Doctorados industriales: hacer la tesis y cobrar un sueldo en una empresa que aplica esa ciencia
La Universidad de Mondrag¨®n, en el Pa¨ªs Vasco, apuesta por el modelo como una palanca de innovaci¨®n, aunque a¨²n es escaso en Espa?a, con apenas unos cientos
El doctorado industrial es una palabra que suena remota a la mayor¨ªa de los universitarios y, sin embargo, est¨¢ llamado a ser una gran palanca de innovaci¨®n. La idea es que el doctorando se instala en una f¨¢brica o compa?¨ªa que le contrata (con respaldo p¨²blico casi siempre) y esta se beneficiar¨¢ de su contribuci¨®n cient¨ªfica. Lo saben bien en Francia, que puso en marcha los primeros doctorados industriales en 1981, ya cuenta con 1.500 tesis industriales defendidas al a?o y su intenci¨®n es llegar a los 2.150 en 2027. Espa?a est¨¢ lejos de esas cifras, pero la apuesta es cada vez mayor ¨Den especial en las universidades polit¨¦cnicas¨D y son muchas las empresas que demandan doctorandos para ser m¨¢s competitivas. No hay para todos.
El n¨²mero de doctorandos industriales en Espa?a no se conoce, porque los datos del Ministerio de Universidades no distingue esta modalidad del resto, pero no pasan de unos centenares (en 2021 se defendieron en total 11.300 tesis). Algunos datos: el Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n invierte cuatro millones de euros cada a?o en formar a unos 60 doctorandos industriales; en 2020 la Generalitat de Catalu?a financi¨® o cofinanci¨® 108 doctorados y la Comunidad de Madrid este curso, otros 55. En ocasiones las empresas se ponen en contacto con una universidad porque necesitan que sea doctor alguno de los trabajadores de sus centros de innovaci¨®n para recibir subvenciones p¨²blicas y en otras los sueldos de los doctorandos salen del presupuesto de un proyecto de investigaci¨®n de colaboraci¨®n p¨²blico-privado.
El ingeniero Roberto Uribeetxeberria, coordinador de Investigaci¨®n y Transferencia de la escuela polit¨¦cnica de la Universidad de Mondrag¨®n (Gipuzkoa), contextualiza el auge de los doctorados industriales: ¡°Desde hace ocho a?os, en Europa, todas las entidades que est¨¢n financiando la investigaci¨®n b¨¢sica est¨¢n dando la turra ¨Dhablando en plata¨D con que se est¨¢ haciendo investigaci¨®n que luego no se convierte en producto o en servicio. No hay transferencia de conocimiento, se queda en el laboratorio y hay que cruzar el puente. Por eso hay un esfuerzo grande de todas las entidades para que se materialice en nuevas empresas, nuevos productos, con lo que deriva eso en m¨¢s empleo y de mayor calidad¡±. Espa?a ocup¨® en 2022 el puesto 29 en el ?ndice Mundial de Innovaci¨®n GII y es la duod¨¦cima potencia mundial en el volumen total de publicaciones cient¨ªficas.
La apuesta por los doctorados industriales es absoluta en la Universidad de Mondrag¨®n, que acaba de cumplir 25 a?os y que es una cooperativa m¨¢s de la Corporaci¨®n Mondrag¨®n, el mayor grupo industrial del Pa¨ªs Vasco y d¨¦cimo de Espa?a aunque acaba de perder a dos grandes socias, Orona y Ulma. Ya en los a?os cincuenta empez¨® a fusionar Formaci¨®n Profesional y empleo para preparar a sus trabajadores. Por eso no sorprende que tengan 120 doctorandos industriales ¨Dcuentan con escuelas de doctorado en ingenier¨ªa aplicada, innovaci¨®n educativa, ciencias gastron¨®micas y econom¨ªa social¨D y que dise?en ¨¢reas para que las empresas tengan, a su vez, espacio en sus facultades para que bullan las ideas, a veces de sus propios alumnos, que crean start-ups (nuevo emprendimiento).
Maialen Eceiza se gradu¨® en Ingenier¨ªa Electr¨®nica Industrial e hizo el m¨¢ster en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, pero le surgi¨® la oportunidad de hacer la tesis en la empresa tecnol¨®gica Ikerlan, donde hab¨ªa hecho el trabajo final del posgrado, dirigida desde la Universidad de Mondrag¨®n. Defendi¨® su doctorado sobre detenci¨®n de fallos en ciberseguridad el pasado a?o y contin¨²a en la empresa, contenta con la decisi¨®n que tom¨®. ¡°Mi director de tesis [de la Universidad] y mi tutor [de la empresa] han sido muy activos, aunque hay gente que echa de menos que el tutor le dedique m¨¢s tiempo¡±. De primeras, solo encuentra ventajas en el doctorado industrial: ¡°Est¨¢s m¨¢s cerca del trabajo real, en la universidad ves investigaci¨®n y el ¨¢mbito de la educaci¨®n. He visto la aplicaci¨®n que le pod¨ªa dar a lo que estaba haciendo en la tesis¡±. Aunque luego precisa: ¡°Hay el riesgo, que no me ha pasado, de que el director de tesis no te haga el caso que presta a los que est¨¢n en la universidad y trata todos los d¨ªas¡±.
Eceiza no ha tenido contacto con los doctorandos de la universidad, pero s¨ª con los de Ikerlan. Hab¨ªa cuatro en su equipo y calcula que entre 50 y 60 de distintas universidades en toda la empresa, especializada en la digitalizaci¨®n industrial. Su plantilla es de 269 trabajadores y cuentan con 95 j¨®venes en formaci¨®n, no solo en doctorados. En total, un tercio son doctores.
Uribeetxeberria, ingeniero en Telecomunicaciones, se?ala tambi¨¦n otro problema europeo y estadounidense: la falta de vocaciones. ¡°Es muy dif¨ªcil que los alumnos se animen a hacer el doctorado. El mercado tira much¨ªsimo, pueden irse ya a trabajar o dedicarse tres o cuatro a?os m¨¢s a hacer la tesis¡±, describe el escenario. ¡°El sueldo no es atractivo [unos 24.000 euros brutos en el Pa¨ªs Vasco, menos en otras comunidades], pero te abre la puerta a ganar m¨¢s en el futuro, es una inversi¨®n. Adquieres unas habilidades durante la tesis que te van a servir para otro tipo de trabajos: m¨¢s responsabilidad, dirigir equipos de investigaci¨®n...¡±.
Julen Urrutia, ingeniero mec¨¢nico, se enganch¨® tanto a su proyecto de fin m¨¢ster en manipulaci¨®n rob¨®tica que el pasado octubre empez¨® la tesis. ¡°Me ofrecieron seguir en el mismo tema del m¨¢ster, usando cosas que hab¨ªa hecho¡±, cuenta. Su sueldo lo pagan a medias la tecnol¨®gica Aria Araba¨Den la que tendr¨¢ que seguir dos a?os m¨¢s tras finalizar la tesis para trasferir ese conocimiento¨D y el Gobierno vasco a trav¨¦s de las becas Bikaintek. En total, el Ejecutivo auton¨®mico va a invertir en un a?o 5,6 millones de euros en los doctorandos y en la incorporaci¨®n de nuevos doctores al mercado laboral. Urrutia calcula que podr¨ªa ganar hasta 36.000 euros en cualquier empresa, pero duda que trabajase con el mismo entusiasmo y compromiso que pone en su proyecto. No hace planes a medio plazo.
La cadena de conocimiento no puede romperse. Uribeetxeberria aspira a poner en marcha m¨¢s doctorados para responder a la fuerte demanda de la industria, pero no es f¨¢cil. ¡°Por la expansi¨®n internacional que estamos teniendo, nos estamos planteando la posibilidad de atraer talento para responder a estas solicitudes de tesis¡±, explica el rector Vicente Atxa. La corporaci¨®n Mondrag¨®n tiene nueve oficinas comerciales y 21 plantas de producci¨®n por todo el mundo. ¡°Buscamos, adem¨¢s, c¨®mo visibilizar la investigaci¨®n entre nuestros estudiantes. Estamos montando para abril una jornada para que las empresas puedan contar a los alumnos de m¨¢ster qu¨¦ es ser un doctor all¨ª¡±.
Hay doctores dispuestos a echar una mano en la transmisi¨®n de conocimiento. Eceiza asesora ahora en su tesis a Jorge Barredo, que curs¨® Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones en la Universidad de Cantabria ¨Dque tambi¨¦n cuenta con sus propios doctorandos industriales¨D y dos m¨¢steres en la Carlos III. Cuenta que trabajaba en Madrid en una consultor¨ªa con un sueldo ¡°mucho mayor¡±, pero a destajo por falta de personal, y decidi¨® seguir la v¨ªa acad¨¦mica de su hermano Adri¨¢n, tambi¨¦n doctor. Se decant¨® por Ikerlan por su prestigio, la experiencia de otros compa?eros, los medios materiales y un sueldo m¨¢s alto que el de un doctorando en Madrid. A¨²n no ha encontrado peros en sus cuatro meses de doctorado industrial, frente al modelo convencional en la universidad: ¡°Cuentas con m¨¢s medios, te enfocan al mundo laboral y te da pie para incorporarte a una empresa. Es muy atractivo¡±.
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