Condenado a 18 a?os de prisi¨®n por asesinar a su hijastra tras dejarla embarazada
Dos a?os despu¨¦s de confesar el crimen, el procesado se desdijo en el juicio y se declar¨® inocente
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 18 a?os y medio de prisi¨®n a Eduardo Pallares Gonz¨¢lez, de 34 a?os, por asesinar a su hijastra tras dejarla embarazada. Poco despu¨¦s de que sus padres denunciaran su desaparici¨®n, el cad¨¢ver de la joven fue hallado el 18 de marzo de 2006 en una depuradora de la pedan¨ªa de Perales del R¨ªo (Getafe), situada en el kil¨®metro 6 de la carretera M-301 de este municipio.
La chica desapareci¨® el 14 de marzo de 2006, 24 horas despu¨¦s de cumplir la mayor¨ªa de edad. Tras localizar su cuerpo, la autopsia revel¨® que estaba embarazada de siete meses, que su asesino trat¨® de provocarle un abort¨® clav¨¢ndole un objeto en el perin¨¦ y que muri¨® asfixiada. En la sentencia, la Secci¨®n Vigesimotercera de la Audiencia madrile?a considera a Eduardo autor responsable de un delito de asesinato, con la agravante de parentesco, y otro de aborto en grado de tentativa. Adem¨¢s, le impone una indemnizaci¨®n de 140.000 euros para los familiares de Paloma Luque, la joven fallecida.
La Sala considera probado que sobre las 20.00 del 14 de marzo de 2006, el procesado qued¨® en recoger a Paloma, "con quien manten¨ªa una relaci¨®n sentimental y que estaba esperando un hijo suyo". Tras mantener una discusi¨®n, el hombre "le clav¨® un objeto punzante en la zona p¨²blica que le caus¨® un orificio en el perin¨¦ con una profundidad de tres cent¨ªmetros". Con la intenci¨®n de causar la muerte de su hijastra, el hombre le golpe¨® fuertemente en la cabeza con un objeto, lo que le produjo la p¨¦rdida de consciencia. As¨ª, le introdujo un pa?uelo en la boca, a la vez que la tapaba las fosas nasales. La joven muri¨® de asfixia. Una vez que falleci¨® Paloma y el feto, el procesado se deshizo del cuerpo arroj¨¢ndolo por una alcantarilla en Perales del R¨ªo. El cuerpo apareci¨® d¨ªas despu¨¦s en la depuradora sur de Getafe.
"Para que no pudiera respirar"
Los magistrados subrayan que est¨¢ acreditada "la clara voluntad homicida del procesado y que el ¨¢nimo que persegu¨ªa era sin lugar a dudas el de quitar la vida a Pamela", aludiendo al informe forense que pone de manifiesto que el acusado golpe¨® a la chica varias veces en la cabeza. "En ese estado de inconsciencia el procesado tampoco dudo en introducirle un pa?uelo de papel en la boca, mientras que le presionaba las fosas nasales para que no pudiera respirar", a?aden. D¨ªas despu¨¦s de que la Polic¨ªa identificara el cuerpo, los agentes del Grupo X de Homicidios detuvieron al padrastro de Paloma en Villaverde. Tras negar en las dependencias policiales su autor¨ªa, Eduardo confes¨® a los agentes que le trasladaban a los Juzgados de Getafe que hab¨ªa matado a Paloma y ratific¨® su autoinculpaci¨®n ante el juez.
Dos a?os despu¨¦s del brutal crimen, el hombre se desdijo de su confesi¨®n. "Me declar¨® inocente. La declaraci¨®n que hice cuando me detuvieron fue lo primero que se me ocurri¨®. No s¨¦ ni lo que declar¨¦", manifest¨® en el juicio, celebrado el 8 de abril. Pese a sus manifestaciones, el condenado condujo a la Polic¨ªa hasta el lugar donde se produjo el asesinato y a la alcantarilla donde se deshizo del cuerpo. Con semblante tranquilo y actitud chulesca, el hombre admiti¨® a la Sala que desde 2001 manten¨ªa relaciones consentidas con Paloma. Seg¨²n su testimonio, se enter¨® del embarazo cuando se le hizo la autopsia, si bien apunt¨® que la madre de la chica le hab¨ªa comentado que la iba a llevar al ginec¨®logo para comprobar si estaba encinta. "Yo no sab¨ªa que estaba embarazada", reiter¨® en varias ocasiones.
Relat¨® que el 14 de marzo de 2006 qued¨® con Paloma para hablar de "cosas privadas", sin querer especificar el contenido de la conversaci¨®n. "Discut¨ª con ella. Se enfad¨® conmigo y me dijo que la dejara en la estaci¨®n de Villaverde porque se quer¨ªa ir a Atocha. Cuando la llam¨¦ no contestaba. Di la vuelta y me dirig¨ª a Atocha a buscarla", narr¨®. Eduardo llam¨® a la madre de la joven, Milagros, para alertarle de lo sucedido. Un d¨ªa despu¨¦s, denunciaron su desaparici¨®n. A preguntas de la fiscal sobre si clav¨® a la v¨ªctima un objeto para provocarla un aborto, el encausado respondi¨®: "Esa manera de producir un aborto no est¨¢ en ninguna cultura. Introducir algo entre la vagina y el ano no provoca ning¨²n aborto. Eso no es normal".
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