Discurso ¨ªntegro de Josep Antoni Duran i Lleida
Muchas gracias, se?or presidente, se?oras y se?ores diputados, y se?or presidente del Gobierno.
Somos conscientes de que este es el debate del denominado estado de la Naci¨®n y que se sustancia consecuentemente con el presidente del Gobierno. Me permitir¨¢n, no obstante, se?or presidente y se?or Rajoy, un inciso en mi intervenci¨®n. Usted hizo una alusi¨®n elogiosa al presidente Pujol. Si ¨¦l hubiese estado en uno de nuestros esca?os, habr¨ªa pedido la palabra por alusiones y le habr¨ªa dicho lo mismo que a otros dirigentes compa?eros de su partido: que est¨¢ harto de que se le hagan elogios ahora cuando no est¨¢ en sus responsabilidades, y le habr¨ªa recordado que esos elogios a su persona y a sus propuestas deber¨ªan haberse tenido en cuenta antes, precisamente cuando yo le entregu¨¦ a usted un documento en el que se propon¨ªa, desde el Gobierno de la Generalitat y con todos los avales constitucionales de jurisprudencia, una serie de propuestas de autogobierno que impedir¨ªan seguramente que hoy estuvi¨¦ramos en alguna parte del contenido de este debate.
Por otra parte y con todo el respeto, se?or Rajoy, le dir¨¦, como veo que sigue sin entenderse alguna cuesti¨®n fundamental, que una vez m¨¢s a lo largo de su intervenci¨®n ha demostrado ser el principal esp¨®nsor de Esquerra Republicana de Catalunya, y consecuentemente, por lo que pas¨® antes y lo que pasa en el futuro y por tesis que ustedes consideran radicales, no se sientan usted o su partido ajenos en cuanto a responsabilidad a que ello sea consecuencia de lo que manifiestan.
El 15 de abril del a?o pasado, se?or presidente, en esta misma C¨¢mara se iniciaba el debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, y al d¨ªa siguiente se conclu¨ªa con la elecci¨®n de usted, se?or Rodr¨ªguez Zapatero, como nuevo presidente. Se trata, por tanto, y as¨ª orientar¨¢ a este grupo mi intervenci¨®n, de valorar y evaluar la acci¨®n del Ejecutivo durante este primer a?o transcurrido desde la fecha en que fue investido. Parece l¨®gico, pues, escoger los contenidos del debate de su investidura y especialmente los compromisos contra¨ªdos ante esta C¨¢mara por el se?or presidente, para contrastarlos con lo que ha sido la realidad de su primer a?o de Gobierno.
Ciertamente, a la hora de hacer balance ni todo es tan id¨ªlico, como se desprende de las intervenciones del presidente del Gobierno, ni tan negativo, incluso apocal¨ªptico, como pudiera deducirse de las posiciones del principal partido de la oposici¨®n. No obstante, hay algo que s¨ª define a nuestro juicio, al menos este primer a?o, a su gobierno: su intensa ret¨®rica no ha ido acompa?ada de la concreci¨®n necesaria, de pol¨ªticas espec¨ªficas para dar respuesta a los retos y problemas del pa¨ªs. Uno de los avales de esta afirmaci¨®n nos lo aporta la escasa actividad legislativa.
Si en los ¨²ltimos a?os las Cortes han aprobado una media de 50 leyes anuales, en el a?o 2004 solo se aprobaron cuatro leyes ordinarias y dos org¨¢nicas. S¨ª ha habido lo que unos dir¨¢n destrucci¨®n y otros reconstrucci¨®n de la ¨²ltima etapa del presidente Aznar: retirada de Irak, derogaci¨®n del Plan Hidrol¨®gico Nacional, paralizaci¨®n de la Ley de calidad de la educaci¨®n, iniciativas de poco coste econ¨®mico -ni?os de la guerra, adopci¨®n y matrimonio entre personas de igual sexo, violencia de g¨¦nero- que en alg¨²n caso, no en todos, podemos compartir, especialmente en lo referido a la violencia de g¨¦nero. Si bien es cierto, se?or presidente, que para que la reforma que lleva impl¨ªcita la ley aprobada en esta C¨¢mara sea efectiva, no puede ignorarse que exige la correspondiente dotaci¨®n de medios humanos y materiales a la Administraci¨®n de Justicia. Tambi¨¦n es cierto que en esta legislatura y en su primer a?o -que es el que estamos evaluando- se ha recuperado una cierta capacidad de di¨¢logo extremadamente necesaria tras la ¨²ltima etapa de gobierno.
Pero si antes denunciaba la escasa iniciativa legislativa del Gobierno, ahora quiero sustentar la notoria revalorizaci¨®n de la vida parlamentaria. Este Gobierno ha comparecido para debatir decisiones que nunca antes fueron sometidas a iniciativa del ejecutivo a debate parlamentario. Su actitud personal, se?or presidente, y la del Grupo Parlamentario Socialista tambi¨¦n permiten que en la acci¨®n de control al Gobierno tengamos todos los grupos posibilidad de interpelarle directamente. Un simple dato revela el sentido pol¨ªtico de lo que intento expresar, nunca jam¨¢s el anterior presidente del Gobierno respondi¨® pregunta alguna formulada por el portavoz del Grupo Parlamentario de Converg¨¨ncia i Uni¨®, a¨²n siendo como era -y sigue siendo- dicho grupo parlamentario, el tercer grupo de esta C¨¢mara. Por el contrario, usted se?or presidente no ha dejado de contestar ninguna de las preguntas que este portavoz le ha formulado en las sesiones de control. Por tanto, justo es reconocer sus m¨¦ritos y los de su grupo parlamentario en esta revalorizaci¨®n del Parlamento. Reconocer al Gobierno capacidad de di¨¢logo y darle a su talante personal, se?or presidente, condici¨®n de virtud necesaria aunque no suficiente, me permite recordar con mayor autoridad moral que en la mayor¨ªa de los pocos proyectos legislativos presentados por el Gobierno no ha mediado di¨¢logo alguno, al menos con nuestro grupo parlamentario ni, en algunos casos, con los sectores sociales a los que afecta la ley, como puede ser la reforma del criterio de jueces en el seno del Consejo General del Poder Judicial, la ley de medidas urgentes para el impulso de la televisi¨®n digital terrestre y ya no digamos al margen de la posici¨®n de cada uno de nosotros, la ley que modifica el C¨®digo Civil en materia de derecho a contraer matrimonio. Por cierto, se?or presidente, usted utiliz¨® un argumento esta ma?ana que yo no puedo dejar de considerar -dicho con el m¨¢ximo respeto- como altamente demag¨®gico, de lo m¨¢s demag¨®gico que al respecto he o¨ªdo en los ¨²ltimos tiempos. Dec¨ªa usted, se?or presidente, en torno a la legalizaci¨®n del matrimonio entre personas de igual sexo que nunca entender¨ªa que se proclame el amor como fundamento de la vida y se niegue tan radicalmente el amparo, la comprensi¨®n y el afecto a nuestros vecinos, a nuestros amigos, a nuestros familiares y a nuestros compa?eros. ?Qu¨¦ clase de amor es ese que excluye a quienes viven su sexualidad de modo distinto? Se?or presidente, no es una cuesti¨®n de no tener amor o respeto al pr¨®jimo. Se puede estar en contra de que sea la figura del matrimonio quien regule la uni¨®n y los derechos de esas personas, y no por eso abandonar ese planteamiento que, insisto, nunca hab¨ªa o¨ªdo por parte de ninguna persona al referirse a este debate. Un d¨ªa de estos usted asistir¨¢ -as¨ª lo he le¨ªdo en la prensa- al mitin acto final de la campa?a del Partido Socialista franc¨¦s respecto al s¨ª, en cualquier caso al voto, en relaci¨®n con la constituci¨®n europea. Expl¨ªquele usted al se?or Jospin, al secretario general del Partido Socialista, se?or Hollande, a la se?ora S¨¦gol¨¨ne Royal lo que acaba de explicarle a esta C¨¢mara, porque sus compa?eros tampoco deben sentir ese amor porque comparten exactamente las mismas tesis que comparto yo respecto al matrimonio entre personas de igual sexo. M¨¢s all¨¢ de estas observaciones, a nuestro juicio, no hay un Gobierno con capacidad de impulsar reformas modernizadoras en profundidad. Las reformas sobre el modelo de Estado est¨¢n a¨²n por definir: la modernizaci¨®n del estado de bienestar, la reforma inexcusable de la sanidad y la sostenibilidad de su financiaci¨®n, el impulso del crecimiento econ¨®mico de inversi¨®n, mejora de productividad y creaci¨®n de ocupaci¨®n de calidad; todas ellas est¨¢n por tratar.
Todo ello es responsabilidad del Gobierno, aunque est¨¢ claro que tambi¨¦n lo es del d¨®cil apoyo parlamentario que le sustenta con manifiesta incapacidad de influencia, en contra de las tesis sostenidas por el anterior portavoz tanto en el terreno de la pol¨ªtica econ¨®mica -debo decirle que en alg¨²n caso mejor que sea as¨ª- como en la manifiesta incapacidad de influencia en el terreno social o en el del autogobierno, lo que agrava extremadamente la responsabilidad de alg¨²n grupo parlamentario.
Usted mismo, se?or presidente, lo ha dicho muy claro esta tarde, en esta sesi¨®n del debate sobre el estado de la Naci¨®n: por primera vez en su investidura se ha dado caso de que ha tenido los votos, sin que a cambio usted haya tenido necesidad de pactar absolutamente nada para Catalu?a y por supuesto nada que tenga relaci¨®n con la mejora de su financiaci¨®n. Usted mismo lo ha recordado y ha avalado la docilidad de ese apoyo parlamentario. Con otras palabras lo dec¨ªa tambi¨¦n el vicepresidente del Gobierno, el se?or Solbes, tras el debate presupuestario, con una terminolog¨ªa que no nos acaba de agradar aunque admito que alguna vez hemos incurrido nosotros en el uso de las mismas palabras. El se?or Solbes dec¨ªa que nunca en su condici¨®n de ministro hab¨ªan negociado unos presupuestos y que jam¨¢s le hab¨ªan salido tan barato.
En el debate de investidura habl¨¢bamos de la lucha contra el terrorismo, contra el de ETA y contra el de cualquier otro tipo, pero sobre todo contra el fundamentalismo islamista. Ya s¨¦ que a usted le gusta m¨¢s hablar de terrorismo internacional. Nosotros preferimos llamar a las cosas por su nombre. En este debate nuestro grupo parlamentario plantear¨¢ una vez m¨¢s que ahora m¨¢s que nunca es necesario que el pacto, que popularmente se conoce como pacto antiterrorista, suscrito por su partido y el Partido Popular sea actualizado. Recuerdo que le citaba en el debate de investidura a Gramsci en aquello de que lo viejo ya no sirve, lo nuevo todav¨ªa no existe. Hoy un a?o despu¨¦s de ese debate de investidura lo viejo es todav¨ªa m¨¢s viejo y lo nuevo sigue sin existir.
En este terreno voy a hacerle tres consideraciones, se?or presidente. La primera implica mi felicitaci¨®n, y adem¨¢s muy personalizada, al ministro del Interior. Lo tengo escrito antes de su felicitaci¨®n, que tambi¨¦n he procedido a poner en evidencia esta tarde en esta sesi¨®n. Recuerdo que en el debate de investidura -y usted tambi¨¦n lo recordar¨¢- fue uno de los nombres cuestionados por una parte de la oposici¨®n. En cambio su eficacia y su discreci¨®n, y a ello a?ado su predisposici¨®n al di¨¢logo al menos al menos con nosotros, le configuran hoy por hoy y ¨¦l lo sabe como un excelente ministro del Interior. Siempre hemos estado al lado de los ministros del Interior y siempre hemos estado al lado de esos ministros en la lucha contra ETA y contra el terrorismo en general. Lo estamos, pues, con el actual y felicitamos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, as¨ª como a la ertzaintza y a los mossos d'esquadra por los avances que ha habido en la desarticulaci¨®n de comandos tanto de ETA como del terrorismo islamista. Desde luego, se?or presidente, nuestro grupo parlamentario no pone en duda la beligerante actitud del Gobierno frente a cualquier tipo de terrorismo. Ni de este Gobierno, ni de ninguno. Ni del Gobierno centro ni del Gobierno vasco, ni de cualquier otro Gobierno democr¨¢tico.
La segunda reflexi¨®n -si me lo permite, se?or presidente- va ligada irremediablemente a lo que antes le comentaba, es decir, a la situaci¨®n de la necesidad de replantearnos, o mejor dicho de replantearse usted y su Gobierno, la formulaci¨®n del denominado pacto antiterrorista en los t¨¦rminos actuales. Un pacto entre PP y PSOE en esta materia -y hoy se ha puesto en evidencia- es un pacto de pocos y mal avenidos. ?No cree, se?or presidente, que ha llegado la hora de plantearse un nuevo pacto ante una nueva realidad? ?No cree que hoy no hay raz¨®n alguna para que se impida, sino todo lo contrario, incluir en ¨¦l a todas las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas con representaci¨®n parlamentaria en este Congreso? Se?or presidente, si cree que alguien no deber¨ªa estar, d¨ªganos qui¨¦n y d¨ªganos por qu¨¦ razones. ?O es que s¨®lo servimos para un pacto contra el terrorismo internacional y en cambio no servimos para un pacto contra ETA? Al amparo de estas preguntas perm¨ªtame que le recuerde que todos aquellos que no estamos en el pacto antiterrorista -porque ustedes, PSOE y PP, no quisieron- hemos tenido un comportamiento mucho m¨¢s ejemplar y con mayor sentido de Estado en la comisi¨®n que investiga los atentados del 11 de marzo que el que hayan podido mantener los firmantes del pacto antiterrorista, m¨¢s preocupados por la confrontaci¨®n pol¨ªtica y por el inter¨¦s partidario. Aunque debo ser justo, se?or presidente, y remarcarle que unos m¨¢s que otros.
Acabo con este apartado haciendo referencia a todo ese conjunto de rumores acerca de presuntas o posibles conversaciones con el entorno de la antigua Batasuna. El Partido Popular ha hecho y seguir¨¢ haciendo, no lo dude -estoy convencido de que no lo duda-, de esta cuesti¨®n un elemento b¨¢sico de confrontaci¨®n pol¨ªtica. El debate de hoy da buena cuenta de ello.
Se?or presidente, quiero recordarle cu¨¢l es nuestra posici¨®n. Con ETA no puede hablarse sino media un cese de la violencia, si no media condena expresa de la misa y si no media, por tanto, tambi¨¦n el abandono de las armas. Y punto. Eso no se ha producido y, por ende, la lucha contra ETA en todos los terrenos no debe cesar y s¨¦ que su Gobierno no tiene intenci¨®n alguna de hacerlo. S¨®lo un insensato y, desde luego, con malas intenciones, podr¨ªa afirmar eso.
Y aqu¨ª podr¨ªamos concluir, se?or presidente, pero ser¨ªa absurdo que de cualquier experiencia ajena y de los intentos protagonizados en Espa?a por todos los gobiernos, de todos los colores, sin excepci¨®n, no extraj¨¦ramos alguna conclusi¨®n a?adida. Ustedes sabr¨¢n qu¨¦ pueden y qu¨¦ deben hacer. Como reza el Eclesiast¨¦s, hay un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo. Es algo que est¨¢ en sus manos, pero que deben compartir con otros y especialmente con el Gobierno democr¨¢tico vasco. Eso s¨ª, si me lo permite, le dar¨¦ un consejo: cuanto menos hablen mejor, y una humilde recomendaci¨®n: discreci¨®n y prudencia. La esperanza de la paz debe mantenerse viva. Hagan todo lo que est¨¦ a su alcance para conseguirla. Una sola vida humana justifica mantenerla, pero ya le dije que ustedes sabr¨¢n lo que se traen entre manos. Con nosotros no han compartido informaci¨®n. S¨ª lo hizo, -al menos en parte, como se ha visto-, con el se?or Rajoy, el 14 de enero del a?o en curso; valore, pues, aquella sentencia de S¨¦neca "no es porque las cosas sean dif¨ªciles, que no osamos, es porque no osamos porque las cosas son dif¨ªciles". ?Ha llegado el momento de ser osados? Usted lo sabr¨¢, se?or presidente. Repito que este grupo parlamentario no est¨¢ en condiciones de dar respuesta a esa pregunta.
Conscientes, como dec¨ªa en el debate de investidura, de que a partir del 11 de septiembre neoyorquino y del 11 de marzo madrile?o, y recordando una vez m¨¢s a las v¨ªctimas de estos atentados terroristas y del terrorismo en general, especialmente a sus familias, dec¨ªamos que la pol¨ªtica exterior y en particular la cooperaci¨®n internacional y el di¨¢logo son fundamentales para encontrar una respuesta europea y global que a¨²n no tenemos ante el nuevo terrorismo islamista. Por tanto, ahora quisiera valorar la acci¨®n exterior de este Gobierno.
Usted ha retirado las tropas de Iraq de acuerdo con su compromiso electoral, reiterado en el debate de investidura. Nada que objetar. Sabe, se?or presidente, que tuvieron nuestro apoyo por compartir tal decisi¨®n. No obstante, le dec¨ªa en el debate de investidura que el grave error de su antecesor en la Presidencia del Gobierno le ofrec¨ªa a usted una gran oportunidad que deb¨ªa aprovechar con audacia que la acci¨®n pol¨ªtica a menudo exige. Creo sinceramente que no supo aprovecharlo. No s¨®lo eso, sino que la retirada de las tropas de Iraq fue acompa?ada de una serie de declaraciones y de gestos que acabaron de entorpecer las necesarias buenas relaciones con Estados Unidos.
No hay que tener una relaci¨®n sumisa con Estados Unidos, pero hay que tener una relaci¨®n cuanto m¨¢s fluida, mejor. Me constan los esfuerzos del Gobierno, de los ministros de Exteriores y de Defensa para recomponer la relaci¨®n, y espero que la Administraci¨®n norteamericana tambi¨¦n aporte lo que debe de su parte para restablecer la normalidad. Cuando as¨ª sea, el papel de su Gobierno ser¨¢ mucho m¨¢s relevante, aprovechando sus capacidades de actuaci¨®n en ¨¢reas, por ejemplo, como la de Oriente Medio. Insisto, no se trata necesariamente de coincidir con los norteamericanos, pero s¨ª de que existan canales fluidos de comunicaci¨®n y di¨¢logo pol¨ªtico para que se puedan entender mutuamente las posiciones de unos y de otros aunque no se compartan. En ese sentido, creo que no ha sido acertado el planteamiento dado a las relaciones con Venezuela, pero de ello se ha debatido suficientemente como para no insistir, al menos que el presidente del Gobierno lo considere necesario.
Otro cambio en la pol¨ªtica exterior que ha merecido la cr¨ªtica en ocasiones por parte de la oposici¨®n, ha sido respecto al vecino Marruecos. Nosotros compartimos y siempre enjuiciamos muy positivamente su viaje y el de SS.MM., del Jefe de Estado, por tanto, a Marruecos. No compartimos otra posici¨®n que la de valorar y, en cualquier caso, apoyar esa visible y necesaria mejora de las relaciones con el reino Alahuita. Pero es en el escenario europeo, se?or presidente, donde su Gobierno m¨¢s ha proyectado ese cambio de actitud.
Hemos tenido debates suficientes para que resulte superfluo abundar ahora en nuestras coincidencias en la nueva orientaci¨®n de nuestra pol¨ªtica en el seno de la Uni¨®n Europea. Perm¨ªtame que le insista, no obstante, en relaci¨®n con la negociaci¨®n sobre el nuevo marco de financiaci¨®n de la Uni¨®n para los pr¨®ximos a?os. Sabe que consideramos, y as¨ª se lo dije entonces -creo que fui el ¨²nico que se lo coment¨®-, un grave error de negociaci¨®n que en el Consejo de primavera se resolvieran las demandas de Francia y Alemania sobre la adecuaci¨®n del Pacto de Estabilidad. Esa era y es, a nuestro juicio, una carta que debiera guardarse para proteger nuestros intereses para que no se retiren de golpe los fondos europeos y adem¨¢s los mantengan tambi¨¦n para las regiones objetivo 2, es decir, tambi¨¦n para Catalu?a, para Arag¨®n, para Baleares, para Madrid, etc¨¦tera. Me gustar¨ªa conocer, por tanto, se?or presidente, el estado de las negociaciones. Sabe usted que tiene el compromiso de este grupo parlamentario de no emitir un juicio final y no hacer una valoraci¨®n definitiva hasta que no se conozca el resultado de esa negociaci¨®n, pero nos gustar¨ªa conocer, se?or presidente, el estado de la misma. Nos gustar¨ªa conocer si defiende tambi¨¦n esa gradualidad a la hora de retirar los fondos europeos para las regiones objetivo 2 y no solamente para las regiones objetivo 1. Nos gustar¨ªa conocer cu¨¢l es la posici¨®n, a su juicio, que mantienen Alemania y Francia, si realmente van a apoyar o no van a apoyar esas posiciones del Gobierno. Y no vea, se?or presidente, en estas referencias ninguna obsesi¨®n antifrancesa o antialemana. A menudo, en los ¨²ltimos debates en esta C¨¢mara ha aparecido a veces una cierta obsesi¨®n antifrancesa, especialmente. Jam¨¢s hemos apoyado dar lecciones de econom¨ªa a los alemanes y por supuesto nunca, nunca se nos ha pasado por la cabeza decirles que se metan los marcos, ahora los euros, donde les quepan; al rev¨¦s, hemos reconocido y agradecido tantas veces como hemos podido el importante esfuerzo que Alemania ha hecho en el terreno de la solidaridad y entendemos que ahora Alemania replantee, a los que hace a?os venimos recibiendo -Espa?a- en nombre de la solidaridad, que obtengamos menos de lo que hemos venido haciendo. Estoy convencido, se?or presidente, que cuando dec¨ªa que jam¨¢s hemos dicho o se nos pas¨® por la cabeza decirles que se metan los marcos, ahora euros, donde les quepan, ha percibido en estas ¨²ltimas palabras alguna alusi¨®n que va m¨¢s all¨¢ del caso europeo y de los mecanismos de solidaridad en la Uni¨®n Europea.
En el debate de su investidura hablamos de autogobierno, de que el Parlamento catal¨¢n elaboraba una propuesta de nuevo estatuto, de si usted manten¨ªa el compromiso de apoyar el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalunya tal y como lo aprobara el Parlamento catal¨¢n; incluso le suger¨ªa terrenos donde pod¨ªamos pasar de las buenas intenciones, de las palabras a los hechos. Recuerdo haberles citado el cumplimiento de la sentencia -que por cierto sigue sin cumplirse- del Tribunal Constitucional sobre la transferencia del Forcem a las comunidades aut¨®nomas, el retorno de los documentos de los archivos de Salamanca -despu¨¦s hablar¨¦ de ello-, el no inmiscuirse en el ¨¢mbito internacional de cara a posibles reconocimientos de selecciones deportivas, una m¨¢s de la larga lista de asignaturas pendientes que tiene con Catalunya.
Si me lo permite, se?or presidente, le recordar¨¦ la actitud de su Gobierno en diversos ¨¢mbitos para valorar su compromiso autonomista, l¨®gicamente siempre desde la perspectiva de este grupo parlamentario. Empezar¨¦ valorando su actitud acerca del reconocimiento de las lenguas distintas al castellano en la Uni¨®n Europea. Finalmente se escogi¨® el camino que desde este grupo parlamentario, desde esta misma tribuna, se propuso desde el inicio de este debate. Ahora le toca a usted culminarlo. Al hablar del reconocimiento de las lenguas que no sean el castellano en la Uni¨®n Europea, muy distinta es esa actitud, se?or presidente, de la que mantienen en relaci¨®n con el uso de esas mismas lenguas en las instituciones del Estado y en particular en esta misma C¨¢mara, el Congreso de los Diputados.
Quisiera reproducirle, con el permiso del se?or Erkoreka, la respuesta que le dio a una pregunta que ¨¦l le formulaba sobre el uso de lenguas distintas al castellano en la C¨¢mara. Contestaba el se?or presidente, textualmente, lo siguiente: "Es el Reglamento el marco adecuado para una regulaci¨®n nueva, distinta, en relaci¨®n con el uso de las lenguas en esta C¨¢mara." Pues bien, se?or presidente, siendo como debe ser el Reglamento el marco adecuado y estando de acuerdo con tal afirmaci¨®n, y respetando por supuesto la autonom¨ªa del Congreso, usted, se?or presidente, no puede permitir que su grupo parlamentario niegue en este hemiciclo lo que usted defiende en Europa. ?Qu¨¦ coherencia puede haber cuando se defiende que el catal¨¢n, por ejemplo -no simplemente el catal¨¢n-, sea lengua oficial en Europa y se niega que lo sea en este Congreso? ?Qu¨¦ raz¨®n o qu¨¦ razones existen para justificar tal incoherencia? ?Puede usted, se?or presidente, explicar si existen esas razones?
Record¨¢ndole actitudes positivas que valoramos en el terreno auton¨®mico es justo referirnos tambi¨¦n a la posici¨®n de su Gobierno en lo que hace referencia a la presencia de las comunidades aut¨®nomas en los organismos de la Uni¨®n Europea. Y aun no habi¨¦ndose ultimado el proceso, cosa que se est¨¢ haciendo con m¨¢s retraso de lo previsto, no puedo negarle su actitud positiva ante la devoluci¨®n de los papeles de Salamanca. Evaluaremos definitivamente esa actitud cuando sea una realidad. No es que no confiemos en ello, pero recordamos que ya el Partido Socialista Obrero Espa?ol lo aprob¨® en Consejo de Ministros en el a?o 1995, tras pactarlo con Converg¨¨ncia i Uni¨®, y despu¨¦s no pudo aplicar sus propias decisiones.
A partir de aqu¨ª, el Gobierno y su grupo parlamentario han sido contrarios -y entro en la parte negativa del an¨¢lisis de su actitud auton¨®mica- a la transferencia de medios personales, materiales y funcionales en materia de gesti¨®n de aeropuertos, a la transferencia de las competencias de gesti¨®n del dominio jur¨ªdico mar¨ªtimo-terrestre correspondiente a la ribera del mar y a paseos mar¨ªtimos y a la transferencia de aquellas carreteras, que desgraciadamente en el caso de Catalu?a son pocas, que a causa de la construcci¨®n de autov¨ªas nuevas dejan de tener la funci¨®n principal que ven¨ªan desarrollando.
Han rechazado, se?or presidente, proposiciones de ley emanadas del Parlamento catal¨¢n, elaboradas all¨ª con el voto socialista, hasta llegar al extremo, caricaturizando esas actitudes, que marca una relevante distancia entre las palabras y los hechos de que ni tan siquiera han aceptado que los permisos de navegaci¨®n por aguas bravas en los Pirineos de Lleida pudieran ser expedidos en el propio territorio.
Vayamos, no obstante, al grueso de este debate en lo que hace referencia al balance auton¨®mico, eso que algunos consideran que ha provocado alarma social y que hoy mismo, en el transcurso de la sesi¨®n parlamentaria, se ha puesto en evidencia nuevamente en t¨¦rminos parecidos. No voy a reproducir aqu¨ª el debate sobre la elaboraci¨®n del nuevo Estatuto catal¨¢n, ser¨ªa una falta de respeto al Parlamento catal¨¢n, que es al que le compete de acuerdo con los propios mecanismos de reforma estatutaria establecidos en el art¨ªculo 56 del Estatuto vigente. S¨ª, en cambio, nos parece necesario abordar aquellos extremos de este debate ante los cuales ha habido un pronunciamiento del Gobierno que usted preside e incluso suyo en particular. Usted sabe, se?or presidente, que en Catalu?a, excepto el PP, las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias defendemos que el nuevo estatuto incluya tambi¨¦n un nuevo sistema de financiaci¨®n. Hoy, se?or presidente, no le sirve aquella respuesta que me dio a una pregunta en una sesi¨®n de control, cuando ya no ten¨ªa derecho a r¨¦plica, diciendo: me preocupa m¨¢s la actitud de Converg¨¨ncia i Uni¨® que la actitud que pueda mantener este Gobierno. No; estoy hablando de que en Catalu?a todas las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, excepto el Partido Popular, desean y sostienen, al menos hoy por hoy, que el sistema de financiaci¨®n est¨¦ incluido en el nuevo Estatuto de Catalu?a. Al respecto, se?or presidente, el Gobierno de Catalu?a -usted hizo referencia a ello- ha presentado una propuesta que no vamos a debatir en esta C¨¢mara ni en este tr¨¢mite, pero s¨ª el trasfondo pol¨ªtico que todo debate sobre la financiaci¨®n de Catalu?a provoca, ahora y antes. Usted, se?or presidente, hizo referencia a ello en respuesta al se?or Rajoy. Voy a insisitir, y voy a insistir concisamente, atendiendo responsablemente a lo que hay detr¨¢s de las palabras que en este momento voy a pronunciar. Cuando en 1992 empez¨® la discusi¨®n con el Gobierno socialista sobre la cesi¨®n del 15 por ciento IRPF, es cierto que el se?or Arenas habl¨® ya del gran problema que provocar¨ªa de desvertebraci¨®n de Espa?a. No es menos cierto que el se?or Rodr¨ªguez Ibarra hablaba exactamente en los mismos t¨¦rminos y que, adem¨¢s, a?ad¨ªa que ese era el coste que se pagaba por apoyar los presupuestos del Gobierno socialista con los votos de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Nada nuevo cuando, en 1996, con el PP, se aplicaba la cesi¨®n del 30 por ciento. Entonces, al PP todo le parec¨ªa razonable. Como usted indicaba, no hab¨ªa ning¨²n problema de desvertebraci¨®n de Espa?a, no se acababa esa Espa?a que tan en peligro hemos puesto a lo largo de estos a?os. S¨ª el se?or Rodr¨ªguez Ibarra hablaba de que producir¨ªa una solidaridad interterritorial tipo -dec¨ªa- limosna del Domun, y el presidente Chaves, presidente del Partido Socialista Obrero Espa?ol -por tanto, no es simplemente el Partido Popular, tambi¨¦n ustedes utilizan este lenguaje cuando les conviene-, dec¨ªa que era el sapo m¨¢s grande que ha tragado el Partido Popular, si no no ten¨ªa gracia y menos daba votos, a cambio de recibir los votos en este Parlamento de los catalanes para aprobar los presupuestos y para que pudiera gobernar entonces el Partido Socialista.
Ahora de nuevo, se?or presidente, la misma canci¨®n. ? Es mucho pedir a esta C¨¢mara, a los responsables pol¨ªticos de los diversos partidos estatales que tengan y hagan un esfuerzo de objetividad? Antes, se?or Rajoy, perm¨ªtame que haga referencia a alguna de sus intervenciones. ? Se va a debilitar y es justo explicar a la ciudadan¨ªa espa?ola que se va desvertebrar Espa?a porque se anuncie un proyecto de ley - no acabamos de estar de acuerdo en todo con ¨¦l- y que, seg¨²n se ha dicho, establezca 17 sistemas judiciales distintos? ? Es que se han desmembrado los Estados Unidos, es que no existe una unidad patri¨®tica en Estados Unidos, que cuenta con 52 sistemas judiciales distintos, que incluso aplican c¨®digos penales distintos? ? Es que le ha sucedido algo a Estados Unidos porque tengan un sistema judicial distinto para cada Estado? Por qu¨¦ no explicar de una vez por todas a la opini¨®n p¨²blica y no enga?arla que no por eso se va a desmembrar Espa?a. ? Se utilizar¨¢ el art¨ªculo 150.2? Se?or Rajoy, los ¨²nicos que hemos utilizado el art¨ªculo 150.2 han sido ustedes y nosotros. Y usted siendo presidente de la Comisi¨®n de traspasos y yo siendo presidente de la Comisi¨®n de traspasos catalana, a partir del art¨ªculo 150.2, transferimos a Catalunya las competencias de tr¨¢nsito a los mossos d'esquadra. Los ¨²nicos que hemos utilizado hoy por hoy el art¨ªculo 150.2 somos ustedes y nosotros. Usted y yo negociamos, al margen de la negociaci¨®n del ministro del Interior y de la conselleria de interior, ese traspaso bas¨¢ndonos en la aplicaci¨®n del art¨ªculo 150.2. ?Por qu¨¦ se?alar ahora lo grave que ser¨ªa para Espa?a que se utilizara el art¨ªculo 150.2 cuando en una ocasi¨®n concreta, la ¨²nica de la historial constitucional espa?ola, se ha hecho uso de la misma a partir de la relaci¨®n del Gobierno del Partido Popular con Converg¨¨ncia i Uni¨®? ?Quieren que hable de la Administraci¨®n ¨²nica a la que ustedes se oponen? ? Aparte de nuestro grupo parlamentario y, en cualquier caso, popularmente qui¨¦n aparece como autor de la propuesta de la Administraci¨®n ¨²nica? El presidente de Galicia, presidente de honor de su partido.
Hoy todo el mundo habla en nombre de Catalunya, todo el mundo la respeta, todo el mundo dice defenderla y que existe una Catalunya que no es exactamente la que representan determinadas fuerzas pol¨ªticas. Quiero recordar otra vez a la C¨¢mara que hoy aqu¨ª, hasta que no se demuestre lo contrario, todos, menos los seis diputados del Partido Popular, es decir, los 41 restantes diputados que est¨¢n elegidos en representaci¨®n de Catalunya, defendemos que se incluya en el estatuto ese sistema de financiaci¨®n. ? Qu¨¦ ha pasado, por tanto, durante estos a?os cuando se han aplicado esos acuerdos con Converg¨¨ncia i Uni¨®? No solamente no se ha desvertebrado Espa?a, sino que tanto el PSOE como el Partido Popular han colaborado con Converg¨¨ncia i Uni¨® y no han renegado de su colaboraci¨®n. La han utilizado cuando eran oposici¨®n, pero no han renegado cuando han necesitado de nuestros votos. ?Por qu¨¦ no acabar de una vez por todas, por qu¨¦ no explicar, insisto, a la opini¨®n p¨²blica espa?ola que no se desvertebra el Estado y que la colaboraci¨®n del nacionalismo democr¨¢tico ha sido buena para el conjunto de la sociedad? No solo no se discriminaba, se?or presidente, y usted lo sabe bien y hay que explic¨¢rselo a la ciudadan¨ªa, sino que los acuerdos de financiaci¨®n bilaterales con Converg¨¨ncia i Uni¨® no discriminaban al resto de comunidades aut¨®nomas, sino que de ellos, de nuestra negociaci¨®n se ve¨ªan beneficiadas todas las comunidades aut¨®nomas. ?Por qu¨¦ se aprob¨® en esta C¨¢mara la deuda hist¨®rica de Andaluc¨ªa? ?De d¨®nde proven¨ªa la deuda hist¨®rica o es que proven¨ªa de la financiaci¨®n de la sanidad? Han explicado que no, que proven¨ªa de lo que era la deuda pendiente por un acuerdo de financiaci¨®n que en su d¨ªa no acept¨® Andaluc¨ªa y que nosotros hab¨ªamos negociado. Por tanto, ?es mucho pedir, se?or presidente, a su partido, a su Gobierno y especialmente al partido de la oposici¨®n que no jueguen m¨¢s con nuestras propuestas? Porque son precisamente ustedes los que crean alarma social. No es justo y no hacen ning¨²n bien a esa Espa?a que dicen defender que primero enciendan, hagan de pir¨®manos y despu¨¦s se presenten como bomberos diciendo que hay alarma social en el pa¨ªs por propuestas que nacen del Parlamento, del Gobierno de Catalu?a o de cualquier fuerza pol¨ªtica catalana. Estamos hartos, se?or presidente, si me lo permite, de que se nos presente siempre poniendo la mano con la intenci¨®n de expoliar al resto de comunidades aut¨®nomas. ?Es mucho pedir, se?or presidente y se?or Solbes, que se explique que lo que propone ahora el Gobierno de Catalu?a no es m¨¢s que la ampliaci¨®n de un sistema vigente en la actualidad, pactado con Converg¨¨ncia i Uni¨® en el a?o 2003 cuando el Partido Popular ten¨ªa mayor¨ªa absoluta? ?O es que ahora no participa Catalunya en el 33 por ciento del IRPF o es que no participa del 40 por ciento de los impuestos especiales o es que no participa del cien por cien de los impuestos cedidos o es que no participa del 33 por ciento del IVA? Por tanto, mayor porcentaje por la continuidad de un mismo sistema.
?Se ha desvertebrado Espa?a, se ha roto la solidaridad con este sistema de financiaci¨®n? No, rotundamente no, todo lo contrario, lo ¨²nico que est¨¢ sucediendo ahora es que Catalu?a crece por debajo de la media espa?ola, que est¨¢ en la cola del crecimiento econ¨®mico de las comunidades aut¨®nomas, que hay un d¨¦ficit de infraestructuras por subsanar. Por eso presentamos nosotros la propuesta de un plan Catalu?a para infraestructuras, porque m¨¢s all¨¢ de que las necesite Galicia, de que las necesite Extremadura y de que existan planes para esas comunidades aut¨®nomas, tambi¨¦n las necesita Catalu?a. Lo ¨²nico que hay es que, m¨¢s all¨¢ de la par¨¢lisis provocada por el tripartito, el d¨¦ficit de infraestructuras, de inversi¨®n p¨²blica del Estado en definitiva y el d¨¦ficit fiscal es lo que est¨¢ lastrando las posibilidades de crecimiento de nuestro pa¨ªs. ?Es mucho pedir que se explique pedag¨®gicamente esta realidad a los ciudadanos espa?oles? ?O prefieren ir compitiendo por los votos a costa de desfigurar la realidad de Catalu?a? Nosotros -hablo en nombre de Converg¨¨ncia i Uni¨®- proponemos un sistema de financiaci¨®n distinto al del Gobierno catal¨¢n, pero ni unos ni otros tenemos pretensi¨®n alguna de dejar de ser solidarios. Para no dejar de serlo, conviene en primer lugar que se conozca el actual nivel de solidaridad, que se publiquen las balanzas fiscales de una vez y que se explique claramente, tal como se establece por ejemplo en Alemania, que tantas veces ha sido expuesto desde estos bancos como el gran ejemplo y se ha dicho que en Espa?a hab¨ªa un mayor grado de descentralizaci¨®n, que el Tribunal Constitucional alem¨¢n, como consecuencia de un recurso planteado por l?nder ricos, manifiesta en la sentencia que no es admisible un d¨¦ficit fiscal superior al 4 por ciento en tanto que si es superior limita las posibilidades de crecimiento de un l?nder alem¨¢n y por tanto de una comunidad aut¨®noma en nuestro caso. Converg¨¨ncia i Uni¨® hace una propuesta concreta que defiende y defender¨¢ en Catalu?a y en su d¨ªa cuando convenga en este Parlamento. Deseamos que el conjunto de la sociedad espa?ola prospere, deseamos que exista progreso y bienestar en Andaluc¨ªa, en Extremadura, en Galicia, en Castilla-La Mancha, pero tenemos derecho a defender que tambi¨¦n los extreme?os, gallegos, andaluces o castellanomanchegos que viven en Catalu?a y que son catalanes como los nacidos all¨ª, tambi¨¦n ellos tengan garantizado su progreso y su bienestar. Y para garantizar el progreso y bienestar de las personas que viven en Catalu?a hoy se necesita un cambio en el sistema de financiaci¨®n que implique una reducci¨®n de nuestro d¨¦ficit fiscal. Defenderemos, por tanto, contra la oposici¨®n de su Gobierno y la del PP, que nuestro sistema se incluya en nuestro estatuto. Para nada es inconstitucional, se?or presidente, defender que nuestra financiaci¨®n est¨¦ incluida en nuestro nuevo estatuto, para nada, c¨®mo va a serlo si el estatuto hoy vigente, aprobado despu¨¦s de la Constituci¨®n, ya establece en su t¨ªtulo III y en art¨ªculos concretos a partir del 45 exactamente el principio de bilateralidad y las condiciones que determinan los recursos y la gesti¨®n por parte del propio Gobierno de la Generalitat. Nuestro estatuto no hace referencia ninguna a la LOFCA, otros estatutos s¨ª. La LOFCA es posterior a nuestro estatuto y la LOFCA es una ley org¨¢nica del mismo rango si se quiere desde esta perspectiva jur¨ªdica que el estatuto de autonom¨ªa con una gran diferencia que avala el Tribunal Constitucional y tambi¨¦n la doctrina. Y cito entre otros a Garc¨ªa de Enterr¨ªa por el valor que tiene respecto a su intervenci¨®n en la ley de la LOAPA, y es que mientras la Ley Org¨¢nica de financiaci¨®n de comunidades aut¨®nomas (LOFCA) solo debe ser aprobada por el Parlamento, el estatuto de autonom¨ªa, siendo tambi¨¦n ley org¨¢nica, no simplemente requiere la aprobaci¨®n del Parlamento sino que requiere tambi¨¦n el refer¨¦ndum del pueblo de Catalu?a. Es a partir de este derecho que usted y su Gobierno nos niega cuando con todo respeto afirmamos que usted -despu¨¦s hablaremos de ello, si quiere- ha traicionado su compromiso con Catalu?a. Se?or presidente, tanto en su campa?a electoral como el d¨ªa que asisti¨® a la toma de posesi¨®n del presidente Pascual Maragall, como m¨¢s tarde, manifest¨®: apoyaremos el estatuto tal como lo elabore el Parlamento catal¨¢n. Hoy mismo ha recordado ese compromiso con dos condiciones, que siguiera el procedimiento previsto al efecto (lo est¨¢ siguiendo el caso catal¨¢n) y que al mismo tiempo tuviera consenso. Nunca aclar¨® si se refer¨ªa al consenso en el Parlamento catal¨¢n o en el Parlamento espa?ol. Pero es que en la medida en que usted rechaza que en el estatuto se incluya el sistema de financiaci¨®n como apoyamos el conjunto de fuerzas pol¨ªticas nos est¨¢ diciendo que ya no apoya cualquier estatuto sino que apoya un estatuto que de entrada no cuente en su articulado con el sistema de financiaci¨®n, por tanto, insisto, es una afirmaci¨®n muy distinta de lo que en principio usted hab¨ªa establecido.
?Suceder¨¢, se?or presidente, como est¨¢ ocurriendo con la Carta de Barcelona? Se comprometi¨® a que antes de acabar enero tendr¨ªamos el proyecto aprobado por las fuerzas pol¨ªticas catalanas para rectificarlo. Pas¨® enero, febrero, marzo, abril, est¨¢ acabando mayo y todav¨ªa no hay Carta de Barcelona. ?Suceder¨¢ lo mismo que con aquella promesa electoral en la que se regala el Castillo de Montjuich y despu¨¦s se ponen condiciones para el regalo?
No sabe, se?or presidente -y usted sabe que nos gustar¨ªa que eso pudiera ser cierto-, cu¨¢nto nos gustar¨ªa o¨ªrle de nuevo explicitar su compromiso con el estatuto, tal como salga del Parlamento catal¨¢n. Y, por tanto, con la inclusi¨®n de su sistema de financiaci¨®n, tal como defiende el Gobierno tripartito de Catalu?a desde el Pacto de Tinell y, por supuesto, Converg¨¨ncia i Uni¨®. Nada me complacer¨ªa m¨¢s, se?or presidente, que poder rectificar y pedirle disculpas por mi acusaci¨®n de haber roto su compromiso.
Se?or presidente, su Gobierno, esta C¨¢mara y la sociedad espa?ola conocen de sobra que nuestra preocupaci¨®n no es simplemente la del autogobierno, sino que tambi¨¦n hemos puesto de relieve nuestras preocupaciones sobre otras cuestiones. Yo no voy a extenderme en el tema de la inmigraci¨®n, pero no comparto su valoraci¨®n positiva sobre el proceso de inmigraci¨®n. No me pregunte si tengo alternativa. Quiero y deseo que las personas que puedan ser legalizables lo puedan hacer, pero con lo que no estoy de acuerdo es con que se anuncie un proceso de regularizaci¨®n de antemano y que no se refuercen los medios de control, como yo le ped¨ª incluso cuando le solicit¨¦ que suspendiera el acuerdo de Schengen y adem¨¢s no puedo olvidar que los pa¨ªses europeos han clamado en contra de ese proceso de regularizaci¨®n.
Nos preocupa tambi¨¦n, se?or presidente, la educaci¨®n. Recordar¨¢ que yo insist¨ª, y fue la primera interpelaci¨®n que hice en esta C¨¢mara, en la necesidad de un pacto escolar. Ustedes han remitido a las organizaciones escolares y a los sindicatos un proyecto, sin duda, buscando ese di¨¢logo, pero no han sabido escuchar las propuestas que desde esas organizaciones les est¨¢n formulando. Nos preocupa el texto que ustedes han presentado como anteproyecto, nos preocupa no simplemente porque altera las competencias estatutarias de Catalu?a, sino porque altera los derechos y libertades que establece el art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n.
Quisiera citar nuestra preocupaci¨®n respecto a la seguridad vial, pero en la medida que ya la hemos explicitado en tantos y tantos debates y teniendo en cuenta la premura que me establece la presidenta de la C¨¢mara debo dejar para otro d¨ªa esa aportaci¨®n.
Quiero hacer alguna referencia a la pol¨ªtica social. Converg¨¨ncia i Uni¨® siente un sabor agridulce. Estamos satisfechos de haber impulsado algunas medidas sociales, pero sentimos la insatisfacci¨®n de que todav¨ªa no se reconozcan algunos de los derechos que las constituciones cl¨¢sicas de mitades del siglo XX reconoc¨ªan, y que conste que no es solo culpa de su Gobierno, sino que Espa?a tiene un retraso en ello. Espero que no nos ocurra que a fuerza de mirar los derechos de las constituciones del siglo XXI dejemos de garantizar los derechos que reconoc¨ªan las constituciones del siglo XX.
Quisiera hablar algo de econom¨ªa, pero no tengo tiempo. Perm¨ªtame un par de apreciaciones. Es cierto que la econom¨ªa va bien, que el empleo crece, pero las expectativas, se?or presidente, se?or Solbes, ustedes saben que son preocupantes como m¨ªnimo y que no se puede echar las campanas al vuelo y decir que aqu¨ª todo va bien. Hay se?ales evidentes de alarma que padece nuestra econom¨ªa, desde que el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa no es el que deber¨ªa deducirse del ritmo de crecimiento del empleo, pasando por el d¨¦ficit comercial, agrav¨¢ndose la diferencia entre exportaciones e importaciones, sabiendo que la inflaci¨®n en Espa?a es 1,1 superior a la media europea, lo que dificulta la capacidad de competitividad, sabiendo que la internacionalizaci¨®n es otra alarma en la medida que las exportaciones no crecen como las importaciones, sabiendo que es cierto que hay otros pa¨ªses como Alemania, que crece menos que Espa?a, pero que lo hace a partir de un producto industrial determinado y, en cambio, nosotros tenemos algunos sectores francamente en crisis.
Me consta, se?or presidente, que un d¨ªa de estos va a recibir al sector textil. El ministro de Industria conoce bien la situaci¨®n de ese sector. Apoyamos la solicitud del Gobierno de que la Uni¨®n Europea aplique la cl¨¢usula de salvaguarda respecto a las importaciones de China, que van a afectar a centenares de personas no solo de Catalu?a, donde hay un desarrollo importante de esta industria, sino tambi¨¦n de Galicia, de Valencia o de alguna de las Castillas.
Apoyamos, por tanto, esa medida del Gobierno, pero solicitamos que el mismo tenga a bien aportar a estas Cortes o aprobar en cualquier caso desde el Consejo de Ministros un plan de mejoras que consideramos urgente que palie las medidas, que suavice los ajustes sociales que ser¨¢n necesarios en ese sector como consecuencia del impacto de las importaciones de China.
Podr¨ªamos hablar de lo que se dedica al I+D+I y vuelvo al sector textil. Se?or presidente, si hemos, y no simplemente durante este Gobierno, ayudado con much¨ªsimos centenares de millones a resolver la crisis de sectores p¨²blicos, ?por qu¨¦ no se puede destinar una cantidad mucho menor a resolver la crisis de sectores privados, como es el caso, por las razones conocidas, del sector textil? Y hablando de ayudas, le agradezco la preocupaci¨®n de este Gobierno -no se preocupe, que estaremos detr¨¢s de ella- por lo que se refiere a la afectaci¨®n de la sequ¨ªa. Los de mi pueblo y muchas comarcas de Lleida se van a alegrar de que realmente se pueda ayudar a los agricultores, que se ver¨¢n afectados en su cosecha por una situaci¨®n nada positiva de este a?o. I+D+I. C¨®mo se est¨¢ tratando el sector farmac¨¦utico, otro sector importante en la econom¨ªa catalana, es una buena muestra -insisto- de que este Gobierno debe adoptar medidas urgentes en lo relativo a la pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal. ?Cree, se?or presidente, que los apoyos parlamentarios est¨¢n en condiciones de avalarle las medidas econ¨®micas y fiscales que necesita este pa¨ªs? ?Cree sinceramente que est¨¢n en condiciones de avalar las reformas laborales que necesita para garantizar la productividad y la competitividad de nuestros sectores productivos? ?Est¨¢n dispuestos a rebajar el impuesto sobre sociedades? ?Est¨¢n en condiciones pol¨ªticas de mejorar la fiscalidad de los beneficios no distribuidos, de gran importancia para las peque?as y medianas empresas? Estos y tantos otros interrogantes, se?or presidente, quisiera plantearle. No obstante, acabo, se?ora presidenta, con una reflexi¨®n final. Usted, se?or presidente, ya no est¨¢ en la oposici¨®n, est¨¢ leg¨ªtimamente instalado en el Gobierno. Ya no puede gobernar solo con sus ideas. En su primer a?o ha demostrado su talante, condici¨®n necesaria, pero no suficiente para gobernar. Ahora entiende a este grupo, que le toca complementar su talante con una acci¨®n de gobierno s¨®lida que vaya m¨¢s all¨¢ del programa de partido, que busque la integraci¨®n y que garantice estabilidad -y no hablo solo de la aritm¨¦tica- y genere confianza y sobre todo que sea m¨¢s realista, se?or presidente.
Perm¨ªtame que acabe con una cita de Josep Pl¨¢ que despu¨¦s ofrecer¨¦ a la C¨¢mara traducida al castellano. [Duran pronuncia unas palabras en catal¨¢n, que aqu¨ª se ofrecen ya traducidas] "En Espa?a", dec¨ªa el escritor ampurdan¨¦s "un gobernante no es m¨¢s que un opositor moment¨¢neamente triunfante que aplica y realiza sus ideas de oposici¨®n. Esto explica por qu¨¦ en Espa?a no se gobierna nunca por alguna cosa o por algo, sino que se gobierna siempre contra alguna cosa. No se gobierna nunca integrando, sino diferenciando." Rompa, se?or presidente, esta maldici¨®n y seguro que no simplemente esta C¨¢mara, sino el pa¨ªs se lo agradecer¨¢.
Muchas gracias, se?or presidente. Muchas gracias, se?ora presidenta.
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