidades, y los conflictos se concentran ahora en los territorios que hasta hace unos a?os se le hab¨ªan resistido: Madrid, la Comunidad Valenciana, Navarra, Catalu?a y Euskadi.
Una investigaci¨®n publicada esta semana por el Centro de Pol¨ªticas Econ¨®micas de la Escuela de Negocios Esade ha puesto sobre la mesa que la jornada continua, adem¨¢s de ser negativa para el alumnado, tiene un fuerte impacto econ¨®mico en las familias, sobre todo en las madres, que ganan de media 1.850 euros brutos anuales menos que aquellas cuyos hijos van a colegios con horario completo. El tipo de jornada que sol¨ªa ser habitual y que organiza las clases de 9.00 a 16.00 o 17.00, con una pausa en medio para el almuerzo. Implantado por primera vez en los a?os ochenta en Canarias, hoy el 73% de los ni?os estudian con el horario compacto, que se concentra sobre todo en la red p¨²blica. El caso de siete madres, las m¨¢s afectadas laboralmente por el nuevo modelo, muestra c¨®mo se est¨¢ produciendo el cambio, sus motivaciones y consecuencias.
Las familias del colegio Primer Marqu¨¦s del Turia aprobaron por votaci¨®n el 11 de abril adoptar la jornada continua a partir del pr¨®ximo curso. El mismo d¨ªa lo aprobaron 99 centros valencianos m¨¢s y lo rechazaron 103. El proceso para decidirlo fue parecido al que est¨¢n utilizando el resto de comunidades donde a¨²n no es hegem¨®nico: lo propone el profesorado del centro, si el consejo escolar lo acepta se somete a votaci¨®n de las familias, y para salir adelante requiere el apoyo de una mayor¨ªa reforzada del censo, que va del 55% en el caso valenciano al 66% en Madrid. Una vez implantado, la jornada continua es, en la pr¨¢ctica, irreversible, porque para cambiarla ser¨ªa necesario el visto bueno del consejo escolar, donde los docentes, muy partidarios del horario compacto porque facilita su conciliaci¨®n, son mayor¨ªa. Si el resultado de la consulta es negativo, en cambio, sus partidarios pueden volver a impulsarla al cabo de tres o cuatro a?os. Un desequilibrio que hace que, con el sistema actual, su avance parezca inexorable.
Un grupo de padres del Primer Marqu¨¦s del Turia ha impugnado la votaci¨®n de su centro que, seg¨²n Ana Manzanera, una de las recurrentes, se llev¨® a cabo sin un m¨ªnimo debate por parte de la comunidad educativa. ¡°La direcci¨®n hizo una reuni¨®n que no fue informativa, presentando los pros y contras de cada horario, sino propagand¨ªstica. Nos dijeron, por ejemplo, que la jornada continua mejora el rendimiento del alumnado. Algunas madres preguntaron si alg¨²n estudio cient¨ªfico lo demostraba, pero no contestaron¡±. Las investigaciones disponibles sobre el efecto acad¨¦mico de la jornada intensiva no son concluyentes, pero los que hay indican lo contrario de lo que seg¨²n Manzanero afirmaron las responsables del colegio (y sostiene tambi¨¦n una presentaci¨®n sobre la jornada continua colgada en la web del centro). La direcci¨®n ha declinado ofrecer su versi¨®n para este art¨ªculo. En general, la ausencia de investigaciones rigurosas sobre los beneficios de la jornada intensiva resulta palmaria, frente a un n¨²mero cada vez mayor de las que la desaconsejan por motivos socioemocionales, de salud y de igualdad social.
La veintena de padres que han recurrido la votaci¨®n en el Primer Marqu¨¦s del Turia han alegado diversas irregularidades. Entre ellas, la composici¨®n de la mesa electoral y el hecho de que hubo progenitores que votaron supuestamente por sus parejas pese a prohibirlo la normativa. ¡°Es una pena, porque esto ha generado una divisi¨®n entre las familias que no exist¨ªa¡±, comenta Manzanero. Se contabilizaron 199 votos a favor de un censo de 318, el 61,6% del total. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n est¨¢ analizando el proceso. Si no lo revoca, desde septiembre las clases acabar¨¢n a las dos y los ni?os podr¨¢n permanecer gratuitamente hasta las cinco a cargo de los monitores del comedor. Algunas madres, como Raquel, tienen claro que no los dejar¨¢n: ¡°Yo trabajo y no puedo quedarme con mi hijo por la tarde, pero quiero que aprenda y haga actividades interesantes, no que se pase la tarde pintando mandalas, as¨ª que ya he buscado una academia privada para llevarlo a las 15.30. Me costar¨¢ 150 o 200 euros mensuales que estoy dispuesta a pagar por el bien de mi hijo¡±.
Expertos que han estudiado la evoluci¨®n de la jornada continua durante d¨¦cadas, como el soci¨®logo Mariano Fern¨¢ndez Enguita, aseguran que en los centros que implantan la jornada continua se produce una tendencia a la degeneraci¨®n de las actividades no lectivas que se ofrecen tras finalizar las clases a las 14.00. Un c¨ªrculo vicioso por el cual la progresiva marcha de ni?os, cuyos padres prefieren recogerlos para que se queden con ellos o llevarlos a actividades fuera del colegio, hace que cada vez sea m¨¢s dif¨ªcil sostener econ¨®micamente la permanencia de quienes se quedan en el colegio. Sobre todo en centros no muy grandes, esto acaba produciendo que parte de los colegios cierren justo despu¨¦s del comedor o incluso que pierdan este servicio.
¡°Nos lo pintaron muy bonito¡±
En el colegio de Alzira, Valencia, al que van las dos hijas de Merche la jornada intensiva se implant¨® pocos cursos antes de la pandemia. ¡°Nos lo pintaron muy bonito, con extraescolares como teatro, cinef¨®rum, reciclaje... y no fue as¨ª. De hecho, los talleres salieron tan mal que al a?o siguiente los quitaron y ahora no hacen ninguna actividad. Les dan fotocopias para que pinten, juegan a juegos de mesa o estudian por su cuenta¡±. De la clase de una de sus hijas solo se queda una compa?era, de la otra, dos.
El horario compacto conviene a una parte de las familias o de lo contrario, argumentan sus partidarios, no crecer¨ªa tanto. Elena Escudero, cuyas dos hijas estudian en un colegio de Alicante, ofrece una clave: ¡°Mis hijas est¨¢n encantadas. Cuando las recojo salen habiendo jugado un rato y con los deberes hechos, as¨ª que no tienen que ponerse a hacerlos cuando llegan a casa reventadas despu¨¦s de ir, fuera del colegio, a las clases de ingl¨¦s, danza o gimnasia¡±.
¡°Como persona y mujer me ha limitado mucho¡±
Las razones de Alicia Gonz¨¢lez, vecina de Villaverde alto, uno de los barrios con menor renta de Madrid, para apoyar la jornada fueron m¨¢s imperiosas. Los recortes del Ejecutivo regional tras la anterior crisis econ¨®mica hicieron que su primera hija perdiera la beca del comedor. Y ella empez¨® a llev¨¢rsela a comer a casa para ahorrar. Su colegio todav¨ªa ten¨ªa jornada completa, as¨ª que Alicia la llevaba al centro a las nueve, la recog¨ªa a las doce y media, le daba de comer, la volv¨ªa a llevar a las dos y media y la recog¨ªa otra vez por la tarde. Hac¨ªa el trayecto ocho veces al d¨ªa acompa?ada de su nuevo beb¨¦. ¡°Era horroroso. Con la jornada continua en ese sentido me liber¨¦, porque ahora solo voy a las nueve y a las dos. Pero tambi¨¦n es verdad que a la hora de trabajar y hacer cursos de formaci¨®n me ha limitado mucho. Me vendr¨ªa muy bien usar el comedor, pero es muy caro¡±. El men¨² escolar cuesta 4,88 euros al d¨ªa. Y la familia de Alicia vive de los 1.200 euros al mes que gana su marido.
¡°Los trabajos que he tenido estos dos ¨²ltimos a?os han sido de noche¡±, a?ade, ¡°para poder estar con los ni?os de d¨ªa, y el curso de formaci¨®n que voy a empezar ahora lo he tenido que buscar por la tarde. Como persona y como mujer me ha limitado mucho¡±.
Dos hermanas, decisiones opuestas
Las hermanas Pilar y Beatriz Ramos viven en Las Tablas, un barrio residencial del norte de Madrid, y han tomado decisiones distintas que reflejan otras de las preocupaciones que orbitan en torno a la jornada escolar. La primera defiende la jornada continua del colegio p¨²blico de su hijo: ¡°Los ni?os tienen que jugar, y terminando a las cinco de la tarde no les da tiempo a nada. Yo tengo la suerte de que mi trabajo se adapta a ese horario¡±. Pilar es prot¨¦sica dental y trabaja en una multinacional en turnos de seis de la ma?ana a dos del mediod¨ªa, o de diez de la noche a seis de la ma?ana. Su hermana Beatriz lleva a sus hijos a un colegio concertado movida, en parte, por su horario: ¡°Me interesa que sea de nueve a cinco porque si salen a las dos no van a aprovechar la tarde para estudiar ni trabajar para el cole, sino para hacer el vago y estar tirados en la cama o el sof¨¢, con el m¨®vil o mirando YouTube. Prefiero que salgan a las cinco, vengan, merienden y se vayan a f¨²tbol o a otra extraescolar¡±.
¡°Yo creo¡±, a?ade por su parte Mari Carmen Morillas, presidenta de la federaci¨®n de familias Fapa-Madrid Giner de los R¨ªos, ¡°que no hay que pensar solo en lo que le viene mejor a una familia o a otra, sino tambi¨¦n en el bien com¨²n. Y a la vista de los informes que vamos conociendo, parece claro que este no es un debate que debiera recaer solo en la comunidad educativa¡±.
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