El Gobierno descarta reducir el n¨²mero de alumnos por aula pese a la presi¨®n de docentes y familias
La disminuci¨®n generalizada no convence a numerosos especialistas, que consideran m¨¢s eficiente concentrar la medida en centros con alumnado desfavorecido
El Ministerio de Educaci¨®n ha descartado reducir el n¨²mero m¨¢ximo de alumnos por aula en las clases del segundo ciclo de infantil, primaria, ESO, Bachillerato ni Formaci¨®n Profesional en el nuevo decreto de condiciones m¨ªnimas de los centros educativos, cuya aprobaci¨®n aplaz¨® a principios de verano y tiene previsto aprobar a principio de curso, seg¨²n han confirmado a EL PA?S fuentes oficiales. La bajada de ratio es una de las grandes demandas de la comunidad educativa para incrementar la calidad de la ense?anza, y los sindicatos docentes y las confederaciones de familias de alumnos la han vuelto a reivindicar en las ¨²ltimas semanas despu¨¦s de que el Gobierno retirase la primera versi¨®n del nuevo decreto. Pero las comunidades aut¨®nomas, que son las que tendr¨ªan que aplicar y financiar la rebaja, no la quieren, y el ministerio cree que la mejora educativa pasa por f¨®rmulas de refuerzo que se concentren en el alumnado que m¨¢s lo necesita.
La opini¨®n del ministerio es compartida por la mayor¨ªa de expertos en pol¨ªtica educativa, que advierten de que una bajada general de las ratios es cara y tiene poco efecto en el aprendizaje de los estudiantes de entornos socioculturales medios y altos (salvo que el descenso sea muy pronunciado, lo que resultar¨ªa todav¨ªa m¨¢s caro). Es mejor, sostienen, centrar la reducci¨®n de las ratios en los centros con alumnado m¨¢s desfavorecido, donde las investigaciones s¨ª reflejan un efecto claramente positivo de la medida, y destinar fondos a otras cuestiones, como los programas de apoyo (que pueden ser con grupos de alumnos muy peque?os), la tutorizaci¨®n y la orientaci¨®n.
La ratio de estudiantes por profesor en Espa?a es similar, e incluso inferior en secundaria, a la media de la OCDE, aunque presenta importantes diferencias territoriales (tanto entre autonom¨ªas como en funci¨®n de si el centro est¨¢ situado en un entorno urbano o rural). Pero su progresividad, es decir, el hecho de que las ratios sean m¨¢s bajas a medida que desciende la extracci¨®n sociocultural del alumnado, como recomienda la evidencia cient¨ªfica, no es muy intensa. En Madrid resulta incluso regresiva: las ratios son m¨¢s bajas en las aulas de los alumnos m¨¢s ricos que en las de los m¨¢s pobres, un caso ¨²nico entre las comunidades aut¨®nomas, seg¨²n concluyeron Lucas Gortazar y ?ngel Mart¨ªnez, de Esade EcPol, en una investigaci¨®n publicada el a?o pasado.
Anxelles Millado, docente y directora de un colegio p¨²blico en Galicia, afirma que bajar la ratio dos alumnos, ¡°de 25 a 23, por ejemplo, apenas se nota¡±; si se baja a 20, la costa empieza a ser distinta, y cuando desciende a 17, ¡°el cambio es abismal¡±. ¡°No solo porque puedes dedicar m¨¢s tiempo a los alumnos, sino tambi¨¦n a las familias, ayud¨¢ndoles a marcar pautas de actuaci¨®n¡±, comenta la profesora, cuya experiencia personal coincide con las investigaciones realizadas.
Ese gran salto en t¨¦rminos de ratio lo ha vivido la maestra valenciana Ana Catal¨¤. De tener clases con hasta 28 alumnos en el colegio p¨²blico Port de X¨¤bia, ha pasado a tener 15. ¡°Con 28 ni?os, por muy dedicada y eficiente que quieras ser, es imposible que reciban la misma atenci¨®n que con 15. Ahora es como si tuviera para ellos el doble de presencia. Si alguno no entiende algo, acudo enseguida, porque es mucho m¨¢s f¨¢cil detectarlo. Y la convivencia es mucho m¨¢s tranquila y pac¨ªfica¡±.
La bajada tan fuerte de la ratio en su colegio ha sido posible gracias a la conjunci¨®n de varios factores que no son f¨¢ciles de replicar. Por una parte, la Generalitat valenciana ha adoptado una pol¨ªtica de bajada de ratios en los municipios con baja natalidad (como alternativa a la supresi¨®n de unidades) y en aquellos centros que matriculan a un porcentaje significativo de alumnos con necesidades de apoyo, y el colegio de Catal¨¤ se beneficia de ambas medidas. El centro ha creado, adem¨¢s, aulas multinivel (que mezclan a chavales de edades distintas en una misma clase (en el caso de la maestra, primero y segundo de primaria), lo que le permite compensar las diferencias de matr¨ªculas que hay entre unos cursos y otros. Y ha decidido reconvertir a los docentes de refuerzo en tutores, lo que le ha permitido subdividir los grupos: en infantil, por ejemplo, ha creado cuatro en lugar de los tres que sol¨ªa tener.
Los sindicatos docentes CC OO y UGT reclaman bajar de forma general las ratios de infantil y primaria de 25 a 20 alumnos; la de la ESO, de 30 a 20; y la de Bachillerato, de 35 a 25. CSIF defiende lo mismo, salvo en la ESO, en la que se conforma con dejarla en 25. Junto a la disminuci¨®n general, los sindicatos piden que cada estudiante con necesidades educativas especiales (desde desconocimiento grave de la lengua a altas capacidades intelectuales), cuente por dos a efectos de la ratio. Y tambi¨¦n ven necesario que el ministerio concrete en el decreto la referencia que incluy¨® en el primer borrador del texto, que se?ala que los centros educativos ¡°tendr¨¢n por cada unidad escolar un n¨²mero de alumnos acorde con sus necesidades educativas¡±, para que no quede como una simple declaraci¨®n que las comunidades aut¨®nomas puedan ignorar.
Las principales confederaciones de familias de alumnos de la escuela p¨²blica y de la concertada firmaron en julio, por su parte, un manifiesto, con otras organizaciones educativas, exigiendo una serie de ¡°medidas para mejorar el bienestar de la comunidad educativa¡±, entre las que figuraba la bajada de ratio. Y en Andaluc¨ªa, asociaciones de padres y sindicatos docentes han presentado una iniciativa legislativa popular con 52.000 firmas en el Parlamento andaluz para que la C¨¢mara debata la reducci¨®n de las ratios.
Jos¨¦ Manuel Bar, secretario de Estado de Educaci¨®n, afirma que el ministerio es favorable a la bajada de las ratios por su potencial para mejorar tanto el aprendizaje como las condiciones laborales del profesorado. Pero considera que una reducci¨®n general tendr¨ªa un coste demasiado elevado para las comunidades aut¨®nomas, que son las que tendr¨¢n que asumirlo a medio y largo plazo, aunque el Gobierno aprobase inicialmente una partida para financiarlo. Lo que los informes internacionales reflejan sobre Espa?a, a?ade el secretario de Estado, no es un problema de ratios, sino una falta de profesorado de apoyo que dificulta la cooperaci¨®n y el trabajo en equipo de los docentes, y potenciar esta v¨ªa, asegura, s¨ª est¨¢ en la agenda del ministerio.
Un peso muerto
Miquel ?ngel Alegre, director de proyectos de la Fundaci¨® Bofill, una entidad con sede en Barcelona dedicada a analizar y proponer pol¨ªticas educativas desde la ¨®ptica de la igualdad, es uno de los muchos expertos a los que la bajada general de alumnos por clase no les convence: ¡°Una pol¨ªtica indiscriminada de bajada de ratios no es mala desde el punto de vista de la efectividad, pero desde el punto de vista de la eficiencia y, por tanto, de pensar en su comparaci¨®n con otras pol¨ªticas educativas, no ofrece un buen balance¡±. ¡°La sobredotaci¨®n de docentes debe producirse sobre todo en aquellos centros que tienen m¨¢s necesidad. Pero hay otros entornos escolares donde, en cambio, la bajada de ratio, sin ser perjudicial, no a?ade mucho. Es lo que se llama un peso muerto en la financiaci¨®n de la educaci¨®n¡±.
El aumento de los recursos docentes y no docentes es, por otra parte, necesario, sigue Alegre, pero ¡°no es suficiente¡± para mejorar la calidad y la equidad del sistema educativo: ¡°Deben ir acompa?ados de una mayor tutorizaci¨®n, de la aplicaci¨®n de otras metodolog¨ªas y pedagog¨ªas, y de un trabajo dentro y fuera de los centros educativos, basado en lo que la investigaci¨®n demuestra que funciona¡±.
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