Universitarios desesperados en busca de piso: ¡°Te cobran 500 euros por una habitaci¨®n sin iluminaci¨®n ni ventanas¡±
Varios estudiantes relatan sus peripecias para encontrar alojamiento en las grandes ciudades dentro de un mercado del alquiler menguante
A Julia Ballar¨ªn, de 21 a?os, le llegaron a pedir 10 euros solo para ir a visitar un posible piso de alquiler. A Pablo Calvo, de 22, le han ofrecido para dormir estancias que se parec¨ªan mucho m¨¢s a un pasillo que a una habitaci¨®n. Con las residencias y los colegios mayores hasta los topes (los ¨²ltimos est¨¢n al 98% de ocupaci¨®n) y las residencias privadas a precios que no permiten ajustar presupuestos, las crecientes dificultades para encontrar alquileres en el centro de las ciudades se pueden llegar a convertir en un aut¨¦ntico castigo para los universitarios desplazados; en torno al medio mill¨®n de estudiantes.
Ballar¨ªn es de Huesca y lleva cuatro a?os estudiando Sociolog¨ªa en Madrid. Cuando dej¨® hace dos cursos un colegio mayor de Getafe para pasar a un piso compartido en el barrio de Embajadores, en la capital, la experiencia ya no fue buena: ella y sus amigas acabaron en un apartamento medio vac¨ªo (aunque en la oferta aseguraba que era amueblado), en el que los enchufes no funcionaban, el fregadero estaba descolgado, las persianas no bajaban y el agua caliente nunca duraba m¨¢s de 10 minutos seguidos. Pero cuando este verano se decidi¨® a buscar otra cosa ¡ª¡±all¨ª no se pod¨ªa vivir¡±, explica¡ª, descubri¨® un nuevo calvario: ¡°Buscar piso ahora en Madrid es la guerra. Hemos normalizado que cueste 500 euros el alquiler de una habitaci¨®n, y no es normal¡±.
¡°Quien no corre, vuela¡±
El problema no es ¨²nicamente el precio, sino ¡°que todo el mundo est¨¢ desesperado y quien no corre, vuela¡±. Cuenta que en una ocasi¨®n, horas despu¨¦s de firmar y dejar todos sus datos, le quitaron el piso porque otros chavales hab¨ªan pagado antes. Julia estaba esperando a que le llegara la transferencia de sus compa?eras para pagar esa misma noche. Despu¨¦s de un tortuoso periplo, por fin encontr¨® un nuevo piso y, aunque tampoco es para tirar cohetes ¡ª¡±Las ventanas de dos de las habitaciones dan al pasillo¡± y es m¨¢s caro que el anterior¡ª, lo cogi¨® porque era su ¨²ltima opci¨®n y estaba desesperada. Atr¨¢s dej¨® la fianza del alquiler anterior, que de momento no les han devuelto, y todos los muebles que compraron, que no han podido recuperar de un piso que, a pesar de todas sus taras, est¨¢ ya de nuevo alquilado y ocupado por 100 euros m¨¢s al mes. ¡°Se aprovechan de que los estudiantes no tienen un adulto a cargo¡±, remata.
Lo cierto es que las dificultades para encontrar en los centros de las ciudades un piso de alquiler (hay un 34% menos de ofertas, seg¨²n Idealista) o una habitaci¨®n compartida (hay un 45% menos) no son exclusivas de los estudiantes. Pasada la pandemia ¡ªy con ella, en gran medida el teletrabajo¡ª, la reactivaci¨®n econ¨®mica ha tra¨ªdo consigo un mayor desajuste que, en el caso de las habitaciones compartidas, han contra¨ªdo la oferta un 78% en Palma de Mallorca, un 73% en Barcelona, un 62% en M¨¢laga o un 59% en Madrid. Pero en ese contexto, los universitarios lo tienen todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, no solo por las subidas de precios, sino porque los caseros son m¨¢s reacios a alquilar a un colectivo que perciben como m¨¢s ruidoso, conflictivo y destructivo, explica el analista de Deloitte Joaqu¨ªn Linares.
La oferta de los colegios mayores y residencias de estudiantes, tanto p¨²blicas como privadas, a?ade, apenas cubren una peque?a parte de la demanda de movilidad estudiantil: hay una cama en residencias estudiantiles por cada 4,3 universitarios que estudian lejos de su casa, seg¨²n un reciente estudio de Deloitte. En cuanto a los colegios mayores (centros adscritos a las universidades y regidos por normas educativas) estaban hace una semana al 98,1% de ocupaci¨®n, habiendo colgado ya el cartel de completo en las provincias de Salamanca, Zaragoza, Valencia, C¨¢diz y Valladolid. En Madrid estaban al 98,75%, en Santiago y Barcelona, al 95%, y en Sevilla, al 97,66%, seg¨²n los datos difundidos por el Consejo de Colegios Mayores Universitarios.
¡°Hay mucha gente buscando y muy poca oferta¡±
Precisamente, uno de los problemas de ?ngel P¨¦rez Infante, de 22 a?os, es que no encuentra ninguna plaza libre en las residencias sevillanas. Titulado en Pedagog¨ªa en Burgos, su ciudad natal, no obtuvo plaza en la primera ronda de solicitudes en el m¨¢ster de Psicopedagog¨ªa que quiere estudiar en la Universidad de Sevilla. Pero s¨ª la ha obtenido en la repesca, tal y como le han comunicado hace apenas unos d¨ªas. Ahora busca habitaci¨®n o un piso para compartir con un amigo, pero de momento no ha habido suerte. ¡°Hay mucha gente buscando y muy poca oferta. Hemos encontrado alguna cosa, pero cuando llam¨¢bamos, o ya estaba cogido o nos dec¨ªan que ten¨ªamos que ir en persona¡±. En Burgos, una habitaci¨®n cuesta unos 250 euros al mes, y en Sevilla no est¨¢n encontrando nada por debajo de 300 o 350. Ahora est¨¢n mirando m¨¢s lejos del centro, pero en ese caso tendr¨¢n que a?adir el coste del transporte a su presupuesto.
¡°Si no conoces a nadie que haya vivido en la zona es muy dif¨ªcil, porque a veces anuncian pisos como c¨¦ntricos o cercanos a la zona universitaria que, en realidad, est¨¢n muy lejos¡±, cuenta Paula Bail¨¦n McEvoy, una joven de 18 a?os de Elche que tambi¨¦n ha sabido hace muy poco que la admit¨ªan en la Universidad de Zaragoza para empezar este curso la carrera de Veterinaria. Ha encontrado piso en cuatro d¨ªas, pero el proceso le ha dejado impactada. La gran mayor¨ªa de pisos que ofertan para estudiantes, opina, no se los ofrecer¨ªan de la misma manera a un adulto, porque ¡°est¨¢n en unas condiciones mal¨ªsimas¡±. ¡°Consideran que a los estudiantes el estado del piso les da igual. Ellos piensan: ¡®Bueno, como son j¨®venes y salen de fiesta no les va a importar. Que se aguanten¡±.
¡°Este a?o he visto en junio a chavales desesperados corriendo por la calle a ver pisos para que no se los cogieran. Porque ahora es as¨ª: o empiezas a buscarlo en junio o ya no encuentras¡±, explica el coru?¨¦s Alejandro Su¨¢rez lleva tres a?os estudiando Historia en la Universidad de Santiago. En esta ciudad mandan los turistas, asegura este joven de 21 a?os, y la proliferaci¨®n de viviendas para visitantes ha complicado como nunca la vida de los universitarios: ¡°Est¨¢n creando una ciudad a gusto del consumidor peregrino y en detrimento de vecinos y estudiantes¡±. Por eso ¨¦l se aferra a la casa que comparte con otros tres compa?eros, cuyo casero ha decidido no subirles el alquiler este curso, consciente de que hay muy pocas opciones y cada vez m¨¢s caras para quienes se quedan fuera de las 972 plazas (para 25.000 estudiantes) en residencias p¨²blicas o no pueden o quieren pagar la ¡°barbaridad¡± que cobran las privadas.
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, los precios van de una media de 578 euros al mes en los colegios mayores y las residencias p¨²blicas a los 874 de las privadas, seg¨²n un informe del septiembre pasado de la consultora JLL, que se?ala que los centros privados m¨¢s exclusivos cobran en torno a 1.280. El informe da precios medios de toda la oferta para Barcelona (732 euros), Valencia (642) y Sevilla (519). Joaqu¨ªn Linares, de Deloitte, opina, en todo caso, que si hay un problema de acceso a las residencias es de falta de oferta y no de precio. ¡°En general se trata de un mercado de clase alta, de familias que cobran m¨¢s de 90.000 euros¡±, asegura, y defiende que si se tienen en cuenta los servicios que incluyen las residencias privadas (comidas, wifi, gimnasio, lavander¨ªa...), los precios son muy parecidos a lo que acabar¨ªan pagando por todo los usuarios de colegios mayores o de alquileres convencionales. Lo cierto, en todo caso, es que no permiten ajustar las cuentas en ninguno de esos apartados a quien vaya m¨¢s justo o se le tuerzan las cosas en un momento dado.
Pablo Calvo, de 22 a?os, graduado en Comunicaci¨®n Audiovisual, reconoce que, por suerte, dispone de un presupuesto que se ajusta a la media en la que est¨¢n los pisos, ¡°que son 500 euros por persona, a veces con gastos incluidos, otras sin. Rara vez baja de esto¡±, asegura, y a?ade: ¡°Aun as¨ª me est¨¢ costando mucho encontrar¡±. A Calvo, como a P¨¦rez y Bail¨¦n, le han dicho hace muy poco que finalmente tendr¨¢ una plaza en un m¨¢ster de Comunicaci¨®n Publicitaria. Y lo peor, insiste, es la relaci¨®n calidad-precio de las cosas que se va encontrando: ¡°Si me dices que estoy pagando m¨¢s de 500 euros por una habitaci¨®n espaciosa y con luz muy bien ubicada, genial. Pero pagar eso por un cuarto al que apenas le llega luz, el armario entra de milagro y no tiene escritorio, no me parece que est¨¦ bien¡±, contin¨²a. Y a?ade: ¡°Ofrecen espacios inhabitables, sin ventanas o unas que dan como mucho al pasillo, sin una entrada de ventilaci¨®n que no sea la puerta. Habitaciones que antes de la remodelaci¨®n no lo eran, pero que se crean para sacar el m¨¢ximo beneficio econ¨®mico¡±. ?l ya ha encontrado, pero todav¨ªa no las tiene todas consigo: est¨¢ a la espera de que el casero acepte el aval para formalizarlo. En todo caso, ya est¨¢ en Madrid, en casa de unos amigos que le han hecho hueco.
Peor lo tiene ?scar Gonz¨¢lez, cordob¨¦s de 19 a?os, que est¨¢ matriculado en Periodismo en Madrid, las clases ya han empezado y ¨¦l a¨²n no ha podido ir porque no tiene piso. ¡°Para la semana que viene quiero tenerlo ya, la verdad. No me importa que sea en un barrio lejos de la universidad¡±, aclara. Busca un apartamento o estudio para ¨¦l solo despu¨¦s de la experiencia del curso anterior porque, dice, alquilar una habitaci¨®n en un piso compartido es inc¨®modo, al ser en pisos grandes con muchos inquilinos. ¡°Cuando vienes a Madrid ya sabes a lo que te expones econ¨®micamente, porque si buscas con mucha antelaci¨®n y tres compa?eros puedes alquilar un piso medianamente asequible, pero si buscas solo nada baja de los 600 euros. Lo inc¨®modo es el trato y poca responsabilidad de las agencias¡±, explica. Esta vez no est¨¢ dispuesto a alquilar nada sin verlo antes, despu¨¦s de la experiencia del curso pasado, cuando acab¨®, a trav¨¦s de una agencia, en un piso en el que, a nada que encend¨ªan dos calefactores, saltaban los plomos, y en una habitaci¨®n invivible porque, ubicada en el ¨²ltimo piso del edificio, ten¨ªan una ruidosa familia de palomas viviendo entre las tejas y su techo.
Puedes seguir EL PA?S EDUCACI?N en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.