Laura Bush, humorista estrella
La primera dama de EE UU confiesa ser "un ama de casa desesperada" ante las 3.000 personas que asist¨ªan a la Cena Anual de los Corresponsales
Laura Bush se convirti¨® anoche en la estrella indiscutible de la Cena Anual de los Corresponsales ante la Casa Blanca cuando, en una puesta en escena tan impecable como americana, le rob¨® inopinadamente todo el protagonismo a su marido, el presidente George W. Bush. La primera dama se despach¨® a gusto: llam¨® a su suegra Don Corleone, recomend¨® a su marido acostarse m¨¢s tarde si quiere acabar con la tiran¨ªa del mundo y se confes¨® ante los asistentes: "Se?oras y se?ores, yo soy un ama de casa desesperada".
Bush acababa de empezar a hablar el s¨¢bado por la noche ante el selecto -y cr¨ªtico- auditorio en el que se hab¨ªa reunido el "todo Washington", cuando se vio interrumpido por Laura que, a su lado, le dijo, moviendo la cabeza: "No, ese viejo chiste otra vez, no...". Entre las 3.000 personas que se convirtieron en el auditorio de Laura, se encontraba, adem¨¢s del vicepresidente, Richard Cheney, buena parte de los miembros del Gobierno, como el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y la secretaria de Estado Condoleezza Rice, adem¨¢s de lo m¨¢s florido del periodismo en EE UU y actores como Richard Gere o Jane Fonda.
Laura, vestida con una matizada gasa verde manzana, se hizo con el podio y, ante el evidente regocijo del p¨²blico, se explic¨® as¨ª: "Miren, llevo a?os asistiendo a estas cenas sentadita y callada. Hoy, para variar, voy a decir algunas cosas". Durante m¨¢s de diez minutos, Laura, bibliotecaria de profesi¨®n y que tiene una manifiesta habilidad para hablar en p¨²blico que contrasta con la torpeza de Bush, ironiz¨® sobre su marido, sobre la familia Bush y sus vacaciones en la casa familiar de Kennebunkport (Maine) y hasta se permiti¨® comparar a su suegra, la ex primera dama Barbara, con Don Corleone, el protagonista de El Padrino.
Bush y sus problemas con la motosierra
Laura explic¨® que la anciana B¨¢rbara, con la que mantiene una excelente relaci¨®n, parece una abuela afable y cari?osa "pero no se puede decir que sea una de esas personas que no se involucran en la vida de sus hijos". "Cr¨¦anme, se parece a 'Don Corleone'", a?adi¨® despach¨¢ndose agusto. Laura brome¨® con casi todas las limitaciones y los gustos p¨²blicos de su esposo -"yo s¨ª puedo pronunciar 'nuclear'"- y, parodiando el t¨ªtulo de la exitosa serie de televisi¨®n Desperate Housewives (en Espa?a, Mujeres desesperadas, se?al¨®: "Se?oras y se?ores, yo soy un ama de casa desesperada".
"A estas horas (eran las diez de la noche), mi marido est¨¢ habitualmente en la cama", y tras un gui?o a la audiencia, agreg¨®: "Ya se lo vengo diciendo. Si quieres acabar con la tiran¨ªa del mundo, tendr¨¢s que acostarte m¨¢s tarde". La intervenci¨®n de Laura, acompa?ada de las carcajadas de los asistentes, tuvo uno de sus mejores momentos cuando la primera dama asegur¨® que, realmente, no sabe bien c¨®mo consigui¨® conocer a George, ya que "yo era una bibliotecaria que pasaba 12 horas diarias en la Biblioteca"... un lugar que George, claramente, no frecuent¨® nunca.
Brome¨® con el gusto de su esposo por el rancho que tienen en Texas donde, al principio "quiso orde?ar a un caballo" y donde, a¨²n ahora, "cree que todo se arregla con la motosierra". A Laura le sigui¨® en la tribuna Cedric, un renombrado humorista que centr¨® gran parte de su intervenci¨®n en "diseccionar", a trav¨¦s de su nombre, la personalidad de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. "Condo", seg¨²n ¨¦l, es la persona seria, diplom¨¢tica, impecablemente peinada y capaz de organizar el mundo.. y "Leezza", a?adi¨® el humorista, es su otro yo, esa que se "desmelena" y a la que le gusta despellejar por tel¨¦fono con sus amigas. Pero al t¨¦rmino de la cena, el comentario era: Laura, en otro tiempo t¨ªmida y discreta, no se qued¨® atr¨¢s.
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