Comienza el delirio carioca
Ataviados de asteroide, raposa, rey mago o partitura, entre otros trajes que la creatividad produce, pu?ados de extranjeros se suman cada a?o a las escuelas de samba que desfilan en Carnaval para una noche de delirio y emoci¨®n.
No s¨®lo los cariocas sue?an con desfilar en la Avenida del Marqu¨¦s de Sapuca¨ª, donde se alza el Samb¨®dromo. Tambi¨¦n lo hacen muchos extranjeros o brasile?os de otras ciudades deseosos de tener, al menos una vez en su vida, una experiencia sensorial como pocas. Para las escuelas de samba, la noche del desfile es la culminaci¨®n de meses de preparativos, que se hacen febriles en los d¨ªas previos al Carnaval. Para los extranjeros, es el momento de la verdad. Semanas imaginando c¨®mo ser¨¢ el traje, el desfile y la diversi¨®n prometida.
Estalla el Samb¨®dromo
Tres horas antes del desfile, los participantes son convocados en los alrededores del Samb¨®dromo para terminar de vestir trajes multicolores, maquillarse y encaminarse a la avenida donde se prepara la cabalgata. Las calles quedan sembradas de bultos envueltos en grandes bolsas de pl¨¢stico y prendas de colores brillantes, mientras algunos apuran las ¨²ltimas horas para beber o comer algo.
"?Est¨¢is seguros que esto es as¨ª?", pregunta un argentino del mismo grupo, mientras intenta descubrir si unos aderezos que llevan su traje de "Asteroide B612" se colocan en las mu?ecas o en los tobillos. Son cariocas de adopci¨®n, empleados de compa?¨ªas extranjeras que viven en R¨ªo, amigos y familiares, que se han sumado a la escuela Acad¨¦micos de la Rocinha para participar de la fiesta.
Para los participantes extranjeros cantar al r¨¢pido ritmo del samba en portugu¨¦s era un desaf¨ªo. Bailar por toda la avenida, sin perder el paso, la l¨ªnea, desbordar o meterse en otro grupo con diferente disfraz, una preocupaci¨®n. Pero, el reto val¨ªa la pena. "He vivido un peque?o sue?o", dec¨ªa un canadiense de origen brasile?o, confesando que, aunque fue algo especial, le basta con una vez, y pregunt¨¢ndose como los cariocas pueden volver cada a?o.
Lo m¨¢s sorprendente para los extranjeros fue la ebullici¨®n, la tensi¨®n acumulada y, sobre todo, la absoluta dedicaci¨®n de los cariocas a una fiesta que, adem¨¢s de alegr¨ªa y diversi¨®n, supone una importante fuente de ingresos para la ciudad.
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