Carabanchel, paradigma del espacio represivo franquista
El CSIC pone en marcha una investigaci¨®n de tres a?os sobre el penal
Un grupo multidisciplinar de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), en el que se integran historiadores, antrop¨®logos y arque¨®logos, acaba de comenzar un estudio trianual sobre la prisi¨®n de Carabanchel desde una perspectiva que contempla este centro de reclusi¨®n de hombres como paradigma de los espacios represivos del franquismo.
Situado al Oeste de Madrid, con 172.000 metros cuadrados de superficie y una capacidad para 2.000 reclusos ?aunque el n¨²mero de internos desbord¨® siempre esta dimensi¨®n? este centro penitenciario fue construido por presos pol¨ªticos a partir del a?o 1944 y nunca fue completa tada su ¨²ltima ala, la octava. Su planta tiene forma estelar, con ocho brazos, m¨¢s un cuerpo central desde el cual ?seg¨²n el modelo ideado por el pensador ingl¨¦s Jeremy Bentham en 1791? cab¨ªa el control de miles de reclusos por un reducido n¨²mero de vigilantes.
Fue empleado formalmente como centro de internamiento preventivo, si bien en su interior se encarcel¨®, tortur¨® y, en ocasiones, se elimin¨®, entre 1944 y 1975, a miles de opositores del r¨¦gimen franquista. Muchos de estos protagonizaron boicoteos, huelgas de hambre y otras medidas de resistencia contra la represi¨®n que, desde su exterior y entre capas estudiantiles y obreras de la poblaci¨®n espa?ola, aureolaron a Carabanchel como un hito heroificado en la lucha contra la dictadura.
Asimismo, en la prisi¨®n de Carabanchel penaron decenas de miles de presos condenados por delitos comunes hasta 1998 en que la prisi¨®n fu¨¦ abandonada. En la ¨²ltima etapa, el centro penitenciario registr¨® numerosos estallidos de rebeld¨ªa por parte de delincuentes comunes que reivindicaban para s¨ª un mejor tratamiento penitenciario, por entender que sus desviaciones ten¨ªan una causa social.
Tras sufrir un deterioro constante de sus instalaciones, sus dependencias se convirtieron en alojamiento para decenas de inquilinos marginales, que dejaron numerosas huellas gr¨¢ficas en sus muros, ya profusamente marcados con inscripciones clandesintas de reclusos. "Todos esos vestigios, m¨¢s su inserci¨®n en el barrio que acogi¨® el penal", explica Carmen Ortiz, coordinadora del estudio, "ser¨¢n integrados en la investigaci¨®n, "con el objeto de que la prisi¨®n de Carabanchel nos narre su propia historia y antes de su completa destrucci¨®n, demolici¨®n o transformaci¨®n, pueda ser recobrado como un paraje singular de la memoria hist¨®rica".
Carmen Ortiz cuenta en su equipo con la colaboraci¨®n de Cristina S¨¢nchez Carretero y Virtudes T¨¦llez Delgado, as¨ª como con los arque¨®logos Alfredo Gonz¨¢lez y V¨ªctor Fern¨¢ndez, m¨¢s el antrop¨®logo Javier Arteaga y el especialista en grafitos Fernando Figueroa Saavadra.
Juli¨¢n Robollo, dirigente hist¨®rico del movimiento vecinal de Carabanchel, cree que el estudio corroborar¨¢ las reivindicaciones de los vecinos del barrio, que demandan sobre ese solar un hospital, un centro de ancianos, una residencia p¨²blica para la tercera edad y una facultad de medicina, "perfectamente compatibles con un centro de la paz que incluya un Museo de la Memoria Hist¨®rica y un Centro Social de Congresos y de Exposiciones".
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